¿Qué es el "sesgo pragmático"? Está impidiendo que los votantes estadounidenses voten por mujeres candidatas, incluso cuando estas se alinean con sus valores.
En 2020, cuatro mujeres aparecieron en la lista de candidatos que competían por la nominación presidencial demócrata. A medida que se desarrollaban las contiendas primarias y la carrera se estrechaba, las encuestas mostraron que para muchos votantes demócratas, la elegibilidad importaba más que las posiciones políticas o las ideas. Para estos votantes, decidirse por un candidato significaba principalmente decidir quién tenía más probabilidades de derrotar a Donald Trump en las elecciones generales. Al sopesar las posibilidades de las senadoras Elizabeth Warren (Massachusetts), Kamala Harris (California), Amy Klobuchar (Minnesota) y Kirsten Gillibrand (Nueva York) junto con las de otros candidatos que eran todos hombres, los votantes y expertos se preguntaron si una mujer podría obtener el apoyo suficiente para ser elegida presidenta de los Estados Unidos.
Para investigar la relación entre el género y las creencias de elegibilidad, o las percepciones populares sobre las posibilidades de ganar de un candidato, Christianne Corbett y Jan G. Voelkel, ambos doctorantes en el Departamento de Sociología de la Universidad de Stanford, se asociaron con Marianne Cooper, socióloga en el Stanford VMware Women’s Leadership Innovation Lab (Laboratorio de innovación en liderazgo femenino de Stanford VMware) y Robb Willer, profesor de Sociología en Stanford. Los investigadores realizaron seis experimentos durante las primarias presidenciales demócratas de 2020 que se centraron en el papel que desempeña el “sesgo pragmático”, una forma de pensamiento de grupo, en la configuración de las acciones de los votantes estadounidenses y los resultados de las elecciones de Estados Unidos. En un nuevo artículo en el que comparten su investigación, los autores descubren que este juega un papel importante, pero corregible, en evitar que los votantes apoyen a candidatas a las que, de otro modo, podrían favorecer.
Definido como “una tendencia a negar el apoyo a los miembros de grupos para los que se percibe que el éxito será difícil o imposible de alcanzar”, el sesgo pragmático se refiere a la expectativa de un votante de que apoyar a una mujer candidata será inútil.
Señalando el sesgo de género, la cobertura sexista de los medios de comunicación y los exigentes estándares con los que se juzga a las candidatas, muchos votantes demócratas asumieron que una mujer no podría ganar la nominación del partido. “Incluso con las personas que no tienen prejuicios de género, y aun con las que prefieren a las mujeres líderes”, dice Corbett, “las ideas y suposiciones que tienen sobre lo que otros piensan puede socavar su apoyo a una candidata”.
El primer estudio, basado en una asociación con Leanln.org, la organización de liderazgo de mujeres cofundada por la directora de operaciones de Meta, Sheryl Sandberg, analizó las respuestas de una muestra de posibles votantes demócratas. Los participantes respondieron dos preguntas: “¿Cree que será más difícil o más fácil para una mujer ganar las elecciones de 2020 contra el presidente Trump, en comparación con un hombre?”, y “¿Qué tan preparada considera que está la mayoría de los estadounidenses para una mujer presidenta?”. Los encuestados también seleccionaron un candidato de “preferencia personal” de una lista que incluía a los seis candidatos masculinos y a las cuatro candidatas más votados. Los investigadores de Stanford confirmaron su hipótesis: muchos votantes percibían que las candidatas eran menos elegibles que los hombres, lo que se convirtió en una profecía autocumplida. El resultado fue el “cambio de género”, es decir, votar “por una persona de un género diferente al de la persona que uno prefiere personalmente”, normalmente por un hombre en lugar de una mujer.
El segundo estudio recopiló las creencias sobre la elegibilidad de hombres y mujeres. Los participantes respondieron a preguntas como “¿Cuánto le gustaría a la mayoría de los estadounidenses que se eligiera a [un hombre/una mujer] como presidente?”, y “Si se redujera a Joe Biden y Elizabeth Warren, ¿quién tiene más posibilidades de vencer a Donald Trump en las elecciones presidenciales?”. Cuando los investigadores ajustaron sus preguntas, haciendo de la elegibilidad una cuestión más importante, la intención de los votantes de apoyar a una mujer candidata disminuyó.
Los estudios tres a seis analizaron lo que se necesitaría para contrarrestar con éxito el sesgo pragmático de los votantes. Los investigadores encontraron que el hacer saber a la gente que los votantes estadounidenses estaban preparados para elegir candidatas no era suficiente para cuestionar sus suposiciones sobre las acciones de los demás. En cambio, los votantes necesitaban pruebas de que las candidatas ganan al mismo ritmo que los hombres. Estos estudios, en los que se controló el género, la edad, la raza y la educación, demostraron que las intervenciones efectivas (presentar a los votantes pruebas de las victorias electorales de las mujeres) impulsaron las intenciones de los votantes de apoyar a todas las candidatas, no solo a una mujer en particular que se postulara a la presidencia.
“A diferencia de otras elecciones”, dice Corbett, “lo que fue más emocionante es que tuvimos cuatro mujeres, por lo que pudimos observar patrones por género, separados de los muchos otros atributos de los candidatos”. Unas elecciones primarias sin precedentes permitieron a los investigadores de Stanford estudiar las ideas de los votantes sobre el género, independientemente de las cualidades o políticas de un candidato. También permitió a los investigadores el probar estrategias que ayudarán a las candidatas a ganar, a pesar de la omnipresencia del sesgo pragmático.
“Este documento identifica un factor devastador pero de importancia crítica que impide a las mujeres candidatas ascender a los niveles más altos de los cargos públicos”, comenta Lindsay Owens, directora ejecutiva de Groundwork Collaborative, una organización de política económica progresista, y antigua asesora económica de Elizabeth Warren. “Los comunicadores políticos y los candidatos deberían mirar detenidamente las recomendaciones de los autores para superar este sesgo si quieren mejorar sus probabilidades de éxito electoral”.
Autores originales:
- Daniela Blei es una historiadora, escritora y editora de libros académicos. Sus escritos pueden encontrarse en daniela-blei.com/writing. Twitea esporádicamente en: @tothelastpage
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición primavera 2022.
- Traducción del artículo Electability Bias Against Female Candidates por Leticia Neria
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