Una organización busca empoderar a las comunidades locales y promover la pesca responsable del barrilete en las costas de Oaxaca.
*Este artículo es resultado del Segundo Taller de Estudios de Caso, organizado por SSIR en Español, Tec de Monterrey, Cemefi, Comunalia, fhi360 y USAid.
Hace unos años, mientras caminaba por las playas de Puerto Ángel, Oaxaca, en la costa sur del Pacífico mexicano, me encontré con una escena cotidiana que cambiaría mi percepción de la pesca de pequeña escala. Allí, un pescador regresaba después de una ardua jornada en el mar, y su embarcación estaba abarrotada con más de 100 ejemplares de barrilete (katsuwonus pelamis). Pero, al llegar a la bahía, se enfrentó a una situación complicada: los compradores se aglomeraron en torno a su embarcación. Fueron rápidos en establecer los precios de compra, sin dar lugar a la negociación y sin valorar a quien, con esfuerzo y destreza, había traído esa captura del mar.
La bahía de Puerto Ángel es famosa por la pesca de barrilete, un producto tradicional cuyo valor ha sido eclipsado por décadas de precios insignificantes. Este bajo precio amenaza la sostenibilidad de la actividad y hace que la labor de los pescadores sea todo menos rentable. Actualmente, la pieza se vende entre los cincuenta centavos de dólar y los dos dólares, según el volumen que hay en la playa, pues el precio lo establece quien compra el producto. La dinámica actual de compra y venta del barrilete desvaloriza el esfuerzo y la dedicación de los pescadores, así como perpetúa la desigualdad en la cadena de valor de la pesca de pequeña escala.
Esta experiencia me llevó a adentrarme en un proyecto que busca transformar la forma en que percibimos los productos pesqueros locales y, a su vez, la vida de quienes participan en su captura y elaboración. En colaboración con diversas organizaciones civiles, gubernamentales, instituciones académicas y cooperativas, el proyecto de “Rescate de Valor del Barrilete en Puerto Ángel” es una iniciativa que cambia paradigmas a fin de impactar en la región mediante una apuesta por la innovación social. Se trata de una colaboración que no solo busca mejorar las prácticas pesqueras y la comercialización, sino también empoderar a las comunidades locales y fomentar la conservación de las especies marinas.
Un desafío social relevante
La pesca de pequeña escala (PPE) en la costa de Oaxaca ha sido, durante mucho tiempo, una actividad crucial para la subsistencia de las comunidades locales, dado que proporciona alimento y medios de vida. Sin embargo, en la actualidad, enfrenta una serie de desafíos que amenazan su conservación y la sostenibilidad de los océanos. Por un lado, la sobreexplotación de los recursos marinos ha dejado cicatrices en los ecosistemas costeros, poniendo en peligro la salud de nuestros mares. Por otro lado, la falta de buenas prácticas de manejo a bordo de las embarcaciones ha contribuido a disminuir la calidad de los productos pesqueros. Lo anterior genera una subvaloración crónica de las capturas y una escasa visibilidad en los mercados nacionales e internacionales.
Dicho escenario, además de impactar la economía local de manera negativa, ha socavado la dignidad y la percepción de la pesca de pequeña escala. Los pescadores, guardianes silenciosos de nuestro patrimonio marino, han luchado en condiciones desfavorables, pues reciben compensaciones desproporcionadamente bajas por su arduo trabajo.
En medio de este panorama desafiante, surgió un proyecto con el potencial de transformar la economía de las comunidades costeras de Oaxaca y su relación con el mar. "Rescate de Valor del Barrilete en Puerto Ángel" es una iniciativa ambiciosa y colaborativa entre el Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza (FOCN), el Comité Oaxaqueño de Sani- dad e Inocuidad Acuícola AC (COSIA), el Comité Ambiental de Pesca y Acuacultura (CAPA AC), Smart Fish AC, la Comercializadora Healthy Fish, el Instituto Tecnológico de Pochutla, la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Punta Sacrificio S.C. de R.L., entre otros. Su objetivo principal es revitalizar la pesca de pequeña escala, así como elevar la calidad y sostenibilidad de la captura del barrilete, lo que abre las puertas a nuevos mercados preferenciales. Esto se ha logrado a través de acciones articuladas: mejorar las prácticas de manejo a bordo, promover la sostenibilidad, agregar valor al producto mediante su transformación en diversos artículos procesados, implementar la trazabilidad para garantizar la autenticidad del resultado, y empoderar a las comunidades locales al fortalecer sus capacidades empresariales y administrativas.
Estamos tejiendo un tapiz de cambio que va más allá de la pesca, debido a que restaura la dignidad y la esperanza en las vidas de quienes dependen del mar para sobrevivir.
En México, diversos proyectos con enfoque de sustentabilidad han sido liderados por organizaciones como SmartFish AC, Comunidad y Biodiversidad (COBI), y Pronatura Noroeste. Estas operan con equipos multidisciplinarios que involucran a las comunidades y sus ecosistemas de manera activa, lo que ha demostrado un impacto positivo en la transformación de la pesca de pequeña escala y en la conservación marina. Se enfatiza el compromiso con prácticas responsables y la conservación de los ecosistemas costeros.
Particularmente, "Rescate de Valor del Barrilete en Puerto Ángel" se beneficia de la colaboración con SmartFish AC, uno de sus aliados clave. Este aporta una metodología del Modelo de Rescate de Valor centrada en aumentar el valor económico de las pesquerías mediante la mejora en prácticas de manejo a bordo, el establecimiento de trazabilidad del producto y la transformación del pescado en productos de mayor valor agregado. Así, el modelo busca mejorar la calidad del producto final, optimizar la cadena de suministro y fomentar una mayor sostenibilidad económica y ambiental. La aplicación de esta metodología en la costa de Oaxaca fue diseñada para elevar la calidad del barrilete, fortalecer el empoderamiento local y adaptar estrategias exitosas a las necesidades específicas de la región.
Transformar la pesca de pequeña escala
El proyecto "Rescate de Valor del Barrilete en Puerto Ángel" se despliega en diversas fases que desencadenan la sostenibilidad y añaden valor al producto. La primera de ellas se sumerge de lleno en el proceso de captura del barrilete, una etapa crítica que sienta las bases para el éxito del proyecto.
En las aguas de Puerto Ángel, la pesca del barrilete se realiza con una técnica que combina habilidad y tradición. Los pescadores navegan en sus pequeñas embarcaciones, a menudo con uno a tres miembros por tripulación, y se adentran en el mar en busca de una mancha de barriletes. Utilizan curricanes, señuelos hechos artesanalmente con destreza por los propios pescadores, lo que permite una pesca selectiva. Cada salida al mar puede durar alrededor de tres horas, y es común que los pescadores realicen varias excursiones diarias.
La propuesta aporta valor a la cadena en varias áreas: 1) mejora las prácticas de manejo abordo, 2) garantiza la trazabilidad y transformación del producto, y 3) promueve la participación activa de la comunidad en todas las fases del proceso.
1. Mejorar las prácticas de manejo |
En esta primera fase, la atención se centra en perfeccionar las prácticas de manejo a bordo de las embarcaciones. La higiene y la inocuidad emergen como principios fundamentales, pues no solo es necesario garantizar la calidad del producto, sino también su seguridad para el consumo. Algunas de las acciones que se vuelven cotidianas antes de salir a pescar son la limpieza de la embarcación, asegurarse de contar con el equipamiento necesario, presentarse saludables a la jornada y el mantenimiento de las embarcaciones. La certificación de Buenas Prácticas de Manejo a Bordo (BPMB) otorgada por SENASICA (Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria) garantiza un sello de confianza para quienes buscan productos de calidad y responsables con el medio ambiente. Este proceso es respaldado por la normativa y regulaciones vigentes, incluida la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, y las disposiciones internacionales como el Código de Conducta para la Pesca Responsable de la FAO (FAO, 2012).
Por otra parte, en la captura, el uso de artes de pesca selectivos y la aplicación de técnicas de matanza y desangrado ike-jime marcan un hito esencial. Esta antigua técnica japonesa no solo asegura la calidad óptima del barrilete, sino también resalta el respeto por la vida marina y la dedicación a la preservación de sus cualidades. La cadena de frío es otro componente crucial de esta fase, pues el barrilete es un producto delicado y su calidad puede degradarse con rapidez si no se mantiene a una temperatura adecuada. Garantizar una cadena de frío ininterrumpida es como mantener la frescura y la calidad del mar en cada captura. La implementación de estas prácticas de manejo a bordo requiere que las y los pescadores entiendan, de manera integral, lo que representan dichas acciones en la cadena de valor y en la excelencia del producto final. Esto se logra a través de procesos de capacitación que les permiten conocer e innovar sus técnicas, así como de un acompañamiento constante donde se reitera la importancia de lo mencionado para asegurar la calidad y el seguimiento que se da a partir de la certificación.
2. Del mar a la mesa: trazabilidad y transformación del producto pesquero |
La trazabilidad, que se refiere al proceso de documentar el recorrido del barrilete desde su captura hasta el consumidor mediante registros o bitácoras de pesca, empodera a las comunidades locales para que tomen un papel activo en la cadena de valor, y permite a cada cliente conocer el origen de los productos y la forma en que fueron manejados en cada etapa del proceso. Este conocimiento garantiza la autenticidad del producto y construye un puente de confianza entre pescadores y compradores; al final, es una historia que se teje desde la orilla del océano hasta la cocina de hogares y restaurantes. Aquellos que disfrutan del sabor del barrilete pueden trazar el viaje desde el mar hasta su mesa, con la certeza de que están apoyando una pesca sostenible.
En el caso del barrilete, desde el momento en que es capturado hasta su llegada al consumidor final, está registrado en la plataforma digital NADIR de Plenumsoft Marina, la cual sirve en el etiquetado como una ventana transparente que muestra el viaje de cada captura. El hábito de las bitácoras de registro de pesca en las cooperativas son el primer paso para, a partir de allí, innovar a las plataformas tecnológicas.
Otra fase importante en el valor agregado del barrilete es su transformación de pieza capturada a una diversidad de productos procesados. Este paso ocurre en la planta de procesamiento de la Sociedad Cooperativa de Producción Pesquera Punta Sacrificio S.C. de R.L, ubicada en la carretera a Puerto Ángel, Oaxaca.
Aquí, una vez que ha sido capturado en embarcaciones certificadas y con buenas prácticas de manejo, el barrilete es sometido a un proceso de transformación que eleva su valor y amplía su versatilidad en el mercado. Entre los productos que se están trabajando podemos encontrar filetes de barrilete con piel y sin piel, cubos de pescado, conformados y harinas. La variabilidad de productos permite tener el máximo rendimiento del mismo, debido a que ya que no quedan desechos y se diversifican las fuentes de ingresos para la comunidad, proporcionando así una retribución constante a lo largo del año.
3. La comunidad detrás del esfuerzo |
En este tipo de iniciativas, la participación comprometida de las comunidades locales es el motor para el éxito. Al empoderar a las personas para que desempeñen un papel clave en todas las fases del proyecto, se construye un sentido de pertenencia y responsabilidad compartida. Aunque este enfoque representa un gran reto en la búsqueda de involucramiento por parte de la comunidad, trabajar de manera comunitaria fortalece los lazos sociales y promueve cambios profundos en su relación con el mar.
Cada día, la destreza y dedicación de pescadores se traduce en capturas de calidad que son la base de este proceso de cambio. Las juventudes locales, es decir, las y los estudiantes del Instituto Tecnológico de Pochutla, guiados por su compromiso con la preservación ambiental y el bienestar de su comunidad, han hallado en esta iniciativa una oportunidad para aplicar sus conocimientos teóricos en un contexto práctico. A través de sus prácticas, contribuyen activamente al procesado de la pesca y al monitoreo biológico, lo que enriquece el proyecto con una perspectiva técnica y científica.
De igual manera, la juventud pescadora de la región ha abrazado la tecnología y la innovación con voluntad, y ha hecho que la trazabilidad sea posible. Su capacidad para adaptarse a nuevas herramientas y su compromiso con las prácticas de pesca responsables refuerzan el puente entre la tradición ancestral y el futuro de la pesca de pequeña escala. Dentro de las cooperativas participantes en el proyecto, son las y los jóvenes quienes lideran la innovación tecnológica y se convierten en un ejemplo concreto de cómo la próxima generación puede ocupar un lugar fundamental en la revitalización de una industria con raíces históricas. Se despeja el camino hacia un futuro más sostenible y prometedor.
Una muestra del compromiso de la juventud es Margarita Castro, estudiante del Instituto Tecnológico de Pochutla, quien ha compartido su perspectiva sobre su participación en el proyecto: "Mis compañeros y yo hemos dado diferentes ideas de marketing de los productos de origen pesquero, así como una nueva perspectiva en el acercamiento con el mercado objetivo de los conformados de pescado (nuggets, deditos, hamburguesas y chorizo-pastor). También, hemos ayudado en cuestiones de inventarios, distribución de la planta, detección de plagas y riesgos a la salud del trabajador de la planta procesadora de pescado. Nos complace ser de ayuda en este proyecto que está contribuyendo a erradicar la sobrepesca, el mal manejo del recurso pesquero, la falta de calidad e higiene en el producto, así como la disminución de desechos pesqueros que ha enfrentado la comunidad de Puerto Ángel”.
A su vez, las mujeres, en específico, han elevado su presencia en la cadena de valor. No solo participan de un modo activo en la pesca misma, sino que también desempeñan un papel destacado en la comercialización y el procesamiento de los productos. Por medio de su trabajo, han contribuido significativamente a la diversificación y el valor agregado de las capturas, ampliando las oportunidades para la comunidad y reconociendo su importante papel en el sector pesquero.
Un ejemplo concreto es su responsabilidad en la digitalización de los registros de pesca, tarea que han asumido con gran constancia y orden al asegurar que los datos se mantengan actualizados de manera diaria. Además, las mujeres actúan como enlaces clave en la comunicación con los grupos pesqueros, lo que demuestra una apertura a nuevas propuestas de cambio. Son portavoces del proyecto en diversos eventos y redes, y juegan un rol esencial en la capacitación de otras mujeres en el procesamiento del barrilete. Por lo mismo, fortalecen la cadena de valor en la planta de procesamiento y suman valor agregado al producto final.
Un futuro de sostenibilidad
En un momento en que los océanos del mundo enfrentan amenazas crecientes debido al cambio climático, la contaminación y la sobreexplotación, es esencial abordar la pesca de pequeña escala de manera sostenible. Este proyecto es un ejemplo de cómo la innovación social se manifiesta a través de la colaboración intergeneracional, el empoderamiento de las mujeres en la industria pesquera y la cooperación entre diversas partes interesadas para impulsar un cambio sostenible dentro de las comunidades costeras de Oaxaca.
La participación de cada joven refleja el potencial de la próxima generación para desempeñar un papel fundamental en la revitalización de un sector con raíces históricas. El proyecto encarna estos principios y se convierte en un ejemplo palpable del modo en que la innovación social impulsa la sostenibilidad en comunidades dependientes de la pesca de pequeña escala, lo que desafía paradigmas y causa un impacto significativo en la región a partir de la transformación de las prácticas pesqueras, la redefinición de las relaciones entre la comunidad y el medio ambiente marino, y el empoderamiento de las personas locales.
La colaboración entre diversas organizaciones civiles, gubernamentales, instituciones académicas y cooperativas ha sido la columna vertebral de esta iniciativa. La unión de esfuerzos y conocimientos ha permitido una transformación sólida y sostenible. Juntos, estamos tejiendo un tapiz de cambio que va más allá de la pesca, debido a que restaura la dignidad y la esperanza en las vidas de quienes dependen del mar para sobrevivir. En esta colaboración se encuentra el alma del proyecto: un testimonio de lo que es posible cuando las personas se unen en busca de un bien común
Autora original:
- Alicia Muñoz Ray es coordinadora de proyectos de pesca sustentable en el Fondo Oaxaqueño para la Conservación de la Naturaleza. Estudió Ciencias Ambientales y Desarrollo Sustentable en la Universidad Iberoamericana Puebla, y una maestría en Ciencias en Recursos Naturales y Desarrollo Rural en ECOSUR. Su formación académica impulsa trabajos en la protección de los ecosistemas marinos y el apoyo a las comunidades locales.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review en Español.
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