Cuando el Museo de Arte de Filadelfia organizó un concurso para diseñar juguetes para niños en 2016, Renata Souza, estudiante de la Parsons School of Design, aprovechó la oportunidad. Para inspirarse, recurrió a sus sobrinos y también les preguntó a sus primos, qué podría ser útil y divertido para sus hijos.
En aquel entonces, a su sobrino Thomas, de casi 5 años, le habían diagnosticado diabetes de tipo 1. Así que Souza inventó el primer modelo de Thumy, un kit de insulina para que los niños que padecen diabetes tipo 1, como Thomas, se sintieran cómodos al inyectarse insulina por sí mismos.
Thomas forma parte de los casi 1.9 millones de estadounidenses que padecen diabetes tipo 1, de los cuales cerca de 244 mil son niños y adolescentes. En Estados Unidos, las tasas de nuevos casos o incidencias de diabetes tipo 1 han aumentado casi un 2% anual, mientras que las cifras de diabetes tipo 2 se han incrementado un 5% anual, entre el 2002 y el 2015 en niños y adultos jóvenes menores de 20 años, señala un informe de 2020 de los US Centers for Disease Control and Prevention (Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE. UU.). Para los niños, ponerse varias inyecciones al día puede ser incómodo y agotador.
Para los adolescentes, estos sentimientos se vuelven más difíciles por una sensación de frustración al depender de los adultos. A Jordan Spillane, de 22 años, le diagnosticaron diabetes tipo 1 desde hace 11 años. Al principio se inyectaba la insulina con bolígrafos y agujas y, luego, durante la adolescencia, utilizó una bomba de insulina. Cuando era niña, su madre y su hermana la ayudaban a inyectarse. “Me gustaría que fuera más fácil inyectarme porque, como a la mayoría de los niños, la idea de que me pinchen con una aguja no es muy agradable”, comenta.
Souza diseñó Thumy para resolver este problema y para que los niños puedan inyectarse por sí mismos.
La mayoría de las inyecciones de insulina son difíciles de usar para los niños porque están diseñadas para adultos, y las alternativas solo tienen un tamaño para manos pequeñas, sin que se consideren otros factores, como la capacidad del niño para sujetar y enroscar la aguja.
El kit de insulina de Thumy tiene dos componentes con los que se abordan los retos físicos y las frustraciones emocionales que provocan las inyecciones: 1) un bolígrafo ergonómico de insulina, diseñado para las manos de los niños; y 2) tatuajes temporales que indican dónde se debe inyectar la insulina.
Estos bonitos tatuajes temporales indican los distintos puntos en los que los niños pueden inyectarse a sí mismos insulina. (Foto cortesía de Thumy)
“Para que la insulina se absorba mejor, es fundamental alternar los sitios de inyección, por ejemplo, el brazo, la barriga, la pierna, etc., además de evitar colocar la inyección en el mismo punto”, explica Souza. “Los tatuajes abordan este problema específico”, y lo hacen de una manera visualmente atractiva.
La pluma de insulina también incorpora una cubierta termo-cromática que recubre el botón de disparo. Cuando la insulina no ha sido conservada correctamente y su temperatura aumenta demasiado, el color de la cubierta cambia de azul a verde para indicar que la insulina ya no se puede utilizar. Y, cuando el niño se inyecta la insulina, el color empieza a cambiar de azul a verde, lo cual sirve de distracción para el pequeño.
“¡Es muy divertido!”, dice Souza. “Si tienes un cepillo de dientes super divertido, vas a querer cepillarte los dientes. (La idea) es la misma”.
Los tatuajes temporales son sencillos pero innovadores. Souza diseñó un sistema a base de tinta negra y puntitos de colores para que el niño sepa que no debe inyectarse dos veces en el mismo lugar. Luego de aplicarse el tatuaje en una parte determinada del cuerpo, el niño pincha uno de los puntos de color para inyectar la insulina en ese lugar.
Después, cuando el niño usa un isopo con alcohol para limpiarse, la tinta de color también se borra, de modo que, poco a poco, todos los puntos de color del tatuaje se borran, lo que le indica al niño que debe elegir una nueva zona del cuerpo para inyectarse.
Catherine Thompson, madre de Chloe, de 9 años, a quien le diagnosticaron diabetes tipo 1 hace un año, señala que un producto como Thumy es un salvavidas. “A la larga, nos ayudará mucho a no seguir inyectando en la misma zona, lo que provocaría problemas más adelante”, afirma.
A pesar de recibir interés de padres y familias de niños que padecen diabetes tipo 1, Souza ha enfrentado dificultades para lanzar el producto al mercado. Todavía está a la espera de que la US Food and Drug Administration (Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.) apruebe la clasificación “De Novo”, la cual es obligatoria para los nuevos productos médicos. Por el momento, en Estados Unidos, solo es posible comprar los adhesivos Thumy. Si bien Souza no puede vender los kits en Estados Unidos, tiene distribuidores para el mercado mexicano y espera expandirse a otros países de América Latina y Europa en el futuro.
Autores originales:
- Nayanika Guha (@nayanikawrites) es escritora independiente sobre temas de justicia social, paternidad, identidad y comunidad. Ha publicado artículos en The Guardian, The Lily y Refinery29, entre otros medios.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición invierno 2023.
- Traducción de Jorge Treviño
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