Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Invierno 2021.
Las organizaciones benéficas comerciales nacionales y las fundaciones comunitarias deben rechazar las solicitudes de donantes-asesores de que aporten a grupos de odio.
Durante más de una década, fui presidente y director general de Inland Northwest Community Foundation (ahora conocida como Innovia). A principios de 2017, después de haber anunciado mi objetivo de explorar otros intereses, descubrimos evidencias abrumadoras para rechazar la recomendación de un donante-asesor para un subsidio. Quería otorgárselo a VDare, una organización benéfica que apoya la supremacía blanca. La junta lo aprobó de todos modos.
Durante mis últimos seis meses como director de la fundación, el tema generó conflictos con la junta y el abogado de la fundación, cuya firma, como se descubrió más tarde, representaba tanto a la fundación como al donante-asesor que recomendó a VDare. El escándalo me alertó sobre el problema que los fondos asesorados por donantes (DAF, por sus siglas en inglés) pueden presentar para sus organizaciones patrocinadoras.
Los DAF son el vehículo de más rápido crecimiento con el cual los estadounidenses pueden reservar miles de millones de dólares para fines benéficos. Un DAF comienza cuando un donante hace una contribución deducible de impuestos a una organización benéfica pública, como una fundación comunitaria o una organización benéfica nacional comercial (por ejemplo, Fidelity Charitable, Schwab Charitable y Vanguard Charitable); entonces, dicha organización crea una cuenta separada para el donante, quien pueden recomendar subvenciones de un fondo asesorado por donantes a organizaciones sin fines de lucro 501 (c) (3) aprobadas por el IRS.
Para que la contribución califique como deducción fiscal, el donante debe ceder contractualmente la propiedad sobre las contribuciones a cambio. Por lo tanto, la organización benéfica comercial nacional patrocinadora o la fundación comunitaria tienen la autoridad final sobre si una subvención recomendada por el donante se otorgará a una determinada organización benéfica.
Según el último informe del National Philanthropic Trust en los Estados Unidos, hay más de 728,000 DAF, con un total de activos caritativos de DAF que superan los $121 mil millones, y por primera vez las subvenciones anuales a organizaciones de beneficencia reconocidas por el IRS de DAF superan los $20 mil millones. La gran mayoría de estas subvenciones se destinó a organizaciones valiosas que mejoran vidas. Pero también hay DAF que financian una creciente epidemia de odio. Y la culpabilidad de permitir este comportamiento atroz recae directamente sobre los hombros de las organizaciones de beneficencia nacionales y las fundaciones comunitarias.
Caridad para grupos de odio
Desde 2005 hasta junio de 2017, mientras fui presidente y director general de Inland Northwest Community Foundation (INWCF), los activos de la fundación aumentaron en un 171 por ciento (de $42 millones a $114 millones), y el número total de fondos aumentó en un 122 por ciento (214 a 475). Más importante aún, paralelamente a este crecimiento, la visibilidad de la fundación, los esfuerzos de colaboración y la reputación como socio confiable resultaron en mejoras significativas para los 20 condados que forman su área de servicio en el este de Washington y el norte de Idaho.
Ilustración de Jennifer Heuer
En agosto de 2016, notifiqué a la junta con 10 meses de anticipación que no renovaría mi contrato de trabajo más allá del 31 de junio de 2017. Todo iba bien hasta enero de ese año. Desafortunadamente, un donante-asesor millonario recomendó una subvención del DAF de su fundación a VDare. Me opuse enérgicamente, proporcionando a la junta citas discriminatorias atribuibles a dicha organización, así como numerosas razones legales, morales, emocionales y motivadas por nuestra misión para rechazar la recomendación del donante. También advertí a los miembros de la junta que, aunque la subvención a VDare fue recomendada por un donante-asesor, se interpretaría en lo sucesivo como una subvención de INWCF a una organización de beneficencia dedicada al odio.
La Fundación VDare (VDare) es una organización sin fines de lucro 501 (c) (3) cuya misión es “la educación sobre dos temas principales: primero, la insostenibilidad de la política migratoria actual de los Estados Unidos, y segundo, la 'Cuestión Nacional', que es la viabilidad de Estados Unidos como estado-nación ". Busca cumplir esta misión a través de la publicación del sitio web: VDare.com.
Este emprendimiento de VDare fue lanzado en 1999 por Peter Brimelow, un periodista británico que reside en Connecticut, después de escribir el libro de gran éxito en ventas Alien Nation: Common Sense About America's Immigration Disaster (“Nación Alien: sentido común acerca del desastre migratorio de Estados Unidos”). El sitio web se ha vuelto popular entre los lectores nacionalistas blancos y de extrema derecha, que comparten los puntos de vista intolerantes y antiinmigrantes de Brimelow. VDare publica regularmente artículos de supremacistas blancos, “científicos” sobre temas de raza y antisemitas. La organización ha definido a Estados Unidos como "una nación blanca, para gente blanca".
Después de mi partida en junio de 2017, la junta de INWCF, con pleno conocimiento de las doctrinas de VDare, continuó otorgando fondos asesorados por donantes cada vez mayores a VDare (de $ 5,000 en el año fiscal 2017 a $ 22,000 en el año fiscal 2019). Durante tres años, abogué ante los miembros de la junta para que Innovia (el nombre de INWCF después de un cambio de marca) adoptara una política contra el odio, dejara de otorgar subvenciones a VDare y se deshiciera de un donante rico y tóxico, quien estaba usando la fundación para reforzar y financiar el odio de forma anónima.
Finalmente, cuando el Southern Poverty Law Center (“Centro legal sobre la pobreza sureña”) y el Council on American-Islamic Relations (“Consejo de relaciones islámico americanas”, CAIR) publicaron su informe de marzo de 2020 Hate-Free Philanthropy (“Filantropía libre de odio”), que incluía una referencia a la concesión de subvenciones de Innovia a VDare, y los periódicos regionales publicaron artículos sobre la controversia Innovia / VDare, Innovia sucumbió a la presión pública, redactó una política contra el odio y declaró que "nunca más proporcionaría fondos a organizaciones que promueven el odio".
El odio financiado por DAFs no se limita de ninguna manera a las fundaciones comunitarias; también es un problema para los grandes patrocinadores nacionales de DAFs. En conjunto, Fidelity Charitable, Schwab Charitable y Vanguard Charitable albergan la mayor cantidad de activos de DAF de todas las organizaciones de beneficencia: más de $56 mil millones. Dos estudios recientes, basados en datos objetivos y citas directas atribuibles a estas organizaciones de beneficencia comerciales, confirmaron que están apoyando a las organizaciones de odio a través de sus DAF.
En 2019, CAIR publicó Hijacked by Hate: American Philanthropy and the Islamophobia Network (“Secuestrado por el odio: la filantropía estadounidense y la red de islamofobia”). CAIR identificó $ 18 millones entregados de forma anónima entre 2014 y 2016 por donantes-asesores a través de Fidelity Charitable, Vanguard Charitable y Schwab Charitable a organizaciones sin fines de lucro aprobadas por el IRS que propagan el odio hacia el Islam y los musulmanes.
En otro estudio, Sludge, que produce periodismo de investigación basado en datos, extrajo conclusiones similares a las de CAIR. Al analizar las declaraciones de impuestos de 2014 a 2017 de DonorsTrust, Fidelity Charitable, Schwab Charitable y Vanguard Charitable, Alex Kotch, reportero de Sludge, descubrió que estas cuatro grandes organizaciones de beneficencia comerciales donaron cerca de $ 11 millones a través de sus DAFs a más de 30 organizaciones anti-musulmanas, anti-LGBT y otros grupos de odio, muchos de los cuales difunden sus doctrinas en línea a través de las redes sociales.
Vanguard Charitable es una rama de beneficencia del Vanguard Group, cuyos activos superan los 5 billones de dólares. Según Sludge, durante los años fiscales 2015 a 2017, Vanguard Charitable donó más de $2.5 millones en nombre de sus donantes-asesores a once grupos de odio, incluido VDare. Increpado por un reportero de Philadelphia Magazine, un oficial de planificación estratégica de Vanguard Charitable respondió que la compañía “permite a los clientes donar dinero a cualquier grupo siempre que ese grupo sea una ... organización sin fines de lucro ... reconocida por el Servicio de Ingresos Interno”. El oficial agregó que Vanguard es "neutral hacia las causas".
Otro ejemplo de una organización de beneficencia que promueve el odio y se beneficia de organizaciones benéficas nacionales comerciales identificadas en la investigación de CAIR es ACT for America (ACT), que considera que su misión es “educar, involucrar, capacitar y movilizar a los ciudadanos para garantizar la seguridad de los estadounidenses contra toda amenaza, extranjera y nacional". En una declaración de mayo de 2019 a National Public Radio (NPR), Schwab Charitable, que donó a ACT a través de sus DAF, se distanció de cualquier responsabilidad con respecto a sus subvenciones diciendo simplemente que “facilita subvenciones en nombre de las personas a organizaciones caritativas [501 (c) (3)] de su elección". Fidelity
Charitable, otro contribuyente de ACT, también se lavó las manos de cualquier responsabilidad cuando le dijo a NPR que es responsabilidad del IRS determinar si las organizaciones son organizaciones sin fines de lucro calificadas, no de Fidelity.
Falta de contrición
Las organizaciones de beneficencia nacionales comerciales han ofrecido respuestas tibias, pero fundamentalmente no han cambiado de rumbo. Schwab Charitable dijo a NPR que las subvenciones de donantes y asesores "de ninguna manera reflejan los valores o creencias de Schwab" y que la empresa "no condona el odio". Del mismo modo, Vanguard Charitable dijo a la revista Philadelphia Magazine que "condena cualquier acto de odio cometido por un individuo o una organización". Sin embargo, como Innovia, hipócritamente financieron al odio.
La filantropía no puede ser neutral. Solo hay un "sí" o un "no" con respecto a una donación. Cuando Vanguard Charitable clasificó su contribución de VDare como "neutral a la causa", estaba tratando de justificar sus acciones. Las organizaciones de odio han calificado para el estado de exención de impuestos del IRS 501 (c) (3) porque afirman ser organizaciones "educativas", similares a los zoológicos, orquestas y universidades. Las donaciones de Vanguard Charitable e Innovia a VDare fueron declaraciones de apoyo a su supuesta misión educativa. Dichas organizaciones no estaban obligadas a avalar a VDare.
Las organizaciones filantrópicas deben darse cuenta de que están siendo explotadas y mancilladas por los donantes-asesores que ocultan sus identidades cuando donan de forma anónima a grupos de odio a través de sus DAF. Las organizaciones de beneficencia comerciales nacionales y las fundaciones comunitarias también corren un grave riesgo de ser etiquetadas como cómplices de esta beneficencia al odio al donar millones de dólares a sabiendas para subsidiar sus doctrinas y prácticas de odio.
Las organizaciones de beneficencia nacionales y las fundaciones comunitarias tienen como misión mejorar las comunidades. La "comunidad" debe incluir, como mínimo, clases protegidas por la ley federal de Estados Unidos, es decir, raza, procedencia nacional, religión, género, orientación sexual, entre otros. Por lo tanto, las donaciones deben otorgarse a organizaciones sin fines de lucro que defiendan la igualdad e inclusión de estas clases en la sociedad estadounidense en sus estatutos y prácticas.
Para que la filantropía se mantenga fiel a la misión y los valores que defiende, los patrocinadores de DAF deben ver más allá de la clasificación de exención de impuestos del IRS para organizaciones de beneficencia. La debida diligencia para otorgar subvenciones a una organización de beneficencia debe incluir una revisión de su Formulario 990 del IRS, sus comunicaciones (por ejemplo, sitio web, blogs y tableros de anuncio) y otra información relevante que se pueda obtener y cotejar de fuentes como Charity Navigator y GuideStar, y comisiones de vigilancia como el Southern Poverty Law Center.
Con sus estatutos y sus desbordantes bóvedas de dinero, las organizaciones de beneficencia comerciales nacionales y las fundaciones comunitarias son las candidatas ideales para guiar la concesión de subvenciones fuera de este atolladero. Las fundaciones comunitarias como Innovia y organizaciones de beneficencia nacionales como Fidelity Charitable, Schwab Charitable y Vanguard Charitable renuncian a su autoridad moral cuando se asocian con donantes-asesores que apoyan el nacionalismo blanco o la islamofobia.
Es necesario que los líderes políticos y filantrópicos mantengan una alerta pública permanente acerca del riesgo de que algunos donantes-asesores incauten las más puras intenciones caritativas de las fundaciones comunitarias y las organizaciones de beneficencia nacionales. De lo contrario, el financiamiento del odio se convertirá en uno de los sellos distintivos de la filantropía.
- Mark Hurtubise fue presidente y Director General de Inland Northwest Community Foundation de 2005 a 2017. Anteriormente, fue presidente de dos instituciones universitarias y abogado.
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Traducción del artículo Philanthropy Must Not Support Hate por Nora de la Cruz. Doctora en Teoría Literaria por la UAM-I. Es narradora, traductora, crítica y profesora de literatura. Ha impartido clases en la UNAM, la UAM, el Tecnológico de Monterrey y la Universidad de Texas. Recientemente publicó la novela Te amaba y me chingaste (Nitro Press- UNAM) y el libro de cuentos Orillas (Paraíso Perdido- Instituto Jalisciense de Cultura). Gestiona el canal de YouTube Interior 403, dedicado a la crítica y promoción de la lectura.
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