La Street Business School ofrece educación empresarial y acompañamiento a los trabajadores más pobres del mundo para ayudarlos a maximizar su potencial de ingresos.
En 2015, el grupo de redes empresariales Approved Index, con sede en el Reino Unido, nombró a Uganda: "el país más emprendedor del mundo" con base en datos que mostraban que casi un tercio de los ugandeses tenían sus propios negocios. Sin embargo, mientras los medios de comunicación y multimillonarios como el fundador de Virgin Group, Richard Branson, elogiaron este logro, los ugandeses revelaron otro lado de la historia: esta estadística no era tanto un caso de entusiasmo empresarial sino una necesidad de supervivencia.
En pocas palabras, en el sector de empleo formal de Uganda, con horarios regulares, salarios gravables y prestaciones, no hay suficientes puestos de trabajo para personas sin certificado de escuela media superior. Las personas, entonces, emprenden por necesidad, improvisando trabajos en el sector informal como empleados de limpieza de casas, cocineros y agricultores. Las mujeres, quienes presentan una tasa de deserción escolar mayor a la de los hombres, constituyen la mayor parte del sector informal.
Existen varias iniciativas de gobierno en Uganda que ayudan a las mujeres a iniciar sus propios negocios a través de donaciones en efectivo. Sin embargo, los estudios indican que, si bien dichas ayudas ofrecen un impulso inmediato, no logran reducir la pobreza de forma permanente. En parte, según el Banco Mundial, esto se debe a que dichos empresarios carecen de mecanismos de apoyo, tales como acompañamiento y planificación financiera, necesarios para sostener su negocio.
La Street Business School (Escuela de Negocios de la Calle, SBS) tiene como objetivo brindar este apoyo en específico. La franquicia social, establecida en 2013 con sede en Kampala, ofrece a las mujeres emprendedoras capacitación y acompañamiento a largo plazo de parte de entrenadores calificados. La SBS enseña a las mujeres que trabajan en el sector informal del país a aumentar sus ingresos mediante el desarrollo de sus habilidades y el fortalecimiento de su confianza. La organización cree que el aumentar los ingresos de las mujeres más pobres puede generar una riqueza intergeneracional y un mayor acceso a la educación y atención médica para sus hijos.
La SBS comenzó como una iniciativa de una ONG estadounidense llamada BeadforLife (Cuenta para Toda la Vida). Devin Hibbard, nativo de Colorado, junto con su madre, Torkin Wakefield, y una amiga de la familia, Ginny Jordan, fundaron BeadforLife después de una visita a Uganda en 2004. Un encuentro casual en un barrio pobre de Kampala con una mujer que fabricaba hermosas joyas usando cuentas de papel reciclado, despertó la idea de trabajar con líderes de la comunidad local para enseñar a hacer joyas a otras mujeres pobres de esa localidad. La visibilidad que recibieron por un artículo publicado en la O Magazine (Revista O) dio como resultado que la ONG vendiera joyas por un valor de 90,000 dólares en seis semanas, lo que inspiró a los fundadores a expandir su misión y su alcance.
“Nos dimos cuenta de que no queríamos trabajar con un solo grupo de 150 mujeres para siempre, que es el modelo que utilizan la mayoría de las organizaciones de comercio justo”, relata Hibbard, director ejecutivo de la SBS. “Vimos esto como una escalera para salir de la pobreza”.
La visión de los fundadores era que los joyeros llegaran a independizarse de la ONG al adquirir las habilidades necesarias para administrar y mantener un negocio de manera eficaz. “Queríamos encontrar la manera de que pudieran graduarse de BeadforLife y ser autosuficientes. Y queríamos llegar a más mujeres”, explica Hibbard.
“Empezamos a buscar que el programa incluyera un componente de capacitación empresarial que ayudara a las mujeres a iniciar y mantener una pequeña empresa”.
Justine Napiija aprendió habilidades de manejo de negocios en SBS. Hoy, su puesto de productos está prosperando.
Una educación práctica
En 2015, Hibbard contrató a un capacitador para enseñar habilidades empresariales a las artesanas de BeadforLife. Pero el método desmoralizó a las alumnas. “La forma en que se impartían [las clases] no era la apropiada para mujeres que quizás no habían terminado la escuela primaria”, observa Hibbard. “No parecía haber ninguna capacitación empresarial que estuviera dirigida al grupo demográfico con el que estábamos trabajando: personas que vivían con un ingreso promedio de 1.35 dólares por día”.
La solución de BeadforLife fue diseñar una capacitación para este grupo demográfico. Iniciaron un largo proceso de encuestas, pruebas y evaluaciones para crear un programa que fuera práctico y comprensible para las mujeres a las que pretendían servir. Primero, consultaron a las emprendedoras más pobres de Kampala para conocer sus necesidades y ambiciones. Luego, la organización usó esta información para crear un plan de estudios y capacitar a un equipo de entrenadores ugandeses. Ellos ofrecen capacitación comercial personalizada a las empresarias, a quienes se les enseña cómo aplicar las ideas en sus propios planes empresariales. El programa ofrece instrucción de medio tiempo, adaptándose a las responsabilidades laborales y de cuidado de los hijos de las aprendices a lo largo de seis meses. Las alumnas tienen acceso indefinido a su entrenador cada vez que necesiten ayuda, consejo o aliento.
El plan de estudios se aleja de impartir teorías abstractas y se conforma, en cambio, de lecciones con ejemplos relevantes y pertinentes para las alumnas. Por ejemplo, las clases de contabilidad, seguimiento y control, se ilustran mediante alimentos como frijoles, y las habilidades se explican a través de analogías como la de cocinar frijoles y atenderlos con paciencia.
El desarrollo de la confianza también es una habilidad crítica. “No se consideraban a sí mismas como empresarias o como emprendedoras”, dice Hibbard. "Nadie en su vida les había dicho: 'Creo en ti'". El programa llama coaches (entrenadores) tanto a los capacitadores como a las capacitadas, con el fin de mostrar que todos son valiosos, y tienen algo que aprender unos de otros, sin importar su función.
La capacitación es altamente personalizada, y las sesiones se llevan a cabo en los hogares de las personas. En este íntimo entorno, las alumnas pueden hablar sobre los desafíos que están experimentando y sus entrenadores pueden asesorarlas sobre los próximos pasos en función de los recursos que tienen a su disposición. Por ejemplo, si a los hijos de una aprendiz les queda pequeña la ropa, un coach puede sugerir vender la ropa vieja e invertir ese dinero en su negocio.
Las encuestas de la SBS encontraron que el 89 por ciento de los graduados de Uganda, siguen operando su negocio dos años después de haberlo iniciado, con un aumento en ingresos promedio del 211 por ciento.
El caso de Beatrice Akumu, quien se graduó de la SBS en marzo de 2021, es una de las historias de éxito. Al igual que muchas mujeres ugandesas, Akumu, de 28 años, lleva una pesada carga familiar y, además de dos de sus hermanos menores, cuida de los dos hijos de su difunta hermana. Su educación se detuvo al terminar la escuela primaria, ya que su familia no tenía el dinero suficiente para enviarla a la escuela secundaria. Dirige una pequeña peluquería en Kisugu, un barrio pobre de Kampala. Antes de participar en la SBS, había luchado constantemente por mantenerse a flote.
Akumu dice que solía utilizar los ingresos de su salón en gastos personales y se quedaba sin efectivo para reinvertir en su negocio. “Para las cosas que usaba en mi salón (como las trenzas, el shampoo, y todas las cosas que compraba), no separaba el capital y las ganancias”, recuerda. Sin embargo, desde su entrenamiento, sus ganancias se han casi duplicado. “Aprendí a ahorrar y empecé a separar mis ganancias de mi capital”, dice Akumu. “El mantener registros realmente me ha ayudado a administrar muy bien mi dinero. Gracias a la SBS es que he logrado comprar un lote [de terreno para vivienda]”.
El franquiciamiento modelo
El modelo de la SBS tuvo tanto éxito que, en 2013, BeadforLife centró su misión por completo en la educación empresarial. En 2017, ganó el Premio Hero a la mejor organización sin fines de lucro de la Fundación PeaceJam, una organización juvenil mundial dirigida por 14 premios Nobel de la Paz. Al año siguiente, en 2018, la SBS se separó de BeadforLife y, en 2020, los fundadores cerraron BeadforLife para dedicar su tiempo y recursos exclusivamente a la SBS.
La transición de BeadforLife a la SBS requirió cambios organizacionales, incluyendo la expansión internacional de la junta, compuesta originalmente por los tres fundadores de BeadforLife de los Estados Unidos. También conllevó al desarrollo de un nuevo modelo de financiamiento. El cinco por ciento del financiamiento actual proviene de sus franquicias: organizaciones que pagan a sus empleados para que se conviertan en mentores de la SBS. El resto proviene de donantes individuales y organizaciones, incluyendo la Segal Family Foundation (Fundación de la Familia Segal) y la Schooner Foundation (Fundación Schooner).
“Tengo sentimientos muy positivos en relación al modelo de expansión [de la SBS]”, expresa la fideicomisaria de la Fundación Schooner, Cynthia Ryan. “Cuando decidieron crecer, encontraron otras organizaciones con las redes necesarias para poder hacerlo, en vez de tratar de hacerlo todo ellos solos”.
Hoy en día, el modelo de franquicia social de la SBS opera en 27 países, incluyendo la India, Guatemala y Filipinas. La oficina de Kampala sigue siendo la sede principal del programa académico y la capacitación, es decir, donde se desarrollan y prueban nuevos programas. Las organizaciones asociadas nominan a ciertos empleados para que reciban el plan de estudios y la capacitación de la SBS y se conviertan en coaches a un costo de aproximadamente 4,900 dólares por dos empleados. Una vez certificados, los nuevos coaches de la SBS pueden regresar a sus organizaciones e integrar el modelo de la SBS a sus propios programas de alivio de la pobreza. Los beneficiarios finales son las mujeres que dirigen pequeñas empresas: reciben capacitación empresarial y acompañamiento de forma gratuita.
Una de las franquicias de la SBS es la ONG Hope for Children (Esperanza para los Niños), con sede en Kampala, la cual trabaja en la protección infantil e incorpora el alivio de la pobreza a sus programas. Tres de sus empleados son coaches de la SBS. Aisha Kabugho, trabajadora social de Hope for Children, ha sido coach de la SBS desde 2018. Ella explica que la ONG utiliza el plan de estudios de la SBS para ayudar a las madres a incrementar sus oportunidades de generación de ingresos para poder permitirse una mejor alimentación y educación para sus hijos, y para ayudar a las personas sin educación formal a ganar dinero para estudiar la universidad o adquirir formación profesional.
La SBS opera según el principio de nunca dar dinero a los beneficiarios, para así eliminar que el dinero sea el incentivo de la participación. Si las aprendices carecen de capital, los entrenadores de la SBS las alientan a ofrecer servicios como lavar ropa, cuidar niños o cuidar huertos. “Somos muy transparentes”, dice Evelyn Mwondha, co-directora de la SBS en Uganda. “Les decimos: ‘No les vamos a dar limosnas’”.
Hibbard dice que la SBS revisó sus planes a raíz de la pandemia de COVID-19, reduciendo el ritmo de su expansión para considerar las pérdidas financieras sufridas por muchos socios implementadores. No obstante, la organización continúa centrándose en desarrollar alianzas con grandes ONG internacionales y en continuar su expansión en Asia, donde actualmente se encuentra el 12 por ciento de sus 180 organizaciones implementadoras asociadas.
“El COVID-19 ha obligado a muchas personas a volver a la pobreza extrema, [y] ha afectado desproporcionadamente a mujeres y niñas”, refiere Hibbard. “La gente se ve obligada a sobrevivir en la economía informal. La Street Business School está altamente diseñada para esas condiciones”.
Autores originales:
- Graine Harrington es una reportera y cineasta que se encuentra en Uganda; trabaja en África Oriental reportando sobre derechos humanos, migración y la sociedad civil.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición otoño 2022.
- Traducción del artículo Franchising Entrepreneur Tarining por Leslie Cedeño
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