Apuntar a la sostenibilidad no ha alterado de manera fundamental los efectos destructivos de las empresas para el medio ambiente. Solo al adoptar la regeneración como modelo podremos enfrentar los desafíos planteados por las mayores crisis globales de la actualidad.
Todos estamos habituados a escuchar sobre el desarrollo sostenible. Por ejemplo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU buscan atender 17 asuntos globales, desde la erradicación de la pobreza hasta garantizar el acceso al agua potable. Pero los enfoques actuales de sostenibilidad adoptan una filosofía de “acción sin daño”, centrados en minimizar los impactos negativos. Las abrumadoras crisis actuales en torno al cambio climático, la desigualdad, la pérdida de biodiversidad y la salud global, indican que nuestros sistemas requieren una revisión completa. Si bien un balance entre factores económicos, sociales y ambientales pudo parecer factible hace décadas, debemos reconocer que, para resolver estos desafíos, el mantenimiento o incluso una simple reparación de los daños no son suficientes. Necesitamos cambiar nuestro enfoque de la sostenibilidad al de la regeneración.
La idea de regeneración tiene sus raíces en las prácticas agrícolas, como la renovación cíclica del suelo y la vida vegetal. Cuando se lleva a los negocios, engloba mucho más que reducción de daños. La meta de la regeneración es mejorar los sistemas, dar más de lo que se toma, reponer los recursos naturales del planeta y hacer a las comunidades y a la sociedad más equitativa y resiliente. Los enfoques regenerativos de negocios abogan por una transformación profunda a través de dominios tan amplios como la agricultura, la industria y la salud comunitaria.
Por ejemplo, Vincent Stanley, director de filosofía de Patagonia, describió para mí cómo el cambio de una mentalidad de sostenibilidad a una de regeneración puede abrir nuevas maneras de pensar para una empresa y crear valor para la sociedad y el medioambiente. A finales de los noventa, Patagonia comenzó a buscar, según su declaración de misión, “crear los mejores productos, no causar daños innecesarios y usar el negocio para inspirar e implementar soluciones a la crisis ambiental”. Pero la compañía concluyó, reporta Stanley, que la “clausula de ‘no causar daños innecesarios’ reconocía que casi todo lo que hacemos para mejorar nuestras prácticas continúa siendo extractivo; implica tomar de la naturaleza más de lo que sabemos cómo regresarle y en realidad no aporta un bien positivo”. Esta dinámica es fundamental para las prácticas sostenibles que se enfocan en la reducción de daños, en vez de transformar los sistemas para, desde la primera instancia, evitar el daño.
¿Qué debería hacer una empresa socialmente responsable? El caso de Patagonia brinda la siguiente perspectiva: las empresas pueden reformular sus modelos de negocios si se alejan del modelo lineal de “tomar, hacer y desechar” que ha definido a las empresas por, al menos, un siglo. Cuando Patagonia entró al negocio de los alimentos en 2012, identificó el poder de la agricultura regenerativa, en la que las prácticas agrícolas pueden ser diseñadas no para agotar la tierra, como típicamente se hace en las prácticas agroquímicas, sino para restaurar la salud del suelo, la biodiversidad y el ecosistema. La compañía entera comenzó, a partir de entonces, a adoptar la regeneración como un ideal. En 2017, Patagonia cambió su declaración de misión a “Estamos en el negocio de salvar el planeta”. Las ideas regenerativas se han extendido al negocio textil de la compañía, influyendo en cada etapa de su cadena de valor. En la fase inicial, utilizan un suministro de algodón cultivado de forma regenerativa y otros materiales sostenibles para producir su ropa. En la fase final, fomenta la reducción de consumo a través de una campaña llamada “No compres esta chamarra”, que desafía las normas de compras del Black Friday (Viernes negro) y crea sistemas para extender el ciclo de vida de sus productos mediante la reutilización y reparación.
La regeneración tiene una relación directa con los sistemas naturales, pero adoptar la idea como un modelo de negocio va mucho más allá de la agricultura. La regeneración en los negocios implica más que solo reducir el daño o lograr la sostenibilidad, sino que también busca mejorar la salud de los ecosistemas, promover la equidad social y generar un valor económico a través de enfoques innovadores. Al redefinir qué tipos de valor se priorizan, las empresas regenerativas contribuyen positivamente al medioambiente, la sociedad y la economía, creando un modelo inclusivo y circular de crecimiento que beneficia a todos los grupos de interés, incluidas las generaciones del futuro.
Sin embargo, tal enfoque requiere de un cambio fundamental en las mentalidades y modelos de negocio, así como una reforma completa, desde cero, de los sistemas creados por humanos: desde cómo consumimos energía hasta cómo se producen los bienes y cómo se promocionan a los consumidores. En la actualidad, la mayoría de las empresas utilizan modelos de negocio que transfieren el costo de su contaminación y sus desechos a la sociedad y el medioambiente, lo que genera poderosos intereses que se oponen al cambio. Además, conforme las ideas regenerativas adquieren relevancia, muchas empresas se apresuran a adoptar el término sin el rigor necesario y se corre el riesgo de confundir a los consumidores y el público en general. Pero al analizar los fundamentos de los modelos de negocio de estas empresas y sus impactos, incluidas las fases iniciales y finales de sus cadenas de valor, así como al desarrollar nuevas formas de finanzas, mecanismos de contabilidad y mentalidades, comenzaríamos a entender cómo se podrían realizar estos cambios necesarios.
Cambiar el paradigma dominante de las empresas
La primacía de los accionistas, la lógica dominante en nuestro sistema económico desde, al menos, la década de 1970, orienta abrumadoramente a las empresas hacia las ganancias a corto plazo. En su esencia, este modelo prioriza la maximización del valor para los propietarios, a menudo a costa de consideraciones sociales y económicas más amplias.
Los esfuerzos para reformar esta lógica han cobrado impulso en años recientes. Sobre todo, han estado dirigidos a ampliar los objetivos empresariales para respetar temas importantes para los grupos de interés, incluidos empleados, comunidades, proveedores y el medioambiente, bajo la suposición de que este enfoque tendrá rendimientos financieros a largo plazo. La expresión más conocida de este enfoque es la “Declaración de Propósito de una Corporación” de Business Roundtable (Mesa Redonda de Negocios, BRT por sus siglas en inglés), que en 2019 declaró que las empresas debían aportar valor no solo a los accionistas sino también a sus grupos de interés.1 El hecho de que una asociación de más de 200 directores generales estadounidenses de élite emitiera una proclamación de esta naturaleza inicialmente detonó el optimismo de muchos.
Sin embargo, en retrospectiva, la proclamación de BRT ha resultado ser tan solo una campaña de relaciones públicas para evitar una mayor supervisión del gobierno.2 Muchas de las compañías cuyos directores firmaron la declaración de BRT, posteriormente registraron mayores emisiones de carbono y más infracciones medioambientales que otras empresas no signatarias.3 Más aún, los signatarios de BRT hicieron menos por sus grupos de interés que las compañías cuyos directores no firmaron mientras que devolvían más dinero a sus accionistas.4 De manera similar, BRT cabildeó para ayudar a aprobar recortes fiscales por 1.5 billones de dólares en favor de las empresas durante la primera administración de Trump.5 También hizo campaña en contra de acciones climáticas significativas, incluida la presión en contra de la agenda ambiental de la administración de Biden y la oposición vehemente a las propuestas de la US Securities and Exchange Commission (Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos, SEC por sus siglas en inglés) que obligaban a las corporaciones a medir y reportar sus emisiones de gases de efecto invernadero en sus cadenas de suministro.6 En última instancia, el apoyo de BRT al capitalismo de los grupos de interés, como definen el concepto, es otra instancia más en la que quienes ostentan el poder proponen soluciones periféricas que solo refuerzan su propia posición e impiden una reforma genuina.
Un problema central de este enfoque en los grupos de interés es que se basa en la noción de “tener éxito haciendo el bien”. Alex Gorsky, director general de Johnson & Johnson y presidente del comité de gobernanza de BRT, lo resume en una frase: “invertir en los empleados y las comunidades es una parte esencial para generar valor a los accionistas”.7 Pero este enfoque a menudo depende de una narración selectiva que exagera lo positivo para los grupos de interés, mientras que ignora lo negativo generado por la producción de la empresa. Por ejemplo, consideremos el caso de PepsiCo, uno de los signatarios de BRT. La compañía hace un gran alarde de una variedad de programas orientados hacia los grupos de interés bajo el nombre de PepsiCo Positive, presumiendo sus compromisos con la sostenibilidad en la agricultura, el trabajo en las cadenas de suministro y las opciones de alimentos saludables.
Si bien estos programas pueden cumplir con el valor esperado, restan la atención de la naturaleza nociva del modelo de negocio de la empresa: la venta de bebidas azucaradas, endulzadas principalmente con ingredientes vinculados con la obesidad, como el jarabe de maíz de alta fructuosa, y bocadillos formulados con ingredientes que los hacen adictivos.8 La producción y distribución de estos alimentos y bebidas, en última instancia, contribuyen a incrementar los problemas de salud que recaen colectivamente a nivel mundial. Además, su modelo de transportar líquidos largas distancias en botellas de plástico de un solo uso tiene consecuencias enormes en las emisiones de gases de efecto invernadero y en la proliferación de residuos plásticos, además del agotamiento exhaustivo de fuentes locales de agua.
El nivel de hipocresía de Pepsi es evidente en el plástico. Si realmente le importaran sus grupos de interés, también reconocería que menos del 10% de todo el plástico es reciclado y debería, por lo tanto, enfocar con mayor rigurosidad la mejora de estrategias de producción y distribución para evitar este material. En cambio, la empresa produce comerciales promoviendo el reciclaje, lo que traslada la responsabilidad hacia los consumidores, mientras continúa siendo una de las más grandes fuentes de residuos plásticos en el mundo.9
¿Cómo pueden reconocerse tales impactos negativos y, potencialmente, revertirlos? Debemos comenzar generando mejores preguntas sobre los tipos de valor que las empresas crean y su impacto fundamental en la sociedad y el medioambiente. En lugar de preguntar cómo el enfoque en los grupos de interés puede generar mayores ganancias, necesitamos plantear preguntas más fundamentales sobre los efectos sociales del modelo de negocios de una empresa.
Las externalidades de una empresa reflejan los costos y beneficios para la sociedad y el medioambiente derivados de la producción de esa empresa, que no se reflejan en los precios que paga. Por lo general, al contabilizar las externalidades, el enfoque está en el lado negativo del balance. Las emisiones de carbono son un ejemplo canónico: el costo ambiental no lo carga quien las emite, sino se impone a la sociedad en general y conduce a impactos negativos como el cambio climático. Muchas otras maneras visibles de contaminación son externalidades que permiten a las compañías cosechar mayores ganancias, mientras la sociedad asume los costos. Pero explotarlos es esencial para la rentabilidad corporativa. Pepsi tiene pocos incentivos para reducir el uso de plástico, pues la compañía puede lucir como una empresa responsable que promueve el reciclaje y así evitar los costos asociados con replantear su modelo central de distribución.
Nuestra desconexión del mundo natural tiene consecuencias de gran alcance para nuestro futuro. Desde los alimentos que comemos hasta la ropa que vestimos, nuestra dependencia de los recursos del planeta es profunda y mayormente subestimada entre los países ricos.
Las externalidades sociales, como la pobreza y la desigualdad, a menudo son menos obvias, pero se han vuelto cada vez más comunes. ¿Quién paga por los males sociales? Las empresas se benefician al ofrecer salarios más bajos y también, en el caso de Estados Unidos, al no apoyar el cuidado de la salud de sus empleados, a pesar de la carga que supone para los sistemas de salud pública debido al aumento de enfermedades y condiciones crónicas. Mientras tanto, quienes reciben estos salarios precarios sufren de carencias al mismo tiempo que la creciente desigualdad frena el crecimiento económico. No es de sorprender que Pepsi también gaste millones en cabildeo y campañas mediáticas para ocultar los impactos de sus productos en la salud.
Enfocarse en la regeneración presenta el lado opuesto de la moneda de las externalidades negativas. La adopción del concepto por Patagonia demuestra cómo una empresa puede orientar su modelo de negocios a generar beneficios sociales a través de sus actividades. Pero para que la sociedad adopte y apruebe estos sistemas, necesitamos cambiar la forma en que evaluamos a las empresas por sus impactos. No pueden recibir reconocimiento solo por algunas buenas acciones, como proponen los defensores del capitalismo de grupos de interés. En cambio, debemos evaluar los tipos de valor que ofrecen y, a partir de ese examen, hacerlos responsables de los daños a nuestras comunidades y al mundo natural. Esta rendición de cuentas puede involucrar campañas de concientización pública, cambio de políticas, nuevos enfoques de inversión y, muy importante, innovación en los modelos de negocios para cambiar de una concepción lineal de producción a una circular que pueda crear externalidades positivas.
Aunque esta estructura pueda parecer irreal en nuestro sistema actual, algunas empresas pioneras ya comienzan a ser más sistémicas en su evaluación tanto de los aspectos positivos como de los negativos de su plan de negocio, y son transparentes sobre sus efectos. Por ejemplo, Natura, la multinacional brasileña de cosméticos y cuidado personal, comenzó recientemente a evaluar sus operaciones humanas, sociales y de capital natural (tanto positivas como negativas) a través de un informe integrado de resultados. Este informe proporciona una contabilidad integral de los tipos de valor creados (y extraídos) por las operaciones de la empresa. Por ejemplo, utiliza estimados financieros que reconocen el daño provocado al suelo, vías fluviales y comunidades debido a la cosecha de ingredientes naturales. También explica cómo atienden estos asuntos desde el origen; por ejemplo, la restauración de bosques. La empresa también calcula cuánto contribuye el empleo de más de dos millones de representantes de ventas directas al desarrollo económico, mediante la creación de empleos y capacitación. Sin embargo, Natura también revela que sus consultores de nivel inferior ganan por debajo de un salario digno y calcula el efecto de esta externalidad negativa en la sociedad.
A través de este enfoque, Natura busca evaluar los aspectos positivos y negativos de las diferentes actividades principales de la empresa. Este compromiso ayuda a la empresa no solo a identificar áreas de aprendizaje y mejora, sino también a evaluar sus contribuciones totales a sus resultados financieros, a la sociedad y al medioambiente. Para 2022, Natura concluyó que, en total, por cada dólar registrado en sus ingresos, regresó 2.7 dólares en beneficios a la sociedad. De esta forma, la empresa ejemplifica el tipo de análisis (contabilizar los costos y beneficios del modelo de negocio a lo largo de todas las cadenas de valor relacionadas) que todas las empresas deberían estar obligadas a realizar para evaluar su impacto en los recursos del mundo.
Un pilar de la regeneración
Nuestra desconexión del mundo natural tiene consecuencias de gran alcance para nuestro futuro. Desde los alimentos que comemos hasta la ropa que vestimos, nuestra dependencia de los recursos del planeta es profunda y mayormente subestimada entre los países ricos. Aunque la agricultura representa solo una pequeña fracción del PIB de los países desarrollados, su impacto en nuestras vidas es inmenso, al impulsar el cambio climático y la pérdida de biodiversidad. Las empresas agroindustriales consolidadas cultivan los mismos productos año tras año utilizando prácticas agroquímicas tradicionales que agravan la degradación del suelo, el daño ambiental y otros efectos negativos en el mundo.
En contraste, la agricultura regenerativa tiene como objetivo restaurar los ecosistemas y crear nuevas prácticas que beneficien el planeta. Los partidarios de la agricultura regenerativa se preguntan: ¿será que la forma en que lo hemos hecho durante el último siglo es la mejor? ¿O podríamos regresar a prácticas tradicionales, previas a la ganadería industrializada, que eran bastante regenerativas e innovadoras, y encontrar otras prácticas que también restauran sistemas o incluso crean nuevos?
Las prácticas agrícolas regenerativas están ganando popularidad, en gran medida, debido a su potencial para descarbonizar y al mismo tiempo restaurar los ecosistemas. Por ejemplo, las pezuñas de los animales de pastoreo aflojan la tierra y aceleran el proceso orgánico, mientras que los cultivos de cobertura, como la mostaza y el trébol, protegen al suelo de la erosión y nutren a los microbios. La materia orgánica del suelo reduce la pérdida de nutrientes, así como la erosión, y hace a las plantas más resilientes a plagas y enfermedades.10 Un estudio de 2023 encontró que las prácticas regenerativas, incluyendo la siembra directa y los sistemas de recolección donde el suelo no se ara, se voltea ni se mezcla, y donde se rotan diferentes especies de plantas puede aumentar significativamente los niveles de carbono en el suelo, lo que contribuye a una mejor salud de la tierra y a la reducción del carbono en la atmósfera.11 Con cada incremento del 1% en materia orgánica, el suelo puede retener hasta 75,000 litros de agua adicionales, mejorando así la resiliencia de los cultivos ante sequías y precipitaciones intensas. Al optimizar la infiltración y las capacidades de almacenamiento de agua, las prácticas regenerativas reducen la dependencia de la irrigación y se fomenta la independencia hídrica.12
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Además, la agricultura regenerativa promueve la biodiversidad al fomentar la diversidad de hábitats y al proporcionar alimento y refugio a varias especies silvestres. Y más allá de las consideraciones medioambientales, los defensores de las prácticas agrícolas regenerativas a menudo también priorizan la equidad y la igualdad de género, involucrando a grupos vulnerables como mujeres en la agricultura y promoviendo ingresos justos, así como mejores condiciones laborales.13
Sin embargo, este modelo amenaza a las empresas agroindustriales consolidadas porque desafía la ganadería convencional y los enfoques industrializados que les representan miles de millones en ganancias. Al priorizar la regeneración del suelo, el uso reducido de químicos y una gestión holística del ecosistema, se altera la demanda de agroquímicos y organismos modificados genéticamente (OGM) promovidos por los gigantes de los agronegocios. También debilita el control centralizado que la agroindustria ejerce sobre las semillas patentadas, fertilizantes y pesticidas, fomentando una mayor autonomía y resiliencia entre los pequeños productores.
A pesar de esta resistencia, muchas empresas líderes están desarrollando con éxito modelos regenerativos. Como muestra, el productor mundial de café Illycaffè, cada vez incrementa más su enfoque en estos asuntos. “Sequías, inundaciones, altas temperaturas, muchos tipos diferentes de desastres climáticos están impactando la producción”, dice el propietario de tercera generación Andrea Illy. Illy es químico y en 2018 se tomó un año sabático para estudiar el “insetting”, que son prácticas destinadas a retener más carbono en el suelo, y regresó con un plan. “Si tienes un suelo más saludable gracias a la agricultura regenerativa, entonces probablemente tienes una planta más saludable, alimentos más saludables y un consumidor más saludable”, me comentó.
La empresa tiene un enfoque en tres etapas con sus agricultores para la búsqueda de la salud del suelo y de las personas. “Determinamos que lo primero que se necesita es mejorar las prácticas agrícolas; en segundo lugar, desarrollar nuevos cultivares y variedades que sean más resilientes a los efectos del cambio climático; y en tercero, trasladar las plantaciones de café a latitudes más altas o a altitudes mayores”, dice Illy. La empresa está pilotando plantaciones libres de carbono y está diseminando prácticas agrícolas avanzadas con todos sus agricultores para ampliar la agricultura sostenible de café.
Sobre todo, redefinir las percepciones de los consumidores sobre la agricultura regenerativa se vuelve imperativo para fomentar una sistema alimentario más equitativo y sostenible que priorice el bienestar de todos los grupos de interés, desde los agricultores hasta los consumidores.
Algunas prácticas de agricultura regenerativa, como dejar el suelo en barbecho durante algunos periodos, pueden resultar costosas al inicio, pero el sistema, al final, requiere de menores costos de insumos, así que los agricultores pueden salir de sus deudas y empezar a obtener ganancias. Tal es el caso de Robyn O’Brien, confundadora y exdirectora general de rePlant Capital, una firma de inversión que expande soluciones climáticas basadas en la agricultura, quien me comentó sobre un agricultor en Indiana a la que su empresa ayudó a hacer la transición de sus casi tres mil hectáreas para dejar de cultivar maíz y soya genéticamente modificados. En el primer año, esta acción les ahorró medio millón de dólares. Esos ahorros son especialmente importantes porque la política en torno a los OGM, los agronegocios y los pesticidas está cargada de tensiones.
“Cuando hablas del clima o del medioambiente, puede resultar en una conversación política polarizada”, comenta O’Brien. “Pero cuando enfocas el tema sobre las finanzas del agricultor y muestras que es la decisión financiera más inteligente que pueden hacer, ahí es cuando nuestro equipo muestra sus fortalezas”.
Más allá de ahorrar en costos, la regeneración puede conducir a nuevas fuentes de ingresos. Native, una consultora sobre sostenibilidad ubicada en Vermont, que desarrolla proyectos de energía renovable y de agua limpia que generan compensaciones de carbono, está creando mecanismos únicos de mercado para promover las prácticas regenerativas que reducen los obstáculos financieros. Un ejemplo es su Northern Great Plains Regenerative Grazing Project (Proyecto de Pastoreo Regenerativo de las Grandes Llanuras del Norte) en Montana, que utiliza planes de gestión detallados para asegurar que el ganado paste en lotes más pequeños durante periodos más cortos, lo que permite periodos más largos de descanso y regeneración para cada lote. Después de algunas estaciones, el carbono ha regresado al suelo y puede ser vendido como compensaciones. Los líderes de la empresa ahora siguen el mantra: “el suelo es el nuevo viento”, dado que la regeneración del suelo puede ayudar a secuestrar altos niveles de CO2 de nuestra atmósfera y crea beneficios monetizables para las granjas, ranchos y nuestros sistemas alimentarios.
Un obstáculo para llevar a cabo estas prácticas son los sistemas ya arraigados, como la necesidad de un financiamiento inicial, por lo que proyectos como los de rePlant y Native son tan importantes para esta transición. Los agricultores necesitan acceso a capital para escapar de la trampa. “Los costos ocurren desde el inicio, mientras que los beneficios relacionados con el carbono y la salud del suelo suceden a lo largo de décadas”, dice Jennifer Cooper, vicepresidente en Native. “No debemos pedirles a los agricultores y ranchos primerizos que asuman todos los costos y riesgos de averiguar qué prácticas funcionan para sus granjas”.
La necesidad de nuevos estándares y mentalidades
Otro obstáculo es la necesidad de estándares compartidos. Muchas grandes compañías, incluida PepsiCo, pregonan su participación en enfoques regenerativos como una manera de mejorar el impacto ambiental. Más allá del potencial de ecoimposturas si los proyectos en realidad no aportan su valor regenerativo, regresamos a los problemas de un reporte sesgado. Que Pepsi afirme que está a la vanguardia de la agricultura regenerativa es similar a la afirmación de la gigante petroquímica BP de estar “más allá del petróleo”, cuando solo una pequeña fracción de su negocio son las energías renovables.
En la Unión Europea, la inminente prohibición de declaraciones ambientales no comprobadas, tal como la “neutralidad climática”, aportarán el escrutinio necesario para este tipo de afirmaciones. De manera similar, la terminología regenerativa necesita clarificarse. Pero las empresas no tienen por qué esperarse a una acción del gobierno. Algunos actores del sector privado están trabajando juntos para intentar dar una definición estándar del término. Dr. Bronner’s, empresa reconocida por su alta calidad, sus jabones multiusos y una misión de responsabilidad social y de sostenibilidad ambiental, comenzó a obtener en 2020 certificaciones de ingredientes orgánicos regenerativos y de comercio justo, fomentando relaciones internacionales con agricultores en Sri Lanka, Ghana e India. Con esto, la empresa llegó a conocer a los agricultores y sus productos “de la raíz hasta el fruto” como me comentó su presidente, Michael Bronner.
Con el tiempo, Dr. Bronner’s se dio cuenta de que, a pesar de estas certificaciones, no estaba suficientemente enfocado en reciprocar a la tierra y a los agricultores. En 2017, Dr. Bronner’s, Patagonia, el Rodale Institute, y otras compañías y agricultores fundaron la Regenerative Organic Alliance (ROA, Alianza para la Agricultura Orgánica Regenerativa) para crear estándares de certificación para el bienestar animal, la equidad social y la sostenibilidad orgánica. Bronner explica que la Regenerative Organic Certification (ROC, Certificación para la Agricultura Orgánica Regenerativa) “es parecida al lema de El señor de los anillos: “Un anillo para gobernarlos a todos”.
Otros programas de certificación y verificación que se han desarrollado en esta área son Land to Market Verified (Verificación del Campo al Mercado), Certified Regenerative (Certificado en Agricultura Regenerativa), Regenified, Ethos Regenerative Outcome Verification (Verificación de Resultados Regenerativos Ethos), entre otros, cada uno con sus áreas de enfoque y niveles de rigor. Por ejemplo, la Union for Ethical BioTrade (UEBT, Unión por el Comercio Biológico Ético) ha desarrollado una certificación que se enfoca en el tratamiento de la mano de obra y la biodiversidad para los ingredientes de origen natural. Programas como estos continuarán teniendo un rol crucial en el mercado actual de la agricultura regenerativa. Ayudan a aumentar la confianza del público empoderando a los consumidores a tomar decisiones informadas sobre marcas regenerativas que son fáciles de identificar (lo que podría permitir un precio premium) y fomentan la transparencia para combatir la ecoimpostura. Además, las certificaciones son herramientas educativas, pues influyen en las decisiones de compra de los minoristas a favor de productos ambiental y socialmente responsables y, en última instancia, ayudan a cumplir con sus compromisos en la cadena de suministro.
Pero no todas las certificaciones tienen los mismos umbrales. Elizabeth Whitlow, directora ejecutiva de ROA, remarcó la importancia de incluir estándares orgánicos en cualquier sistema regenerativo, porque las prácticas regenerativas no orgánicas podrían admitir el uso de pesticidas sintéticos o fertilizantes que pueden degradar el suelo, reducir la biodiversidad y alterar los ciclos naturales de los nutrientes.
Replantear la agricultura también requiere cambiar las mentalidades tanto de la compañía como de los consumidores. Por ejemplo, los viñedos Tablas Creek Vineyard en Paso Robles, California, está trabajando con ROA para promover el entendimiento de los consumidores y la aceptación de esta certificación.15 Jordan Lonborg, vinicultor del viñedo, me comentó que cuando la gente piensa en viñedos, solo ven las vides. Pero si vas a “comenzar con la agricultura regenerativa”, continuó, “necesitas presionar el botón de reiniciar y reevaluar lo que consideras un viñedo saludable. No solo se trata de vides. Debe alejarse lo más posible de un monocultivo. Eso podría implicar plantar árboles frutales a lo largo de tu propiedad, o huertos o plantas perennes… haciendo todo lo posible para crear un ecosistema más biodiverso”.
Dado que la agricultura regenerativa sigue una filosofía de ciclo cerrado que limita el uso de productos externos, Tablas Creek genera su fertilizante de forma directa en la finca. “Básicamente, eso es la agricultura regenerativa”, dice Lonborg. “No es nada nuevo, es una forma en que las personas han cultivado por cientos y cientos y cientos de años, aunque, como con cualquier otra certificación, te obliga a mirar tu propiedad de una manera un poco diferente”.
“Somos una pizca de la agricultura en su conjunto”, agrega Lonborg, quien, sin embargo, asegura que la visibilidad de la empresa puede tener un impacto desproporcionado. “Los productores de maíz no están recibiendo la misma cobertura mediática. No hay personas poderosas visitando una granja de maíz, pero sí hay gente de todos los ámbitos de la vida que vienen a California y toman vino”.
En general, redefinir las percepciones de los consumidores sobre la agricultura regenerativa se vuelve un imperativo para fomentar un sistema alimentario más equitativo y sostenible que priorice el bienestar de todos los grupos de interés, desde los agricultores hasta los consumidores.
Replantear los sistemas de producción
Aunque las ideas regenerativas se basan en la naturaleza, tienen implicaciones importantes para la manufactura y la producción. Al avanzar hacia las etapas posteriores de las cadenas de valor se enfatizan dos aspectos importantes: primero, lograr operaciones de verdad netamente positivas al depender de energía renovable y producir más energía de la que se consume, y segundo, adoptar enfoques circulares para minimizar los desechos y maximizar la reutilización, la reparación y el reciclaje. En vez de un modelo lineal con base en “tomar, hacer y disponer”, el enfoque circular crea un sistema de ciclo cerrado que regenera recursos y reduce el impacto ambiental.
Muchos esfuerzos de sostenibilidad han fracasado debido a los efectos rebote, en los que el ahorro de emisiones se compensa con un mayor consumo por parte de las personas, lo que resulta en un aumento general de emisiones. Las empresas a menudo ocultan este problema comunicando de forma selectiva su progreso a través de métricas de eficiencia que los hacen ver bien. De hecho, las innovaciones orientadas a la eficiencia, como las bombillas LED y los sistemas de calefacción mejorados, presentan una conocida paradoja en la que la electricidad y la calefacción usada se vuelve menos costosa, contribuyendo a un aumento general del consumo y, por lo tanto, una mayor emisión general, lo que desvirtúa su propósito original.
A medida que el sector energético avanza cada vez más hacia los modelos regenerativos, las fuentes de energía limpia como la eólica y la solar están volviéndose más accesibles. Estas fuentes no solo pueden generar energía renovable, sino que también contribuyen a la regeneración del sistema. Hay que reconocer que estas prácticas no son perfectas; por ejemplo, su construcción también puede dañar los ecosistemas. Por eso, los enfoques de producción deberían priorizar evitar las emisiones o los desechos desde el principio.
Pero una vez establecidos, se deben adoptar enfoques circulares (en los que los ciclos de materiales y energía se minimizan o se cierran mediante una gestión más reflexiva de los recursos y los desechos) como el paso hacia un sistema más regenerativo. Estos modelos pueden incluir técnicas innovadoras de reciclaje que convierten los desechos en nuevos materiales o energía, o estrategias de reutilización que dan una nueva vida a los productos. El impacto ambiental de los desechos puede transformarse de un problema a una solución para otros procesos.
Por ejemplo, Thibaud Hug de Larauze, el director general y cofundador de Back Market, creó un mercado global para productos electrónicos renovados profesionalmente: todo desde iPhones a laptops y electrodomésticos. Su objetivo final era convertir a los dispositivos electrónicos reacondicionados en la primera opción de las compras de tecnología. La empresa está creciendo firmemente, de 1.5 millones de clientes en julio de 2019 a 6 millones en 2022. A la fecha, Back Market tiene un valor de más de $5.7 mil millones de dólares, lo que la hace la start-up más valiosa de Francia.16 Incluso IKEA está trabajando para transformarse en una empresa completamente circular para 2030. Comenzó este proceso con un programa de readquisición para que los clientes pudieran devolver productos y recibir créditos de 30 a 50% del precio original. Los artículos devueltos se ponen nuevamente a disposición para una recompra.
Aunque esta iniciativa inspira esperanza, necesitamos mantenernos escépticos: como sucede con la agricultura regenerativa, las empresas pueden afirmar ser circulares sin realmente participar en el proceso. Por ejemplo, en la industria de la moda, muchas empresas aseguran lograr la circularidad, aunque ignoran que, en muchos casos, es imposible porque los materiales se degradan con el reciclado. Además, las investigaciones han mostrado que la conducta de los consumidores podría no respaldar estas prácticas aún, lo cual es parte de la razón por la que es esencial cambiar la mentalidad del público.17
La mayoría de los ejemplos de sistemas de producción volviéndose cada vez más regenerativos implican a empresas que manufacturan y venden productos físicos. Pero a medida que evaluamos más a fondo el impacto de los modelos de negocio, también debemos centrarnos en superar las externalidades en la industria de servicios. Por ejemplo, consideremos los bancos. Cuando se hace bien, la asignación de capital puede desencadenar los efectos multiplicadores que son característicos de los sistemas regenerativos. Sin embargo, la industria bancaria, bajo sus prácticas actuales, es una de las más flagrantes facilitadoras de la contabilidad selectiva. Por ejemplo, un reporte de InfluenceMap de marzo de 2022 mostró que los depósitos en efectivo recolectados por las principales compañías de servicios financieros están siendo prestados para apoyar la infraestructura de la industria de combustibles fósiles, lo que menoscaba significativamente tanto los objetivos climáticos de las empresas que depositan como de los bancos.
Avanzar hacia un modo regenerativo de negocios va mucho más allá de transformar la producción. Requiere un replanteamiento profundo tanto de los fundamentos de una empresa como de los modelos de intereses de los accionistas que han dominado por décadas.
A pesar del impresionante crecimiento de las prácticas regenerativas, aún no dominan la consciencia de los consumidores. Debido a hábitos arraigados, los consumidores generalmente no consideran los efectos netos de los modelos de negocio de una empresa. Pero esta tendencia puede cambiar con facilidad. En 2019, solo el 3% de las compras en Back Market se hacían por razones ecológicas, pero ese número ha saltado a un 25%, comenta Hug de Larauze. A medida que continuamos la evaluación de modelos de negocio con base en sus verdaderos efectos en el valor social, también necesitamos considerar cómo desafiar la naturaleza consumista de nuestro actual sistema económico.
Replantear los modelos de negocios
Avanzar hacia un modo regenerativo de negocios va mucho más allá de transformar la producción. De hecho, requiere un replanteamiento completo de los fundamentos de una empresa y de los modelos lineales de intereses de los accionistas que priorizan las ganancias y que han dominado por décadas. Otra vez, necesitamos acabar con la comunicación selectiva de buenos trabajos aislados y considerar las actividades de la empresa holísticamente. Replantear los modelos de negocio extiende la idea de regeneración a problemáticas como la demanda de los consumidores y la vida útil de un producto, lo que lleva a una reevaluación fundamental de las metas y objetivos de la empresa, al estilo de compañías líderes como Patagonia, Illycaffè y Natura.
Interface, el fabricante global de revestimientos, es otro ejemplo de una empresa que está innovando y adoptando nuevos modelos de regeneración. En vez de vender revestimientos de piso a los clientes, que es la forma en que la mayoría de las empresas de alfombra lo hacen, Interface ha iniciado un modelo de servicio en el que los clientes simplemente arriendan los productos. Los servicios de instalación, mantenimiento y retiro de pisos y alfombras de Interface vienen incluidos en una cuota mensual. Cuando el consumidor deja de necesitarlos o ya no los quiere, la empresa los retira para reciclarlos o revenderlos. El sistema de ciclo cerrado de Interface ayuda a extender la vida útil de los recursos y minimiza desperdicios. La empresa incluso ha comenzado a vender alfombras con emisiones de carbono negativas.
Este enfoque también permite el acceso a nuevos mercados para venta de productos usados y servicios de reparación. Richard Henkel, fabricante alemán de muebles de tubo de acero, encarna esta filosofía al rechazar la obsolescencia programada y priorizar el valor a largo plazo para los inversionistas y clientes. Una parte sustancial del negocio se basa en la reparación, reacondicionamiento y reciclaje, reemplazando el modelo lineal de “tomar, hacer y desechar” con un ciclo cerrado.18 Los modelos de negocio como este también motivan a inversionistas, socios, empleados y clientes a adoptar un pensamiento regenerativo. Al hacerlo, fomentan la innovación y las prácticas sostenibles arriba y abajo de la cadena de valor.
Este enfoque contrasta drásticamente con el de una empresa tradicional como Apple. Mientras que el lanzamiento del iPhone 14 en 2022 ofreció avances técnicos mínimos en comparación con su predecesor, Apple se mantuvo fiel a su calendario, y presentó un nuevo producto, así como contribuyó a aumentar la contaminación y el gasto. A pesar de los elogiables programas de reciclaje de Apple, como Apple Trade In y Daisy,19 la empresa no toma las decisiones medioambientales superiores porque da prioridad al valor de sus accionistas. En vez de alentar a sus clientes para que compren y después reciclen, ¿qué tal si reducen la producción y el consumo innecesario? En cambio, Apple se enfoca en los efectos secundarios positivos que le convienen e ignora los negativos asociados con su modelo de negocio subyacente.
En contaste, Fairphone, un competidor holandés de Apple, ha desarrollado un modelo de negocio alternativo para abordar los desafíos sociales y medioambientales de la industria de los electrónicos. Fundada en 2013 como un emprendimiento social que prioriza una huella medioambiental reducida y condiciones laborales justas, Fairphone motiva a sus clientes a reparar sus teléfonos, no a reemplazarlos, apuntando a minimizar el uso de minerales conflictivos y promover la sostenibilidad en la industria electrónica.20
El enfoque de Fairphone podría parecer impráctico dadas las demandas y las expectativas de una compañía. Claro que Apple necesita seguir fabricando nuevos productos. ¿De qué otra forma crecería? Pero si queremos progresar en la crisis existencial que enfrentamos en la actualidad, debemos estudiar con más cuidado las expectativas tan profundamente arraigadas que tenemos y cuestionar nuestras suposiciones. Nuestra mentalidad está formada por los modelos capitalistas existentes y el éxito corporativo que, por mucho tiempo, han sido formalizados y reforzados por modelos institucionales, como los mercados accionarios y las demandas de los inversionistas de incrementar las ganancias trimestrales. Sin embargo, si replanteamos la producción y rediseñamos los productos y servicios en las maneras que aquí hemos revisado, podemos movernos hacia un modelo más regenerativo y circular.
El cambio está en marcha
Hasta ahora nos hemos enfocado mayormente en las innovaciones empresariales y corporativas porque replantear los modelos de negocio es fundamental para transformar a la sociedad en un sistema más regenerativo. Pero reformar los negocios exige un trabajo riguroso e interconectado entre todos los sectores sociales principales, así como medidas más coercitivas para difundir e institucionalizar estas ideas de manera más amplia.
Es crucial que también están ocurriendo avances clave para tales cambios en el ámbito de las políticas. Por ejemplo, el enfoque legal de la Unión Europea para la regulación ambiental recientemente avanzó hacia un mayor rigor y un alcance más amplio, con un énfasis más fuerte en informes de sostenibilidad y de rendición de cuentas, supervisando a las empresas a través de sus cadenas de valor en formas que nunca antes habían experimentado. Las EU’s European Sustainability Reporting Standards (Normas Europeas de Información sobre Sostenibilidad, ESRS por sus siglas en inglés) de la Unión Europea incluyen definiciones más claras de lo que constituyen las actividades ambientalmente sostenibles y de las acciones específicas contra problemas ambientales como la deforestación y la pérdida de biodiversidad. Las empresas más grandes que operan en la UE tendrán la obligación de revelar sus emisiones a lo largo de su cadena de valor (alcance 3), comenzando con sus actividades de 2024. Requisitos similares empezarán a aplicarse en California en 2027. A medida que estas y otras presiones regulatorias (como las relacionadas a la ecoimpostura) aumentan, las empresas están cada vez más incentivadas a adoptar prácticas regenerativas como una estrategia esencial para reducir la huella ambiental de toda su cadena de valor y ajustarse a las normas de cumplimiento en evolución.
De hecho, algunos inversionistas ya han comenzado a adaptarse a una nueva era que responsabiliza a las empresas por sus contribuciones al daño ambiental, especialmente los propietarios universales, quienes tienen portafolios altamente diversificados a través de clases de activos, como acciones, bonos, bienes raíces y otros instrumentos financieros. En efecto, sus rendimientos reflejan la salud de toda la economía.21 Estos inversionistas no pueden ignorar los riesgos sistémicos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la desigualdad, porque, inevitablemente, les afecta. Si una empresa en su portafolio recurre a prácticas menos responsables en la reducción de la contaminación o en los beneficios laborales para aumentar sus rendimientos, las consecuencias seguramente se derramarán a otras inversiones, lo que afectaría negativamente sus rendimientos generales. En lugar de simplemente intentar seleccionar ganadores y evitar perdedores, los propietarios universales reconocen que la salud de sus portafolios depende de la salud y estabilidad de todo el sistema económico. En consecuencia, presionan a las empresas abogando por contribuciones al lado positivo del balance social y ambiental, en vez de aumentar sus ganancias explotando los aspectos negativos.
Ir más allá de la sostenibilidad para logar estas aspiraciones regenerativas no será fácil y no recae en tan solo una solución. Necesitamos acciones multifacéticas en muchas áreas. Si bien hemos visto que los modelos regenerativos de negocio son viables en muchos campos, crear un sistema económico genuinamente regenerativo va a requerir de un replanteamiento profundo de los planes de negocio y de organización social. Un esfuerzo así puede parecer abrumador, pero si no reorientamos nuestros sistemas y exigimos que las empresas se responsabilicen por el alcance entero de sus gestiones, el futuro luce desolador. Sin embargo, si seguimos los enfoques regenerativos, puede surgir un camino hacia un futuro más sostenible, resiliente y equitativo para todos.
- Notas
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1 Business Roundtable, “Statement on the Purpose of a Corporation,” (Declaración de propósito de una corporación) agosto 19, 2019.
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2 Geoff Colvin, “America’s Top CEOs Didn’t Live Up to Their Promises in Business Roundtable Letter, Researchers Find,” (Los directores generales estadounidenses no cumplieron las promesas hechas en carta a Business Roundtable, descubren los investigadores) Fortune, agosto 5, 2021.
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3 Aneesh Raghunandan y Shivaram Rajgopal, “Do Socially Responsible Firms Walk the Talk?,” (¿Las empresas socialmente responsables predican con el ejemplo?) Social Science Research Network, abril 1, 2021.
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4 Jerry Useem, “Beware of Corporate Promises,” (Cuidado con las promesas corporativas) Atlantic, agosto 6, 2020.
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5 Peter S. Goodman y Patricia Cohen, “It Started as a Tax Cut. Now It Could Change American Life,” (Comenzó como un recorte de impuestos. Ahora podría cambiar el estilo de vida estadounidense) New York Times, noviembre 29, 2017; Adam Lowenstein, “US Corporations Push to Roll Back Trump-Era Tax Policies They Once Endorsed,” (Las corporaciones estadounidenses presionan para revertir las políticas fiscales de la era Trump que una vez respaldaron). Guardian, enero 12, 2024.
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6 Adam Lowenstein, “How a Top US Business Lobby Promised Climate Action—but Worked to Block Efforts,” (Cómo un importante lobby empresarial de EE. UU. prometió acción climática, pero trabajó para bloquear los esfuerzos) Guardian, agosto 19, 2022
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7 Alex Gorsky, “Why the Business Roundtable Redefined the Purpose of a Corporation (and Why It Matters),” (Por qué la Business Roundtable redefinió el propósito de una corporación (y por qué importa). LinkedIn, agosto 20, 2019.
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8 Ian Lecklitner, “What’s in This? Mountain Dew,” (¿Qué es esto? Mountain Dew) MEL Magazine (consultado septiembre 19, 2019); Michael Moss, “The Extraordinary Science of Addictive Junk Food,” (La ciencia extraordinaria de la comida chatarra adictiva) New York Times Magazine, febrero 20, 2013.
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9 #BreakFreeFromPlastic, Branded: Five Years of Holding Corporate Plastic Producer Accountable (#DejenElPlástico, Marcas: Cinco años exigiendo responsabilidad a los productores corporativos de plástico), noviembre 2022.
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10 Daphne Miller, “The Surprising Healing Qualities ... of Dirt,” (Las sorprendentes características sanadoras… de la tierra) Our World, United Nations University, febrero 22, 2014.
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11 Aaron M. Prairie, Alison E. King, y M. Francesca Cotrufo, “Restoring Particulate and Mineral-Associated Organic Carbon through Regenerative Agriculture,” (Restauración de carbono orgánico particulado y asociado a minerales a través de la agricultura regenerative) Proceedings of the National Academy of Sciences, vol. 120, no. 21, 2023.
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12 Tara Lohan, “California Drought: Six Years in, How Will the State Keep Saving Water?” (La sequía en California: después de seis años, ¿cómo seguirá el Estado ahorrando agua?) KQED, diciembre 12, 2016.
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13 Amy Bracchio y Neelam Chhiber, “How the Regenerative Economy Can Advance Social Equity and Gender Equality,” (Cómo la Economía regenerativa puede avanzar la equidad social y de género) World Economic Forum (Foro Económico Mundial), enero 5, 2023.
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14 Christopher Marquis, “From Soap to Chocolate: Dr. Bronner’s Launches into Food as Extension of Supply Chain’s Positive Impact,” (Del jabón al chocolate: Dr. Bronner’s incursiona en la comida como extensión del impacto positivo de su cadena de suministro). Forbes, julio 2, 2021.
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15 Tablas Creek Vineyard, “Tablas Creek Is the First Regenerative Organic Certified™ (ROC™) Winery in America,” (Tablas Creek es la primera bodega certificada como Regenerativa y Orgánica™ (ROC™) en Estados Unidos) comunicado de prensa, agosto 17, 2020.
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16 Newsfile Corp., “Back Market, the Renewed Electronics Marketplace, Raises $510 Million and Is Now Valued at $5.7 Billion,” (Back Market, el mercado de electrónicos renovados, recauda 510 millones de dólares y ahora tiene un valor de 5.700 millones de dólares) comunicado de prensa, enero 12, 2022.
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17 Ken Pucker, “A Circle That Isn’t Easily Squared,” (No es fácil transformar un círculo en Cuadrado) Stanford Social Innovation Review, verano 2023.
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18 James Kennelly, Richard Henkel GmbH: Growing Profits, Not Sales (Incrementar las ganancias, no las ventas), Ontario, Canadá: Ivey Publishing, 2022.
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19 Apple, “Apple Expands Global Recycling Programs,” (Apple extiende sus programas globales de reciclaje) abril 18, 2019.
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20 Fairphone, Fairphone’s Impact (El impacto de Faiphone) 2021, junio 2022.
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21 Ellen Quigley, “Universal Ownership in the Anthropocene,” (Propiedad universal en el antropoceno) Social Science Research Network, mayo 13, 2019.
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Autores originales:
- Christopher Marquis es profesor Sinyi de Gestión China de la Escuela de Negocios Judge de la Universidad de Cambridge, así como autor, más recientemente, de The Profiteers: How Business Privatizes Profits and Socializes Costs (Los mercaderes del beneficio: Cómo los negocios privatizan las ganancias y socializan los costos).
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2024.
- Traducción del artículo How Regeneration Is Redefining Business por Carlos Calles.
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