Life Project 4 Youth Alliance promueve el desarrollo personal y profesional de los jóvenes en situación de pobreza.
De acuerdo con el informe anual de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) sobre el empleo en el mundo, en 2022 la tasa mundial de desempleo de los jóvenes de 15 a 24 años era tres veces superior a la de los adultos. Según este informe, más del 23% de los jóvenes no tienen empleo, educación o capacitación; lo que significa que no están desarrollando las capacidades necesarias para un empleo decente, definido por la OIT como: “trabajo productivo... en condiciones de libertad, equidad, seguridad y dignidad humana”. Incluso si tienen empleo, los jóvenes tienen más probabilidades que los adultos de vivir en pobreza extrema, ganar menos de 2.15 dólares diarios y trabajar en el sector informal, donde carecen de protecciones y prestaciones laborales.
John y Laure Delaporte, empresarios y expertos en mercadotecnia, fueron testigos de lo generalizada que era la pobreza juvenil durante el año en el que viajaron por el mundo junto a sus hijos (2008 y 2009). En cuanto terminaron su viaje, pusieron en marcha un proyecto piloto de 18 meses en Manila, Filipinas para capacitar a 15 jóvenes en el desarrollo de habilidades empresariales y de negocio orientadas a conseguir un empleo digno. Ambos eligieron Filipinas, uno de los países que habían visitado, por el bajo costo de vida y porque el inglés es una de las lenguas oficiales. La situación geográfica del país también tenía el potencial de considerar expandirse a Asia, donde la mayoría de los jóvenes viven por debajo del umbral de pobreza.
John Delaporte opina que la experiencia de trabajar con jóvenes fue “muy gratificante, porque en poco tiempo puedes ver cómo cambian su vida y la de sus familias para siempre”.
A partir del proyecto piloto emprendieron Life Project 4 Youth Alliance (LP4Y), una federación internacional de 17 organizaciones en 14 países que tiene la misión de ayudar a los jóvenes a integrarse social y profesionalmente en la sociedad. LP4Y promueve el empoderamiento y la conexión con otros jóvenes y con la sociedad, como palancas que pueden sacarlos de la pobreza extrema. Desde su fundación en 2009, LP4Y ha apoyado a más de 6,700 jóvenes a través de sus 57 programas de educación y capacitación en todo el mundo.
Ecosistema de integración
LP4Y creó un “ecosistema de integración” para hacer realidad su misión. Las relaciones sociales y profesionales son el tejido conectivo que los jóvenes cultivan a medida que recorren el ecosistema. Los centros actúan como núcleos de participación. El ecosistema de LP4Y consta específicamente de tres capas de integración: relaciones locales, participación profesional y asociaciones globales.
Para integrar a los jóvenes al ecosistema, los voluntarios de LP4Y van a los barrios marginales y las zonas rurales para conocer e interactuar con los jóvenes de la localidad. En función del interés que manifiesten, los voluntarios los alientan a que se postulen para ingresar al programa de capacitación profesional para emprendedores (CPE). Cada año, alrededor de 1,500 personas se incorporan al programa. La federación gestiona dos rutas para la CPE: un programa de formación y desarrollo de seis meses dirigido a jóvenes que viven en pobreza urbana, y un programa de aldea verde de tres meses para jóvenes que viven en pobreza rural. En ambas rutas, los participantes diseñan un plan para concretar sus aspiraciones profesionales y metas personales. LP4Y les paga una pensión a los participantes para que cubran sus necesidades básicas y puedan dedicarle toda su atención al programa.
Los tres pilares que conforman la metodología de la CPE son: orientación, experiencia laboral y visibilidad profesional. Los formadores de LP4Y, llamados “catalizadores”, guían a los jóvenes a través del programa. “Los catalizadores siempre están ahí para nosotros”, dice Colline Pusta, graduada de LP4Y en Filipinas. Pusta descubrió su interés por la contabilidad mientras estaba en el programa CPE y ahora hace prácticas en este campo. “Realmente quieren guiarnos para que entendamos lo que queremos ser, cuál es nuestro trabajo soñado, cuáles son nuestros objetivos y aspiraciones para el futuro”, afirma.
En el programa CPE, los jóvenes trabajan en equipos para crear y gestionar una pequeña empresa, denominada iniciativa microeconómica (IME), que atienda las necesidades de la comunidad local, por ejemplo ofreciéndole a los residentes talleres y capacitación sobre la conservación de árboles, el reciclaje y la sostenibilidad medioambiental. Las IME se gestionan como empresas reales “para familiarizar a los jóvenes con la organización de una empresa”, explica John Delaporte. Los participantes del programa CPE tienen un horario de trabajo y asumen funciones en departamentos como los que hay en las empresas, desde compras y ventas hasta comunicación. “Intentamos que los jóvenes sean agentes de cambio, es decir, que no seamos nosotros, los catalizadores, los que identifiquemos la necesidad, encontremos una solución y hagamos el trabajo”, indica Lorène Tonati, coordinadora de LP4Y en Nepal.
La visibilidad profesional es un componente importante del programa porque la mayoría de los jóvenes nunca han experimentado la vida fuera de sus barrios. Este segundo pilar se divide en pasos manejables. En primer lugar, los jóvenes aprenden habilidades como el liderazgo, el trabajo en equipo y la gestión del tiempo a través de sus IME. También asisten a cursos virtuales de tecnología informática básica, inglés y comunicación profesional. Más adelante, participan en visitas a empresas para vivir la cultura organizacional y ver cómo se visten y se relacionan entre sí los empleados de la empresa. Además asisten a talleres para conocer el funcionamiento de la empresa. Durante las visitas, los jóvenes practican sus habilidades profesionales en simulacros de entrevistas.
Al final del programa CPE, los participantes solicitan puestos de trabajo acordes con sus planes de vida, y más del 70% de los graduados del programa obtienen un empleo.
Los graduados también se convierten en miembros del Stars Club (Club de Estrellas), la red de exalumnos donde pueden ser mentores a otros jóvenes en LP4Y.
Srijana Rai, egresada de la CPE de LP4Y y vicepresidenta del Stars Club en Nepal, describe su experiencia en el programa como un “renacimiento”. Antes de unirse a LP4Y, su única opción en la vida era casarse. Originaria de una pequeña aldea de Nepal, Rai nunca había visto una computadora y no sabía hablar inglés. Ahora estudia contabilidad comercial y sueña con ser directora de un banco.
Ampliar los esfuerzos para lograr la inclusión
Desde el inicio del proyecto piloto, John y Laure Delaporte creyeron que la proximidad era indispensable para establecer relaciones de confianza con los jóvenes. LP4Y es gestionado por voluntarios y todos, incluidos sus fundadores, viven modestamente en las comunidades a las que sirven. Pero no son voluntarios típicos; cada uno tiene un contrato que cubre sus necesidades básicas, las cuales incluyen seguro médico, prestaciones de jubilación, visas, transporte y una pensión mensual.
“Ser voluntario, con una pequeña compensación, te permite centrarte en lo esencial”, dice Tonati. Además, expresa que está “aprendiendo mucho estando en Nepal, trabajando con gente diferente, conviviendo con jóvenes y conociendo a la comunidad.”
La estructura basada en el voluntariado que emplea LP4Y no se debe a la falta de financiamiento. John y Laure Delaporte financiaron LP4Y mediante donaciones privadas entre 2009 y 2012, tras lo cual establecieron asociaciones con antiguos clientes y, poco a poco, comenzaron a incluir instituciones gubernamentales como el Ministerio de Asuntos Exteriores y Europeos del Gran Ducado de Luxemburgo y fundaciones como la Fundación Corporativa BIC y la Fundación KPMG. Hoy en día, LP4Y cuenta con más de 450 socios que financian sus operaciones y brindan apoyo a la integración profesional de los jóvenes participantes a través de prácticas profesionales, remuneradas o no, y empleo.
“LP4Y realmente trata de cambiar el mundo, ayudando a una persona joven a la vez”, asevera Carlos Walter Illsley Rangel, ingeniero biomédico de General Electric (GE), creador de los cursos de capacitación digital que se utilizaron en el programa CPE como parte del convenio entre GE y la federación.
La estrategia de expansión nacional de LP4Y se basa en las alianzas, que son el rasgo definitorio de la tercera y última capa del ecosistema de integración. Esta labor parte de la creación de alianzas con organizaciones con una misión similar y con la disposición a compartir sus conocimientos sobre la integración de los jóvenes.
Los esfuerzos de ampliación son facilitados gracias a la convicción de los fundadores de que la pedagogía de LP4Y es universal y, por lo tanto, la estructura del ecosistema es replicable en cualquier lugar.
Las asociaciones de LP4Y han dado lugar a cuatro iniciativas que han ayudado a la federación a crecer a nivel mundial y garantizar el apoyo para el éxito profesional de los jóvenes. La primera iniciativa, Youth 4 Change Network, se creó en 2012 y es una red internacional de 91 organizaciones en 37 países que comparten buenas prácticas sobre la integración social y profesional de los jóvenes marginados. La Youth Inclusion Network (YIN), fundada en 2016, es una coalición de empresas que ofrecen oportunidades profesionales a los jóvenes. La iniciativa YouthLAB, creada en 2019, consta de dos centros de innovación: el del Bronx, Nueva York, se dedica a la defensa de los jóvenes y a ofrecerles una plataforma para compartir sus experiencias sobre los retos medioambientales y sociales que enfrentan; en el de Seine-Saint-Denis, un suburbio a las afueras de París, los jóvenes reciben capacitación para convertirse en catalizadores y voluntarios de LP4Y. La cuarta iniciativa, The Catalysts' Co, se puso en marcha en 2020. Se trata de un equipo de consultores internacionales con experiencia en LP4Y que ofrecen apoyo a empresas, ONG e instituciones gubernamentales que están desarrollando programas de sostenibilidad.
LP4Y tiene planes para construir centros en Egipto y Sri Lanka, y actualmente está esperando la aprobación final del gobierno antes de iniciar la construcción. La federación también está explorando nuevos canales, incluidas sus redes sociales, como plataformas para que los jóvenes se expresen sobre la exclusión social y profesional que han vivido. Si la historia de LP4Y sirve de guía, su ecosistema seguirá expandiéndose por todo el mundo.
Autora original:
- Andra Maria Valette es escritora especializada en desarrollo sostenible e innovación social.
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Este artículo es contenido original de la Revista Stanford Social Innovation Review publicado en la edición otoño 2023.
Traducción del artículo Linking Youth into Society por Ángela Mariscal.
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