La falta de recursos no debe impedir a los jóvenes servir a sus comunidades.
Al amanecer de cada domingo del invierno pasado, mi hijo adolescente se reunía con su mentor de la patrulla de esquí con el fin de aprender cómo preparar la montaña para recibir a los visitantes. A lo largo del día, respondía a las llamadas de niños que habían perdido a sus padres y esquiadores que habían sufrido lesiones y requerían atención médica urgente. Al anochecer, volvía a barrer la montaña helada, asegurándose de que todos se habían ido a casa sanos y salvos. En una temporada, realizó más de 120 horas de voluntariado como joven patrullero de esquí. Cuando terminó la temporada, le pregunté si quería seguir el año siguiente. "Quiero ayudar a la gente", respondió.
Mi carrera consiste en ayudar a los demás, especialmente a las y los jóvenes, a realizar este tipo de trabajo voluntario. Soy directora de análisis e impacto en DoSomething, un centro digital de activismo y servicio centrado en los jóvenes. Desde 1993, hemos ayudado a millones de jóvenes a descubrir su chispa cívica y los hemos equipado para influir en las cuestiones que más les preocupan. El voluntariado permite a las y los jóvenes adquirir habilidades y rasgos que no habrían adquirido en un aula, así como la confianza y las capacidades necesarias para servir a sus comunidades.
Sin embargo, el acceso de jóvenes al voluntariado está plagado de desigualdades. Muchos carecen de las oportunidades y los estímulos para servir. En DoSomething, estamos decididos a tender puentes hacia el capital social, económico y humano con el fin de que jóvenes tengan acceso y puedan desarrollar su potencial como líderes del cambio.
Falta de capital
Los beneficios que reciben las y los voluntarios jóvenes por su participación van desde mayores niveles de felicidad y satisfacción en la vida hasta niveles más bajos de estrés y ansiedad. La percepción de que el voluntariado ayuda al bien de la sociedad y a un sentido más amplio de la vida también se correlaciona con mayor autoestima, autocontrol y confianza. Estas conclusiones se vieron reforzadas en un grupo de discusión de DoSomething donde sus participantes afirmaron que participar en las oportunidades de voluntariado de DoSomething les producía sentimientos de orgullo, un mayor conocimiento de sí mismos y un sentido de conexión con sus comunidades y compañeros.
El voluntariado es también una contribución vital a la economía. En abril de 2023, el Sector Independiente estimó que el valor más reciente de una hora de voluntariado era de 31,80 dólares, un aumento con respecto a 2018, cuando se valoró en 24,69 dólares. Esto equivale a 197.500 millones de dólares al año.
En DoSomething hemos comprobado que los jóvenes están muy interesados en hacer voluntariados. De hecho, la primavera pasada, en nuestra encuesta semestral Pulse Check Survey, el 81 por ciento de los miembros de DoSomething menores de edad dijeron estar muy interesados en el servicio comunitario y los voluntariados. Y aunque las chicas y las mujeres suelen estar sobrerrepresentadas en las actividades de voluntariado, nuestra encuesta reveló que el 62% de los chicos y los hombres también estaban interesados. (A diferencia del 78 por ciento de las mujeres y las niñas dijeron estar interesadas en el voluntariado).
Sin embargo, muchos jóvenes se ven excluidos de estos programas por falta de capital social, humano o económico. Algunos simplemente no pueden permitirse ser voluntarios porque no pueden renunciar a sus trabajos remunerados u a otras obligaciones como el cuidado de miembros de su familia. La incapacidad de equilibrar las necesidades de sus familias y la falta de recursos personales hace que el camino hacia el voluntariado sea prohibitivo y un factor real para aquellos cuyas familias pasan apuros económicos.
Además, las oportunidades de voluntariados se anuncian de forma desproporcionada a quienes tienen redes más amplias, lo que a menudo hace que el acceso a la tecnología, las afiliaciones profesionales, los mentores o los entrenadores sean un requisito previo. Así, es más probable que los jóvenes con un capital social limitado tengan menos conexiones con instituciones que faciliten u ofrezcan oportunidades de participar en la vida cívica.
La pedagogía también influye en el acceso, o la falta de acceso. En Estados Unidos, mientras que la mayoría de los estados exigen que los estudiantes sigan cursos de educación cívica para graduarse, sólo 11 estados exigen que los estudiantes participen en proyectos de aprendizaje de servicios. Por si fuera poco, un sólo un estado, Maryland, exige horas de servicio comunitario para graduarse. Y aún en esos casos, la profundidad de las experiencias es inconsistente. En el Informe del Centro Brown sobre la Educación Estadounidense de 2018, el 70% de los estudiantes de 12º grado (último año de bachillerato) informaron que nunca habían escrito una carta para dar su opinión o resolver un problema, habilidades cruciales para una ciudadanía comprometida cívicamente.
Además de estas barreras, en el sector social podríamos hacer una mejor labor ofreciendo experiencias de voluntariado más enriquecedoras. En lugar de hacer que los jóvenes adquieran sentido de agencia al aprender, hacer y conectar con sus comunidades, hemos optado por experiencias transaccionales. Hemos tratado el voluntariado como un sustituto para acercarse a las comunidades a través de actividades esporádicas e inconexas de 30 minutos.
Aunque las organizaciones sin fines de lucro suelen hacer un seguimiento del volumen de voluntarios en cuanto al número de personas y de horas, no solemos plantearnos preguntas más profundas, como, por ejemplo: ¿qué nos enseña el voluntariado sobre nosotros mismos y nuestras comunidades? Y al no hacerlo hemos perdido la oportunidad de que los voluntariados profundicen en el sentido del compromiso entre los jóvenes de tal forma que puedan convertirse en miembros, socios, solucionadores de problemas, agentes de cambio y líderes de nuestras comunidades.
Facilitar la participación comunitaria
En DoSomething, somos conscientes de que somos cómplices de los impedimentos estructurales en los modelos de voluntariado que han bloqueado la participación de muchas y muchos. En consonancia con nuestro plan estratégico, estamos respondiendo a este desafío con un compromiso renovado hacia la diversidad, la equidad, la inclusión y la pertenencia, así como con la construcción de puentes de capital social, económico y humano para que más jóvenes tengan acceso a estas oportunidades y puedan desarrollar su potencial como líderes del cambio. Inspirándonos en el compromiso de servicio del Dr. Martin Luther King Jr., guiamos nuestros esfuerzos con los estos principios:
Utilizar lenguaje inclusivo | Al motivar a las y los jóvenes a inclinarse por las oportunidades de voluntariado, utilizamos un lenguaje que reconoce sus fortalezas existentes. Por ejemplo, las directrices de marca de DoSomething evitan deliberadamente términos como "empoderar", reconociendo que los jóvenes tienen poder y que nuestro papel es guiarlos para que lo ejerzan de manera eficaz.
Mejorar la educación cívica | Al formar a más líderes con mentalidad cívica a gran escala, también debemos recurrir a estrategias previas en el aula. Como parte de nuestro trabajo más amplio sobre la equidad y la justicia, DoSomething moviliza a los jóvenes para apoyar la Ley Civics Secures Democracy, que amplía el acceso a la historia de EE.UU. y la educación cívica, proporcionando financiamiento a los estados y distritos. Además, al codirigir la Coalición Cívica de Nueva York, colaboramos con organizaciones de la ciudad de Nueva York para impulsar la adopción del Sello de Preparación Cívica, un reconocimiento formal hacia aquellas y aquellos estudiantes que ha alcanzado competencias y conocimientos cívicos y de participación.
Dotar de recursos a los líderes existentes | Al aportar capital financiero y social a las y los líderes ya existentes, ayudamos a reforzar la idea de que pueden utilizar su tiempo y experiencia participando en soluciones y creando un efecto dominó, así como influir en sus pares y sus comunidades para que se unan a ellas. En 2023, DoSomething lanzó nuestro programa Civic Fellows, el cual aborda las barreras de capital social y económico que impide a los jóvenes participar de nuestros servicios. Cada mes, las y los jóvenes líderes, recibieron una compensación por sus contribuciones, capacitación, tutoría y recursos que les permitió ampliar las intervenciones que abordan los problemas de su comunidad y, también, atraer a sus pares como participantes.
Por ejemplo, uno de nuestros becarios inaugurales, Arnold Ludd, utilizó esta beca para planificar la expansión de su iniciativa Jiggabite Gloves Up, Guns Down (Guantes arriba, armas abajo). El programa, el cual se lleva a cabo en varios colegios de Nueva York, ofrece una solución dirigida por jóvenes para contrarrestar la violencia armada a la que él y sus compañeros se enfrentan en sus comunidades. La iniciativa proporciona entrenamiento físico y de boxeo, así como un espacio seguro para que los adolescentes debatan cuestiones de seguridad comunitaria y adquieran nuevas habilidades de la mano de expertos, tales como la mediación de conflictos y otras alternativas a la violencia armada.
Forjar la colaboración y construir comunidad | Nuestros programas pretenden integrar las experiencias de los jóvenes, guiándoles para que aprovechen estos valiosos activos como herramientas de contribución y liderazgo en sus comunidades. El año pasado presentamos el colectivo E.M.B.E.R., una cohorte de miembros de DoSomething que participan en una comunidad de práctica. El modelo reúne a jóvenes con intereses comunes que participan en el aprendizaje colectivo para desarrollar sus propios proyectos individuales de salud mental y avanzar en los objetivos compartidos por el colectivo. El colectivo está desarrollando una serie de iniciativas, desde aumentar el acceso a libros que abordan la ecoansiedad hasta noches de micrófono abierto para compartir el dolor colectivo. Y lo que es más importante: nuestros miembros aprenden de sus compañeros e integran las perspectivas de las demás personas en sus proyectos.
La escasa inversión en la educación de las y los jóvenes de nuestro país ha contribuido a la desconexión social, la reducción de la movilidad socioeconómica ascendente y la disminución de la innovación y el progreso. Nos corresponde a todas y todos -al sector de impacto social, los empleadores del sector privado, los cargos electos y los miembros adultos de la comunidad- invitar a los jóvenes a sentarse a la mesa y garantizar que lo hagan. Esto puede cambiar vidas y lo hará.
Autor original
- Yasmine Mahdavi es directora de análisis e impacto en DoSomething.
|
Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2024.
- Traducción del artículo Volunteerism’s Diversity Problem por Andrea González, con apoyo de DeepL.
|
Recomendados para ti
El reconocimiento de los donantes y sus descontentos
|
Algunos estudios muestran que es más probable que las personas ayuden a aquellos que perciben como cercanos a ellos geográfica o psicológicamente, posiblemente porque sienten más empatía, se identifican con ellos, o creen que pueden impactar más al ayudarles. |
¿Donar tiempo o donar dinero?
|
Las donaciones en dinero son vitales para las organizaciones sin fines de lucro, pero, ¿por qué los donantes prefieren dar tiempo que dinero? |