Los gobiernos, las fundaciones, y las empresas sociales que buscan acelerar la producción y distribución de equipo médico en respuesta a la COVID-19 y a otras amenazas actuales deben evaluar este proceso de manera integral o corren el riesgo de prometer en exceso y no prestar suficiente ayuda a los países de ingresos bajos y medios.
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Refrigeradores de vacunas en espera de ser reparados en Mozambique, en 2016.
(Foto cortesía de Nexleaf Analytics)
A medida que la COVID-19 ha incrementado nuestra conciencia colectiva sobre la importancia de contar con sistemas de salud robustos, los innovadores están trabajando arduamente en el diseño de nuevas formas de distribuir de todo, desde vacunas hasta oxígeno.
Aunque la rapidez es un aspecto importante cuando de responder a la pandemia se trata, una década de trabajo en asuntos relacionados con la salud pública en África y Asia nos ha enseñado que los innovadores y los prestadores de servicios de salud deben pensar muy bien al buscar soluciones tecnológicas. Ya que deben considerar los numerosos factores que pueden determinar si el equipo logrará lo que se pretende.
Entre los factores que amenazan el éxito se encuentran las cadenas de suministro rotas, el diseño inapropiado, el mantenimiento complicado y, una discrepancia entre la tecnología y las necesidades locales. Al no tener en cuenta estos y otros factores, las soluciones mejor intencionadas que han surgido durante la crisis del COVID-19 corren el riesgo de terminar en vertederos tecnológicos alrededor del mundo, lugar donde se acumulan dispositivos descompuestos y en desuso.
A medida que las partes interesadas en la salud pública de todo el mundo siguen respondiendo a la crisis del COVID-19 y, a otras similares, he aquí algunas prácticas que deben tenerse en cuenta en el diseño, el despliegue y la ampliación de las soluciones tecnológicas. Creemos que seguir estas directrices ayudará a garantizar que las personas vulnerables de los países de ingresos bajos y medianos (PIBM) obtengan la ayuda que necesitan.
Comprenda las necesidades locales
Vale la pena repetir el concepto bien conocido de que los proveedores de soluciones necesitan entender los problemas y plantear sus resoluciones, a través de los ojos de las personas que los sufren. Una y otra vez hemos aprendido que la participación de los principales interesados a nivel nacional—y hacerlo a tiempo y con frecuencia—es fundamental para alinearse con las comunidades locales y diseñar soluciones que puedan escalarse de manera responsable.
Dado que los Ministerios de Salud son los responsables de coordinar ampliamente los servicios médicos en los países de bajos y medianos ingresos, deberían ser los primeros en la lista de organizaciones a las que se debería acudir para colaborar, ya que pueden complementar o sumar esfuerzos para localizar y apoyar a los innovadores, ingenieros y líderes sociales locales que puedan ofrecer soluciones adaptadas a las necesidades específicas de la comunidad.
Nexleaf ha trabajado con el Ministerio de Salud en Kenia y Mozambique para el desarrollo de dispositivos de monitoreo que registren la temperatura de refrigeradores utilizados para almacenar vacunas, las cuales pueden volverse ineficaces a menos que se mantengan a una temperatura que oscile entre los 2 y los 8 grados Celsius. Nos acercamos al Ministerio de Salud de Kenia con un prototipo del dispositivo y lo instalamos en algunas clínicas, tomándonos el tiempo de observar y aprender de la forma en que los trabajadores de la salud hacían uso de esta tecnología. La colaboración con el Ministerio de Salud desde el principio y el haber aprendido de los prestadores de servicios médicos, nos ayudó a mejorar el diseño del dispositivo y a actualizar las características para resolver problemas de seguridad y conectividad limitada. El dispositivo rediseñado se instaló en sitios de almacenamiento de vacunas en todo Kenia, lo que ha permitido reducir enormemente la exposición de las vacunas a niveles de temperatura perjudiciales.
Prepárese para fluctuaciones en el suministro de energía
Debido a que muchos centros de salud de países de bajos recursos carecen de redes eléctricas confiables y a menudo no pueden obtener combustible para hacer funcionar los generadores de respaldo, las máquinas destinadas a salvar vidas deben estar diseñadas para adaptarse a condiciones de cortes de energía y fluctuaciones de voltaje. Uno de nuestros estudios sobre el rendimiento de refrigeradores en 27 clínicas de salud en Mozambique reveló que los cortes de electricidad causaban el 16% de las fallas en los dispositivos. Este era un problema grave, ya que los refrigeradores se utilizaban para guardar una amplia variedad de vacunas, todas ellas sensibles a la temperatura. Sin embargo, los cortes de energía son peligrosos en muchos escenarios.
Para hacerle frente a este desafío, se consideraron mejoras en el diseño de los equipos, tales como integrar baterías recargables de reserva y circuitos de energía más robustos. Las soluciones también pueden ser a nivel de las instalaciones, e incluir una fuente de alimentación ininterrumpida (UPS), la cual permite que un dispositivo siga funcionando con la energía de la batería, cuando se pierde la fuente primaria. Otra opción para proteger los dispositivos de las fluctuaciones en la red eléctrica es utilizar estabilizadores de voltaje, los cuales se encargan de regular el suministro de energía entrante. En términos generales, los profesionales de la salud pública deben analizar las formas de llevar electricidad a las zonas de recursos limitados o de difícil acceso. Estas opciones incluyen energía solar en mini redes, energía solar fuera de la red, y otras fuentes de energía renovables. O simplemente, podrían mejorar el acceso de la gente al combustible para hacer funcionar los generadores. En Tanzania, por ejemplo, un funcionario de salud ordenó que las instalaciones médicas contaran con cilindros extra de gas propano como energía de reserva.
Proporcionar diseños de código abierto o estandarizados
La mayoría de los equipos destinados a salvar vidas se diseñan en países desarrollados, en los cuales es más probable contar con un suministro robusto de consumibles y repuestos—filtros, catéteres nasales y otros objetos que se utilizan en el funcionamiento de ventiladores, por ejemplo. Sin embargo, muchos de los países de ingresos bajos y medianos han carecido por años del acceso a cadenas de suministro robustas que puedan proveer tales componentes, sin los cuales las máquinas se vuelven inservibles. El problema se complica aún más por el hecho de que los diferentes fabricantes no estandarizan el diseño de los consumibles o las piezas de repuesto.
La estandarización del diseño, o permitir que estos diseños sean flexibles basados en cadenas de suministro localizadas, les permite a las partes interesadas en las comunidades obtener y utilizar el equipo con mayor eficacia. Un ejemplo de este enfoque fue un prototipo de ventilador del laboratorio Jet Propulsion Laboratory.
Si ponerse de acuerdo sobre los diseños comunes parece una solución descabellada, otra opción sería tomar prestado un concepto del mundo del software y hacer los diseños de código abierto. Esto daría al menos a las organizaciones y personas con suficientes recursos la posibilidad de fabricar piezas de repuesto funcionales por su cuenta. Ingenieros italianos, por ejemplo, utilizaron impresoras 3D para construir válvulas desechables para mantener los respiradores en funcionamiento.
Esta preocupación por el diseño también debería extenderse a los datos que los dispositivos puedan producir sobre su propio funcionamiento, desde simples registros sobre fluctuaciones de energía hasta errores y alertas. Dada la velocidad del cambio tecnológico, los datos deberían ser estructurados de una manera abierta, que los haga utilizables por una variedad de dispositivos y programas informáticos. Los servicios populares, desde Facebook hasta Twitter y Airtable, utilizan este concepto—llamado interfaz de programación de aplicaciones (API)—para hacer que los datos que capturan sean útiles para aplicaciones distintas a las suyas. Nuestro equipo ha utilizado una API abierta para organizar los datos de los refrigeradores de vacunas que se encuentran en diferentes ubicaciones y fabricados por varios proveedores. Luego los agregamos en un tablero de información, llamado Herramienta de mantenimiento y planificación inteligente (IMPT), que los funcionarios de salud pueden usar para monitorear los dispositivos.
Evalúe la disponibilidad de otros bienes esenciales para el dispositivo
Los ventiladores se consideran una poderosa herramienta para salvar vidas en el caso de COVID-19 y para otras necesidades médicas urgentes, tales como cirugías y tratamientos de enfermedades pulmonares. Sin embargo, los ventiladores no funcionan por sí solos. Necesitan oxígeno, el cual es escaso y difícil de distribuir a donde hace falta. A medida que más ventiladores son fabricados y enviados a todo el mundo, los interesados en la salud pública también deben evaluar las cadenas de suministro del oxígeno. En este caso y, a menudo en otros, hay más de una manera de obtener todos los elementos necesarios para un dispositivo. Si el acceso a cilindros de oxígeno es limitado, por ejemplo, los hospitales pueden hacer uso de concentradores de oxígeno, que tienen la ventaja de ser más económicos, abundantes y versátiles cuando se trata de brindar atención médica. Sin embargo, los concentradores de oxígeno también necesitan electricidad y mantenimiento regular. Cada dispositivo tiene sus ventajas, pero también sus desventajas. Cuando se distribuyen equipos a las instalaciones, no debemos asumir que existe una solución única para todas las necesidades de salud.
Añada a los dispositivos capacidades de diagnóstico y señalización inteligente
En el caso de los países y regiones con redes de telecomunicaciones confiables, los interesados en la salud pública deberían considerar la posibilidad de utilizar dispositivos equipados con tarjetas SIM, que pueden recopilar datos y emitir señales para pedir ayuda. Nuestro equipo ha trabajado con funcionarios de salud durante los últimos ocho años para integrar estos sensores a los refrigeradores en los que se almacenan las vacunas. Los sensores detectan cuando las temperaturas ponen en riesgo la integridad de las vacunas y envían una alerta SMS a los trabajadores de la salud, quienes luego toman las medidas necesarias para prevenir que las vacunas se echen a perder, desde cerrar una puerta que se dejó abierta accidentalmente hasta sacar las vacunas de un refrigerador que está fallando constantemente. A través de estas medidas los trabajadores de la salud pueden tener la certeza de que las vacunas que están administrando son seguras.
Sin embargo, las alertas no son suficientes. Los trabajadores deben ser capaces de entender por qué no funciona adecuadamente el dispositivo para buscar una solución. Sin duda, los fabricantes pueden ser parte de la solución asegurándose de que los dispositivos emitan datos sobre sí mismos. Esta información puede incluir estado de encendido o apagado, disponibilidad de energía, códigos de error, métricas de rendimiento, e información básica de si el dispositivo simplemente está funcionando. Con estos datos disponibles, los usuarios del dispositivo pueden pedir ayuda apropiada, y los encargados de las reparaciones pueden organizarse para responder de manera eficiente a problemas diferentes y mejor clasificados.
En una evaluación realizada con el Ministerio de Salud en Mozambique, Nexleaf descubrió que los técnicos con acceso a datos de diagnóstico podían evaluar a distancia un refrigerador, y guiar a los trabajadores de salud por teléfono para que ellos mismos hicieran reparaciones simples, como ajustes de temperatura. Esto les ahorró a los técnicos una considerable cantidad de tiempo y dinero, que de otra manera habrían tenido que emplear en viajar a instalaciones distantes. En Mozambique, el diagnóstico a distancia llevó a grandes ganancias en la prevención de problemas: de agosto de 2014 a mayo de 2015 el número de veces que los refrigeradores alcanzaron niveles riesgosos de calor se redujeron en un 78%, y los problemas de exceso de frío se redujeron en un 60%.
Asegúrese de que los trabajadores de salud estén capacitados y conozcan sus opciones
El manejo de ventiladores requiere de capacitación especializada, que incluye la intubación. Sin embargo, solo un número muy limitado de trabajadores de la salud sabe cómo llevar a cabo el procedimiento, mientras la demanda se dispara en respuesta al COVID-19. Debería prestarse mayor atención a la capacitación integral para aprovechar al máximo los recursos disponibles. El entrenamiento puede asegurar que ninguno de los equipos existentes o de nuevo diseño se quede sin utilizar. Cuando Nexleaf observó que los trabajadores de salud no utilizaban la tecnología de monitoreo de temperatura a distancia, nuestro equipo investigó las causas y se enteró de que los trabajadores, a pesar de haber participado en un programa de capacitación inicial, se sentían intimidados por la tecnología; en respuesta, brindamos más entrenamiento práctico, lo que llevó a un aumento en el uso del dispositivo.
Antes de enviar
A medida que esta pandemia sigue propagándose, es más palpable el riesgo de producir y distribuir dispositivos que terminen en vertederos tecnológicos cada vez más grandes. Hacer algunas preguntas desde el principio puede garantizar que los planes mejor intencionados de distribución de equipo médico también dé los mejores resultados. Antes de enviar equipo, asegúrese de que es el adecuado para las personas a las que está destinado.
Autores originales:
- Marym Mohammady, MPH, es gerente de programas en Nexleaf Analytics, una organización sin fines de lucro que recaba material para proponer iniciativas en temas de energía limpia y salud pública en países de ingresos bajos y medianos. Anteriormente trabajó como gerente de un proyecto financiado por USAID dirigido a comunidades vulnerables en Afganistán, donde también estableció el primer registro nacional de cáncer de la historia.
- Erin Ross es directora de proyectos de datos y escritora principal en Nexleaf Analytics. Sus artículos han sido publicados en Nature Climate Change y Broken Pumps and Promises, y por el Vaticano.
- Bernard Olayo, MBChB y MPH, es fundador y presidente del Centro de Salud Pública y Desarrollo de Nairobi. Tiene más de 14 años de experiencia en el sistema de salud de África como médico y especialista en salud pública de Kenia. Fundó la compañía de oxígeno médico, Hewatele, y una empresa social de equipos médicos, Mediquip Global.
- Dickson Otiangala, MPH, es líder de investigación, monitoreo y evaluación en el Centro de Salud Pública y Desarrollo. Tiene más de ocho años de experiencia supervisando intervenciones de oxigenoterapia basadas en investigaciones.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en julio 2 de 2020.
- Traducción del artículo How to Ensure Medical Devices Help Communities in Low- and Middle- Income Countries por Edith Bautista. Lingüista, con especialidad en Traducción y maestra en Educación con especialidad en Desarrollo cognitivo. Es coautora de Aula Latina y Nuevo español en marcha, métodos para la enseñanza del español a extranjeros. Es miembro fundador de AMELE, Asociación Mexicana de Español Lengua Extranjera. Desde 1991 es profesora de escritura académica y español para extranjeros en el Tecnológico de Monterrey, Región Monterrey.
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