Actualmente se espera que las organizaciones sin fines de lucro trasciendan sus misiones para adoptar un conjunto más amplio de compromisos y valores. Este movimiento está reconfigurando el sector de maneras sorprendentes.
Las organizaciones sin fines de lucro a nivel mundial se han sumado a un amplio movimiento por la responsabilidad social. Ahora participan en toda clase de actividades prosociales que van más allá de sus misiones principales. La diversificación de sus consejos en cuanto a género y raza, el pago de un salario justo a sus proveedores, la reducción de sus huellas ambientales y el uso de sus voces en pro de causas sociales (desde #MeToo hasta Black Lives Matter) son solo algunos ejemplos de este sorprendente desarrollo.
A medida que el movimiento ha despegado, algunas organizaciones sin fines de lucro han ampliado formalmente sus misiones para incorporar las nuevas preocupaciones relacionadas con la responsabilidad social. En 2022, la American Hospital Association (Asociación de Hospitales de Estados Unidos), que representa casi cinco mil organizaciones del sector salud, actualizó su declaración de visión para incluir lenguaje sobre justicia y equidad. De manera similar, el Club Sierra ya no se enfoca solamente en el ambientalismo; su “Marco estratégico 2030” también abarca el antirracismo, sexismo, justicia económica y lograr un balance entre vida y trabajo para sus empleados. De igual forma, Goodwill Industries, con una declaración patrimonial de su fundador, Rev. Dr. Edgar J. Helms, que reconoce su historia creando oportunidades de empleo para personas con discapacidades, ahora enfatiza en sus valores centrales el objetivo más amplio de ser “responsable social, financiera y ambientalmente”.
Este acontecimiento resulta sorprendente no solo por su alcance y profundidad, sino también porque se supone que las organizaciones sin fines de lucro ya son actores benéficos. Los defensores de la responsabilidad social empresarial suelen justificarla como un correctivo de los males sociales creados en la búsqueda del lucro. Pero el propósito de las organizaciones sin fines de lucro es, justamente, contribuir al bien común. En los Estados Unidos se trata de una cuestión legal: El Servicio de Impuestos Internos (IRS, por sus siglas en inglés) apoya con exención fiscal solo a las organizaciones que aportan un beneficio público. La generosidad de las organizaciones sin fines de lucro también está implícita en la teoría principal de su existencia: proporcionan servicios (alimentar a los pobres, cuidar a los enfermos) que la sociedad necesita, pero que están desabastecidos por los gobiernos y no son lo suficientemente lucrativos para los inversionistas comunes.
En este artículo, abordamos las causas, las características contemporáneas y las consecuencias de este desconcertante movimiento por la responsabilidad social de las organizaciones sin fines de lucro. El fenómeno tiene implicaciones profundas para nuestro entendimiento de la misión de estas organizaciones y para las demandas que se tienen de su liderazgo. Las organizaciones sin fines de lucro que incorporan una visión más amplia de responsabilidad en su trabajo podrían ganar legitimidad, y la expansión de su propósito podría detonar innovación. Sin embargo, los líderes también serán desafiados si su misión se vuelve menos específica y necesitarán de mayores habilidades para navegar metas múltiples que, a veces, se contraponen.
La aparición del movimiento
A principios de los noventa, el sector sin fines de lucro se expandió rápidamente en los Estados Unidos y alrededor del mundo. El incremento de recursos y el número de organizaciones significó un mayor potencial para el bien, pero también para el mal, y una serie de escándalos de gran repercusión mediática sacudió al sector. Los académicos y periodistas identifican la aparición de la responsabilidad social de las organizaciones sin fines de lucro en la necesidad de compensar el creciente poder de estas organizaciones en la sociedad.
De hecho, el número de organizaciones sin fines de lucro en Estados Unidos ha explotado de menos de 13,000 en 1940 a más de 1.5 millones el año pasado.1 Mientras tanto, muchas se han convertido en gigantes. La Bill & Melinda Gates Foundation, por ejemplo, se fundó apenas en el año 2000, pero ahora dirige más de 50 mil millones de dólares en bienes, una cifra mayor al PIB anual de más de cien países. Al mismo tiempo, el número de ONG internacionales creció dramáticamente de unas 1,000 en 1950 a más de 76,000 en 2023.2
Las organizaciones sin fines de lucro crecieron no solo en número, tamaño y alcance global, sino también en su notoriedad: unos cuantos grandes escándalos en los noventa impulsó una reacción en contra de su recién adquirido estatus. Algunos de los nombres más grandes estuvieron implicados, incluido United Way, la organización sin fines de lucro de financiación privada más grande del mundo. Su director, William Aramony, fue condenado en 1992 por uso indebido de casi 1.2 millones de dólares en donaciones, algunos de los cuales se destinaron a relaciones extramaritales. Los académicos en trabajo social Margaret Gibelman y Sheldon Gelman han identificado once escándalos graves sucedidos entre 1992 y 1998, rompiendo la ilusión de que las organizaciones sin fines de lucro eran, de alguna forma, inmunes a la mala conducta.3
La serie de escándalos detonó una ola de estándares y certificaciones externas que se propagaron por el sector. Los ejemplos más sonados de delitos de organizaciones sin fines de lucro provocaron la creación de grupos de vigilancia, como CharityWatch, fundado en 1992, y la constitución de organizaciones que verifican la buena situación de las organizaciones sin fines de lucro, como el lanzamiento de GuideStar (hoy llamada Candid) en 1994. Preocupaciones sobre malversación, evasión fiscal y una incompetencia general de las organizaciones sin fines de lucro, llevó a iniciativas como Charity Navigator, creada en 2001, a evaluar el uso y la eficiencia de recursos de estas organizaciones.
Esta infraestructura de responsabilidad también incluyó a organizaciones que promulgaban mejoras prácticas para la gobernanza de organizaciones sin fines de lucro (por ejemplo, BoardSource, fundada en 1988) y convirtió los principios éticos en códigos de conducta que cualquier organización puede adoptar, independientemente de su área de trabajo (por ejemplo, la World Association of Non-governmental Organizations, creada en 2000). Un acontecimiento de seguimiento fue la acreditación de las organizaciones sin fines de lucro, para la que existen muchos proveedores, incluidos el Standards for Excellence Institute (fundado en 1998) y Nonprofits First (en 2005). En general, estas iniciativas no solo buscaban reparar la fe dañada en el sector, sino también querían guiar a las organizaciones hacia prácticas racionales, efectivas y profesionales. Como resultado de este trabajo, la bondad de las organizaciones sin fines de lucro, que antes se asumía emanaba desde adentro, cada vez buscó más una confirmación a través de garantías externas.
Dimensiones del movimiento contemporáneo
Con la evolución del movimiento de responsabilidad social de las organizaciones sin fines de lucro, su carácter también ha cambiado. Apareció en el contexto de escándalos mediáticos y su rápido crecimiento en cuanto a número, tamaño y alcance. También, quizás, inicialmente operado por una lógica de control social. El movimiento comenzó animado por la presión de tener supervisión externa y estandarización a través de certificaciones, acreditaciones, grupos de verificación y códigos de conducta.
En contraste, el movimiento contemporáneo está motivado por las mismas organizaciones sin fines de lucro que toman pasos proactivos para incorporar y expandir un conjunto de temas sociales dentro de sus valores centrales. Va más allá de una concepción limitada de la misión de la organización y trasciende las responsabilidades básicas de legalidad y ética para reforzar la responsabilidad en una amplia variedad de grupos de interés, abarcando la totalidad del sector y practicando el liderazgo en temas sociales emergentes.
La naturaleza en expansión de la responsabilidad social de las organizaciones sin fines de lucro
Aunque permanecen algunas responsabilidades convencionales, ha surgido un nuevo énfasis en ciudadanía, grupos de interés, valores y liderazgo.
ÉNFASIS TRADICIONAL
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ÉNFASIS CONTEMPORÁNEO
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Misión
Tener un impacto positivo en un área central de trabajo social (ejemplo: falta de vivienda, investigación del cáncer)
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El “bien común”
Atender los asuntos sociales más amplios que están implicados en el trabajo de la organización (por ejemplo, sostenibilidad, diversidad). Contribuir a una empresa colectiva vibrante y sana a través de la ciudadanía, la participación y la colaboración.
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Responsabilidad
Ser responsable con los donantes y comunidades, y responsabilizarse por los fracasos, falta de control y escándalos.
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Grupos de interés
Identificar, involucrarse y gestionar activamente a un grupo ampliado de personas constituyentes con un interés legítimo en el trabajo sin fines de lucro.
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Legalidad y ética
Seguir leyes y regulaciones, y también las prescripciones aceptadas de conducta buena y mala.
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Valores
Vivir las creencias de la organización sin fines de lucro sobre qué causas, temas e ideales son los más importantes.
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Gobernanza y gestión
Establecer reglas y procedimientos para alinear los niveles bajos de la organización con la misión general y para integrar la responsabilidad social de una manera estructurada.
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Liderazgo
Motivar e inspirar a los constituyentes hacia un futuro visionario que podría involucrar medidas valientes y requerir que sean los primeros en actuar en un asunto social, o con sus partidarios más profundos y verdaderos.
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En particular, identificamos las siguientes características en el movimiento contemporáneo.
Va más allá de la misión | Mientras que la bondad de las organizaciones sin fines de lucro tradicionalmente se fundamentaba en su capacidad para fomentar una misión en un área de trabajo social (por ejemplo, investigación del cáncer o la falta de vivienda), hoy en día estas organizaciones también están abordando las conexiones entre sus misiones y un conjunto más amplio de problemas sociales. Uno de estos problemas es la sostenibilidad, que ha sido abrazada por incontables organizaciones sin fines de lucro cuyo enfoque principal no es la protección del medio ambiente. Universidades como Oxford y Harvard, por ejemplo, han prohibido que sus fondos de dotación inviertan en combustibles fósiles, mientras que otras organizaciones sin fines de lucro han apoyado la causa volviéndose completamente digitales, implementando el teletrabajo y siendo pioneras en la adopción de tecnologías verdes.
Otro asunto que ha arrasado el sector es la diversidad. Sea o no este un tema central en la misión de la organización, ahora se espera que atiendan este problema dentro de sus posibilidades. Por ejemplo, la Bill & Melinda Gates Foundation ha experimentado con un proceso doble ciego de creación de subsidios para saber si se reduce el sesgo de género en los fallos.4 La fundación también ha creado y contratado a una persona para la dirección de diversidad, equidad e inclusión (DEI) para asegurar que sus prácticas internas sean consistentes con el valor de la diversidad.
Este tema de la diversidad ilustra dos puntos más sobre el movimiento. Primero, en algunos casos, las organizaciones sin fines de lucro amplían sus misiones para permitir un alcance más amplio en su impacto social. Este año, por ejemplo, la Asociación Americana de Hospitales (AHA, por sus siglas en inglés) aumentó su misión con nuevo lenguaje para la equidad (el texto nuevo aparece en itálicas): “La misión de la AHA es fomentar la salud de todos los individuos y comunidades. La AHA lidera, representa y sirve a hospitales, sistemas de salud y otras organizaciones relacionadas que son responsables de comunidades y están comprometidas con el cuidado equitativo y la mejora de salud para todos”. En segundo lugar, el problema de la diversidad demuestra que el movimiento por la responsabilidad social se ha vuelto más amplio con el tiempo. De hecho, a medida que el tema de la diversidad ha permeado el sector sin fines de lucro, ha exigido atención en cada vez más frentes. Un énfasis inicial en la raza y el género se ha ampliado para incluir edad, nacionalidad, sexualidad, nivel educativo y estatus de discapacidad. Por ejemplo, vemos a organizaciones sin fines de lucro aumentar su conciencia sobre la necesidad de crear oportunidades de voluntariado de calidad para la población de baby boomers5 y para que las universidades den la bienvenida a estudiantes de primera generación y a aquellos con diferencias de aprendizaje, como el autismo.
Va más allá de la legalidad y la ética enfatizar la práctica de los valores de la organización sin fines de lucro | Las iniciativas de los noventa hacia la responsabilidad de las organizaciones sin fines de lucro enfatizaban la ética y, en poca medida, la legalidad. Hoy, ambas dimensiones de responsabilidad siguen siendo importantes, como se evidencia en la ubicuidad de los códigos de conducta de las organizaciones sin fines de lucro,6 que ofrecen pautas para el comportamiento del personal en todo, desde acoso sexual hasta la denuncia de irregularidades.7 Lo cierto es que ambas dimensiones siguen evolucionando. Actualmente existe un discurso activo en torno a la ética y la legalidad, por ejemplo, sobre lo que los empleados pueden decir en redes sociales, si se deben de mantener en privado las identidades de los donantes y si se debe pagar un rescate a piratas informáticos que mantienen el sistema de la organización como rehén.
Sin embargo, en contraste con la era anterior, hoy el sector está impulsado más por los valores. La ética consiste en prescripciones basadas en el deber sobre el comportamiento que impacta a las organizaciones sin fines de lucro desde afuera, como reglas y estándares que reflejan creencias ampliamente compartidas sobre lo que está bien y lo que está mal. Por otro lado, los valores son ideales internos que difieren entre las organizaciones y reflejan sus estimaciones individuales sobre cuáles de las tantas aspiraciones culturales disponibles son más importantes.
Las implicaciones para los directivos de una organización sin fines de lucro
El movimiento de responsabilidad social en las organizaciones sin fines de lucro plantea nuevas exigencias a los líderes de las organizaciones, al tiempo que promete ofrecer una variedad de beneficios operativos.
A los directivos de l as organizaciones sin fines de lucro ahora se les motiva a …
- Atender problemas sociales más allá de la misión central de la organización para mejorar la sociedad en más frentes, mejorar la licencia de la organización para operar, añadir significado al trabajo y generar visibilidad con donantes potenciales.
- Enfocarse en problemas sociales que están profundamente entrelazados con el trabajo central de la organización para mantener la coherencia de identidad y asegurar que las competencias existentes se desplieguen de la manera más efectiva.
- Comprometerse con los problemas sociales desde la cúpula de la organización para que los empleados de niveles más bajos puedan perseguirlos con confianza y pasión.
- Integrar los problemas sociales de manera estructural, innovando según sea necesario, para evitar acusaciones de “ecoimpostura” o de aprovecharse del movimiento de responsabilidad social únicamente con fines de branding.
- Capacitar a líderes visionarios que puedan mantenerse al tanto de los desarrollos sociales, gestionar múltiples grupos de interés y aprovechar oportunidades en la intersección entre la misión de la organización sin fines de lucro y los problemas sociales más amplios.
A principios de los años 2000, los valores se convirtieron en un tema más prominente. Los expertos aconsejaron a las organizaciones identificar unas cuantas prioridades para formalizarlas en declaraciones de valores, las que ahora son comunes en el sector y se localizan fácilmente en sus sitios web. Estos documentos han incorporado muchas de las dimensiones y preocupaciones del movimiento de responsabilidad social, tales como “diversidad” (por ejemplo, The Nature Conservancy), “conservación ambiental” (Goodwill Industries) y “rendición de cuentas” (Save the Children).
Va más allá de rendir cuentas ante donantes y comunidades servidas para incluir una gama más amplia de grupos de interés | Otra responsabilidad inicial de las organizaciones sin fines de lucro que han mantenido hasta el día de hoy y sobre la cual han profundizado es la rendición de cuentas. Una organización sin fines de lucro es responsable, por ejemplo, ante los donantes en cuanto a cómo se utilizan los fondos y ante las comunidades servidas por cualquier daño no intencionado. La rendición de cuentas va de la mano con el deber de explicar y justificar, la práctica de informar y la misma actividad contable (en el sentido de registrar, verificar y analizar los recursos de la organización sin fines de lucro). Cuando estas organizaciones se vuelven más responsables al rastrear e informar sus gastos a audiencias externas, por ejemplo, pueden disciplinarse más para reducir el desperdicio y disminuir los gastos innecesarios. Cuando miden y reportan su impacto social, pueden volverse más sensibles en la forma que los programas pueden mejorarse. Y cuando revelan sus donantes y las fundaciones anuncian sus decisiones de subvención al escrutinio público, pueden evitar la percepción de ser controladas por “dinero oscuro” o nepotismo.
La rendición de cuentas también significa ser responsable de fracasos o fraudes. Como tal, la rendición de cuentas incentiva a las organizaciones sin fines de lucro a prevenir infracciones antes de que ocurran. Lo hacen estableciendo controles y adoptando mejores prácticas y procedimientos que las personas con la formación y credenciales adecuadas pueden supervisar. La rendición de cuentas, y otros relacionados, como la elaboración de reportes, el control y la profesionalización, protegen la confianza en las organizaciones sin fines de lucro al asegurar a los externos que las cosas se están haciendo de manera íntegra.
Si bien el énfasis en la rendición de cuentas ciertamente no ha disminuido en los últimos años, la comprensión de a quiénes exactamente se deben rendir cuentas se ha expandido. Un enfoque previo en grupos con vínculos directos con las organizaciones sin fines de lucro, incluyendo donantes, juntas directivas, empleados y comunidades servidas, se ha ampliado para incluir a todos los grupos que de alguna manera se ven afectados por las operaciones de la organización, en otras palabras, los grupos de interés. Hoy en día, estos grupos incluyen incluso entidades teóricas como las generaciones no nacidas y el medio ambiente natural.
En particular, los expertos piden a las organizaciones sin fines de lucro que practiquen la gestión de grupos de interés. Esto requiere que identifiquen a sus grupos, levanten un inventario de sus necesidades e intereses, los traten con dignidad y respeto, los mantengan informados de los asuntos organizacionales y se creen canales para incluirlos en los procesos de toma de decisiones. Con este enfoque, las organizaciones pueden considerar a empleados, por ejemplo, no solo como espíritus afines con una creencia compartida en la misión, sino en un grupo de interés con preocupaciones legítimas, concretas y abordables, como el salario, la seguridad laboral, el avance profesional y las condiciones de trabajo.8 La gestión de grupos de interés, como se presenta comúnmente, no es solo un imperativo moral, sino un esfuerzo estratégico que puede traer beneficios operativos, como una mayor confianza, conexión y satisfacción entre los numerosos grupos involucrados en el trabajo de la organización.
Va más allá de la organización sin fines de lucro para enfatizar la ciudadanía y el emprendimiento colectivo | Lo “social” en responsabilidad social sugiere no solo relaciones con los grupos de interés, sino también a la sociedad en general y la colectividad de las organizaciones sin fines de lucro.
Estas organizaciones tienen responsabilidades que van más allá del bien directo que hacen en su esfera de influencia, lo que incluye apoyar a un vibrante y saludable campo de acción para todos. Ciudadanía, más específicamente, se refiere a comportamientos orientados al bien público, que son voluntarios y a menudo no son recompensados en forma, pero son vistos positivamente al contribuir a bienes públicos que idealmente todos deberían proveer.
Las organizaciones sin fines de lucro hoy están practicando la ciudadanía de muchas maneras. El YMCA, Feeding America y la United Way están entre las miles de organizaciones que dan a sus empleados tiempo libre pagado el día de las elecciones. Otras organizaciones han aportado sus voces a problemas que afectan a todo el sector, como cuando Code for America, Greenpeace y el Club Sierra firmaron una petición para bloquear la venta del registro en línea “.org” a un inversionista con fines lucrativos. Y otras han aceptado prácticas que no están necesariamente optimizadas para ellas, pero que son buenas para el sector completo si todas se alinean; por ejemplo, aceptar solicitudes de subvenciones en un formato común y estandarizado. Además, algunas organizaciones sin fines de lucro permiten a empleados contratar a sus trabajadores y han compartido la información de contacto de algún donante a otras organizaciones de ramos afines. A través de estas acciones, las organizaciones sin fines de lucro han hecho su parte de apoyar al sector y fomentar un espíritu cívico dentro de ella.
Va más allá de la gobernanza y la buena gestión incluir el liderazgo | La responsabilidad social comienza en la cúspide de la organización sin fines de lucro y se practica de manera más auténtica y concertada cuando los consejos, los ejecutivos y los altos cargos están alineados y completamente comprometidos. Específicamente, el movimiento ha influido en dos dimensiones del ápice de las organizaciones: el enfoque tradicional y estructural en la gobernanza y la gestión, y un énfasis más dinámico y nuevo en el liderazgo.
La gobernanza surge de la administración de alto nivel de una organización a través de reglas y procedimientos, incluido cómo el consejo y la dirección se nominan, contratan, estructuran, monitorean, compensan y se mantienen independientes entre sí. De manera similar, la gestión se refiere al cuidado y uso efectivo de recursos humanos y físicos de la organización. También a establecer protocolos y mejores prácticas para integrar la misión en niveles más bajos de la organización. La buena gobernanza y gestión integran la responsabilidad social en el tejido de la organización sin fines de lucro. Por ejemplo, el modelo de gobernanza de múltiples grupos de interés sirve para asegurar, como una cuestión de estructura, que tendrán representación en el consejo y, por lo tanto, los diferentes grupos influirán en la toma de decisiones del consejo, incluidos los propios trabajadores, las comunidades servidas, además de los donantes habituales y expertos de la industria. De la misma manera, las organizaciones pueden promover la responsabilidad social a través de esquemas de compensación, como puede ser enlazar el pago de ejecutivos con el cumplimiento de metas de diversidad o sostenibilidad. A través de estos arreglos, la responsabilidad social se construye junto con la organización, en vez de ser un asunto añadido.
Más recientemente, los discursos académicos y de profesionales sobre cómo deberían ser dirigidas las organizaciones sin fines de lucro se han expandido para incluir un énfasis en el liderazgo. Estos discursos retratan a estas organizaciones no solo como un sistema que requiere un diseño adecuado, sino como una entidad que debe ser infundida de vida y dirección. Los buenos líderes no solo establecen los controles adecuados, sino que también inspiran y motivan a los miembros de la organización. Cada vez más, se espera que los líderes sean visionarios que establezcan objetivos audaces y significativos, capacitando y empoderando a sus subordinados para lograrlos. Como reflejo de este cambio, las declaraciones de misión, valores fundamentales y códigos de conducta han sido acompañados por declaraciones de visión. Estas inspiran a los interesados con situaciones casi utópicas y altamente aspiracionales que la organización puede hacer realidad a través de su trabajo social, por ejemplo, un mundo “donde todos tengan un lugar decente para vivir” (Habitat for Humanity) o “donde ningún niño se acueste hambriento” (Feed the Children).
El liderazgo es importante para la responsabilidad social por diversas razones. Primero, porque los líderes no son simples empleados en la organización, sino que también son modelos a seguir, y se espera que implementen los valores organizacionales en sus vidas personales y profesionales. En segundo lugar, dado que la responsabilidad social a menudo involucra acciones que están ligeramente relacionadas a la misión principal de la organización sin fines de lucro, los altos dirigentes requieren de carisma, capacidad de persuasión y creatividad excepcionales para integrar el significado de acciones dispares en una teoría coherente de acción para los grupos de interés. Tercero, a menudo se necesitan líderes para tomar decisiones difíciles con consecuencias graves, como cuando en un consejo universitario arriesgaron alienar a exalumnos al quitar monumentos en el campus en honor a benefactores que fueron propietarios de esclavos.
Implicaciones
DE LIDERAZGO, A GESTIÓN DE GRUPOS DE INTERÉS, a ciudadanía, el movimiento contemporáneo de responsabilidad social tiene exigencias extraordinarias para las organizaciones sin fines de lucro. Mostrar un compromiso más amplio en cuanto a temas sociales puede traer beneficios operativos al incrementar la legitimidad y reputación de la organización. La atención a la responsabilidad social también puede infundir al trabajo de la organización un sentido más valioso, que puede mejorar la moral del personal y el reclutamiento. Por último, como muchas de las actividades asociadas mejoran la visibilidad, podrían crear consciencia, lo que resultaría en más donaciones y participación de voluntarios.
Además, las organizaciones sin fines de lucro que se vuelven más conscientes de los problemas sociales intrínsecamente vinculados a su labor pueden generar innovaciones. Por ejemplo, el Museo de Artes Fotográficas en San Diego, entre muchos otros museos, ha mejorado el acceso a las artes al instituir una política de admisión de “pague lo que desee”. Por otra parte, para abordar la desigualdad de género en los salarios, la Hillel Foundation, la fundación judía universitaria más grande del mundo, ha experimentado con el establecimiento de rangos salariales con sueldos fijos para empleados en diferentes posiciones, y los ha difundido entre todos los trabajadores. Además, para promover la salud mental y hacer que los lugares de trabajo sean más acogedores para personas con discapacidades, muchas organizaciones de servicio han presentado la posibilidad de tomar tiempo libre ilimitado con sueldo.
El movimiento por la responsabilidad social de las organizaciones sin fines de lucro también acarrea riesgos. Atender las responsabilidades sociales, además de las principales, puede restar valor a la misión organizacional, especialmente en un sector que siempre parece operar con un presupuesto ajustado. Las posibilidades de una ampliación de actividades, que solía atribuirse a la presión de donantes o a la búsqueda de fondos, ahora puede presentarse desde cualquier parte y desde un conjunto de grupos de interés. Con el paso del tiempo, las organizaciones que no se apeguen estrictamente a su llamado central y competencias clave podrían encontrar que su identidad y sus habilidades se van perdiendo mientras intentan convertirse en todo para todas las personas.
Los líderes de las organizaciones sin fines de lucro también podrían preocuparse por socavar su credibilidad mediante la promoción de una responsabilidad social que parezca demasiado corporativa. De hecho, incluso el uso de un lenguaje de “responsabilidad social” para describir las actividades puede ser problemático, pues el término a menudo se vincula en el mundo corporativo, con prácticas insinceras e ineficaces de branding. Más problemático es que las organizaciones sin fines de lucro podrían ser objeto de acusaciones de “ecoimpostura”, “DEI-ización” superficial (es decir, mostrar, en apariencia, preocupación por el medio ambiente o la diversidad a través de cambios organizacionales simbólicos en lugar de significativos) o desviar recursos lejos de la misión. Para las organizaciones y un sector construido a partir de ideas del bien público, las consecuencias de tales críticas podrían ser mucho más perjudiciales que en el mundo empresarial.
¿En cuál de las múltiples responsabilidades sociales debería enfocarse una organización sin fines de lucro? Dadas las presiones para que estas organizaciones desarrollen identidades distintivas que resuenen lo suficiente con segmentos específicos de donantes para conseguir que abran sus billeteras, es posible que las organizaciones tengan más éxito si se enfocan en causas cercanas a su trabajo central. Aunque es cierto que, en cierto nivel, todas las organizaciones sin fines de lucro deberían ser responsables, éticas y estar bien gobernadas, en la práctica, estas organizaciones también deben decidir hasta qué punto quieren comprometerse con cada responsabilidad. ¿Se limitan a cumplir sus obligaciones sociales o intentan superarlas para convertirse en líderes específicos en temas? Al reflexionar sobre esta pregunta, las organizaciones pueden considerar a muchas otras que han practicado la responsabilidad social de maneras que se basan en sus preocupaciones centrales. Por ejemplo, las Girl Scouts han reforzado su compromiso con los temas de mujeres al otorgar un periodo relativamente largo de doce semanas de licencia parental remunerada a su personal. De manera similar, Every Texan, una organización defensora de la justicia económica en políticas públicas, con sede en Austin, ha respondido de manera cooperativa y afirmativa a los esfuerzos de sindicalización de sus propios trabajadores.
El movimiento hacia la responsabilidad social ha tenido muchos efectos prácticos. En primer lugar, ha llevado a una descripción detallada de roles y responsabilidades dentro de las organizaciones sin fines de lucro en torno a un conjunto ampliado de temas de interés. Como resultado de sus esfuerzos por equilibrar un número creciente de grupos de interés y causas sociales, las organizaciones se han vuelto más complejas operativa y estructuralmente, lo que ha generado mayores exigencias a los líderes. Las empresas sociales, por ejemplo, adoptan formas híbridas para equilibrar mejor las metas comerciales y sociales. Las organizaciones sin fines de lucro ahora también necesitan líderes con visión y carisma que puedan conectar con diversos grupos de interés.
Uno de los aspectos más llamativos del sector sin fines de lucro contemporáneo es la creciente rapidez con la que las nuevas causas sociales han generado cascadas de acciones, políticas y declaraciones. En tiempos recientes, estas olas han seguido al movimiento #MeToo y Black Lives Matter. También han provocado una mayor atención a los derechos de las personas transgénero, al lenguaje neutro en cuanto a género, los derechos al aborto y la guerra en Ucrania. La mayor amplitud y frecuencia de estas olas temáticas, sin duda reflejan la naturaleza de la sociedad actual: la naturaleza viral de las redes sociales, la creciente polarización en Estados Unidos y otros lugares, y los avanzados niveles de globalización. Por lo tanto, el sorprendente y, muchos argumentarían, bienvenido acontecimiento de la responsabilidad social ampliada de las organizaciones sin fines de lucro es probable que se intensifique.
- Notas
-
1 Patricia Bromley, “The Organizational Transformation of Civil Society,” (La transformación organizacional de la sociedad civil) en The Nonprofit Sector: A Research Handbook, 3rd ed., editado por Walter W. Powell y Patricia Bromley, Stanford, California: Stanford University Press, 2020.
2 Estos son los números de organizaciones categorizadas como A, B, C o D en el Anuario de organizaciones internacionales.
3 Margaret Gibelman y Sheldon R. Gelman, “Very Public Scandals: An Analysis of How and Why Nongovernmental Organizations Get in Trouble,” (Escándalos muy públicos: un análisis de cómo y por qué las organizaciones no gubernamentales se meten en problemas”) International Society for Third-Sector Research Cuarta conferencia internacional, Dublín, julio 7, 2000.
4 Alex Daniels, “How Gender Bias Creeps Into Grant Making,” (Cómo el sesgo de género influye en la creación de subsidios) The Chronicle of Philanthropy, junio 4, 2019
5 Joshua Braverman and Ryan Kaitz, “Engaging Our Elders: The Power and Potential of Senior Volunteerism,” Nonprofit Quarterly, febrero 18, 2021.
6 Patricia Bromley y Charlene D. Orchard, “Managed Morality: The Rise of Professional Codes of Conduct in the US Nonprofit Sector,” (Moralidad gestionada: el surgimiento de códigos de conducta profesional en el sector sin fines de lucro de los Estados Unidos) Nonprofit and Voluntary Sector Quarterly, abril 2015.
7 Shawn Pope et al., “The Pyramid of Nonprofit Responsibility: The Institutionalization of Organizational Responsibility Across Sectors,” (La pirámide de responsabilidad sin fines de lucro: la institucionalización de la responsabilidad organizativa entre sectores) Voluntas, septiembre 17, 2018.
8 Jim Rendon, “Low Pay Hurts Nonprofits and Workers. Some Groups Are Fighting Back,” (Los bajos salarios perjudican a las organizaciones sin fines de lucro y a los trabajadores. Algunos grupos están luchando contra esto), The Chronicle of Philanthropy, septiembre 4, 2019
Autores originales:
- Shawn Pope es profesor asociado de estrategia empresarial en la EMLV Business School.
- Patricia Bromley es profesora asociada en la Escuela de Graduados de Educación y en la Doerr School of Sustainability en la Universidad de Stanford, y es codirectora docente del Stanford Center on Philanthropy and Civil Society (Centro Stanford sobre Filantropía y Sociedad Civil).
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Este artículo es contenido original de la Revista Stanford Social Innovation Review publicado en verano 2023
- Traducción del artículo From Doing Good to Being Good: The Movement for Nonprofit Social Responsibility por Carlos Calles
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