En Chile, los compañeros peludos mejoran la vida de los reclusos
En el Centro de Detención Preventiva Santiago Sur, en Santiago de Chile, habitantes poco comunes conviven con los reclusos. Cerca de 300 gatos, entre ellos Feita, la gata de Carlos Núñez, cohabitan con los 5,600 reclusos del centro penitenciario.
En un inicio, los gatos se utilizaron para controlar la población de roedores. Pero, ante la falta de servicios veterinarios y de esterilización, la población de gatos se disparó. Muchos de ellos se enfermaron y murieron prematuramente, lo cual causó angustia entre los reclusos. El año pasado, Humane Society International (Sociedad Humana Internacional) se asoció con la fundación chilena Fundación Felinnos para proporcionar servicios médicos y de esterilización, tan necesarios para los gatos de la prisión.
“Los programas de gatos en prisión ayuda tanto a los animales como a las personas, ya que tienen un profundo impacto en la salud y el bienestar de presos, gatos, administradores y la sociedad en general”, afirma Katherine Polak, vicepresidenta de animales de Compañía y vinculación en Humane Society International. “Los reclusos que interactúan con gatos mientras viven en prisión son menos propensos a reincidir”.
Autora original:
- Marcie Bianco es editora de Stanford Social Innovation Review. Es columnista del Women's Media Center, y sus escritos pueden encontrarse en línea en NBC, Pacific Standard, Quartz, Rolling Stone, Salon, Vox y Vanity Fair, entre otros medios. Marcie escribe, da conferencias y hace apariciones en los medios de comunicación sobre temas relacionados con la ética, desde el feminismo hasta las relaciones raciales.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición primavera 2024.
Traducción del artículo Prison Cats por Ángela Mariscal.
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