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Agua democrática y equitativa para India rural

2023-02-22
Por Puja Changoiwala
SSIRñ #6
Estudio de Caso
Derechos Humanos
Serie acción climática

Por más de cuatro décadas, Gram Vikas ha entregado agua y sistemas de saneamiento de forma equitativa a las aldeas más desfavorecidas de la India rural, capacitando y alentando a sus habitantes para que se hagan cargo de estas soluciones.

 

Lakhmi Pradham tenía 26 cuando una noche su hermano menor entró de manera precipitada a la casa gritando de dolor; su pie estaba hinchado y sangrando, su rostro estaba palideciendo. Dijo que una víbora lo había mordido mientras defecaba en el bosque cercano. Lakhmi estaba perturbada pero no sorprendida. Las mordeduras de serpientes eran comunes en las zonas despobladas que los pobladores de Samiapalli, en el estado de Odisha, al este de la India, usaban como baños. Su preocupación, sin embargo, rápidamente se convirtió en horror cuando su hermano, incapaz de recibir tratamiento médico a tiempo, sucumbió. Tenía 18 años.

Lakhmi Pradham tenía 26 cuando una noche su hermano menor entró de manera precipitada a la casa gritando de dolor; su pie estaba hinchado y sangrando, su rostro estaba palideciendo. Dijo que una víbora lo había mordido mientras defecaba en el bosque cercano. Lakhmi estaba perturbada pero no sorprendida. Las mordeduras de serpientes eran comunes en las zonas despobladas que los pobladores de Samiapalli, en el estado de Odisha, al este de la India, usaban como baños. Su preocupación, sin embargo, rápidamente se convirtió en horror cuando su hermano, incapaz de recibir tratamiento médico a tiempo, sucumbió. Tenía 18 años.

“Un pequeño niño de nuestra aldea también fue mordido en una ocasión, pero sobrevivió,” recuerda Lakhmi, ahora de 55. “Esto era en los noventa cuando teníamos que caminar kilómetros para obtener agua potable, defecar en el bosque o al aire libre, y las fuentes de agua contaminada causaban enfermedades y muertes. Ahora, cada hogar de nuestra aldea tiene un sanitario, un cuarto de baño y suministro ininterrumpido de agua. Si este hubiera sido el caso cuando era joven, mi hermano estaría vivo.” 

La familia de Lakhmi es una de las más de 80,000 familias a lo largo de 1,435 aldeas en Odisha que tiene agua entubada, sanitarios en casa y cuartos de baño, gracias a Gram Vikas, una organización de desarrollo rural sin fines de lucro. Fundada en 1979, Gram Vikas (“desarrollo de aldeas” en hindi) ha estado trabajando por más de cuatro décadas con comunidades rurales y marginales a lo largo de Odisha para entregar de manera equitativa agua y sistemas de saneamiento. La ONG tiene un enfoque sustentable al colaborar con poblaciones rurales, movilizar sus recursos, construir sus capacidades, fortalecer instituciones comunitarias y promover equidad social y de género. 

“No puede haber sustentabilidad a menos que la aldea entera se movilice,” dice Joe Madiath el fundador de 72 años de Gram Vikas, quien agrega que la sustentabilidad y la equidad eran ideas “esotéricas” cuando comenzó a trabajar en las aldeas de Odisha. “Hemos enfrentado resistencia en casi cada villa, ya que los poderosos, los acomodados, las castas superiores no quieren que los pobres, las mujeres y las castas inferiores sean empoderadas.” 

El acceso a agua y saneamiento es un derecho humano fundamental. La Organización Mundial de la Salud (OMS) establece que la combinación de agua potable segura e instalaciones higiénicas de saneamiento son una “precondición” para la salud y para el éxito ante la pelea contra la pobreza, el hambre, la mortalidad infantil y la desigualdad de género. A pesar de ello, 91 millones de personas en la India todavía carecen de acceso a agua segura, de acuerdo con estimados de Water.org, y 229 millones no tienen acceso a saneamiento mejorado: instalaciones que separan higiénicamente los excrementos humanos del contacto humano. De acuerdo con un reporte de 2019 de NITI Aayog, un grupo de expertos gubernamentales, el 70% del agua de la India está contaminada, y la falta de acceso a agua segura cobra la vida de 200,000 vidas cada año. 

India ha logrado rápidos avances en proveer servicios de agua, saneamiento e higiene (WASH por sus siglas en inglés) a su población en los últimos años. Por ejemplo, el gobierno indio dirigido por Narendra Modi, el cual lanzó la Swachh Bharat Mission (Misión India Limpia) en 2014, declaró en octubre de 2019 que la nación del sur de Asia estaba “libre de defecación en espacios abiertos” debido a la construcción de más de 100 millones de sanitarios en la India rural. 

Pero algunas aldeas al interior de la India cuentan una historia diferente. De acuerdo con un reporte en 2021 de la OMS y la UNICEF, por lo menos 15% de la población india todavía defeca al aire libre. Esta estadística incluye aldeas como Hathigadhua en Odisha, un asentamiento tribal localizado a las afueras de Bhubaneswar, la ciudad capital. Hathigadhua, una aldea con 31 hogares y 192 pobladores, tiene 15 sanitarios que fueron construidos por la Swachh Bharat Mission, muchos de los cuales se encuentran sin usar. La mayoría de su población continúa defecando al aire libre.

“No podemos usar esos sanitarios porque no hay agua en la aldea,” dice Laba Murunu, un residente de 26 años de edad. “El gobierno ha hecho sanitarios, pero no proveyeron el suministro de agua. Informamos a los oficiales de la crisis en nuestra aldea. Cavaron un pozo, pero se mantiene seco, especialmente durante los veranos. ¿Qué uso tienen los sanitarios sin agua?”

Tales deficiencias continúan dejando espacio a Gram Vikas y a otras ONG que han estado reemplazando al gobierno durante las últimas cuatro décadas. Por medio de su programa insignia, MANTRA (Red de movimiento y acción para transformar las áreas rurales, Movement and Action Network for Transformation of Rural Areas por sus siglas en inglés), Gram Vikas desarrolla en las aldeas suministros de agua y sistemas de saneamiento basados en la comunidad mientras asegura fuentes de agua segura y elimina la defecación al aire libre. Por medio de su enfoque de sustentabilidad a largo plazo, el programa ofrece soluciones inclusivas, equitativas y dignas para comunidades rurales, y de ese modo promueve el empoderamiento de la comunidad, las instituciones democráticas en las aldeas, la transformación del comportamiento y la equidad social y de género. Desde sus simples inicios con el agua y el saneamiento, Gram Vikas ha transformado vidas y relaciones sociales a lo largo de Odisha.

 

Los primeros años

En octubre de 1971, un devastador ciclón cobró la vida de 10,000 personas en Odisha, la sexta área más propensa de ciclones en el mundo y uno de los estados más pobres y menos desarrollados de la India. Madiath, en ese entonces un estudiante voluntario del estado vecino de Tamil Nadu, viajó a Odisha con otros 400 voluntarios para ayudar con operaciones de rescate. Después de que pasó la crisis, varios de estos voluntarios decidieron quedarse en Odisha para trabajar en desarrollo rural y ayudar a los aldeanos con tecnologías de irrigación y agricultura. Este grupo formó el núcleo de Gram Vikas, el cual eventualmente se registró en enero de 1979 como una organización no gubernamental.

Gram Vikas se puso en marcha para permitir a comunidades rurales pobres y marginadas conseguir vidas dignas. Inicialmente se enfocó en los Adivasi, o minorías tribales en el estado, abordando problemas como la salud, el cuidado infantil, el analfabetismo, la enajenación de tierras, la degradación de recursos naturales y la restauración de baldíos. Entre otras soluciones, ellos instalaron plantas de biogás para los hogares. Para 1993, Gram Vikas había construido plantas de biogás para 54,000 familias, lo que les permite contar con una fuente de energía segura y renovable para cocinar. La organización también abordó el alcoholismo y la deuda de miles de aldeanos expulsando a los comerciantes de bebidas alcohólicas y a los prestamistas explotadores. 

En 1992, Gram Vikas llevó a cabo un estudio para entender la relación entre agua, saneamiento y salud. Reveló que el 80% de la mortalidad en la Odisha rural se debía a la mala calidad del agua potable, causada mayormente por la laxitud en la eliminación de desechos humanos. La contaminación causó cólera, diarrea, sarna, tifoidea y disentería. En 2004, la organización llevó a cabo otra encuesta, que involucraba a 4,399 hogares en 49 aldeas a lo largo de 9 distritos de Odisha, la cual reveló que menos del 1% de las personas tenía acceso a agua entubada. Estos descubrimientos alentaron a un nuevo enfoque, el cual se convertiría en la misión central de Gram Vikas.

“Al inicio de los 90, la política pública de saneamiento era muy vaga. El gobierno no creía que tuviera los recursos y la habilidad para cubrir las áreas rurales con agua entubada,” comenta Liby Johnson, director ejecutivo de la organización. “Así que Gram Vikas, durante los primeros 10 a 12 años, luchó una batalla a solas, incluso entre las ONG similares, ya que en ese entonces las personas no pensaban que el agua y el saneamiento fueran problemas prioritarios. Nos tomó cuatro años convencer a las primeras cinco aldeas de nuestro programa de agua y saneamiento.”

El programa piloto para proveer de agua y saneamiento a 337 familias en cinco aldeas era el programa MANTRA. El enfoque involucraba desarrollar un sistema de suministro de agua y saneamiento en las villas basado en la comunidad, en las que garantizar fuentes seguras de agua involucraría eliminar la defecación al aire libre mediante la construcción de sanitarios y cuartos de baño con agua entubada. MANTRA, que se enfoca en soluciones inclusivas, equitativas y dignas para comunidades rurales, conforma el marco general del trabajo de Gram Vikas en el desarrollo rural. 

Es también la innovación social con mayor impacto de la organización. Con los años, Gram Vikas ha ganado varios premios por su programa de agua y saneamiento. Estos incluyen el Premio de Saneamiento 2018 de la India Sanitation Coalition-FICCI (Coalición de Saneamiento India-FICCI) por sus contribuciones en el área de saneamiento; el Premio al impacto de la Stars Foundation de 2013 por WASH; el Water Award (Premio Agua) de 2009-2010 otorgado por la publicación Water Digest, apoyado por la UNESCO, en la categoría de Mejor ONG por el agua; el Premio Skoll 2007 por emprendimiento social; y el Gran Premio Mundial del Agua de Kioto en 2006 por abordar las necesidades críticas de las comunidades, entre otros.

El camino al éxito de la organización, sin embargo, no fue fácil. Madiath comenta que, al principio, cuando él ideó el programa, muchos, incluyendo sus colegas, desestimaron la “muy idealista” idea. Los oficiales del gobierno encontraron muy impráctico que la organización quisiera proveer de agua corriente a aldeas en un tiempo en el que incluso la ciudad capital, Bhubaneswar, no tenía acceso completo a ella. “Me dijeron que me bajara de ese      alto pedestal,” dice Madiath. “Nadie creyó que fuera posible.” 

 

El programa MANTRA

Gram Vikas trajo el programa MANTRA a Hathigadhua en septiembre de 2020. Representa la versión más actualizada de su intervención compleja y por etapas. La iniciativa basada en la comunidad involucra construir sanitarios y cuartos de baño para cada hogar. Un tanque de agua en la parte superior surte agua segura y entubada a las casas por medio de tres salidas, una para el sanitario, otra para el cuarto de baño y otra para la cocina.

Al promover estas construcciones, Gram Vikas también moviliza los recursos de la comunidad, fortalece las instituciones de la aldea y aborda la exclusión social de los pobres, las castas inferiores y las mujeres en la sociedad de la India rural, todo mientras se aborda una de las preocupaciones sanitarias más importantes del país.

India es el hogar del 18% de la población mundial pero solo tiene el 4% de los recursos globales de agua. Ocupa el lugar 120 de 122 países en el índice de calidad del agua. En los cinco años previos a 2017, India registró 69.14 millones de casos de cuatro enfermedades relacionadas con el agua: cólera, diarrea, tifoidea y hepatitis viral. El Banco Mundial estima que cerca del 21% de enfermedades transmisibles en la India están relacionadas con el agua.

Enfermedades de transmisión por agua afectan a cerca de 37.5 millones de indios anualmente, y el agua insalubre lleva a un retraso en el desarrollo de aproximadamente 20 millones de niños cada año, esto de acuerdo con el informe del Banco Mundial de 2017 “Waterlife: Improving Access to Safe Drinking Water in India.” (Agua para vivir: mejorando el acceso al agua potable segura en India). Al notar el enorme peso en la salud por la deficiente agua potable en India, el reporte establece que: “La principal causa de mala salud y muerte entre niños es la diarrea, resultado de una inapropiada calidad de agua junto a una práctica deficiente de saneamiento e higiene. Adicionalmente, 66 millones de indios están en riesgo debido al exceso de fluoruro y 10 millones debido a exceso de arsénico en el agua potable.” 

Los hallazgos del informe suenan verdaderos en aldeas como Hathigadhua, donde proliferan las enfermedades debidas al agua contaminada. Las fuentes de agua potable son pequeños pozos excavados llamados chuha en el lenguaje local (“ratón” en hindi), y tienen un pie de profundidad, están secos en verano, y durante los monzones dan agua arenosa que los aldeanos tienen que colar y hervir antes de consumir. Santosh Tudu, un residente de la aldea de 36 años de edad, comenta que muchos han sido presa de enfermedades de transmisión por agua en el pueblo, especialmente diarrea. “No hay doctores en la aldea, el hospital más cercano está a 5 kilómetros de distancia,” comenta Tudu. “Sin medios de transporte, usualmente cuatro personas llevan cargando al enfermo en un camastro, caminando hacia los servicios más cercanos.”  

El programa MANTRA emplea un enfoque de tres frentes para la sustentabilidad: sustentabilidad institucional a través de la formación de consejos de aldeas, sustentabilidad social a través de mecanismos de equidad e inclusión y sustentabilidad financiera a través de la creación de capital y fondos de mantenimiento. La intervención comienza con un periodo de motivación. Como una condición no negociable del programa MANTRA, Gram Vikas requiere el apoyo y participación unánime de todos los adultos de la villa, independientemente de su casta, clase, género y estatus económico. El propósito, comenta Madiath, es asegurar la inclusión: la cláusula requiere que los más pobres y socialmente marginados participen, contribuyan y disfruten de los beneficios del programa. También los involucra en la toma de decisiones y en los procesos de gestión de activos que históricamente los excluían.

Ya que MANTRA insiste en diluir antiguos protocolos culturales, el programa suele encontrarse con una dura resistencia inicial por parte de los poderosos. Durante las últimas cuatro décadas, Madiath ha encontrado varias aldeas donde las castas altas le piden que omita a los “sucios” de clases “atrasadas” y que implemente el programa solo para los ricos. Las castas altas solo ceden cuando entienden que si el pobre no tiene sanitarios, continuará defecando al aire libre, lo que contaminaría la fuente de agua para el rico. El miedo a consumir agua contaminada con heces de una persona de casta inferior se hace presente y algunos de los ricos terminan por patrocinar la infraestructura para los pobres.

“La fuente de agua —un tanque común de agua en la parte superior— es el mayor problema,” dice Madiath. “Las castas altas no quieren tomar la misma agua que también sirve a los hogares de castas inferiores.”

A pesar de que alcanzar un consenso toma entre unas cuantas semanas a unos años, eventualmente empodera a los desfavorecidos. Johnson, el director ejecutivo de Gram Vikas, cita el ejemplo de Dengapadar, una aldea en Odisha, donde los Dalits, o los “intocables” —miembros del grupo social más bajo en el sistema de castas de la India—, no podían caminar por la calle con calzado puesto. Un año después de que Gram Vikas comenzó a implementar MANTRA en la aldea, los Dalits empezaron a desafiar la antigua norma.

“Solo los empodera [a las castas inferiores] a decir, oigan, ¿por qué tanto problema?” comenta Johnson. “Defeco en un lugar similar al suyo. Bebo de la misma agua que ustedes. Así que, ¿cuál es la diferencia entre ustedes y yo?”

Si bien integrar a aquellos de clases socialmente excluidas es un desafío Gram Vikas también ha encontrado aldeas donde gran parte de la población se oponía a la idea de sanitarios y cuartos de baño. “La cultura era la de defecar afuera,” dice Lipika Verma, una coordinadora sénior de Gram Vikas. “La gente no quería los sanitarios adentro de sus hogares porque creían que los dioses moran dentro de las casas, y los sanitarios hacen a las casas impuras. Ahora, esa mentalidad está cambiando.”

 

Construir las instituciones de la aldea

En la siguiente fase, Gram Vikas establece un Village Executive Committee (Comité Ejecutivo de Aldea, VEC por sus siglas en inglés), conformado por cinco hombres y cinco mujeres de la aldea. Este paso asegura que los residentes asuman responsabilidad por los procesos que los afectan. Los pobladores eligen a los miembros, y el VEC tiene representación proporcionada de todos los grupos de castas y clases de la comunidad. El VEC está registrado bajo la Ley de Registro de Sociedades, 1860, y este estatus legal permite a los pobladores acceder a oficinas gubernamentales de manera más efectiva y asegurar recursos públicos para sus necesidades de desarrollo.

Reclutar y formar un órgano de gobierno con participantes anteriormente excluidos puede tomar mucho tiempo y energía. Madiath comenta que los pobladores se oponen especialmente a que las mujeres participen en el proceso de toma de decisiones, argumentando que su rol es esencialmente el de cocinar, limpiar, criar y cuidar de la familia. En ocasiones, las mujeres también cuestionan el repentino cambio cultural.

En la aldea de Khajurisahi, por ejemplo, los pobladores dependen de dos pozos de agua, usan la misma fuente para beber, lavar, limpiar, y bañar a su ganado. Las mujeres caminaban cerca de un kilómetro para sacar agua de los pozos, y permanecían de pie por horas, esperando su turno. Las enfermedades abundan en la aldea, y a pesar de la mala salud y del duro trabajo diario, las mujeres no querían unirse al VEC o asistir a sus juntas.

Hablando de su propia renuencia, Radhika Sabar, una miembro de 45 años de edad del VEC, enlistó las razones de su indecisión. Ella temía perder sueldos diarios si las juntas del VEC se comían su tiempo. Se preocupaba de fallar en las labores del hogar. También estaba preocupada por asumir un rol de liderazgo: nunca antes había estado en esa posición, ni había visto a otras mujeres en esa capacidad. “Pero debido a que estábamos muy desesperados por el agua, cedí,” comenta Sabar. “Ahora, nos aseguramos de que todos —hombres y mujeres— asistan a las juntas. También imponemos una multa a aquellos que no asistan,”

Mientras hay mujeres renuentes en algunas aldeas, en otras ellas toman el mando. Por ejemplo, en Mohakland, los hombres se opusieron a MANTRA, y consideraron a la infraestructura una “pérdida de dinero,” pero las mujeres fueron las interesadas. A falta de un bosque, se alineaban al costado de la calle para defecar y estaban exasperadas por la vergüenza. Ellas trataron de convencer a los hombres de aceptar el programa, y cuando no escucharon, las mujeres cerraron las cocinas de sus hogares por dos días hasta que los hombres aceptaron.

Algunas mujeres se sienten empoderadas por la cláusula de MANTRA de representación igualitaria. Pata Pradhan, una antigua miembro del VEC de Samiapalli, dice que ella no creía que las mujeres tuvieran los mismos derechos que los hombres hasta que se volvió parte del VEC de su aldea.

“Me di cuenta de que estaba bien decir lo que pienso y pedir mis derechos,” dice Pradhan. “Ahora, las mujeres de mi aldea tienen una voz, una voz en los asuntos que les afectan. Algunas otras han seguido y han ganado grandes victorias. Por ejemplo, una mujer, que era parte de un VEC en la aldea vecina de Charmaria, ahora es miembro del Parlamento.” 

 

Capital y financiamiento

Gram Vikas insiste en que la comunidad construya      tanto capital como liderazgo. El programa MANTRA requiere de una sola contribución de 1,000 rupias (13.30 dólares) por hogar, la cual la organización considera como la “prueba de fuego” para el compromiso de la comunidad con WASH. En la práctica, los hogares más pobres contribuyen menos, mientras que los hogares acomodados pagan más. Estas tarifas se agrupan y depositan, y los intereses acumulados se utilizan para proveer de subsidios a nuevas familias en la aldea, lo que les permite construir sus propios sanitarios y cuartos de baño, manteniendo así el 100% de la cobertura.

La aldea de Samiapalli, por ejemplo, ahora tiene un fondo de emergencia de 183,156 rupias (2,442 dólares). Cuando el programa MANTRA comenzó en la aldea en 1994, 76 familias habían contribuido con 1,000 rupias cada una, y parte del interés acumulado fue utilizado para construir sanitarios y cuartos de baño para las cinco familias adicionales que llegaron a residir a la aldea con el paso de los años. De manera similar, la aldea de Tamana comenzó con un fondo de emergencia de 84,000 rupias (1,120 dólares); su valor se ha casi duplicado llegando a 158,419 rupias (2,112 dólares).

Si bien la mayoría de las aldeas utilizan el fondo de emergencia para ayudar a nuevas familias con la infraestructura, algunas aldeas gastan el monto excedente en otros proyectos de desarrollo. En Raulibandha, por ejemplo, los pobladores usaron 40,000 rupias (533 dólares) del fondo de emergencia para excavar un pozo de 35 pies de profundidad para ayudar con las necesidades agrícolas. 

Reunir dinero para el fondo de emergencia, el cual está gestionado por el VEC, es un proceso lento. En la aldea de Khajurisahi, por ejemplo, tomó varios meses antes de que el VEC lograra reunir 50,000 rupias (667 dólares) de las 50 familias de la aldea. “No todos pueden aportar un pago de mil rupias,” comenta Jalinder Sabar, presidente del VEC en Khajurisahi. “Algunos pagaron en cuotas mensuales cerca de 100 a 200 rupias (1.30 a 2.60 dólares) por hogar.”

En ocasiones, los requerimientos de contribución generan resistencia a MANTRA. En Samiapalli, por ejemplo, los residentes más pobres no querían contribuir. Vishwanath Pradhan, antiguo presidente del VEC de la aldea, tuvo que atender varias juntas antes de que los pobladores aceptaran. “Incluso agendamos una visita a una aldea cercana, donde Gram Vikas había completado el proyecto MANTRA,” comenta Pradhan. “Cuando los pobladores vieron los beneficios de la infraestructura, se convencieron.”

Johnson comenta que, a pesar de que es difícil para los pobres pagar la cantidad requerida, el fondo de emergencia es necesario para asegurar que las personas no comprometan el saneamiento. “El fondo de emergencia fue diseñado originalmente como capital de saneamiento, porque sabemos que, en lo que respecta al agua, las personas de alguna manera encuentran modos para reparar un sistema de suministro de agua roto ya que necesitan agua,” dice Johnson. “Pero con el saneamiento ese nunca es el caso.”

Gram Vikas cree que los pobres pueden pagar y que pagarán por su desarrollo. Se pide a los pobladores que contribuyan con cerca del 50% del costo total de los sanitarios y cuartos de baño (el costo de construcción total es cerca de 26,000 rupias, o 346 dólares, a principios de 2022). Los pobladores también pagan cerca del 10 a 15% del costo total de instalación del sistema de suministro de agua. Este requerimiento, cree la organización, construye un sentimiento de pertenencia y motiva a los pobladores a cuidar los bienes creados.

Para ayudar a las aldeas a pagar por su desarrollo, Gram Vikas ofrece apoyo financiero de sus propios fondos. Gram Vikas recibe dinero de ONG nacionales e internacionales, de multinacionales y de donadores como la Fundación Bill & Melinda Gates, el Programa de Desarrollo de Naciones Unidas, UNICEF, la Fundación Skoll, charity: water y de la Karl Kübel Stiftung (Fundación Karl Kübel). También se asocia con corporaciones tales como Aditya Birla Group, NALCO Water, Steel Authority of India Limited (Autoridad del Acero de India Limitada) y el Grupo Tata, además de alianzas de responsabilidad social empresarial con compañías como el Banco HDFC y la Fundación InterGlobe.

Para la construcción de la infraestructura con MANTRA, Gram Vikas ofrece apoyo a los pobladores mediante programas gubernamentales o patrocinios corporativos o financiamiento de otros donantes, mientras que los pobladores ponen la cantidad restante en especie, al recolectar materiales disponibles localmente (arena, piedras, ladrillos, agregados) y al proveer la mano de obra para la construcción. En algunos casos, pagan en efectivo.

En la aldea de Raulibandha, por ejemplo, el costo total de construcción de sanitarios y cuartos de baño para 201 hogares fue de 802,500 rupias (10,700 dólares). Gram Vikas contribuyó con 54% de este monto; el gobierno pagó el 6%; y los pobladores contribuyeron con 325,800 rupias (4,344 dólares), o 40% del costo total. Jodi Reddy, antiguo secretario del VEC de Raulibandha, comenta que muchos pobladores dudaban debido al costo. “Así que el VEC decidió darles préstamos sin intereses a los pobladores que no pudieran costear el gasto,” dice Reddy. “Al menos 30% de las personas hicieron uso de estos préstamos antes de que iniciara la construcción en 2002.”

Cuando Gram Vikas comenzó por primera vez a implementar MANTRA, este aspecto de compartir costos sorprendió a muchos en el sector de las ONG, comenta Johnson. “Pero nuestra posición fue … si las cosas tienen que ser sustentables, regalarlas      no va a funcionar. Las personas tienen que sentir los efectos. Incluso ahora, dar mil rupias al fondo de emergencia no es fácil. Pero al hacerlo da un sentido de propiedad, y no solo propiedad, de dignidad… de que no nos dieron esto, lo construimos por nuestra cuenta.”

MANTRA también le pide a los pobladores que creen un fondo de mantenimiento para pagar por el consumo del agua y que cubran los gastos operativos, incluyendo los salarios del operador de la bomba, la factura de luz por bombear el agua y su mantenimiento continuo. El VEC de cada aldea fija la cuota, y cada hogar contribuye en promedio con 50 rupias (0.60 dólares) al mes. Los pobladores recientemente han comenzado a instalar medidores de agua, y las familias pagan por la cantidad volumétrica de agua que consumen.

Para generar efectivo por el fondo de mantenimiento, varias aldeas han establecido sus propios recursos comunes como los estanques de aldea, los cuales se utilizan para la piscicultura, y tierras abandonadas y sin cultivar se han convertido en huertas. El dinero generado se utiliza para pagar la contribución de todos los hogares de la aldea al fondo de manutención. Algunas aldeas destinan parte de su cosecha anual para el fondo, mientras que algunas otras tienen a sus propios albañiles y plomeros capacitados que mantienen la infraestructura, lo que reduce los costos asociados.

 

Tomar posesión de la infraestructura

Gram Vikas insiste en que las aldeas tomen más que solo la responsabilidad financiera de la construcción y mantenimiento de su infraestructura. Bajo MANTRA, cada hogar en la aldea construye su propio sanitario y cuarto de baño. El agua es suministrada desde un tanque ubicado en la parte superior, construido para proveer 70 litros per cápita por día, proyectado para la población de aquí a 20 años. Bombas alimentadas por energía solar ––o eléctrica–– mueven el agua.

A los residentes de la aldea, tanto hombres como mujeres, se les da la opción de tomar una capacitación de 75 días en albañilería básica. Los pobladores capacitados pueden construir sus propios sanitarios, duchas y el depósito elevado de agua de la aldea. Los nuevos albañiles también ayudan a otros residentes a construir su infraestructura, casi siempre sin costo. Muchos otros se preparan para ser plomeros y ayudan a instalar grifos y el sistema de suministro de agua de la aldea bajo la supervisión de plomeros expertos. Gram Vikas ofrece oportunidades de trabajo garantizadas a los aprendices durante dos años después de su capacitación.

En la aldea de Hathigadhua, después de que MANTRA iniciara en septiembre de 2020, cerca de 25 hombres y mujeres fueron entrenados en albañilería. Uno de ellos fue Santosh Tudu, quien solía ganar 250 rupias (3.30 dólares) por día como trabajador de la construcción. “Después del entrenamiento, su ingreso diario se ha incrementado a 600 rupias (8 dólares),” dice Tudu. “También estoy construyendo mi propio sanitario y cuarto de baño.”

Las mujeres de Tamana, mientras tanto, afirman ser las primeras mujeres albañiles en Odisha. Fueron entrenadas por Gram Vikas después de que iniciara MANTRA en la aldea en 1995. Las mujeres construyeron sus propios sanitarios y cuartos de baño y también transformaron sus antiguos hogares kutcha en viviendas fuertes con paredes de ladrillo. Guruvari Mallik, una albañil de la aldea, dice que antes de que recibiera su entrenamiento como albañil, ella recogía leña de la selva cercana para vivir. A pesar de trabajar duro durante todo el día —recolectando madera, clasificando, cortando y apilando— ella ganaba solamente 30 rupias (0.40 dólares) al día.

“Ahora yo gano por lo menos 500 rupias (6.60 dólares) por día,” comenta Guruvari. “ Hay otras 14 mujeres como yo en mi aldea.”

Gram Vikas insiste en que todos los sanitarios y cuartos de baño de la aldea sean similares. Si se le permitiera a los pobladores construir de acuerdo con su estatus financiero, los ricos los harían mejores, mientras que los pobres terminarían con instalaciones mediocres. “En ese caso, estaríamos perpetuando cualquier diferencia que existiera en la sociedad entre los ricos y los pobres o las castas superiores y las castas inferiores,” comenta Johnson.

De acuerdo con Nimai Nayak, coordinador del proyecto para Hathigadhua, construir la infraestructura toma uno o dos meses, pero dado que los pobladores suelen tomarse el tiempo para asegurar el material en etapas, el proceso se prolonga. “Los apoyamos financieramente, pero no es suficiente, así que ellos también contribuyen, lo cual toma tiempo,” dice Nayak. “Los pobladores no suelen pagar por el trabajo, debido a que los albañiles capacitados de la aldea los ayudan en la construcción.”

A pesar de que Gram Vikas ha implementado MANTRA en cientos de villas, el programa no resulta exitoso en todos lados. En la aldea de Jhadakuda, por ejemplo, Gram Vikas completó MANTRA en 2005, al construir 118 conjuntos de sanitarios y cuartos de baño, y un tanque de agua. En 2009, sin embargo, los pobladores notaron que el agua se había tornado arenosa.

Tarkeshwar Reddy, un residente de 38 años, comenta que el agua ya no era apta para su consumo, y la contaminación causó bloqueos en algunas tuberías del suministro de agua y dañó sanitarios y regaderas en algunas casas. La aldea ha estado viviendo sin agua entubada desde entonces, dependiendo de un estanque para lavar y bañarse y desplazándose por varios kilómetros para obtener agua potable. “Nos acercamos al gobierno, y nos han estado prometiendo que se encargarán de eso por años,” comenta Reddy.

Después de 2009, Gram Vikas cavó un pozo para encontrar una fuente de agua alternativa, pero esa fuente también dio agua contaminada. Al examinarla, Kailash Sahu, antiguo representante de Gram Vikas por la aldea, dijo que el agua se contamina en la fuente porque el área está en una zona salada. “Estamos pensando en añadir una unidad purificadora para refinar el agua,” comenta.

 

Cambio de comportamiento

Dicha contaminación del agua es solo uno de los tantos desafíos complejos que enfrenta Gram Vikas. El enfoque de MANTRA colapsaría si Gram Vikas no se enfocara en el cambio de comportamiento a largo plazo en las prácticas de saneamiento de las comunidades rurales. Para hacer esto más sencillo, la organización lleva a cabo campañas de sensibilización en las aldeas para informar a las personas sobre la importancia y los beneficios de la higiene personal, incluido el lavado de manos y cortado de uñas; la importancia de mantener sus nuevas instalaciones limpias, y la necesidad para todos los miembros de la familia de usar los servicios en todo momento.

El VEC dibuja códigos de comportamiento para sus pobladores e inspecciona todos los sanitarios y cuartos de baño con regularidad para asegurar que las instalaciones se mantengan limpias. La defecación en espacios abiertos conlleva una multa; también para los dueños de sanitarios y cuartos de baño sucios. Las multas se convirtieron en necesarias, comenta Pradhan de Samiapalli, porque incluso después de que se construyera la infraestructura muchos pobladores no usaban las instalaciones. El cambio de comportamiento toma más tiempo que el desarrollo de la infraestructura, comenta él, pero son las penalidades las que en última instancia disuaden a las personas de defecar al aire libre. 

“Cualquiera que haya sido sorprendido defecando al aire libre ha pagado una multa de 10 rupias (0.10 dólares). La práctica se detuvo después de que penalizamos cerca de 10 a 12 personas,” comenta Pradhan. “También recompensamos con premios en efectivo de 5 rupias (0.60 dólares) a cada persona que reportara a los defecadores al aire libre.”

Rukmini Reddy, un trabajador de la salud en la aldea de Raulibandha, comenta que a pesar de que se construyeron los sanitarios y cuartos de baño, los niños de la aldea continuaban defecando al aire libre, amenazando con contaminar la fuente de agua. Las mamás continuaron lanzando las heces de los niños pequeños a la calle. “Después de eso, Gram Vikas organizó una capacitación para el manejo de las heces infantiles en la aldea, abordando estos problemas,” comenta Rukmini. “Ahora, hasta el más pequeño de los niños utiliza el baño.”

Prafulla Gouda, presidente del VEC de Samiapalli, atribuye el progreso de esta aldea a este cambio de comportamiento. Él dice que MANTRA catalizó cambios fundamentales en la conducta y en la perspectiva de las personas, lo que llevó a un progreso holístico. Los pobladores ganaron mayor conciencia de su salud, vacunación, educación, procesos democráticos y estabilidad financiera. Una buena cosa lleva a otra, comenta, creando un círculo de prosperidad.

Por citar un ejemplo de abuso de alcohol en la aldea, Gouda comenta que muchos en la aldea estaban presos en una red de deuda, ya que los vendedores de alcohol vendían el licor a crédito a aquellos que no podían pagar y después se apoderaban de sus cosechas para eximir las deudas. Esta dinámica obstaculizaba tanto la salud de los pobladores así como su sustento. “MANTRA construyó una perspectiva progresista en nosotros,” dice Gouda. “Podíamos diferenciar entre lo bueno y lo malo, y pronto abolimos las tiendas de alcohol. Ahora, la licorería más cercana está a 5 kilómetros de distancia. Cada niño va a la escuela, y tenemos una campaña de saneamiento en el pueblo cada quince días.”

Además de sus otras iniciativas, Gram Vikas dirige cuatro escuelas residenciales en Odisha, donde 1,500 niños de aldeas MANTRA y otras comunidades marginales obtienen educación gratuita, alojamiento y comida, y otras necesidades. La Escuela Secundaria Gram Vikas en Kankia, por ejemplo, tiene 481 estudiantes, que cursan de tercero a décimo grado. Inaugurada en 182, la escuela tiene una impresora 3D, un laboratorio computacional, un gimnasio y un laboratorio de ciencias.

“Estos niños vienen de familias donde la educación es inaccesible, y por tanto no es prioridad,” comenta Devendra Dash, director de la escuela. Cita el ejemplo de dos hermanos —ambos de 15 años— que no regresaron a la escuela después de que el gobierno relajara las restricciones del encierro a causa del COVID-19 en 2021. “Supimos que la familia de los muchachos los había mandado a una fábrica de pescado en el estado de Andhra Pradesh, donde trabajaban como niños trabajadores,” dice Dash. “Fuimos a Andhra Pradesh, rescatamos a los muchachos y los trajimos de regreso a la escuela.”

Pradhan de Samiapalli dice que además de las instalaciones WASH, MANTRA ha democratizado la aldea. “Al inicio, no nos poníamos de acuerdo en nada,” comenta él, “pero ahora, resolvemos todo dentro del pueblo, ya sean disputas personales o problemas más grandes como infraestructura, desarrollo, y salud, que preocupan a toda la población.”

En aldeas como Tamana, mientras tanto, ha habido una marcada caída en la migración de la aldea. El sistema de suministro de agua ha permitido la irrigación, y la agricultura se ha vuelto rentable. Kailash Mallik, un residente de la aldea, enlista de manera exuberante las verduras que cultiva: “Tomate, berenjena, col, coliflor, maíz, frijoles, okra      … De hecho, un año cultivamos tantos tomates que el precio cayó a 2 rupias (0.20 dólares) el kilo, el más bajo que hemos visto en este siglo.” 

El beneficio más importante, sin embargo, es el sentido de comunidad. “Aprendimos que la unidad es poder, y que si toda la aldea se unía, podíamos controlar nuestro destino,” comenta Reddy de Raulibandha. “No puedes hacer una guirnalda con una sola flor. Todas las flores se tienen que unir para hacer una.”

 

El camino a seguir

La atención pionera de Gram Vikas a los desafíos de agua y saneamiento en la India se ha convertido en política pública. El gobierno indio ha introducido muchos programas en las últimas décadas, con un enfoque en WASH para las comunidades rurales. Aparte de la Swachh Bharat Mission, el ministerio indio para el desarrollo rural puso en marcha Swajaldhara en 2002, un programa de suministro de agua potable para áreas rurales, el cual involucra varias piedras angulares del enfoque de MANTRA:      compartir costos, contribución comunitaria en el desarrollo de infraestructura, y participación comunitaria en la gestión de bienes. La Misión Jal Jeevan, entretanto, fue emprendida por el gobierno del primer ministro Narendra Modi en agosto de 2019. Esta reestructuró un programa en curso de suministro de agua y busca “proveer de agua potable segura y adecuada por medio de la conexión doméstica individual de grifos para 2024 en todos los hogares en la India rural.” 

En 2019, mientras la organización entraba en su quinta década de operaciones, Gram Vikas revisó su trabajo pasado y estableció sus prioridades para el futuro inmediato. Con el enfoque activo del gobierno en los programas de agua y saneamiento rural, Gram Vikas decidió cambiar su atención gradualmente de construir infraestructura para WASH a asegurar la seguridad del agua. La organización continuaría trabajando en los programas existentes, pero se enfocaría más en la innovación y la construcción de soluciones en una era de cambio climático.   

“Esto involucra reducir los riesgos en la agricultura, tener aldeas con agua segura, convertir la información meteorológica local en alertas para granjas y cultivos, utilizar la tecnología para predecir el tipo de suelo y los cultivos ideales para cultivar en ese suelo, establecer estaciones de clima que puedan predecir la humedad y de ese modo ataques de plagas, hacer predicciones de lluvias que permitan una irrigación más inteligente del agua, entre otras cosas,” comenta Johnson. “Así que estamos buscando la seguridad del agua en una manera que es más integral en términos de cantidad, calidad y de reducción de riesgos.” 

A pesar de que el gobierno se ha comprometido con programas estilo MANTRA, la necesidad por la actividad de Gram Vikas en la esfera de WASH permanece. Subash Chandra Das, un oficial de Panchayati Raj de Odisha y del Departamento de Agua potable, dice que el estado necesita más organizaciones como Gram Vikas. Añadió que, si todas las organizaciones se unieran y ayudaran al gobierno a implementar sus programas y proyectos, los beneficios podrían alcanzar a los más pobres y a la gente más oprimida en las áreas más remotas del estado. 

Gram Vikas insiste en que MANTRA continuará, aunque a menor escala. “Como nos enfocamos en algunas de las áreas más remotas, menos accesibles, donde la población es más reducida que el promedio de las partes de Odisha … siempre habrá brechas que estaremos llenando,” comenta Johnson. 

Para muchos, sin embargo, MANTRA de hecho ya ha tenido un impacto positivo sustancial. Anupama Gouda, una mujer que lleva 30 años residiendo en Samiapalli, dice que, a diferencia con el pasado, las mujeres ahora no aceptan un matrimonio sin asegurarse que el novio tiene un sanitario, cuarto de baño y suministro de agua entubada en su casa. “Hacemos estas consultas antes de que el matrimonio sea arreglado. Yo también pregunté lo mismo antes de aceptar el casamiento.” comenta Anupama. “Salud e higiene están relacionadas, ahora lo sabemos.”

En algunas aldeas, mientras tanto, los críticos más acérrimos de la infraestructura de saneamiento han cambiado de bando. Sudarshan Gouda, un residente de Raulibandha, comenta que su padre se oponía completamente a los sanitarios y cuartos de baño, ya que no quería los “sucios, inmundos cuartos” en su casa donde su familia cocinaba y oraba. Incluso cuando la infraestructura estaba construida, él prefería defecar al aire libre.

“Pero conforme fue envejeciendo, él comenzó a darse cuenta de que no podía caminar largas distancias para hacer sus necesidades,” comenta Sudarshan. “Los sucios, inmundos cuartos, entonces, se convirtieron en salvadores.”

 

Autores originales:

  • Puja Changoiwala es una galardonada periodista y autora con sede en Mumbai. Escribe sobre la intersección de género, crimen, justicia social, derechos humanos, y tecnología en India.

Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2022.

  • Traducción del artículo Cleaning Up the Nile por Leticia Neria.

 

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