Cuatro formas en que la tecnología puede ayudar a las organizaciones que se dedican a combatir la soledad, mientras transforman las vidas de adultos mayores y jóvenes. Artículo en la serie "Transformar el envejecimiento", publicada con el patrocinio de la Fundación Saldarriaga Concha.
A principios de 2020, las medidas de confinamiento para disminuir la propagación de la COVID-19 obligaron a millones de personas a aislarse física y socialmente, lo que provocó que muchos sufrieran, por primera vez, los graves efectos de estar solos de forma constante. Sin embargo, la pandemia no hizo más que resaltar lo que millones de personas de todas las generaciones ya sabían.
Según una encuesta de Pew Research, en los Estados Unidos, más de una cuarta parte de las personas mayores de 60 años viven solas, y más del 43% de ellas reportaron sentirse solas incluso antes de la pandemia de COVID-19. Sin embargo, los más jóvenes también sufren de soledad. De hecho, de acuerdo con una encuesta reciente, las personas entre 18 y 22 años presentan los porcentajes más altos de soledad, y ser estudiante se correlaciona fuertemente con tener un puntaje alto en el Índice de Soledad de Cigna en EE. UU.
La soledad tiene consecuencias importantes para la salud en todas las edades. Julianne Holt-Lunstad, profesora de psicología de la Universidad Brigham Young, descubrió que la soledad y el aislamiento social pueden perjudicar la salud tanto como fumar 15 cigarrillos al día e, incluso, contribuye a sufrir una muerte prematura. Otros estudios muestran que quienes se identifican a sí mismos como personas solitarias tienen un 59% más de probabilidades de perder la capacidad de realizar las tareas de la vida diaria y un mayor riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, obesidad, demencia y depresión.
En 2018, la primera ministra británica, Teresa May, nombró a la primera ministra de la soledad en el país y anunció una estrategia nacional para luchar contra “uno de los mayores desafíos de salud pública de nuestro tiempo”. Por otro lado, en 2020, el cirujano general de los EE. UU., Vivek Murthy, dio un discurso sobre la crisis de la soledad y publicó el libro Together: The Healing Power of Human Connection in a times Lonely World (Juntos: el poder sanador de las conexiones humanas en un mundo a veces solitario). Pero a pesar de dicha concientización, los responsables de las políticas públicas de los Estados Unidos han tardado en pedir o recomendar soluciones.
No obstante, hay un rayo de esperanza. Los innovadores locales, jóvenes emprendedores primerizos motivados por el deseo de ayudar a las personas mayores durante la pandemia, están interviniendo, trayendo sus habilidades tecnológicas a la mesa y proponiendo soluciones intergeneracionales.
Aprovechando la tecnología de los trabajos temporales
Creamos Mon Ami en 2018 para resolver, de forma escalable, la necesidad de conexión en ambos extremos de la brecha generacional. La organización comenzó como una plataforma de servicios directos y aprovechó la tecnología de los trabajos temporales para conectar a personas mayores y sus familias con estudiantes universitarios, quienes los visitaban semanalmente para participar en actividades sociales como jugar Scrabble, escribir sus memorias o salir a caminar. Las familias les pagaban 25 dólares la hora por sus servicios, gustosas de verse relevadas en el cuidado de sus mayores durante algunas horas y de que estos convivieran con jóvenes interesados en ellos y cuyos antecedentes hubiesen sido investigados.
En octubre de 2019, recaudamos 3.4 millones de dólares de grupos de inversión de riesgo, liderados por las empresas Freestyle Ventures y Cowboy Ventures. Usamos los fondos para contratar servicios de ingeniería y personal adicional, y así, desarrollar aún más nuestra plataforma tecnológica y aplicación. Para marzo de 2020, cuando llegó la COVID-19, centenares de estudiantes inscritos en universidades del área de la Bahía de California habían brindado más de 10,000 horas de compañía a personas mayores, ya sea en sus hogares o en las instalaciones de sus asilos.
Mon Ami es una de las múltiples organizaciones que se han sumado al uso de plataformas y aplicaciones tecnológicas para conectar a personas mayores con jóvenes. Papa, por su parte, fue creada en 2017 y ahora opera en los 50 estados de Estados Unidos. A través de "Papa Pals" (Amigos del Abuelo), también conocidos como "nietos bajo demanda” la compañía ofrece a personas mayores servicios de compañía y ayuda con los quehaceres diarios.
Por otra parte, en 2020 un estudiante de la Universidad de Texas en Austin, Aditi Merchant, junto con dos amigos, lanzaron Big & Mini (Grande y Mini), una plataforma que conecta a estudiantes universitarios con personas mayores para que hablen por video. En menos de un año, Big & Mini ha atraído a 1,500 usuarios activos procedentes de ocho universidades, 14 organizaciones y 25 países.
A medida que la pandemia se prolongó y las necesidades se volvieron más urgentes, comenzamos a asociarnos con gobiernos locales y organizaciones sin fines de lucro que visualizaban problemas en ambos extremos del espectro de edad y redirigimos los recursos hacia las poblaciones mayores y más vulnerables. En 2020, pusimos nuestra tecnología y experiencia a disposición de estos grupos, otorgándoles licencias para coordinar a voluntarios no remunerados, en su mayoría jóvenes que entregaban despensas y recetas médicas, hacían diligencias y pasaban a ver cómo estaban las personas aisladas.
Actualmente, nuestra organización opera en seis estados, con grupos que incluyen el Condado Central de Oregón para el Envejecimiento, la ciudad y el condado de San Francisco y la Comisión de Utah para el Envejecimiento. Nuestra plataforma también mantiene un banco telefónico para conectar a las personas mayores que buscan compañía con voluntarios no remunerados que los contactan periódicamente.
Combatiendo la soledad intergeneracional
Durante los últimos dos años, hemos aprendido mucho de nuestros socios, clientes y estudiantes universitarios. A continuación, ofrecemos las siguientes cuatro lecciones para otras organizaciones que trabajan para combatir la soledad y, al mismo tiempo, transformar el cuidado de las personas mayores y las vidas de adultos mayores y jóvenes.
1. Reconocer el estigma. La soledad tiene muchas facetas y suele ser difícil de enfrentar. Si bien su prevalencia e impacto ha aumentado en los últimos años, pueden existir barreras para buscar ayuda. Esto incluye el estigma asociado a ello: la incapacidad para reconocer los signos de soledad, aislamiento o depresión; o el sentimiento de desesperanza, que puede convertirse en una especie de parálisis. Es posible que las personas no respondan a las ofrendas de ayuda que se anuncian como una “solución para la soledad”. Al reunir a dos generaciones, puede resultar más eficaz centrarse en los beneficios mutuos o las experiencias compartidas.
SAGE, por ejemplo, es una organización nacional sin fines de lucro que ofrece servicios y defiende los derechos de las personas mayores de la comunidad LGBT. Al reconocer el enorme desafío que planteaba el aislamiento y la soledad ocasionados por la pandemia para su comunidad, la organización lanzó un nuevo programa llamado SAGEConnect, el cual invitaba a personas jóvenes y mayores de la comunidad LGBT (y aliadxs) a hablar como pares a través de llamadas telefónicas o videollamadas semanales. Desde mayo de 2020, la iniciativa ha conectado a casi 400 personas mayores con voluntarios jóvenes, quienes han realizado miles de horas de llamadas.
2. Aprovechar el interés y el compromiso de ambas generaciones. Al aproximar de forma directa a los jóvenes, las organizaciones pueden reclutar a más jóvenes que quieren beneficiarse mutuamente de sus relaciones con personas mayores.
Cuando lanzamos Mon Ami, hubo quienes se mostraban escépticos a la posibilidad de que los estudiantes universitarios quisieran pasar tiempo con personas mayores. Muchos suponían que ambas generaciones querrían mantener su distancia. Sin embargo, cuando les pedimos a alumnos universitarios de Stanford que pasaran al menos una hora a la semana con una persona mayor que podría estar confinada en su casa, tener demencia o simplemente quería conectarse, cientos de ellas respondieron al llamado en menos de 24 horas. A pesar de tener diversos antecedentes y carreras, todos se mostraron deseosos de conectarse con las personas mayores y aprender de ellos. Incluso un estudiante escribió: “Las personas mayores tienen mucha sabiduría y experiencia en la vida. La mayoría de mis amigos tienen veintitantos años. ¡Me estoy perdiendo de formar amistades intergeneracionales increíbles!
Cuando llegó la pandemia, las organizaciones sin fines de lucro empezaron a recurrir a este tipo de estudiantes. Por ejemplo, cuando sus voluntarios mayores se vieron obligados a quedarse en casa para mantenerse a salvo, San Francisco Village, una comunidad sin fines de lucro para personas de 55 años o más, se quedó sin el suficiente personal para entregar alimentos y otros servicios esenciales. Pronto, los miembros de la comunidad se dieron cuenta de que los jóvenes de la ciudad estaban listos para alzarse a la altura de las circunstancias, y que su interés no era meramente altruista. Dado que estaban confinados a trabajar desde casa o estar separados de sus familias, ellos también experimentaban aislamiento y un deseo de conexión.
3. Usar la tecnología para involucrar a los jóvenes. Por décadas, muchas organizaciones sin fines de lucro han operado con éxito usando formularios en papel y capacitaciones presenciales, sin recurrir a la tecnología. Sin embargo, si desean reclutar, seleccionar y capacitar a jóvenes para conectarlos con personas mayores deben, sin duda, actualizar estos procesos obsoletos y adaptarse a las aplicaciones móviles. Como afirma Sylvia Vargas, gerente de voluntarios de Openhouse, una organización LGBTQ de servicios para personas mayores en San Francisco, “la tecnología nos pone en contacto con muchos jóvenes que trabajan en el área de tecnología o que son nativos digitales y con quienes, de otra forma, no habríamos podido involucrarnos”.
Migrar a formatos digitales no requiere contratar a un programador o un diseñador para crear una aplicación personalizada. En sus inicios, Mon Ami utilizó herramientas digitales gratuitas o económicas para reclutar a los estudiantes interesados y coordinar las conexiones con personas mayores. Actualmente, hay muchas soluciones disponibles para facilitar la participación de voluntarios. Los videos y fotografías publicados en las redes sociales llegan a los jóvenes dondequiera que estén, y la creación de solicitudes de voluntariado en Typeform o Google Forms es rápida y sencilla. Por su parte, con Checkr se pueden verificar en línea los antecedentes de una persona, mientras que Calendly se sincroniza con Outlook o Google Calendar para lograr que los posibles voluntarios se registren en sesiones de orientación que mejor se adapten a sus horarios.
4. Construir relaciones y comunidad. Aunque las herramientas en línea facilitan la interacción de jóvenes con personas mayores, la conexión digital no sustituye a la presencia humana. En Mon Ami, hacemos un seguimiento de la cantidad de llamadas telefónicas y diligencias que los estudiantes hacen para sus respectivos compañeros, lo que permite a nuestro personal comunicarse personalmente con ellos y reconocerlos por su generosidad. Nada construye a una comunidad de forma más rápida que la sensación de ser visto y conocido.
Las relaciones también son una parte medular del Shanti Project, organización sin fines de lucro con sede en San Francisco que desarrolla conexiones humanas entre personas en condiciones marginales, incluyendo aquellas con enfermedades potencialmente mortales, personas mayores de la comunidad LGBTQ+ y personas con alguna discapacidad. La organización asigna a cada uno de sus voluntarios un cliente en virtud de su humanidad compartida y con la expectativa de tener una reunión semanal durante al menos seis meses. Los voluntarios no solo ofrecen su apoyo práctico, sino que se esfuerzan por fomentar una conexión personal con su cliente profunda, significativa y basada en la confianza.
A menudo, relaciones duraderas entre jóvenes y personas mayores florecen a partir de intereses compartidos. En una ocasión, en Mon Ami, conectamos a un ex mecánico de automóviles de 79 años con un estudiante de biología, ya que ambos disfrutan de construir cosas y pasan su tiempo haciendo y volando aviones de papel. También, conectamos a una clienta de 84 años amante de la poesía con dos estudiantes universitarios que disfrutan escuchar los poemas que ella escribe. Llevan reuniéndose más de un año. Esta práctica funciona.
La vida después de la pandemia
La pandemia de COVID-19 reveló tanto nuestras vulnerabilidades como nuestra capacidad de resiliencia y profundo deseo de conexión. A medida que el impacto de la pandemia ha acercado a las personas para darle un sentido a lo sucedido, hemos visto surgir amistades duraderas entre personas de generaciones distintas.
La pandemia también aceleró la adopción de nuevas soluciones (tanto interpersonales como tecnológicas) para aliviar el aislamiento social. Por ejemplo, impulsó a Mon Ami a considerar cómo hacer crecer un modelo de servicio directo y personalizado a una plataforma que pudiera proveer este servicio a comunidades en todo Estados Unidos. Al convertimos en socios tecnológicos de miles de agencias gubernamentales y sin fines de lucro que buscan reducir la soledad, podemos marcar una mayor diferencia.
De cara al futuro, debemos aprovechar lo aprendido y lograr cambios duraderos para quienes empezaron a experimentar el aislamiento mucho antes de la pandemia, y que lo seguirán experimentando una vez que concluya.
Autor original:
- Madeline Dangerfield-Cha y Joy Zhang son codirectoras ejecutivas de Mon Ami (@hellomonami), organización que fundaron cuando eran estudiantes de la Stanford Graduate School of Business (Escuela de Posgrado en Negocios de Stanford). Dangerfield-Cha trabajó anteriormente en educación y marketing para Essence Digital, abriendo oficinas en Singapur y Tokio. Zhang, fue miembro de Encore Public Voices (Voces Públicas de la Segunda Vuelta), y trabajó en el equipo de Innovación para el Envejecimiento de la Organización Mundial de la Salud.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en 2021.
- Traducción del artículo Solving the Loneliness Epidemic, Two Generations at a Time por Leslie Cedeño.
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