Food Rescue Hero, una organización sin fines de lucro de tecnología, ha creado una solución prometedora para las crisis cruzadas del desperdicio de alimentos y la inseguridad alimentaria.
Entre un 30 y un 40 por ciento del suministro de alimentos en los Estados Unidos es desperdiciado cada año. La Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos calcula que cerca de 80 mil millones de libras de comida terminan en basureros cada año. Este número se vuelve aún más importante ante el contexto de otra crisis de alimentos: la inseguridad alimentaria.
Más del 10 por ciento de los hogares en los Estados Unidos sufren inseguridad alimentaria, y la organización sin fines de lucro Feeding America (Alimentando a los Estados Unidos) reporta que este número aumentará debido a las consecuencias económicas y de desempleo de la pandemia del COVID-19.
La crisis de desperdicio de alimentos no es nueva. “Wasted” (Desperdiciado), un reporte del Consejo para la Defensa de Recursos Naturales del 2012, registró el desperdicio anual de alimentos por parte de los estadounidenses en un 40 por ciento. Horrorizada ante los hallazgos del reporte, Leah Lizarondo, defensora de la salud y la alimentación, quien inició su carrera trabajando en el empaquetado de bienes de consumo, se animó a buscar una solución.
“Traté de entender por qué esta ineficiencia estaba ocurriendo, en dónde estaba la falla dentro de la cadena de suministro”, dice Lizarondo. Ella sabía que los negocios orientados al consumidor, como las tiendas de abarrotes y restaurantes, eran los segundos mayores culpables del desperdicio de comida, después de los hogares estadounidenses. E incluso cuando estos negocios no tenían la intención de desperdiciar alimentos, no contaban con la logística, las estructuras o los incentivos para remitir los excedentes de alimentos hacia las personas que experimentan inseguridad alimentaria. Adicionalmente, dado que la mayor parte de los alimentos que se desperdician son perecederos, los métodos tradicionales de manejo de residuos no funcionaron dentro de la estructura de los bancos de alimentos.
“Era muy barato simplemente tirar los alimentos en un basurero”, comenta Lizarondo. “No existen leyes (en los Estados Unidos) que nos impidan hacerlo, a diferencia de otros países”. Por ejemplo, Francia prohibió el desperdicio de alimentos en 2016, mientras que Noruega tiene tiendas que venden alimentos después de su fecha límite de venta, y países asiáticos como Japón y Corea del Sur han adoptado su propia normativa, y este último cobra una cuota a los ciudadanos por cada libra de residuos alimenticios. Actualmente, California, Connecticut, Massachusetts, Rhode Island y Vermont son los únicos estados en los Estados Unidos que cuentan con normativas que aplican la prohibición de residuos orgánicos.
En 2016 Lizarondo fundó la organización sin fines de lucro Food Rescue Hero, una plataforma tecnológica que remite los residuos alimenticios a aquellos con inseguridad alimentaria en ciudades de los Estados Unidos.
Desde su lanzamiento, Food Rescue Hero ha donado más de 68 millones de libras de alimentos a personas necesitadas. Actualmente opera en 12 ciudades en los Estados Unidos y Canadá, con más de 22,000 conductores que voluntariamente ofrecen su tiempo.
Revertir el método
La creación de Food Rescue Hero fue inspirada por un reto de facilidad de acceso de otra organización sin fines de lucro de Lizarondo, 412 Food Rescue (412 rescate de alimentos)
En marzo de 2015 Lizarondo realizó una prueba piloto de 412, una organización sin fines de lucro dirigida a responder a la inseguridad alimentaria en su ciudad natal, Pittsburgh, Pensilvania. En cinco de los siete condados de Pittsburgh, 412 se asoció con, y estableció centros de distribución en, organizaciones sin fines de lucro locales, incluyendo iglesias y centros comunitarios. Sin embargo, Lizarondo se dio cuenta de que estos centros de distribución planteaban un reto de accesibilidad.
“Analizando los servicios que tienen en mente un diseño centrado en el usuario, nos dimos cuenta de que no estamos haciendo lo suficiente”, explica Lizarondo. “Una caja para un adulto mayor en un banco de alimentos, por ejemplo, pesa alrededor de 15 libras, pero un adulto mayor no puede cargarla en un trayecto de autobús”.
En lugar de hacer que las personas fueran con ellos, Lizarondo decidió que 412 debía llevar los alimentos a las personas. Para ello, creó una app para 412, con licencias que le permitían utilizar la misma tecnología que empresas de reparto de alimentos como Grubhub y DoorDash usan. Los voluntarios se registran a través de la app para recibir alertas cuando la comida está lista para ser recogida en un negocio local. Después ellos entregan la comida directamente a la familia, la persona o la organización necesitada. Los alimentos son donados por fuentes comprobadas, los voluntarios realizan revisiones a fondo y los beneficiarios no pagan nada.
“La red de conductores es esencialmente una red de entrega a domicilio para personas que sufren inseguridad alimentaria, y lo que brindamos es simplemente acceso a alimentos”, dice Lizarondo. “No se trata de una mentalidad de ’Si lo construyes, ellos vendrán’. La hemos cambiado a ‘¿Cómo podemos trabajar para ti? ¿Qué podemos hacer para que esto funcione para ti de tal forma que realmente estés recibiendo apoyo alimentario?’”
El impacto de la app fue rápido y significativo. Michelle Sandidge, encargada de asuntos comunitarios de la Autoridad de Vivienda de la Ciudad de Pittsburgh, dice que 412 ha erradicado la inseguridad alimentaria en su comunidad.
“Tenemos 20,000 residentes a quienes servimos”, explica Sandidge. “Cada mes recibíamos de 10 a 12 llamadas de emergencia alimentaria. Seis meses después de estar trabajando con 412, recibimos cero”.
Con Pittsburgh como modelo para Food Rescue Hero, Lizarondo eligió instalar la app en ciudades ––incluyendo Cleveland, Filadelfia y San Francisco–– que tienen altas tasas de inseguridad alimentaria.
“Realmente somos nosotros llevando ese mismo modelo logístico, experto en recuperar pequeñas cantidades de comida altamente perecedera, de última hora, y después entregarla directamente a una persona, hogar o institución que pueda consumirla de inmediato”, dice Lizarondo.
Los inversionistas incluyen una amplia variedad de filántropos, fundaciones y empresas, incluyendo a Kraft Heinz Company, AT&T y a los Acereros de Pittsburgh. David Shapira, presidente de la Fundación David S. y Karen A. Shapira, se impresionó con la implementación de Lizarondo y la efectividad de 412 en Pittsburgh. Ya retirado, Shapira dedicó varios años a observar la creciente crisis de residuos alimentarios siendo presidente y director general de Giant Eagle, Inc., una cadena de supermercados con más de 50 tiendas en Pensilvania, Ohio, Virginia Occidental, Indiana y Maryland.
“Mi filosofía filantrópica es encontrar emprendedores que tengan un proyecto para mejorar el mundo, que yo crea que es pequeño, pero que puede crecer y volverse grande e importante”, explica Shapira.
Shapira realizó una inversion inicial en Food Rescue Hero en 2018, y una inversión igual en 2021, añadiendo que ya ha visto que sus donaciones han sido bien aprovechadas. Poco después de su primera inversión, Shapira acompañó a un voluntario de Food Rescue Hero para observar el proceso en acción. Dijo que la experiencia de ver como se recogía el alimento de una tienda de Giant Eagle y se entregaba en un destino local de Meals on Wheels (Comidas sobre ruedas), en donde un chef lo convertía en comidas, era inspiradora.
“Lo más interesante para mí fue cuando vi al personal de nuestra tienda, estaban realizando el proceso y estaban sonriendo, y el voluntario estaba sonriendo, y las personas de Meals on Wheels estaban sonriendo”, recuerda Shapira. “Todos estaban felices”.
Shapira también comenta que Food Rescue Hero tiene “un potencial enorme” al ayudar a los donadores no solamente a sentirse bien al donar, sino también al tener un beneficio financiero al donar alimentos en lugar de desecharlos.
“Ya no tienes que pagar para que se lleven las cosas, y recibes tus créditos fiscales”, él añade. “Simplemente todos salen ganando”.
Lizarondo dice que conseguir inversionistas como Shapira ha permitido que Food Rescue Hero continúe escalando a nivel nacional sin tener que sacrificar sus servicios, los cuales están diseñados a la medida de las necesidades específicas de los habitantes en cada comunidad. Estos servicios incluyen oportunidades educativas para residentes locales en viviendas de bajos ingresos, las que van desde clases de cocina para preparar comida, hasta reuniones con gerentes de tiendas y profesionales de servicios alimentarios, quienes explican como ambas, la fecha de caducidad y la fecha límite de venta marcadas en los alimentos, no indican que los alimentos que se consumen después de esas fechas sean peligrosos o inseguros.
“Al estar patrocinados por la comunidad filantrópica, otorgamos licencias de nuestra tecnología a otras organizaciones no lucrativas de recuperación de alimentos para la lucha contra el hambre, que es como más o menos generamos ingresos”, dice. “Eso es lo que va a sostener a [Food Rescue Hero] a la larga”.
La diferencia humana
Durante la pandemia de COVID-19, Food Rescue Hero fue esencial para aquellos que estaban sufriendo de inseguridad alimentaria y no podían darse el lujo de utilizar y pagar por apps como Postmates.
“Vemos a las personas a las que servimos, no como personas a las que servimos, sino como clientes y, entonces, ¿por qué no brindarles las mismas comodidades que a mí me brindan?”, dice Lizarondo.
Ya que el éxito de Food Rescue Hero se basa en sus voluntarios, una de las mayores ideas equivocadas que ha tenido que disputar con inversionistas y patrocinadores, es la idea de que las personas no regalan su tiempo libre para ayudar a otros.
“La gente tiene tan poca fe en los demás”, comenta Lizarondo. Ella compara a los voluntarios de Food Rescue Hero con las personas participando en otros tipos de servicios públicos. “Siempre digo que del más de un millón de bomberos en los Estados Unidos, 60 por ciento son voluntarios, y ahí encontramos esa fiabilidad. Y, a diferencia de ser bombero, lo que implica trabajar durante varios días y horas, esto solamente toma 20 minutos. Es ahí donde tengo que convencer a los patrocinadores. Ahora que ya tengo los números para respaldarlo, es mucho más fácil que hace cinco años”.
De hecho, lo que es innovador acerca de Food Rescue Hero no es la tecnología de la app, sino el voluntariado, el cual no decayó durante la pandemia. Food Rescue Hero organizó entregas sin contacto, y sus voluntarios siguieron las directrices de los Centros de Control de Enfermedades y Prevención del COVID-19 de los Estados Unidos, para asegurar que los alimentos se entregaran de manera segura. “Aún continuamos trabajando a un nivel de servicio del 99 por ciento”, dice Lizarondo, “y siempre hago notar que es más alto que el de otros servicios comerciales de entrega de alimentos”.
Lizarondo señala que antes de la pandemia del COVID-19, “nuestras vidas dependían de una entrega”. La pandemia solamente ha incrementado la dependencia en servicios de entrega de alimentos: los datos muestran que estos servicios han aumentado a más del doble durante la pandemia. Lizarondo dice que si la entrega a domicilio es más importante que nunca para el estadounidense promedio, entonces lo mismo es verdad para las personas que experimentan pobreza.
Con la pandemia, que ha engrandecido la importancia del trabajo de Food Rescue Hero, Lizarondo cree que puede alcanzar su visión de llegar a 100 ciudades en los Estados Unidos y Canadá para el 2030, sin sacrificar la calidad de servicio por la cual Food Rescue Hero se ha hecho famoso.
“Esa ha sido nuestra fuerza impulsora ahora”, dice Lizarondo, “el ver a los clientes de servicios alimentarios y pensar ‘¿De qué otra manera podemos mejorar esto? ¿Cómo podemos estar más cerca de lo que sucede con las personas privilegiadas, como nosotros, y asegurarnos de que las personas que tienen menos tengan lo mismo?”
Autores Originales:
- Trish Bendix es una escritora que radica en Los Angeles, y colaboradora habitual de The New York Times.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición primavera 2022. |