Mujeres en Japón y China encabezan enfoques innovadores para abordar el estigma social relacionado con la menstruación, visibilizan el tema y destacan el papel que desempeña en la desigualdad de género.
En 2010, la artista británico-japonesa Hiromi Ozaki (mejor conocida como “Sputniko!”) creó un dispositivo que imita el sangrado y malestar provocados por el ciclo menstrual de la mujer. Ozaki diseñó el dispositivo metálico, parecido a un cinturón de castidad, para hombres u otras personas que quisieran entender la experiencia de la menstruación. Cuando la instalación con el video musical “Menstruation Machine - Takashi's Take” (La máquina de la menstruación – La percepción de Takashi) se transmitió en YouTube, espectadores de todo el mundo en redes sociales y otros foros reconocieron que las sociedades han subestimado el impacto de la menstruación en las mujeres. En el marco de una exposición en Alemania, la artista explicó que el punto de partida de su creación fue preguntarse: “¿Qué significa la menstruación para los seres humanos en términos biológicos, culturales e históricos?”
Un cartel que promociona una representación teatral en vivo llamada "Biblioteca humana menstrual" en Beijing, organizada por Period Pride, una organización sin fines de lucro en China enfocada en la salud e higiene menstrual. (Imagen cortesía de Period Pride)
Aun cuando la mayoría de las mujeres tienen que vivir con la menstruación durante unos 40 años, la gente rara vez habla de ello en Japón, país que ocupa el puesto 120 de los 156 listados en el Índice de Brecha de Género 2021 del Foro Económico Mundial, De hecho, la menstruación es casi un tema tabú. Por ejemplo, cuando alguien compra productos higiénicos en una tienda de conveniencia o un supermercado japonés, el cajero siempre los envuelve en una bolsa de papel opaco, pues asume que es vergonzoso ser visto con ellos.
A principios de 2021, Plan International Japan, una ONG internacional que trabaja para empoderar a niñas, niños y mujeres, encuestó a 2,000 mujeres japonesas de entre 15 y 24 años. Los resultados evidenciaron el estigma, o “vergüenza menstrual”, asociado a la menstruación. Varias de las encuestadas afirmaron que se sentían avergonzadas al comprar los productos higiénicos o pedirles a sus padres o tutores que se los compraran. Cerca del 30 % de las encuestadas dijeron que se sentían avergonzadas cuando sus compañeros de escuela o trabajo descubrían que ellas estaban en su periodo.
Pobreza menstrual en Japón y China
Al mismo tiempo, niñas y mujeres de todo el mundo se enfrentan a una grave escasez de productos higiénicos, a la drástica alza en los precios de estos productos y a falta de acceso a información y servicios básicos, en parte debido a la COVID-19. Este fenómeno, a menudo denominado “pobreza menstrual”, no es exclusivo para mujeres en países en desarrollo.
En la encuesta ya mencionada, una de cada tres encuestadas dijo que había dudado o no había podido comprar productos higiénicos por motivos como “bajos ingresos” y “los productos higiénicos son caros”.
La pobreza menstrual también recibió gran atención en China el año pasado, cuando un consumidor publicó en redes sociales dos capturas de pantalla de una página de productos en Taobao, la mayor plataforma de compras en línea en ese país. Las capturas de pantalla mostraban un paquete de 100 toallas sanitarias sin marca y sin empaque a la venta por solo 22 yuanes (3 dólares), una quinta parte del precio de mercado estándar. Al cabo de dos semanas, el post tenía 1,380 millones de vistas y había provocado 237,000 conversaciones. Algunos espectadores advirtieron que estos precios increíblemente bajos podrían indicar una baja calidad del producto. Una persona respondió: “Ojalá tuviera otra opción”. Si bien este tipo de preocupaciones sobre la seguridad son válidas, un gran número de mujeres siguen comprando productos de baja calidad en Internet. Esto refleja simples cálculos económicos. Las conversaciones sobre los productos de ultra bajo costo en Taobao revelaron que entre las consumidoras se encuentran mujeres que viven en zonas rurales remotas, pacientes con cáncer y jóvenes estudiantes cuyos padres tienen dificultades para pagar la colegiatura.
Según un análisis realizado por la Escuela de Periodismo de la Universidad Popular de China, las mujeres chinas gastan hasta 1,040 yuanes (160 dólares) al año en toallas sanitarias, lo cual incluye un impuesto de venta del 13 %. Esto puede ser un fuerte lastre, en particular para los 610 millones de personas en China (hasta 2020) que todavía perciben menos de 1,000 yuanes (154 dólares) mensuales. El año pasado, China proclamó victoria al erradicar la pobreza extrema. Sin embargo, es importante hablar de la pobreza menstrual en el contexto de la pobreza relativa, en la que ciertas personas no pueden darse el lujo de participar de manera activa en la sociedad, ni beneficiarse de las actividades y experiencias que la mayoría de la gente da por sentadas. Varios espectadores de las publicaciones en redes sociales admitieron que nunca se habían cuestionado el costo de los productos de higiene menstrual pero, después de leer las conversaciones, se dieron cuenta de que estos estaban fuera del alcance de una multitud de personas. Algunas conversaciones giraban en torno a si los productos higiénicos deberían estar exentos de impuestos o ser gratuitos para las mujeres de escasos recursos económicos, tal como ocurre en otros países.
La pobreza menstrual en China se recrudece por los productos de mala calidad, medios que no facilitan la higiene y la falta de educación sobre la gestión menstrual, sobre todo en las zonas rurales. Un informe reciente sobre los municipios rurales de la provincia de Gansu presentado por el Women's Studies Institute of China (Instituto de Estudios de la Mujer de China) reveló que varias marcas falsificadas e imitaciones de toallas sanitarias distribuidas en los mercados locales no cumplen las normas de calidad nacionales (Chinese Women's Study Journal, vol. 6, noviembre 2020). Los baños en algunas escuelas rurales no tienen luz, puertas, ni agua corriente, por lo que las alumnas son más reacias a cambiarse de toalla sanitaria en la escuela, y varias familias e internados escolares ni siquiera tienen acceso a estas instalaciones. A ello se suma que las alumnas, los padres de familia y el personal docente no saben lo suficiente sobre la menstruación. El informe concluye: “Después de garantizar que las mujeres pobres tengan acceso básico a los productos higiénicos, lo más importante es centrarse en cómo resolver la cuestión de la gestión menstrual de forma privada, segura y digna.”
Aunque la revisión de la “Ley de Protección de Menores”, promulgada en junio de 2021, hizo que la educación sexual se volviera obligatoria para niñas y niños, transcurrirá algún tiempo antes de que las escuelas la pongan en práctica.
Iniciativas lideradas por empresas para poner fin a la vergüenza menstrual
La buena noticia es que se está creando un movimiento mundial para poner fin a la vergüenza y la pobreza menstrual. En 2020, Escocia aprobó un proyecto de ley presentado por la diputada parlamentaria Monica Lennon para distribuir productos higiénicos gratuitos a todas las mujeres. En Estados Unidos, grupos de activistas han logrado eliminar el impuesto sobre los productos higiénicos en varios estados.
La política menstrual es una expresión del creciente poder de decisión económico y político de las mujeres, y las líderes gubernamentales y empresariales están respondiendo y colaborando con los movimientos populares liderados por mujeres jóvenes e impulsados por las redes sociales. Están surgiendo enfoques innovadores en todo el mundo, Japón y China no son la excepción.
Unicharm, el fabricante de productos sanitarios más grande de Japón, rediseñó el empaque de sus productos sanitarios para hacer una declaración contra la vergüenza del periodo. (Imagen cortesía de Unicharm)
En Japón, las mujeres del sector privado dieron el primer paso. En 2019, Chikako Nagai, directora de marca de Unicharm, el mayor fabricante de productos higiénicos en Japón, dirigió la campaña en redes sociales #NoBagForMe (#LoLlevoSinBolsa), cuyo objetivo era reducir la vergüenza menstrual por medio de un mejor empaque. “La idea inicial era que si diseñábamos un empaque atractivo para los tampones, se eliminaría la necesidad de usar bolsas de papel”, recuerda Nagai. La campaña llamó bastante la atención de las mujeres, y la empresa votó para elegir el empaque de tampones más popular. Como resultado, el número de jóvenes de entre 18 y 24 años que usaron tampones Unicharm incrementó en unos 200,000 en un año. Además, suscitó la conversación en redes sociales, invitando a los hombres a que comprendieran mejor la menstruación, y generó una serie de conferencias sobre la menstruación en las empresas asociadas. “La menstruación ha sido ignorada en nuestra sociedad”, afirma Nagai. “Ojalá pudiéramos convertirnos en una sociedad en la que se hable de cómo hacer que la menstruación sea más cómoda”.
Otro ejemplo de una empresa que toma la iniciativa es Isetan, una de las tiendas departamentales más conocidas en Japón. En febrero de 2021, abrió una tienda emergente dedicada al bienestar físico y mental de las mujeres. La tienda exhibía productos “femtech”, los cuales utilizan una amplia gama de tecnologías para mejorar la experiencia de la menstruación. Un ejemplo es la ropa interior menstrual, que sustituye la necesidad de usar toallas sanitarias. Mayuko Kuwabara, quien planeó el evento, explica: “Creo que es significativo proponer una variedad de productos femeninos que puedan cambiar la forma de vivir de las mujeres, en un espacio abierto como las tiendas departamentales, en donde cualquiera puede tener acceso”.
De hecho, un número cada vez mayor de mujeres emprendedoras en Japón está trabajando para desarrollar nuevas líneas de ropa interior menstrual. BeA (abreviatura de “Girls Be Ambitious” [Las chicas son ambiciosas]) Japón es pionera en este campo y en 2020, realizó una campaña de microfinanciamiento colectivo para cubrir los gastos de investigación y desarrollo. Se fijó el modesto objetivo de recolectar 1 millón de yenes (10,000 dólares), pero acabó recaudando más de 100 millones de yenes (1 millón de dólares). “Nos sorprendió mucho”, confiesa Kumi Takahashi, directora de operaciones de la empresa. “Se nota mucho la expectativa y el entusiasmo de las mujeres en Japón. Queremos crear una sociedad en la que las mujeres puedan tener más libertad y hacer lo que les gusta.”
En China, una empresa social dirigida por mujeres de entre 20 y 30 años llamada Relief también produce ropa interior menstrual. Emma Chen, diseñadora y fundadora, espera que sus productos aumenten la confianza de las mujeres, ayuden a abordar la vergüenza menstrual y, en última instancia, conduzcan a una mayor igualdad. “Para las chicas de todas las generaciones”, dice, “es importante poder hablar de la menstruación sin tapujos y tener una variedad de opciones de productos menstruales, al igual que tener el derecho a elegir su propia vida”. Asimismo, pueden tener un importante impacto en el medioambiente, dado que las mujeres consumen 130,000 millones de toallas sanitarias al año en China. La ropa interior menstrual reutilizable puede reducir en gran medida esta enorme cantidad de residuos no reciclables.
La fuerza que impulsa a las mujeres jóvenes
Tanto en China como en Japón, las activistas jóvenes son quienes lideran este movimiento. Por ejemplo, un grupo de mujeres menores de 30 años provenientes de áreas como design thinking, arte y antropología, conforman Period Pride, una organización sin fines de lucro en China dedicada a la salud e higiene menstrual. En 2020, poco después de la publicación en redes sociales de las toallas sanitarias sin empaque, Period Pride se asoció con varios grupos de mujeres y académicos para crear una serie de recomendaciones políticas para el Comité de Trabajo sobre las Niñas, Niños y Mujeres del Consejo de Estado de China. El comité solicitó la opinión pública sobre su Esquema de Desarrollo de la Mujer en China (2021-2030), un conjunto de planes de desarrollo presentados en septiembre de 2021, el cual se espera que cumpla un papel fundamental al promover la igualdad de género y priorizar a las niñas, niños y mujeres en China. Entre las recomendaciones de Period Pride para el gobierno se encuentran:
- Llevar a cabo investigaciones nacionales y locales sobre la higiene menstrual y cuestiones de salud
- Mejorar la infraestructura de saneamiento en lugares públicos
- Garantizar que las mujeres tengan acceso a agua limpia y puedan eliminar los residuos menstruales de forma segura y digna
- Reforzar la educación sexual inclusiva para las personas con discapacidad y la diversidad de género
- Fomentar el uso de productos menstruales ecológicos y mejorar la eliminación de los residuos menstruales de forma ecológica
Las mujeres comparten historias relacionadas con su experiencia con la menstruación en un roadshow teatral de Period Pride. (Imagen cortesía de Period Pride)
En 2021, para celebrar el Día Internacional de la Mujer, Period Pride lanzó una campaña en línea llamada #NothingToBeAshamedOf (#NadaDeQuéAvergonzarse) que obtuvo más de 9.2 millones de visitas en 72 horas. Esta campaña creada en colaboración con China Alliance of Social Value Investment, una plataforma internacional china sin fines de lucro iniciada por 50 instituciones filantrópicas, invitaba a las participantes a compartir abiertamente los productos higiénicos que utilizaban en su vida diaria, así como historias personales relacionadas con la menstruación, por ejemplo, el pánico que sentían al tener su primera regla o la experiencia de buscar ayuda médica para el síndrome de ovario poliquístico. Las participantes se dieron cuenta de que no eran las únicas que tenían experiencias negativas, sentimientos de vergüenza e incluso traumas, y que no debían ser culpadas por ello. Los organizadores de la campaña elaboraron tarjetas informativas e invitaron a personas influyentes y expertos a que las difundieran en Internet.
La iniciativa Another Period Pride invita a presentar propuestas de productos y servicios que aborden el problema de la pobreza y la vergüenza menstrual. Los candidatos en las universidades de China y el extranjero presentan propuestas creativas y prototipos de productos para que un panel de expertos en género, líderes de organizaciones sin fines de lucro e inversores de impacto las revisen. El jurado eligió dos propuestas —un inodoro adaptado para niñas que sea utilizado en escuelas y una obra de teatro itinerante basada en la perspectiva de mujeres de distintas edades que retrate sus historias sobre la menstruación— para llevarlas a cabo el año entrante.
En Japón, una organización de estudiantes universitarios que opera bajo la etiqueta #EveryonesPeriod (#LaMenstruaciónDeTodes), inició una petición en 2019 para reducir el impuesto sobre los productos higiénicos, los cuales son gravados a una tasa más alta que los artículos en la categoría de “bienes esenciales.” Por otro lado, a Renhō Saitō, quien forma parte de la Cámara de Consejeros de la Dieta Nacional de Japón (la cámara alta de la legislatura bicameral japonesa), le entusiasmó abordar esta cuestión tras realizar una visita a Colabo, una organización de base que apoya a las adolescentes. “Al ver a las mujeres de la organización que se dedican a apoyar a las jóvenes que sufren la pobreza, decidí hacer mi parte para abordar la pobreza menstrual, a pesar de que las cuestiones relacionadas con la menstruación son vistas con estigma en Japón”, explicó.
En marzo de 2021, en la reunión del comité presupuestario de la Cámara de Consejeros, las legisladoras Sayaka Sasaki y Renhō (como se conoce comúnmente), plantearon preguntas sobre el impuesto de los productos higiénicos. Sus voces, inspiradas por los esfuerzos de las jóvenes líderes, alentaron al resto de las legisladoras —el 10 % de la Cámara de Representantes y el 23 % de la Cámara de Consejeros— a declarar que el gobierno no podía ignorar la pobreza menstrual. La administración del primer ministro Yoshihide Suga respondió al aceptar incluir los productos higiénicos como parte del plan de ayuda ante la emergencia provocada por la COVID-19, y desde entonces, varios gobiernos locales han empezado a distribuir productos higiénicos de manera gratuita.
Asia Oriental ha tenido un aumento y una disminución de la pobreza a un paso más acelerado que cualquier otra región durante el último medio siglo. Esto ha contribuido a acortar la brecha de género, sobre todo en educación y salud. Pero los retos persisten. Se necesitará algo más que crecimiento y desarrollo económico para lograr la igualdad en todos los aspectos y para todas las mujeres. Abordar el estigma de la menstruación —un problema a menudo invisible pero que es central en la vida diaria de la mitad de la población mundial— es indispensable para el progreso social, y el primer paso es llamar la atención sobre esta cuestión. Es necesario que más mujeres en todos los niveles de la toma de decisiones y de la sociedad hablen alto y claro. Y punto.
Autores originales:
- Noriko Akiyama es jefa de redacción de Asahi Shinbun, uno de los principales periódicos de Japón.
- Fan Li es coeditora en jefe de la edición china de Stanford Social Innovation Review y dirige el Grupo de Estudio de la Innovación Social de Asia Oriental.
- Wenqian Xu es la fundadora de Period Pride. Cursa la Maestría en Administración Pública en la Universidad Columbia.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review China.
- Traducción del artículo Ending Period Shame and Poverty in Asiapor Leticia Neria
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