Los hongos son una parte fundamental del ciclo de la vida, la organización SPUN se ha tomado la tarea de conservarlos.
Los hongos han sido uno de los organismos más vitales en la Tierra desde hace más de mil millones de años. Se estima que hay entre 2 y 4 millones de especies de hongos, siendo las más conocidas las setas y los mohos.
Los hongos, y específicamente un tipo subterráneo conocido como hongos micorrízicos, son fundamentales en el proceso de descomposición de la materia orgánica, que proporciona a las raíces de las plantas nutrientes como el fósforo y el nitrógeno. Los hongos también suministran agua a las raíces de las plantas y a cambio reciben carbono para crecer y expandir sus redes. Este intercambio evita que el exceso de carbono ingrese a la atmósfera, un mecanismo útil contra el cambio climático.
“Son las autopistas vivas de nutrientes que corren bajo nuestros pies”, dice Toby Kiers, directora ejecutiva de la Sociedad para la Protección de las Redes Subterráneas (SPUN, por sus siglas en inglés).
Fundada en 2021, esta organización sin fines de lucro con sede en Ámsterdam promueve la conservación de los hongos micorrízicos mediante el análisis del suelo y la cartografía digital. Estos hongos están conectados con el 90% de las plantas del mundo, señala Kiers. Este porcentaje es también la cantidad de la población mundial de hongos que se estima queda por descubrir.
Kiers, profesora de Biología Evolutiva en la Vrije Universiteit de Ámsterdam, es una de los 14 científicos, especialistas y asesores que conforman el equipo central de SPUN. El grupo cuenta con la asistencia de 20 miembros de la junta y el consejo, incluida la famosa etóloga Jane Goodall y el multimillonario inversor británico Jeremy Grantham, cuya fundación, dedicada a la salud medioambiental mundial, contribuyó con 3.5 millones de dólares al lanzamiento de SPUN.
Además de la Fundación Grantham, la Fundación de la Familia Schmidt—cofundada por Eric Schmidt, ex director general de Google—es socia fundadora.
“Nos enfrentamos a una crisis de erosión del suelo en todo el mundo, que se acelera por los efectos del cambio climático”, afirma Wendy Schmidt, cofundadora y presidenta de la fundación.
“Nos complace apoyar a SPUN en su trabajo de combinar el cono cimiento científico con la sabiduría indígena local para cartografiar, examinar restaurar las redes de hongos”.
SPUN se ha basado en las investigaciones de la base de datos de código abierto Global Fungi y de Crowther Lab, organización dedicada al cambio climático y con sede en Zúrich, para esbozar un mapa de 18 ubicaciones globales. Estos lugares son posibles puntos críticos de alta prioridad para los esfuerzos de conservación de hongos micorrízicos.
SPUN ha creado algoritmos para analizar muestras de suelo recolectadas por sus investigadores en expediciones a estos puntos críticos. Las muestras serán probadas junto con las de Global Fungi, Crowther Lab y otros colaboradores para determinar la precisión de sus predicciones de puntos críticos.
“Las tecnologías que utilizamos para secuenciar el ADN de los organismos del suelo son cada vez más baratas y sencillas”, afirma el micólogo Merlin Sheldrake, miembro de la junta directiva de SPUN. “El tipo de trabajo que antes era muy costoso, sobre todo a pequeña escala, ahora puede realizarse a escala global”.
El objetivo de SPUN es elaborar por primera vez un mapa de las redes de hongos micorrízicos del mundo, que Kiers espera sirva de estímulo a las comunidades locales y a los responsables políticos para emprender iniciativas de conservación donde las amenazas ambientales son graves. “Lo que tratamos de hacer es que la gente visualice [a los hongos] por primera vez y entonces comience a protegerlos”, comenta Kiers.
Como primer paso, SPUN está reuniendo 10,000 muestras de hongos, en gran medida gracias a su asociación con otras organizaciones de biodiversidad y a las expediciones del equipo, las cuales han incluido viajes a la región chilena de la Patagonia y a los Apeninos italianos. En 2023, SPUN está planeando una expedición al sur de Hawái al Atolón Palmyra, copatrocinada con The Nature Conservancy.
Kiers considera que como los hongos micorrízicos se encuentran fuera de la vista, se les da menos importancia en los esfuerzos de conservación en comparación con los ecosistemas en la superficie, como los bosques.
El micólogo Nicholas Money, profesor de Biología en la Universidad de Miami, considera que SPUN se enfrenta a obstáculos al analizar las muestras, como el tamaño sustancial de los hongos y la gran cantidad de ADN dentro de sus células, que pueden dar lugar a errores. Y, añade: “identificarlos no nos dice realmente mucho (...) sobre la importancia de un hongo en particular dentro de dicho ambiente”.
Kiers acepta el desafío. “Necesitamos cuantificar la incertidumbre del mismo modo en que necesitamos cuantificar la biodiversidad”, afirma. “Queremos poder decir qué tan seguros estamos de nuestras predicciones de biodiversidad, porque eso es realmente importante para la conservación”.
Autores originales
- Kyle Coward reside en Chicago y ha colaborado con The Root, el Chicago Tribune, JET, Reuters y The Atlantic. Fue consejero de salud del comportamiento y reportero de la publicación comercial en línea Behavioral Health Business. También escribe iniciativas médicas.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición invierno 2023.
- Traducción del artículo The Fungi Underground por Leticia Neria
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