Fuerzas conservadoras han desincentivado el uso de anticonceptivos, sin embargo, la Asociación Uagadugú está cambiando esta percepción en países de África Occidental.
La 10a reunión anual de Ouagadougou Partnership (OP), una alianza multisectorial dedicada a la planificación familiar, se llevó a cabo en diciembre de 2021 en Uagadugú, Burkina Faso. Más de mil personas asistieron al encuentro de forma presencial o a través de Zoom; el evento tuvo una duración de tres días, donde se debatieron aspectos tanto de importancia, como festivos. Los jóvenes líderes contribuyeron escribiendo en una nube de palabras las emociones que los invadían en tiempo real: “feliz”, “satisfecho” y “alegre” fueron las principales expresiones.
Tuvieron buenas razones para celebrar, afirma Marie Ba, directora de la Unidad de Coordinación de la Ouagadougou Partnership (OPCU, por sus siglas en inglés), que es el eje de coordinación y comunicación de la OP. La OPCU apoya y agiliza las iniciativas de planificación familiar, entre ellas la de hacer más accesibles los anticonceptivos, en el África Occidental francófona. Los líderes llevan a cabo esta labor afrontando fuerzas conservadoras adversas, tanto políticas como culturales, las cuales han contribuido a la permanencia de elevadas tasas de mortalidad en las madres, lactantes y niños menores de 5 años en la región.
La fertilidad forma parte del tejido cultural del África Occidental de habla francesa. El estatus de una mujer depende del número de hijos que tenga. Tener una familia numerosa es lo más deseable, una idea respaldada por los líderes religiosos conservadores de esta zona del mundo, donde predomina la religión musulmana. El debate sobre la planificación familiar y el sexo fuera del matrimonio sigue siendo tabú.
Antes del lanzamiento de esta iniciativa en 2011, solo alrededor del 11% de las mujeres del África Occidental francófona utilizaban métodos anticonceptivos modernos, como píldoras, preservativos y dispositivos intrauterinos; lo anterior, según datos de Track20, una organización que proporciona información a los gobiernos para llevar un seguimiento de los indicadores de planificación familiar, tales como: el número de embarazos no deseados y el número de prácticas abortivas inseguras que se pudieron evitar gracias al uso de métodos anticonceptivos modernos. En promedio, las mujeres en edad reproductiva procreaban entre cuatro y ocho hijos, dependiendo del país. A nivel mundial, el uso de anticonceptivos pudo evitar alrededor del 44% de la mortalidad materna en 2008, pero la zona del África Occidental francófona (Benín, Burkina Faso, Costa de Marfil, Guinea, Malí, Mauritania, Níger, Senegal y Togo) se mantuvo como una excepción constante.
En cambio, entre 2012 y 2021, en África Occidental francófona se registró uno de los incrementos más rápidos en los índices de anticoncepción mediante métodos modernos entre las regiones en desarrollo, y los fondos para planificación familiar aportados por los donantes a la OP casi se triplicaron, pasando de 80 a 212 millones de dólares. En la última década, según Track20, la OP logró aumentar el uso de anticonceptivos modernos en más de cuatro millones de usuarios voluntarios en la región, para llegar a un total de siete millones de personas que utilizan anticonceptivos. Este crecimiento evitó cerca de 21.6 millones de embarazos no deseados y salvó la vida de unas 71,500 mujeres.
“La mayoría de los países de África Occidental francófona han duplicado sus índices de prevalencia en el uso de anticonceptivos durante la última década”, afirma Ba.
“Por ejemplo, Senegal pasó del 12% en 2011, a cerca del 24% en la actualidad”.
El cambio cultural también fue evidente. “Cuando me incorporé a la organización, apenas se podía hablar de planificación familiar”, dice Ba. “Tenías que decir algo como 'separar los nacimientos' para que te prestaran atención y que todo el mundo se sintiera cómodo en la sala. Pero creo que el mundo está cambiando, parece que la gente está más dispuesta a hablar de planificación familiar”.
Condiciones adversas
Un elemento fundamental para el lanzamiento y el futuro éxito de la OP fue la revocación de la Política de Ciudad de México que llevó a cabo el presidente Barack Obama en enero de 2009, comúnmente conocida como la "ley mordaza global", con la cual se puso fin a la financiación estadounidense de muchos programas de salud de la mujer y planificación familiar fuera de Estados Unidos. Tras la revocación, representantes de la Fundación William & Flora Hewlett, la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, la Agencia Francesa de Desarrollo y la Fundación Bill & Melinda Gates presentaron al gobierno francés una idea de asociación para promover la planificación familiar en el África Occidental francófona, una zona con una enorme necesidad “de inversión y cambio”, afirma Perri Sutton, encargada de proyectos dentro del equipo de planificación familiar de la Fundación Gates. “Algunos de los índices de mortalidad materna más altos del mundo se registran aquí”, añade.
Antes de la fundación de la OP, los donantes internacionales no estaban muy comprometidos con la región, sobre todo por el tamaño relativamente pequeño de los países. “Cuando la población de un país es pequeña, el impacto potencial también será limitado”, señala Sutton. Agrupar a los países en una asociación aumenta la visibilidad de la región y, por tanto, la capacidad de atraer a más donantes. Además, los vínculos cercanos entre los países y la red compartida de recursos ofrecen la oportunidad de que el impacto de los donantes se extienda más allá de las fronteras de un solo país y “tenga un impacto en toda la región”, afirma Sutton.
Además, la planificación familiar suele atraer menos recursos que otras causas debido a su carácter preventivo, y no curativo.
“La gente tiende a destinar sus iniciativas y dinero a la lucha contra la malaria o el VIH, porque es algo mucho más tangible que la planificación familiar en términos de impacto”, afirma Ba. Además, puede pasar más de una década para ver los efectos de una iniciativa de planificación familiar, mientras que la política se mueve a un ritmo más rápido.
Desde la creación de la OP, las fundaciones Gates y Hewlett han financiado en conjunto la OPCU, así como sus reuniones y eventos, incluida la primera conferencia celebrada en Uagadugú a principios de 2011.
Fruto de esta primera conferencia de la OP surgió la idea de los Planes de Ejecución Presupuestaria (CIP, por sus siglas en inglés), “mapas de ruta” de planificación familiar financiados por donantes y adaptados a cada país, donde se especifican las prioridades y estrategias de salud reproductiva ajustadas al presupuesto y los recursos disponibles de cada país. Los CIP servirían de referencia para que cada país pudiera medir su progreso y el de los demás países miembros de la OP.
Para crear los CIP, cada país utilizó herramientas y recursos para calcular y validar sus datos de planificación familiar. Esta información reveló algunas cuestiones críticas propias de cada país, lo que permitió a cada organismo sanitario elaborar un CIP adaptado a cada uno. “Por ejemplo, en Níger, las relaciones sexuales antes del matrimonio no son comunes, así que allí tu objetivo son las mujeres jóvenes casadas para intentar que aplacen su primer o segundo parto”, dice Emily Sonneveldt, directora de Track20. “Sin embargo, en Costa de Marfil, donde la gente tiende a casarse a una edad posterior y hay más actividad sexual fuera del matrimonio, los programas de planificación familiar deben satisfacer las necesidades tanto de los adolescentes solteros como de los casados”. Los primeros CIP eran “sumamente ambiciosos”, según Sonneveldt, porque se elaboraron sin conocer el número de familias que recurrían a métodos anticonceptivos o que estaban dispuestas a utilizarlos. Pero a medida que los datos se fueron afinando a lo largo del tiempo, fue posible establecer objetivos de anticoncepción-adopción más realistas. “Los datos son sinónimo de responsabilidad”, afirma Sonneveldt. Con datos precisos, “las conversaciones se anclan en la realidad”, afirma.
Con el fin de atraer más fondos, la ex-directora de la OPCU, Fatimata Sy, que se retiró en 2016, sabía que era imprescindible realizar visitas de campo a los posibles donantes para que pudieran ver el impacto de su aportación a nivel comunitario. Fatimata Sy denominó a esta iniciativa “caravana de donantes”, lo que se convirtió en un acontecimiento anual que, durante estas jornadas, lograba reunir a dirigentes políticos locales, donantes, líderes juveniles y religiosos; dicho movimiento propició conversaciones orientadas a un mayor compromiso de los gobiernos con el problema, así como a un aumento de la financiación por parte de los donantes.
El éxito global de la OP fue el resultado de un esfuerzo coordinado de muchas partes interesadas con el objetivo común de reducir las tasas de mortalidad en madres, lactantes y niños menores de 5 años en la región, aumentando en 6.5 millones el número de usuarios de métodos anticonceptivos modernos de aquí a 2030.
“Este objetivo compartido permite la responsabilidad mutua y la competencia amistosa entre países”, afirma Janet Holt, encargada del programa de equidad de género y gobernanza de la Fundación Hewlett, esta competencia se manifiesta en concursos de pancartas para campañas y premios a la mejor cobertura mediática de la OP.
Optimismo prudente
En su discurso de apertura en la conferencia de 2021, Ba expresó con cautela el éxito de la asociación, señalando que el ritmo de crecimiento del uso de anticonceptivos se ha desacelerado, aun cuando se ha alcanzado el objetivo de la OP para 2021. “Esto [la disminución] se debe en parte a la COVID-19”, argumentó, “pero también las crisis tanto de seguridad como climáticas han repercutido en el acceso de la mujer a la planificación familiar”. Además, las recientes inundaciones provocaron el desplazamiento de comunidades en varios países de la OP, lo que aumentó el número de refugiados y personas desplazadas dentro de sus propios países. Cuando llega un nuevo grupo de refugiados, dice Ba, “el número de nacimientos nueve meses después tiende a dispararse”, en parte debido a las violaciones y el incesto, por lo que es vital que la planificación familiar y la anticoncepción formen parte de cualquier plan humanitario.
Los datos de Track20 también revelaron que la mayoría de los países preferían invertir en atender la demanda existente de planificación familiar antes que atraer nueva demanda de estos métodos. “Eso fue una señal de alarma, ya que el impulso se perdería si no se abordaban de forma más intencionada los obstáculos que dificultan suplir la demanda de anticonceptivos”, afirma Sonneveldt.
Ba también reconoce que crear más demanda debe ser uno de los principales objetivos de la OP en la próxima década. “Si seguimos actuando como hasta ahora, no lograremos ver los avances de la última década”, afirma. Un gran orgullo para Ba es el reciente traspaso de la gestión de OPCU a Speak Up Africa, una organización política y de defensa de derechos con sede en Dakar, Senegal, fundada y dirigida por mujeres. Antes, OPCU estaba gestionada por Inter Health, una organización estadounidense sin fines de lucro dedicada a la salud mundial. Las ventajas de trabajar con una organización local son muchas, dice Ba, y una de las más importantes es poder superar la barrera del idioma. “En el caso de las organizaciones internacionales, muchas veces el francés no es el primer, segundo o tercer idioma de la organización”, explica. Además, contar con el liderazgo de las mujeres africanas hace que cambiar la narrativa en torno a la planificación familiar resulte “más auténtico” y convincente, algo que no es tan fácil de conseguir “cuando te conocen como Fundación Bill y Melinda Gates”, afirma.
Trabajar con líderes juveniles para cambiar las normas sociales y utilizar herramientas como las redes sociales para llegar a un público joven es esencial para el éxito de la organización a futuro. “Creemos que podemos llegar a una gran cantidad de jóvenes interesados que se sumarán al movimiento juvenil que estamos intentando construir”, explica Ba. “Podemos hacer más y mucho mejor en términos de divulgación, y creo con ello impulsar realmente a una generación de jóvenes a adoptar la planificación familiar voluntaria”.
Autores originales
|
Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición invierno 2023.
- Traducción del artículo Family Planning for West Africa por Jorge Treviño
|