¿Qué hace diferentes a las Empresas B de los corporativos con responsabilidad social? Una nueva investigación demuestra la percepción de ambos modelos.
Dado que las empresas, especialmente las que cotizan en la bolsa, adoptan criterios ambientales, sociales y de gobernanza (ASG), los mercados están empezando a valorar la adhesión de una empresa a valores más que al estricto capitalismo de los accionistas.
Un artículo nuevo observa las empresas que están en el centro de un movimiento para crear empresas legalmente obligadas a defender los valores ASG. Conocidas como corporaciones benéficas, o B Corps, estas empresas obtienen una certificación formal de la organización sin fines de lucro B Lab (Laboratorio B), que demuestra su lealtad para promover un bien público a un rango más amplio de partes interesadas, más allá de los propietarios de sus acciones.
Los autores, Suntae Kim, profesor adjunto de Gestión y Organización en el Boston College, y Todd Schifeling, profesor adjunto de Gestión en la Escuela de Negocios Fox de la Universidad de Temple, analizaron los efectos entre las B Corps y las empresas tradicionales . A través del uso de bases de datos de empresas, contaron los despidos masivos, la desigualdad de ingresos entre los ejecutivos y los trabajadores con salario promedio, y la recompra de acciones, todo ello evidencia del clásico comportamiento industrial capitalista de los accionistas. Al comparar estos datos con el directorio de B Corps del B Lab, descubrieron que mientras más empresas de un sector presentaban estos comportamientos, mayor era la prevalencia de la formación de B Corp en el sector.
De manera similar, midieron la adopción pública de la responsabilidad social empresarial (RSE) por parte de las corporaciones al observar las marcas registradas, la reputación pública de la RSE y las adquisiciones de empresas relacionadas con la RSE. Los datos mostraron que una mayor actividad de RSE en un sector aumenta la formación de B Corp. Las empresas con fines de lucro aparentemente estaban reaccionando al nivel de interés del mercado por la RSE mostrando públicamente su adhesión a la idea, y durante el mismo periodo, las empresas con mentalidad social se movían para codificar su propia RSE de buena fe al solicitar la rigurosa certificación B Corp.
Los autores encontraron que las B Corps dieron dos razones principales para solicitar la certificación. En primer lugar, “quieren ir en contra de esta corporación hipercapitalista, de sangre fría y maximizadora del valor del accionista, y ‘cambiar el mundo’”, dice Kim. La segunda razón está relacionada con la autenticidad.
Mientras las empresas con fines de lucro utilizaban la sostenibilidad como táctica de mercadotecnia, estas B Corps se sentían “las empresas sustentables originales” y querían ser reconocidas por sus esfuerzos arraigados a largo plazo, comenta.
Kim se interesó por el estudio de las B Corps cuando el movimiento estaba comenzando alrededor de 2010, mientras era estudiante de posgrado en la Escuela de Negocios Ross de la Universidad de Michigan. “Estas B Corps estaban surgiendo no solo contra las corporaciones que maximizaban accionistas, sino también contra estas corporaciones que estaban adoptando la sostenibilidad y la publicidad, y realizaban muchas acciones relacionadas con la RSE”, menciona.
El interés de las B Corps por diferenciarse de las empresas ordinarias, fue uno de los hallazgos más sorprendentes que demostró la investigación, comenta Kim. También fue inesperado cómo la ola de B Corp cambió con el tiempo, manteniendo “un delicado balance entre expandir el movimiento y preservar su ethos original”. Los primeros movimientos alternativos, como el comercio justo o la agricultura orgánica, se centraron en la expansión, dejando entrar a jugadores existentes como Starbucks o Nestlé. Como resultado, “sus estándares se han diluido y sus movimientos han sido cooptados por los titulares”, dice Kim. Por el contrario, los partidarios de B Corp tomaron un camino intermedio, ampliando un poco sus filas sin diluir sus certificaciones.
Estos hallazgos tienen implicaciones más amplias para la teoría industrial. Los investigadores concluyen que “la contramovilización de los titulares no solo mitiga las amenazas a su dominio a corto plazo, sino que también estimula la evolución de los movimientos de los adversarios, sembrando desafíos revitalizados a largo plazo. Por lo tanto, la contestación continúa no a pesar de la resistencia de los titulares, sino gracias a ella”.
Las empresas regulares y las B Corps siguen luchando por el dominio de la etiqueta ASG, una batalla que no terminará hasta que los capitalistas centrados en los accionistas cambien por completo sus estructuras organizativas, lo que los alinearía más con el capitalismo de las partes interesadas, concluyen los investigadores.
“El caso de las B Corp plantea la posibilidad de que la aceptación meramente ostensible de las críticas por parte de las empresas pueda vigorizar inadvertidamente a la oposición, posiblemente empeorando la crisis a largo plazo”, escriben los investigadores. “Para evitar un peligro mayor, los líderes de las empresas tendrían que hacer frente a las críticas de manera auténtica, modificando no solo la fachada, sino la esencia de sus operaciones”.
La importancia del artículo radica en su hallazgo de que los esfuerzos de las empresas centradas en los accionistas por parecer sostenibles por moda, hicieron que las empresas orientadas a las partes interesadas estuvieran aún más determinadas en impulsar su movimiento contra esta forma de gobierno, dice Michael Lounsbury, profesor de la Escuela de Negocios de la Universidad de Alberta.
“El artículo de Kim y Schifeling muestra que si se adopta una visión institucional más amplia del movimiento de la RSE, se puede ver cómo los esfuerzos de las empresas por responder a la RSE de forma meramente simbólica pueden catalizar nuevos movimientos de reforma (como el movimiento B Corp) que pueden, en combinación, conducir a un cambio más sustantivo a nivel de sistema a favor del capitalismo de las partes interesadas”, dice Lounsbury.
La investigación también apunta a un nuevo hallazgo sobre el modo en que las organizaciones reaccionan a los desafíos del exterior, añade Loundsbury: “Su artículo sugiere que, a medida que una ola de movimiento da lugar a una nueva ola, la trayectoria del cambio institucional también puede pasar de formas de cambio más evolutivas, a otras más revolucionarias”.
Suntae Kim y Todd Schifeling, “Good Corp, Bad Corp, and the Rise of B Corps: How Market Incumbents’ Diverse Responses Reinvigorate Challengers” (“Buenas corporaciones, malas corporaciones y el ascenso de las B Corps: cómo las diversas respuestas de los titulares del mercado revitalizan a los retadores”), Administrative Science Quarterly, 2022.
Autor original:
- Chana R. Schoenberger es una periodista radicada en la Ciudad de Nueva York. Escribe sobre temas de negocios, finanzas e investigación académica. Encuéntrala en Twitter: @schoenberger.
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Artículo original de Stanford Social Innovation Review en Español, publicado en la edición primavera 2022.
Traducido por Leticia Neria
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