Asegurar un futuro libre de pandemias requiere que los gobiernos, la academia y el sector privado tomen estas cinco acciones prioritarias.
El descubrimiento de un nuevo coronavirus en Wuhan, China, no debería sorprender a nadie. Los coronavirus son amenazas microbianas muy conocidas, y el SARS-CoV-2, la causa de la actual pandemia de COVID-19, no será el último coronavirus en amenazar al planeta. El mundo seguirá luchando contra el COVID-19 durante un tiempo, pero debe hacerlo con el conocimiento de que hay otros virus que aún no se han nombrado y que surgirán en el futuro desde puntos vulnerables de la tierra.
Poner fin a las pandemias es un objetivo alcanzable; sin embargo, hacer realidad esta visión requiere que todos los países sean capaces de detectar las primeras señales de un posible brote con la suficiente rapidez como para tomar medidas locales y evitar la propagación global. Cada amenaza microbiana es diferente, pero en todos los casos, la detección temprana es fundamental para una respuesta oportuna.
Durante la última década, una serie de esfuerzos de detección temprana en todo el mundo nos ha mostrado el camino a seguir. Las iniciativas más exitosas se basan en la innovación social tanto del ingenio local como de la colaboración transversal entre distintos sectores. Asegurar un futuro libre de pandemias requiere, en específico, que los gobiernos, la academia, la sociedad civil, los filántropos y el sector privado tomen cinco acciones prioritarias. Cuando éstas se adopten por completo, transformarán la manera de prepararse para una futura pandemia.
- Involucrar directamente a la gente: los países que involucran a su población para que notifiquen directamente los síntomas de la enfermedad detectan los peligros de forma más anticipada y responden más rápidamente a las crisis sanitarias.
La primera evidencia del surgimiento de una enfermedad suele ocurrir entre personas de una localidad determinada que presentan síntomas similares. Por lo general, la detección de un posible brote requiere que varias personas acudan a un organismo de atención médica, pero, aun así, el brote puede pasar desapercibido si los casos individuales no están conectados entre sí. Sin embargo, cuando la comunidad reporta los casos de manera directa, los funcionarios pueden detectar patrones de enfermedad incluso antes de que los afectados busquen atención médica.
El desarrollo de la vigilancia participativa (es decir, de nuevos sistemas que permiten al público informar directamente sobre sus síntomas) ha tenido excelentes resultados y ha proporcionado, de manera oportuna, una especie de fotografía del comportamiento de posibles grupos de enfermedades. Algunos sistemas permiten que sea únicamente el usuario quien informe, pero algunos permiten que tanto los trabajadores del sector salud de la comunidad como los cuidadores y los miembros de la familia informen en nombre de otros, incluyendo los niños y los ancianos.
En 2011, Ending Pandemics (Eliminando las Pandemias), un organización sin fines de lucro que dirijo, unió esfuerzos con HealthMap (Mapa de la Salud) de la Universidad de Harvard para lanzar Flu Near You (La influenza a tu alrededor), un sistema gratuito y voluntario mediante el cual el público informa sobre sus propios síntomas de influenza en los Estados Unidos. A partir de los síntomas reportados, se realiza un mapeo en tiempo real en un sitio web de acceso público, el cual incluye información sobre vacunas contra la influenza y otros recursos para la salud. Flu Near You es la única referencia basada en la población y fuera de los organismos de atención médica que los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés) tienen para monitorear enfermedades parecidas a la influenza. En 2020, Flu Near You se expandió para convertirse en Outbreaks Near Me (Brotes a mi alrededor) con el fin de monitorear también el COVID-19, así como otras infecciones que surgieran entre el público en general. Este tipo de vigilancia participativa se implementó con éxito en Brasil para lograr la colaboración de usuarios a corto plazo en reuniones masivas, primero en la Copa Mundial de Fútbol en 2014 y después en los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2016.
Ahora bien, la vigilancia participativa puede tomar muchas formas. En 2016, Camboya puso a disposición del público una línea directa nacional gratuita para informar a las autoridades nacionales sobre cualquier amenaza para la salud. El sistema atiende un promedio de 600 llamadas al día y, por lo general, entre 20 y 30 de las llamadas que se reciben al mes requieren una acción inmediata por parte de las autoridades de salud. Cuando surgió el COVID-19, la línea directa de Camboya comenzó a recibir hasta 18,000 llamadas al día, pudo identificar aproximadamente el 90% de los primeros casos de COVID-19 en el país y brindó información crucial para responder de manera rápida ante la enfermedad. Durante la pandemia, otros países también desarrollaron sistemas de autoinforme específicamente para el COVID-19, los cuales validaron aún más la eficacia de la vigilancia participativa.
2. Desplegar la estrategia de Una sola salud: las comunidades que defienden la interdependencia entre los seres humanos, los animales y el medio ambiente tienen más éxito en la predicción y prevención de brotes.
La interacción de los seres humanos con los animales y diversos ecosistemas continúa desencadenando la aparición y propagación de enfermedades, tal como lo han demostrado en las últimas décadas el ébola, el hantavirus, el VIH, el SARS y el zika. Tres de cada cuatro infecciones nuevas surgen primero en animales antes de propagarse a los seres humanos. El cambio climático, el uso de la tierra y la distribución de roedores, mosquitos y otros vectores de transmisión contribuyen a aumentar el riesgo de enfermedades. La estrategia de Una sola Salud explica estas interacciones y puede permitir la predicción, prevención y detección temprana de nuevas infecciones.
Los sistemas de vigilancia participativa que han adoptado el enfoque de Una sola salud están demostrando el papel fundamental que juegan las comunidades en la detección temprana de enfermedades. En Tailandia, los voluntarios de salud de las aldeas informan sobre cualquier sospecha de enfermedad en aves y ganado mediante el envío de fotografías y el llenado de formularios simples en sus teléfonos móviles. El Participatory One Health Disease system (sistema Participativo de Detección de Enfermedades de Una sola salud, PODD por sus siglas en inglés) de ese país descubrió un caso inicial de fiebre aftosa en una vaca, que llevó a la vacunación inmediata de todo el ganado de la aldea, evitando así una mayor propagación y logrando un ahorro de aproximadamente 4 millones de dólares al prevenir una prohibición de la exportación de su leche. Hoy, el PODD se ha adaptado para recibir también informes sobre seguridad alimentaria, agua contaminada, COVID-19 y venta de medicamentos falsos. En 2021, el PODD ganó el premio mayor en The Trinity Challenge (El Reto Trinity), una iniciativa de una coalición de empresas, fundaciones y universidades para apoyar ideas para el uso de datos y análisis con el fin de abordar emergencias de salud global.
3. Expandir los servicios de inteligencia epidemiológica: la detección temprana y la investigación en el lugar de origen son claves para detener la propagación de la enfermedad.
Hoy en día, es común que los brotes en todo el mundo se detecten por primera vez mediante sistemas de minería de datos automatizados o controlados por humanos que escanean los recursos digitales en busca de señales de alerta tempranas que puedan sugerir un brote. El sistema más nuevo de este tipo es la iniciativa de Epidemic Intelligence from Open Sources (Inteligencia Epidemiológica de Fuente Abierta, EIOS por sus siglas en inglés) de la OMS. Dicho sistema escanea continuamente más de 20,000 recursos digitales disponibles públicamente bajo la estrategia de Una sola salud. Entre otros sistemas de este tipo se encuentran la Global Public Health Intelligence Network (Red de Inteligencia Global de Salud Pública, GPHIN por sus siglas en inglés), GeoSentinel y HealthMap.
A medida que aumentan los sistemas de alerta temprana, se vuelve crucial poder verificar las alertas iniciales para evitar demoras en la activación de una respuesta. La existencia de un servicio de inteligencia cerca de la ubicación geográfica de un presunto brote puede mejorar de manera drástica la eficiencia de la alerta temprana al permitir la verificación rápida de un evento grave. En 2014, Ending Pandemics creó el sistema EpiCore para verificar las señales de posibles brotes identificados por primera vez a través de los sistemas de alerta temprana, ya sea automatizados o curados por humanos. Esta comunidad colaborativa de más de 3100 epidemiólogos en 158 países proporciona información de contexto a las preguntas que otras organizaciones envían a través de la plataforma, y puede verificar una posible amenaza en un lapso de 24 horas. En el caso del COVID-19, los miembros de la red proporcionaron información dentro de las seis primeras horas posteriores a la solicitud, y reportaron que el mercado de mariscos señalado como el epicentro en Wuhan había vendido también especies vivas de animales silvestres. Diez días después de la alerta de Wuhan, los miembros de EpiCore informaron el primer caso de COVID-19 en la población cercana de Jingmen.
Si bien la capacidad humana puede ayudar a verificar las alertas tempranas, la confirmación mediante resultados de laboratorio sigue siendo el estándar de oro para identificar el patógeno que causa la enfermedad. Sin embargo, en muchos de los puntos críticos de brote de infecciones en el mundo, la capacidad de los laboratorios para identificar un patógeno nuevo es limitada o puede estar disponible solo a través de un laboratorio regional que atiende a varios países. No obstante, la capacidad humana de verificar una posible amenaza puede generar una respuesta rápida incluso ante la ausencia de un diagnóstico definitivo de laboratorio.
4. Colaborar con los países vecinos: la confianza y la transparencia aumentan cuando los países vecinos se esfuerzan por estar mejor preparados a nivel regional para una pandemia.
Los países que comparten fronteras, recursos y flujo de personas y bienes pueden capitalizar sus intereses mutuos para frenar rápidamente la propagación de brotes. Tanto las redes regionales informales como las iniciativas de colaboración más establecidas, las oficinas regionales de la OMS, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la Organización Mundial de Sanidad Animal pueden ofrecer mecanismos para que los países vecinos desarrollen estrategias y enfoques que traspasen las fronteras nacionales y logren una mayor resiliencia regional.
En 2009, se creó Connecting Organizations for Regional Disease Surveillance (Conectando a las Organizaciones para la Vigilancia Regional de Enfermedades, CORDS por sus siglas en inglés). Ello fue posible gracias a la colaboración de donantes como el Skoll Global Threats Fund (Fondo Skoll para las Amenazas Globales), la Nuclear Threat Initiative (Iniciativa para la Amenaza Nuclear), la Fundación Rockefeller, la Fundación Bill y Melinda Gates y la Fundación Mérieux. Hoy en día, CORDS opera como uno de los programas de Ending Pandemics y sirve como red de redes para compartir mejores prácticas, escalar innovaciones en vigilancia, promover a Una sola salud y fomentar nuevas redes regionales. Las redes de miembros fundadores de CORDS incluyen 28 países del Sudeste Asiático, Oriente Medio, Sudeste de Europa y el Sur y Este de África, y a través de CORDS las diversas redes se unen para realizar investigaciones operativas conjuntas y actualizarse mutuamente en los temas apremiantes para sus regiones. La amistad y la confianza que se generan a través de dichas colaboraciones son fundamentales para el logro de la transparencia que se requiere para detener cualquier nueva amenaza que atente contra la salud.
5. Medir el progreso: llevar métricas de tiempo ayuda a rastrear el progreso e identificar brechas en la detección y respuesta a brotes.
Si bien los esfuerzos internacionales a gran escala brindan información de utilidad para medir periódicamente las capacidades entre países individuales, se necesita un conjunto más reducido de métricas claras y estandarizadas para ayudar a los países a monitorear continuamente su desempeño. En 2014, Ending Pandemics desarrolló un conjunto de métricas de tiempo que se pilotearon en 27 países y se perfeccionaron a través de dos reuniones internacionales para evaluar su viabilidad y establecer bases mínimas para las mediciones. Las métricas de tiempo, que incluyen el tiempo de detección, el tiempo de verificación y el tiempo de respuesta, se utilizan para comparar y evaluar el desempeño en la preparación para una pandemia. Además del uso por parte de los países, las métricas de tiempo ahora se incluyen en varios programas de la OMS y los CDC.
Mantener los brotes delimitados
La detección temprana es sin duda la forma más asequible y rentable de evitar que una amenaza en cualquier parte del mundo se convierta en una amenaza global. En mi experiencia, ninguna comunidad es demasiado difícil de alcanzar, ningún país es demasiado pobre para innovar y la curiosidad supera al miedo en todo el mundo. Aplicando las cinco acciones prioritarias descritas, los gobiernos y sus socios podrán monitorear continuamente su capacidad para predecir, prevenir, detectar y responder ante los brotes mientras éstos son aún eventos pequeños y delimitados, y asegurar así un futuro libre de pandemias para el planeta.
Autores originales:
- Mark Smolinski es médico epidemiólogo y presidente de Ending Pandemics (Acabando con las Pandemias), una organización estadounidense sin fines de lucro que trabaja para detectar, verificar, y contener de manera más rápida los brotes en todo el mundo. Su trabajo se centra en apoyar innovaciones en el monitoreo de las enfermedades, capacitando a la siguiente generación de epidemiólogos y apoyando las redes regionales de monitoreo de enfermedades.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición otoño 2021.
- Traducción del artículo Preventing the Next Pandemic por Leslie Cedeño.
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