El objetivo de College Unbound es transformar la educación superior para empoderar a los estudiantes adultos, y por ende, beneficiar a sus familias, comunidades y lugares de trabajo.
El sistema de educación superior le está fallando a sus estudiantes. Se aleja cada vez más de su misión cultural, moral y práctica: ayudar a las personas a adquirir conocimientos y habilidades, desarrollar su potencial y participar en sus comunidades para mejorarlas.
Según el Centro de Investigación de la National Student Clearinghouse, el promedio nacional de estudiantes que concluyen sus estudios en nivel superior es de solo 62.3%. El sistema ha demostrado ser ineficaz, específicamente para los estudiantes adultos: 39 millones de estadounidenses han asistido a alguna institución de educación superior, pero no han obtenido ningún título o certificación; ello va a la alza en comparación con los 36 millones reportados en 2019. La tasa de eficiencia terminal de nivel superior —que resulta, en sí misma, un parámetro bajo para juzgar la eficacia— es solo del 51.1%.
¿Podríamos cambiar la educación superior para hacerla más significativa y relevante para los estudiantes adultos? ¿Cómo sería una institución de educación superior renovada? ¿Y cómo podría este modelo promover un cambio sistémico en la enseñanza superior a nivel nacional?
Estas preguntas han impulsado a nuestro equipo durante la última década para diseñar, construir, iterar y hacer crecer College Unbound (CU), una institución de educación superior acreditada sin fines de lucro, centrada en estudiantes adultos que se han enfrentado a serios obstáculos para asistir a la escuela y terminar sus estudios. El plan de estudios de CU se enfoca en los estudiantes, fomenta la preparación para el empleo y las habilidades de liderazgo. Los estudiantes diseñan proyectos y reciben créditos por el aprendizaje en áreas de interés profesional, junto con tareas vinculadas a la comunidad y el lugar de trabajo. Abordan retos prácticos del mundo real, los cuales les ayudan a perfeccionar sus habilidades y a desenvolverse en situaciones complejas. Dado que CU otorga créditos tanto por el aprendizaje previo como por la experiencia de vida, la ruta para obtener un grado de licenciatura suele ser más corta.
Nuestra filosofía y misión no solo pretenden servir a nuestros estudiantes y a sus comunidades, sino también transformar la educación superior y los sistemas en los que yace inserta, de modo que se beneficien los egresados, sus comunidades, sus empleadores y la sociedad en general. Pero, aun así, necesitamos más apoyo de aliados, financiadores y responsables políticos para tener éxito.
Una ruta para el crecimiento y cambio de sistemas
Actualmente atendemos a más de 250 estudiantes en el área metropolitana de Providence, en Rhode Island, Chicago y Filadelfia. Los estudiantes adultos de CU invariablemente tienen profundas conexiones y compromisos con la comunidad, y junto con sus compañeros suelen diseñar proyectos que se centran en la comunidad. Por ejemplo, hace poco un estudiante diseñó una organización sin fines de lucro para hacer frente a la violencia con armas de fuego en Filadelfia; otro desarrolló y puso en marcha un programa de reducción de plomo en comunidades marginadas. Nuestro equipo de apoyo a los estudiantes está conformado por trabajadores sociales que proceden de las mismas comunidades, por lo que saben muy bien cómo superar las barreras. Creemos que este compromiso con la comunidad es el contrapeso que sostiene a los estudiantes de CU y un componente esencial de nuestro modelo.
El éxito de los estudiantes consiste en transformarse a sí mismos, a sus familias, a sus comunidades y a sus lugares de trabajo. La transformación suele comenzar a través de los proyectos, basados en la comunidad, que desafían a los estudiantes a crear un cambio significativo en el campo. Una estudiante de CU, que cursa el último año y es una madre de 38 años, lo expresó de la siguiente manera: “El éxito es crear un sentido de esperanza para mi comunidad, un sentido de propósito y pertenencia, y un camino hacia el futuro para mis hijos.”
Nuestro enfoque de aprendizaje riguroso e individualizado está dando resultados muy positivos. Nuestra tasa de graduación a los seis años es significativamente mayor a la de otras instituciones de educación superior: el 94% de los alumnos que iniciaron sus estudios en 2016 obtuvieron su título, y el 75% de ellos lo hizo en un plazo de casi tres años y medio. Por lo general, los exalumnos afirman tener mayor seguridad económica (76%), haber progresado profesionalmente (65%) y haber asumido funciones de liderazgo en la comunidad (60%). El 100% afirma que su experiencia en CU cambió su visión del mundo.
El tema recurrente de la innovación es que las iniciativas de cambio son más eficaces cuando no pertenecen al sistema para, de este modo, alterar las burocracias arraigadas. Teach For America, por ejemplo, ejerció presión sobre el sistema al presentar nuevos talentos ajenos a las escuelas de educación tradicional.
El argumento contrario es igualmente convincente: el cambio significativo solo puede producirse desde el interior de un sistema. Al aprovechar la infraestructura, los sistemas y los canales de distribución existentes, se ahorra tiempo y, por lo tanto, es posible tener un mayor alcance e impactar de manera mucho más rápida. Esta innovación gradual dentro del sistema facilita que programas como los de la Universidad Estatal de Arizona y la Universidad Southern New Hampshire ganen terreno: aprovechan la estructura, los modelos y el financiamiento tradicionales, pero capturan una cuota de mercado al alterar la fórmula y doblegar al sistema para llegar a un lugar mejor.
En CU hemos tomado un camino intermedio: operar dentro y fuera del sistema educativo. Operamos dentro de la enseñanza superior, por ejemplo, integrándonos en el sistema federal como institución acreditada, lo que permite que nuestros estudiantes accedan a las Becas Federales Pell, que cubren hasta el 68% de la colegiatura. Además, otorgamos grados de licenciatura; es decir, un título tradicional que proporciona un marcador convencional de éxito académico e intelectual valorado por el mercado.
Pero CU desafía el modelo de educación superior, ya que también opera desde afuera. Aparte de las rigurosas oportunidades de aprendizaje a través de proyectos comunitarios, los estudiantes reciben créditos por sus experiencias de vida, que tienen un equivalente de aprendizaje a nivel universitario. Como resultado, a menudo se reduce enormemente el número de créditos que necesitan cursar y se acorta el plazo para que obtengan el grado de licenciatura. Este enfoque también subraya el valor y la legitimidad de sus experiencias de vida, por lo que fortalecen su confianza y sus contribuciones a las comunidades donde viven. Por último, eliminamos las barreras de la eficiencia terminal: bajamos el precio de la colegiatura (a solo 10,000 dólares anuales), ofrecemos clases nocturnas y, en fines de semana, servicios de guardería y de apoyo social, incluso cenas regulares. Todo ello como parte de una experiencia grupal profundamente personal que tiene el propósito de transformar las vidas de los estudiantes y otorgarles un grado de licenciatura.
Colaboradores para la transformación comunitaria
Nuestro objetivo original era que, al demostrar nuestro éxito con los estudiantes adultos, influiríamos en la educación superior e, idealmente, la transformaríamos. Pensábamos que otros líderes de la educación superior verían el valor de nuestra filosofía y pedagogía centradas en el estudiante y la comunidad, y adoptarían algunas de nuestras herramientas y modelos para ofrecer una mejor atención tanto a los estudiantes adultos como a los estudiantes de edad tradicional. También creíamos que se asociarían con nosotros para centrarse en estudiantes adultos con talento, lo que abriría nuevas fuentes de ingresos y rutas de impacto en la comunidad. Pero nuestra experiencia nos ha demostrado que la educación superior es reacia al cambio, le intimida colaborar con otros y es poco probable que se esfuerce e innove mientras lucha por la eficiencia.
A medida que nos hemos expandido, hemos descubierto otro sistema en el que CU puede, y debe, influir: el sistema de desarrollo de la fuerza laboral/empleo, que abarca a las empresas privadas, públicas y sin fines de lucro. Creemos que CU puede crear un cambio sistémico significativo influyendo en la forma en que las empresas reclutan, contratan, desarrollan y promueven el talento, orientándolas hacia los estudiantes adultos de alto potencial.
Nuestro interesante programa “TA:BA”, actualmente en Providence y Filadelfia, es un buen ejemplo. Los ayudantes docentes son una sólida fuente de talento, pues aportan capacidades innatas y tienen la ventaja de una profunda experiencia con los estudiantes, el aula, otros profesores, la cultura y la comunidad. Muchos carecen de un grado de licenciatura, un título que se exige para la certificación docente. Nuestra lógica de escalamiento no es complicada: reclutar alumnos adultos de gran potencial; reducir los obstáculos para el aprendizaje profundo y la obtención de un grado de licenciatura; crear las condiciones para una experiencia educativa firme y dirigida por el estudiante; motivar a los empleadores y patrocinadores filantrópicos a que apoyen esta inversión en la comunidad y se beneficien de ella; por último, catalizar el cambio de los sistemas a nivel regional. Se trata de repetir, ampliar y mantener.
¿Qué necesitan los modelos innovadores como el nuestro para tener éxito? Colaboradores que coadyuven a la expansión para demostrar su eficacia como un paso intermedio hacia un cambio más amplio de los sistemas. De manera más concreta, ofrecemos tres recomendaciones.
Primero, las empresas e instituciones con visión de futuro deben adoptar un enfoque diferente en materia de desarrollo profesional y contratación; intencionalmente, uno enfocado en los estudiantes adultos. A modo de ejemplo, la Philadelphia Housing Authority (Autoridad de la Vivienda de Filadelfia) está otorgando becas tanto a residentes como a empleados para que terminen su grado de licenciatura en CU, mejoren sus puestos de trabajo y enriquezcan sus comunidades. Asimismo, el distrito escolar de Filadelfia y la Federation of Teachers (Federación de Maestros) otorga becas a ayudantes docentes para aumentar su red de profesores. En todos los sectores, este tipo de inversión proactiva despejará los cuellos de botella para el talento y ayudará a las empresas e instituciones a mejorar la vida de las partes interesadas; no solo de los accionistas, al cumplir con sus responsabilidades sociales.
Segundo, la filantropía a nivel regional y nacional debe impulsar modelos innovadores de educación superior, de gran magnitud, en todo el país. Necesitamos un mayor apetito por el riesgo, capital paciente que permita la experimentación e impulse nuevas colaboraciones, e inversión en la infraestructura necesaria para incrementar el alcance de los modelos innovadores. La filantropía debe seguir apoyando la recopilación y difusión de pruebas de eficacia y también utilizar su poder de convocatoria para estimular colaboraciones, uniendo a diversas partes interesadas para crear programas integrados en la comunidad que sean prósperos.
Tercero, necesitamos cambios políticos claros y constructivos a nivel local, estatal y federal para facilitarles el acceso y pago de programas como los de CU a los estudiantes adultos. Los mecanismos específicos podrían incluir becas permanentes para estudiantes adultos cualificados (por ejemplo, a través de Promise Programs [Programas Promesa], que oferta becas de acuerdo a la zona geográfica sin costo de colegiatura en al menos una institución local), programas de préstamos y de condonación de adeudos más accesibles, incentivos para que los empresarios inviertan en desarrollo profesional y contratación, y una adopción más amplia de certificaciones de aprendizaje previo en las instituciones de educación superior públicas.
Podemos ver el camino para liberar el potencial de millones de estudiantes adultos. Con humildad, también podemos ver el principio del cambio. Esto es innovación con impacto, y con la comunidad al centro. Damos la bienvenida a los aliados.
Autores originales
- Dennis Littky es cofundador y presidente de College Unbound (CU), y cofundador de MET Schools/Big Picture Learning, una red de innovación conformada por 80 preparatorias en Estados Unidos, y cientos más a nivel global.
- Michael K. Allio es especialista en estrategia e innovación. Anteriormente, ocupó el cargo de subdirector de educación en la fundación de Bill & Melinda Gates. Es consultor de organizaciones filantrópicas y del sector privado.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Primavera 2023.
- Traducción de Angela Mariscal
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