La pandemia del coronavirus ha demostrado cómo las herramientas digitales pueden fomentar la interacción en línea que lleva a beneficios reales para los trabajadores.
Ilustración por Maggie Chiang
Cuando la orden de quedarse en casa se extendió por todo Estados Unidos en respuesta al brote de Coronavirus la primavera pasada, los defensores de los derechos laborales, acostumbrados a reunirse de manera presencial, tuvieron que adaptarse rápidamente, y muchos así lo hicieron. En abril, miles de simpatizantes se unieron a una asamblea municipal virtual de trabajadores para conocer los problemas a los que se enfrentan los trabajadores con salarios bajos de Nashville en medio de la pandemia de COVID-19, los que además se vieron agravados por una serie de tornados que habían afectado recientemente la región de la capital de Tennessee. En mayo, los trabajadores de Taco Bell crearon en Michigan una petición en línea con el apoyo del Emergency Workplace Organizing Committee (Comité de organización del lugar de trabajo durante la emergencia), un grupo formado en los primeros meses de la pandemia. Ese esfuerzo les valió la indemnización por riesgo y el aumento de la licencia por enfermedad remunerada, entre otros beneficios.
En respuesta a la pandemia los trabajadores, tanto empleados como desempleados, han utilizado plataformas y herramientas digitales para amplificar sus voces y satisfacer sus necesidades. También han lanzado campañas de peticiones en línea para exigir lugares de trabajo más seguros. Los centros de trabajo, los sindicatos y otros grupos de justicia económica están transmitiendo eventos en vivo a través de Facebook e Instagram para compartir información sobre programas de apoyo a los trabajadores. Además, ofrecen capacitación en línea para navegar por los sistemas estatales de seguro de desempleo, y envían mensajes de texto pidiendo a los trabajadores que tomen acciones directas.
Las plataformas digitales también han ayudado a los trabajadores a compartir información sobre los problemas a los que se enfrentan; a movilizar diferentes formas de apoyo y ayuda mutua, y a plantear demandas a los empresarios y a los funcionarios públicos. Esta participación no solo se produce dentro de los canales creados por las organizaciones de justicia laboral ya establecidas, como los sindicatos y los centros de trabajadores, sino que también en las redes informales de trabajadores que tienen inquietudes comunes. En algunos casos, las herramientas digitales han mediado en las relaciones entre trabajadores y empleadores para atender las necesidades que se han intensificado durante la pandemia. Las plataformas en línea están conectando a las personas con un trabajo más estable, por ejemplo, y han permitido a los empleadores contribuir a fondos de beneficios para los trabajadores que han sido excluidos de los sistemas patrocinados y regulados por el gobierno.
Estos usos de las herramientas digitales no son nuevos. Las principales redes sociales, a pesar de los graves inconvenientes que se comentarán a continuación, han desempeñado un papel importante en diversos movimientos sociales. Por ejemplo, activistas utilizaron Facebook y Twitter para coordinar las protestas durante los levantamientos de la Primavera Árabe a principios de la década de 2010. En el ámbito de la justicia laboral, la participación en línea a través de plataformas de medios sociales que movilizan y organizan a los trabajadores, como Facebook y plataformas personalizadas como Coworker, ha contribuido a acciones y campañas admirables. Por ejemplo las huelgas de profesores en Estados Unidos, las huelgas de los trabajadores de Ryanair en Europa y los esfuerzos exitosos para desafiar políticas injustas en lugares de trabajo en entornos no sindicalizados en todo el mundo. En muchos sentidos, la COVID-19 ha amplificado y acelerado los esfuerzos digitales que ya estaban en marcha. En una época de distanciamiento social, la gente ha dependido cada vez más de las herramientas digitales para apoyar la acción colectiva en diferentes sectores, al igual que lo han hecho para un amplio espectro de otras interacciones sociales.
Sin embargo, el compromiso digital nunca sustituirá a las formas de conexión analógicas o en persona, como hemos visto en las recientes protestas que llaman la atención sobre la epidemia de violencia policial contra los afroestadounidenses. A pesar de que existen herramientas diseñadas para abordar directamente los retos específicos a los que se enfrentan los trabajadores con salarios bajos, estas no transformarán por sí solas el conjunto más amplio de condiciones que han producido el aumento de la desigualdad; la expansión continua de la economía de salarios bajos, y la arraigada marginación basada en marcadores de identidad como la raza, el género y el estatus de ciudadanía. Al igual que tenemos que cuestionar la idea de que el cambio tecnológico conducirá inevitablemente al desempleo masivo, también debemos resistirnos a ver las nuevas tecnologías como un conjunto de soluciones fáciles que garantizan un futuro laboral justo y equitativo.
En este artículo, analizamos cómo las herramientas digitales orientadas a los trabajadores y los enfoques de la participación digital pueden encajar en un conjunto más amplio de estrategias para cambiar el poder en la economía y garantizar que todas las personas tengan acceso a un “trabajo digno” que proporcione ingresos justos, seguridad social y libertad para organizarse, entre otras medidas. ¿Cómo puede la organización en línea fomentar la conexión y la acción colectiva, incluso la acción directa, de los trabajadores separados por la distancia y que trabajan en diferentes sectores? Para quienes carecen de información sobre sus derechos laborales y el comportamiento de empleadores sin escrúpulos y abusivos, ¿cómo pueden los canales digitales ofrecer un salvavidas? ¿Cómo pueden ayudar las herramientas digitales a allanar el camino hacia formas de empleo “de alto nivel” que paguen de forma justa e inviertan en los trabajadores, sobre todo en zonas donde las políticas y normas vigentes se traducen en una precariedad crónica?
Enseguida analizaremos algunas herramientas y enfoques prometedores que se utilizan actualmente con este propósito. Nos basamos en dos años de entrevistas e investigaciones de fondo financiadas por la Fundación Ford, el Labor Innovations for the 21st Century Fund (LIFT) y la School of Industrial and Labor Relations (Escuela de relaciones industriales y laborales) de la Universidad de Cornell. A continuación, ofrecemos algunas conclusiones que abordan las limitaciones y los inconvenientes de la participación digital, y consideramos hacia dónde podrían conducir estos avances, dadas las fallas sistémicas que las actuales crisis sociales y sanitarias ponen de manifiesto.
Organización colectiva
La extensión de los mandatos y directrices de distanciamiento social han obligado a la gente a organizarse más en el ámbito digital. Los trabajadores esenciales han desafiado las peligrosas condiciones de trabajo, y gran parte de la coordinación de estas acciones se ha producido en línea. En algunos casos, el sindicato ha utilizado las herramientas digitales para apoyar a los trabajadores mientras se enfrentan a circunstancias sin precedentes, pero se ha producido un aumento de la movilización de base en línea fuera de las organizaciones establecidas.
En los lugares de trabajo sindicalizados, los trabajadores disponen de canales formales para presentar sus quejas a los empresarios. Los trabajadores no sindicalizados, que son la mayoría de los empleados de EE.UU., deben encontrar otras formas de hacer llegar su mensaje a la administración. Sin embargo, estas autoridades suelen ser inaccesibles a consecuencia de acuerdos de subcontratación y estructuras corporativas que distancian a los trabajadores de primera línea de los responsables de la toma de decisiones de la empresa. Además, algunas empresas han cambiado su modelo de empleo hacia el uso de contratistas independientes, quienes pueden tener más dificultades para acceder a las prestaciones y protecciones esenciales, y para tomar medidas para mejorar la calidad de sus puestos de trabajo.
El reconocimiento de las cambiantes condiciones de empleo y los retos particulares a los que se enfrentan los trabajadores no sindicalizados llevó a activistas a desarrollar Coworker. Esta es una plataforma que ofrece a los trabajadores un mecanismo con el cual dar forma a sus condiciones de trabajo expresando sus opiniones, incluso en la ausencia de sindicatos. La plataforma ofrece un espacio virtual gratuito y con pocos obstáculos para que la gente inicie peticiones sobre los problemas que encuentran en sus lugares de trabajo y para que encuentren colegas con ideas afines. Los trabajadores han lanzado campañas para cambiar políticas empresariales sobre horarios y códigos de vestimenta, por ejemplo. Además pueden conectar con otros empleados de su región y de todo el país para conseguir apoyo para sus causas.
Lo que empezó como un lugar para expresar quejas y animar a otros trabajadores a firmar peticiones, ha evolucionado hasta convertirse en una red de solidaridad laboral. Incluso antes de la pandemia se estaban produciendo cambios, tanto en la forma en que los trabajadores se relacionaban con el sitio web como en sus expectativas cada vez mayores sobre los cambios posibles y necesarios. Cuando la COVID-19 llegó a Estados Unidos a principios de 2020, estos trabajadores tenían relaciones establecidas para impulsar nuevas campañas relacionadas con los trabajadores esenciales y de primera línea.
En 2018, los empleados de Publix, una cadena de tiendas de comestibles, utilizaron Coworker para emprender con éxito una campaña que les permitiera tener vello facial. Animados por esa victoria –y por una red compuesta de los empleados que firmaron la petición–, los trabajadores de Publix fueron capaces de pasar rápidamente a plantear demandas relacionadas con la pandemia, como la paga por riesgo y el equipo de protección personal. (En el momento de la publicación de este artículo, Publix aún no ha cumplido con las demandas de los trabajadores). El interés por lanzar peticiones similares se ha disparado durante la pandemia: Coworker ha tenido 40 veces más tráfico de lo normal en su sitio web y ha visto aumentar diez veces el número de campañas, la mayoría de las cuales fueron iniciadas por trabajadores esenciales.
El comienzo de campañas por parte de los trabajadores refleja el principio rector de Coworker: que los trabajadores deben liderar y tener acceso a recursos como la formación en medios de comunicación, el desarrollo del liderazgo, la asistencia técnica y la ayuda para conectarse con sus colegas. Para Coworker, estas herramientas apoyan a las personas para que se conviertan en defensores de lugares de trabajo que carecen de infraestructura organizativa y muestran cómo las herramientas digitales pueden ampliar el panorama del activismo laboral.
Si Coworker encarna la organización distribuida que surge de los esfuerzos de base, Pilipino Workers Center (Centro de trabajadores Pilipino, PWC por sus siglas en inglés) es un buen ejemplo de una organización ya establecida que utiliza herramientas digitales para fomentar un modelo de organización descentralizado. El PWC trabaja con personal de atención para inmigrantes de bajos salarios que se desempeñan como proveedores de atención en el sur de California, muchos de los cuales trabajan en condiciones aisladas. Además ha experimentado durante años con herramientas digitales para fortalecer las relaciones entre sus miembros. Cuando la COVID-19 colisionó con el mercado laboral de los cuidados, muchas personas perdieron su trabajo y otras arriesgaron su salud por seguir trabajando en los hogares de sus clientes. El PWC entonces se apoyó en la organización digital para establecer un fondo de ayuda, entregar cajas de insumos con alimentos esenciales a la comunidad inmigrante y, como miembro de la California Domestic Worker Coalition (Coalición de Trabajadores Domésticos de California), ayudar a cambiar una campaña legislativa existente para responder a las necesidades de los trabajadores domésticos. El PWC utilizó una serie de herramientas y tácticas digitales para apoyar estos esfuerzos, incluyendo el lanzamiento de asambleas virtuales a través de Zoom; el uso de Facebook para recaudar fondos y organizarse, y el aprovechamiento de un programa de círculo de miembros que utiliza la plataforma de mensajería gratuita WhatsApp para conectar a los trabajadores en grupos pequeños. Esto último ha ayudado a fomentar las relaciones existentes y a crear otras nuevas.
Los círculos de miembros, formados por los integrantes más activos de la base del PWC, se unen a otros métodos de divulgación digital que consisten principalmente en comunicaciones unidireccionales de difusión: desde boletines electrónicos e invitaciones hasta eventos y acciones concretas. Los círculos de miembros permiten a sus líderes difundir este contenido en un formato más personal a los miembros, lo que ayuda a fomentar la comunicación bidireccional. El objetivo final del PWC es que todos sus miembros se unan a estos círculos, para así aumentar la participación en el establecimiento de la agenda de la organización y permitir a los miembros expresar preocupaciones e ideas que los líderes de los círculos pueden transmitir al personal del PWC. El uso de los círculos durante la pandemia ha crecido; el grupo ha aumentado su número de miembros, y está creando nuevos círculos para satisfacer el creciente deseo de conexión.
Tanto Coworker como PWC operan en áreas de la economía con poca organización formal, utilizando modelos distribuidos que combinan el apoyo organizativo con el liderazgo emergente de los trabajadores y el compromiso democrático. Estos ejemplos ponen de relieve el papel cada vez más importante que pueden desempeñar las herramientas digitales en la creación de una infraestructura organizativa a lo largo del tiempo. La pandemia ha demostrado lo importante que es esta infraestructura cuando hay una crisis, ya que las relaciones digitales se convierten en redes de supervivencia y en terreno fértil para el activismo.
Compartir información
La COVID-19 ha destacado el valor de las herramientas digitales para fomentar diferentes formas de acción colectiva, como las campañas de peticiones, las huelgas laborales y los paros. Un elemento importante de muchas de estas acciones es el intercambio de información entre los trabajadores que están empleados por la misma empresa o que trabajan en la misma industria. Las herramientas digitales ayudan a los trabajadores a identificar retos y quejas comunes. Incluso cuando este tipo de intercambio de información no culmina en las formas de acción y movilización colectivas que asociamos con la organización, puede ser algo valioso, especialmente para los trabajadores que, de otro modo, están aislados y privados de información básica sobre sus derechos legales y sobre las acciones que violan habitualmente estos derechos. De hecho, en situaciones en las que las asimetrías de información entre los trabajadores y los empleadores son considerables, la creación de canales para que los trabajadores compartan información puede capacitarlos para evitar o exigir responsabilidades a los empleadores y otros agentes del mercado que incurren en comportamientos ilegales y poco éticos.
En 2014, el Centro de los Derechos del Migrante (CDM) lanzó Contratados.org, una plataforma en línea que ofrece información sobre sus derechos legales a los trabajadores migrantes reclutados internacionalmente. También ofrece un portal para que los trabajadores califiquen de forma anónima y compartan información sobre los empleadores y los reclutadores, de forma muy parecida a Yelp, el sitio de reseñas colaborativas. Desde la época del programa Bracero, creado en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial para traer a ciudadanos mexicanos a Estados Unidos para trabajar temporalmente, muchos trabajadores invitados se empeñan en la agricultura y el procesamiento de alimentos. Cuando llegan, a menudo se enfrentan a condiciones de explotación y opciones de salida limitadas, y su situación en el país está vinculada a los empleadores que patrocinaron sus visados. Un informe reciente del CDM, basado en entrevistas con 100 trabajadores agrícolas con visado de trabajador invitado (H-2A), descubrió que casi la mitad había sufrido robo de salario (no se les pagaba totalmente el salario prometido) y vivían hacinados y en condiciones insalubres. En otros estudios, el CDM ha documentado un fraude generalizado, en el que los trabajadores han pagado cuotas a los reclutadores por trabajos que no existen.
A pesar de la documentación hecha de estos abusos por periodistas y organizaciones como el CDM, los organismos reguladores gubernamentales correspondientes, tanto en los países emisores como en los receptores, no suelen proporcionar información detallada sobre los empleadores y los reclutadores. Los trabajadores invitados tampoco han tenido una forma de compartir lo que saben entre ellos. Este es el contexto en el que el CDM identificó un vacío que podía llenar. Consciente de que la facilidad de uso y otros problemas de diseño han limitado la aceptación de herramientas similares en el pasado, incluyó a los trabajadores invitados en Contratados.org en cada fase de la creación del sitio, lo que influyó en que haya sido desarrollado como un sitio web apto para dispositivos móviles, en lugar de una aplicación que requiriera una descarga. Hasta la fecha, el sitio ha atraído a más de medio millón de visitantes únicos, lo que ha ayudado a identificar casos de fraude y maltrato que han alertado a los trabajadores sobre empleadores y reclutadores específicos, y de esta forma ha dado lugar a una serie de demandas legales.
Contratados.org también ha servido de modelo para una plataforma similar en Turquía. Albergada por el Centro de Apoyo a los Trabajadores de la Confección, el sitio ofrece información y apoyo a los trabajadores del sector textil, muchos de los cuales son refugiados sirios. Varios de estos tipos de plataformas funcionan actualmente en diferentes sectores y regiones del mundo. En Australia, el sindicato United Voice desarrolló Hospo Voice como una plataforma digital para que los trabajadores de la industria hostelera compartan información y se organicen en línea. Incluye una herramienta que permite a estos trabajadores calificar a los empleadores en una serie de cuestiones, entre ellas si muestran respeto por los trabajadores y les pagan la tarifa correcta y prometida. En junio, Hospo Voice publicó los resultados de una encuesta realizada a más de 1,100 trabajadores del sector de la hostelería, en la que se revelaba que muchos se habían enfrentado a un estrés financiero extremo a causa de la pandemia y habían sufrido robos de salarios por parte de sus empleadores. La plataforma demuestra cómo herramientas como esta pueden reunir y compartir información oportuna con múltiples audiencias, incluyendo trabajadores, funcionarios sindicales y funcionarios públicos.
Dada su status inmigratorio precario y los complejos procesos transnacionales a través de los cuales se les contrata, los trabajadores invitados se enfrentan al reto permanente de hacer un seguimiento de todas las infracciones a la ley que se cometen contra ellos y de exigir un resarcimiento. En términos más generales, la incertidumbre y la condición letárgica del mercado laboral resultantes de la pandemia de COVID-19 han agravado la vulnerabilidad a los abusos en todos los sectores de bajos salarios, lo que subraya la necesidad de contar con canales que garanticen que las autoridades reguladoras puedan procesar sistemáticamente las infracciones a la ley. La innovación a través de interfaces digitales también puede desempeñar un papel importante a la hora de abordar esta cuestión, y algunos de los avances más prometedores se producen a nivel local. En Seattle, por ejemplo, la Oficina de Normas Laborales de la ciudad ha creado un portal digital para denunciar las violaciones a los derechos laborales. Esta se administra mediante un modelo de “aplicación conjunta” que implica una estrecha colaboración con la comunidad local y los grupos sindicales vinculados con los trabajadores de bajos salarios en sectores específicos.
Para los trabajadores invitados del sector agrícola y del procesamiento de alimentos, la pandemia ha puesto de manifiesto los peligros que existen desde hace tiempo. Además de las condiciones de vida insalubres y del hacinamiento, muchos tienen equipos de protección inadecuados, están expuestos a toxinas que provocan problemas respiratorios y están excluidos del acceso a la licencia por enfermedad remunerada. Los trabajadores invitados que pierden su empleo se enfrentan a la deportación si no pueden encontrar uno nuevo. Además, la previa administración del presidente Trump emitió una prohibición de nuevas visas de trabajo temporal y está tratando de recortar las tasas de pago para los trabajadores agrícolas migrantes con visas de trabajador invitado. En mayo, dos personas con visados de trabajador invitado del norte de México se encontraban entre los aproximadamente 100 empleados de una planta de langostas en Luisiana que contrajeron la COVID-19. Despedidos de sus puestos de trabajo cuando buscaron tratamiento médico en un hospital local, los trabajadores contaron con el apoyo del equipo legal del CDM para presentar quejas ante las agencias gubernamentales pertinentes. (Al momento de la publicación del presente artículo, su caso seguía pendiente.)
A medida que las repercusiones de la pandemia para los trabajadores invitados continúan desarrollándose, el tráfico en Contratados.org se ha acelerado. El sitio ha compartido información sobre los servicios sanitarios y los cambios en los procedimientos administrativos a través de videos y blogs que han llegado a más de 100,000 visitantes. El CDM además ha realizado encuestas en Contratados.org y en canales de redes sociales para proporcionar información en tiempo real sobre los retos que experimentan los trabajadores invitados durante la crisis actual. También ha usado Contratados.org para los esfuerzos de movilización relacionados con su promoción de políticas. Para esto han involucrado a los trabajadores en el sitio para que se pongan en contacto con los funcionarios respecto a los cambios de políticas que les afectan de manera negativa, como los recortes salariales propuestos.
Conectar trabajadores y clientes
A medida que los efectos de la COVID-19 repercuten en el mercado laboral de Estados Unidos, el virus ha puesto de manifiesto los problemas particulares a los que se enfrentan las personas que no tienen relaciones laborales tradicionales, incluidos los que trabajan de manera informal, prestan servicios a hogares individuales o son contratados como contratistas independientes; trabajos en los que los derechos y las protecciones suelen ser limitados, y en los que cuando existen, son difíciles de aplicar. En empresas de la gig economy como Uber, Lyft y Handy, el uso de la tecnología digital ha acelerado las “fisuras” o la fragmentación del lugar de trabajo y se ha utilizado para crear plataformas más orientadas a la comodidad del cliente que a la capacidad de los trabajadores de ganarse una forma de vida digna. Un informe reciente del National Employment Law Project mostró que muchas empresas de la gig economy basadas en plataformas han cabildeado junto con otros aliados corporativos para facilitar la clasificación errónea de los trabajadores como contratistas independientes. Esto abre potencialmente a mayores segmentos de la economía estadounidense a ver sus lugares de trabajos fragmentados con la ayuda de estas tecnologías.
A pesar de estos sucesos, el uso de las tecnologías digitales en la contratación y el empleo no tiene por qué ir en detrimento de los derechos y las normas laborales. Carina, una interfaz en línea que pone en contacto a cuidadores sindicalizados y acreditados con familias y otras personas que necesiten servicios de atención a largo plazo en el hogar, presenta un modelo que favorece la mejora de las condiciones tanto de los trabajadores como de los clientes. Carina es una organización tecnológica independiente sin ánimo de lucro que trabaja en colaboración con: el Service Employees International Union (SEIU) el fondo de beneficios del sindicato local 775, y el estado de Washington. Se desarrolló específicamente con la intención de atender las necesidades tanto de los trabajadores como de los clientes. Los trabajadores de asistencia domiciliaria suelen tener dificultades para encontrar clientes y asegurar un trabajo constante de una semana a otra, mientras que las personas que necesitan asistencia domiciliaria suelen tener lagunas en la atención cuando, por ejemplo, su proveedor ya no puede ofrecer sus servicios. Con más de 17,000 usuarios registrados, Carina ayuda a resolver estos problemas de una manera que se basa en los derechos y protecciones que ofrece el contrato sindical del sindicato local 775.
Mientras que las plataformas de contratación de la economía colaborativa utilizan emparejamiento algorítmico para generar transacciones puntuales, los creadores de Carina se dieron cuenta rápidamente de que este era el canal equivocado para el tipo de relaciones que querían fomentar. En su lugar, la plataforma facilita las coincidencias a través de un elaborado sistema de filtros. Los trabajadores y los consumidores publican perfiles detallados y pueden ver la distancia y el tiempo de viaje de sus posibles coincidencias laborales. Las alertas por mensaje de texto y correo electrónico llaman a los usuarios a la plataforma cuando su cuenta tiene actividad, pero la información de contacto personal solo se comparte cuando ambas partes han dado su consentimiento. Carina también cuenta con reglas estrictas que prohíben la discriminación y el abuso por parte de cualquier persona que utilice el sitio y tiene canales designados para denunciar comportamientos nocivos.
Durante la pandemia, los cuidadores a domicilio de Washington y de otras partes de los Estados Unidos se han visto sometidos a un estrés extremo, han tenido que cuidar de poblaciones especialmente vulnerables a la COVID-19 al mismo tiempo que tienen que sortear su propio riesgo de infectarse y transmitir esa infección a sus seres queridos. Dado que las escuelas han estado cerradas, muchos padres también han tenido que resolver cómo equilibrar el cuidado de sus hijos con la necesidad de seguir trabajando para mantener a sus familias. Los responsables de la plataforma Carina se han movilizado para hacer frente a estos retos. Además de proporcionar actualizaciones periódicas sobre el Coronavirus, han desarrollado una plataforma en línea a través de la cual las familias de los trabajadores pueden acceder a guarderías autorizadas a través de proveedores sindicalizados que, al igual que los cuidadores a domicilio, se enfrentan a desafíos en términos de mantener una base de clientes estable. Para ampliar el alcance de la plataforma, tanto para los que necesitan cuidados infantiles como para los proveedores, Carina se asoció con la ciudad de Los Ángeles, United Healthcare Workers West y otros sindicatos que representan a trabajadores esenciales. En el último recuento, más de 1,900 guarderías con licencia figuraban en la plataforma en cinco estados (California, Connecticut, Illinois, Massachusetts y Washington).
En el terreno que ocupan las empresas de la gig economy también están surgiendo plataformas orientadas a una misión, como las cooperativas de plataformas que tratan de ofrecer una alternativa solidaria a la llamada economía compartida. En la ciudad de Nueva York, por ejemplo, una red de cooperativas de trabajadores de limpieza se ha afiliado a una plataforma digital llamada Up & Go, que conecta a los trabajadores con los clientes. En todo el mundo han surgido varias cooperativas de plataformas de transporte compartido, como EVA, que ocupa el segundo lugar en cuota de mercado detrás de Uber en el sector de viajes compartidos de Montreal. En Estados Unidos, estas plataformas se enfrentan a una serie de retos diferentes a los de Carina. Operan fuera de los sistemas de prestación de servicios financiados con fondos públicos y tienen que competir con grandes actores corporativos que utilizan su poder de mercado para eliminar a los competidores y reducir los estándares de las normas laborales. En Austin. Texas, ATX Taxi, una cooperativa de trabajadores del taxi que opera a través de una aplicación web, ganó cuota de mercado después de que el ayuntamiento prohibiera Uber y Lyft por violaciones documentadas de los derechos laborales. Sin embargo, perdió rápidamente su posición cuando los gigantes del transporte compartido presionaron con éxito a la legislatura del estado de Texas para que anulara la prohibición. Sin que se necesite excluir a estas empresas de los mercados locales o estatales, regularlas de forma más estricta (como en el proyecto de ley número 5 de la Asamblea de California, una nueva y controvertida ley que exige a las empresas de la gig economy, como Uber y Lyft, que contraten a los trabajadores como empleados, en lugar de como contratistas independientes) podría ayudar a crear más espacio para que una historia de éxito como la de Carina se reproduzca a escala en otras partes de la economía.
Asegurar los beneficios
El hecho de que millones de trabajadores en Estados Unidos carezcan de acceso a un permiso remunerado hace que a menudo estos se presenten a sus puestos de trabajo cuando están enfermos. Cuando apareció el coronavirus, un virus altamente contagioso, la falta de acceso a esta prestación básica puso en riesgo la vida de los trabajadores y sus familias, de los empleadores y del público. Conscientes de las implicaciones para la salud pública, los funcionarios públicos federales, estatales y locales se apresuraron a establecer políticas de permisos remunerados, que resolvían temporalmente algunas de las brechas en el mosaico regulatorio existente. Sin embargo, estas ampliaciones excluyeron a muchos trabajadores, como las limpiadoras domésticas, los conductores de vehículos compartidos y otras personas clasificadas –o mal clasificadas– como contratistas independientes.
Alia, la primera plataforma que ofrece prestaciones transferibles al personal doméstico, se lanzó en 2018 para cubrir un hueco en el mercado. Algunos sindicatos, como SAG-AFTRA (un sindicato de trabajadores del cine y la televisión), ofrecen prestaciones transferibles a sus miembros, pero no había ninguna opción de este tipo para los trabajadores no sindicalizados, incluidos aquellos que no tienen derecho a formar un sindicato, como el personal doméstico. NDWA Labs, la rama de innovación de la National Domestic Workers Alliance (NDWA) (Alianza Nacional de Trabajadoras Domésticas), decidió crear una plataforma tecnológica que permitiera al personal doméstico del hogar recaudar las contribuciones del empleador para esta y otras prestaciones, como el seguro de vida.
En su primera fase, la plataforma se puso en marcha para atender a las limpiadoras domésticas, que suelen tener varios clientes y se enfrentan con dificultades especialmente graves para acceder a un tiempo libre remunerado. Como resultado de las excepciones explícitas en la legislación laboral y de empleo, arraigadas en la historia de la supremacía blanca, el personal doméstico está excluido de protecciones básicas –como el salario mínimo y las leyes de salud y seguridad– que cubren a la mayoría de las personas con empleo remunerado. Durante la época del New Deal, los demócratas blancos del sur se negaron a apoyar las leyes laborales más importantes si incluían al personal doméstico, la mayoría de los cuales eran negros. Esta exclusión racial selectiva ha tenido efectos duraderos en las condiciones de trabajo. La naturaleza frecuentemente informal de los acuerdos laborales combinada con las diferencias de poder basadas en la raza y la ciudadanía entre el personal doméstico y los empleadores restringen la capacidad de los trabajadores de ejercer sus derechos. La NDWA trabaja por la dignidad y el poder de las niñeras, las limpiadoras domésticas y las cuidadoras a través de: la organización de las trabajadoras, la defensa de las políticas y los esfuerzos dirigidos a cambiar las narrativas culturales sobre el trabajo de cuidados.
Alia aborda múltiples cuestiones relevantes para la NDWA,sus miembros y sus afiliados. En primer lugar, al ofrecer un mecanismo a través del cual las trabajadoras pueden ejercer el derecho a tiempo libre remunerado, se reconoce que todas las trabajadoras merecen prestaciones,independientemente del tipo de trabajo que realicen o del lugar donde lo hagan, y que el personal doméstico necesita tiempo para atender las numerosas obligaciones y exigencias de su vida. En segundo lugar, Alia permite a la alianza proporcionar un beneficio material a la calidad de vida de los trabajadores que es fundamental para su salud y bienestar, lo que fomenta el desarrollo de confianza y la creación de relaciones a largo plazo. Por último, para una mano de obra que tiende a estar aislada en los lugares de trabajo individuales y, por lo tanto, es difícil de encontrar y comprometer, Alia representa un punto de entrada inicial para formar parte del movimiento de las trabajadoras domésticas. Una vez que dichas trabajadoras crean una cuenta y comienzan a utilizar la plataforma, el equipo de Alia también las orienta sobre cómo dirigirse a sus empleadores y solicitarles contribuciones mediante mensajes de muestra y asesoramiento. Aunque estos esfuerzos requieren mucho trabajo, las interacciones ofrecen un importante vínculo de persona a persona con la organización y una vía potencial para que los trabajadores se organicen.
El equipo de Alia está aprendiendo que las trabajadoras tienen más éxito a la hora de obtener prestaciones si primero les presenta la plataforma un empleador. En este caso, los trabajadores evitan la necesidad de solicitar las contribuciones del empleador, lo que es una barrera para la aceptación. Los empresarios, por su parte, suelen querer hacer lo correcto, según la NDWA, pero necesitan el tipo de orientación e infraestructura que proporciona Alia. Sin embargo, los sistemas de contribución voluntaria tienen limitaciones inherentes y un mandato para asegurar las contribuciones de los empleadores ayudaría mucho a que Alia se extendiera por todo el sector. El éxito de la campaña de 2019 en Filadelfia es una prueba importante del efecto de una política de este tipo: entre otros logros significativos, la Carta de Derechos de los Trabajadores Domésticos de Filadelfia es la primera legislación del país que obliga a que el personal doméstico tengan derecho a prestaciones transferibles.
Aportes
Nuestra investigación durante los últimos dos años nos ha permitido hablar con una amplia gama de trabajadores y defensores de los derechos laborales sobre los beneficios y los desafíos de utilizar herramientas y plataformas digitales en los esfuerzos para construir poder y mejorar las condiciones de trabajo. Basándonos en los ejemplos anteriores, así como en investigaciones adicionales, ofrecemos cuatro conclusiones que pueden ayudar a informar esfuerzos en curso para que utilicen las herramientas y plataformas digitales de manera efectiva en el ámbito de la justicia laboral.
Las herramientas digitales pueden ampliar la organización distribuida. | La COVID-19 ha subrayado el valor de las herramientas digitales para promover los derechos laborales y apoyar la acción colectiva entre los trabajadores. En el ámbito de la organización, las plataformas principales como Facebook y las plataformas orientadas a una misión, como Coworker, han permitido a las personas identificar las preocupaciones comunes sobre las protecciones inadecuadas contra el virus, y hacer demandas a los empleadores, a los funcionarios públicos y a otros actores poderosos. Estas actividades son un subconjunto de un amplio abanico de actividades de movimiento que se filtran a través de los canales online. Lo más llamativo es que los canales de las redes sociales -principalmente Facebook, Twitter e Instagram- han desempeñado una importante función de coordinación en las protestas nacionales de Black Lives Matter (Las vidas negras importan). Estas plataformas han ayudado a los activistas a organizar acciones a nivel de ciudad y de barrio, a contrarrestar y bloquear la vigilancia policial de las actividades de protesta, y a narrar los propósitos de las protestas de manera que desafían las historias de los medios de comunicación convencionales.
Las herramientas digitales también pueden fomentar la participación distribuida y la organización para los derechos laborales. A menudo, como en el caso de las campañas de petición lanzadas en Coworker, esta actividad surge fuera del contexto de las organizaciones laborales establecidas. Dentro de las organizaciones existentes, las herramientas digitales pueden promover una organización y un compromiso menos jerárquico y más entre pares, lo que se conoce como una forma de organización de “estrella de mar”. Mientras que los sindicatos tienen estructuras de afiliación donde se pagan cuotas, los centros de trabajadores como el PWC, que operan fuera del modelo organizativo sindical, suelen recurrir a las herramientas digitales para crear una base de afiliados a partir de su compromiso con los trabajadores. La elección de seguir modelos distribuidos de compromiso suele surgir en parte por necesidad, ya que los centros de trabajadores suelen estar financiados por subvenciones y tienen un número relativamente pequeño de personal remunerado. Sin embargo, como en el caso del PWC, la elección también está relacionada en muchos casos con una teoría del cambio más amplia que da más valor a la toma de decisiones descentralizada y al intercambio de información, así como al fomento de fuertes vínculos entre los miembros. En el caso del PWC, los círculos de miembros en WhatsApp han desempeñado un papel importante en la identificación de necesidades y la movilización de la ayuda mutua durante la pandemia.
La organización y movilización distribuidas mediante herramientas digitales también se han producido en los sindicatos. Por ejemplo, un sindicato local de la International Alliance of Theatrical Stage Employees (IATSE) ha utilizado Action Builder, una aplicación para apoyar la organización de los trabajadores en sus esfuerzos de respuesta relacionados con la pandemia como la asistencia mutua y la ayuda para solicitar las prestaciones de desempleo. Un grupo de tramoyistas también se unió al IATSE después de organizarse en gran medida a través de Zoom, una tendencia emergente que se observó en varios sectores durante la pandemia. En varios casos, algunos grupos de miembros del sindicato se han movilizado para plantear reivindicaciones, como el lanzamiento de campañas de petición para exigir la remuneración por condiciones peligrosas de trabajo, independientemente de las estructuras de liderazgo establecidas.
A menudo, los sindicatos han tardado en hacer uso de los modos más sofisticados de participación digital. Algunas personas dentro de los sindicatos son escépticas sobre si la participación que se produce fuera de los canales sindicales equivale a la construcción de un poder duradero por la ausencia de una infraestructura organizativa. Aunque estas preocupaciones son razonables, dado que gran parte de la organización digital es todavía experimental, descartar el valor de la participación digital es un error, por al menos dos razones. En primer lugar, la participación de las bases en plataformas como Coworker suele producirse en entornos en los que los sindicatos no tienen una presencia establecida.Además hay en desarrollo herramientas digitales que facilitarían la sindicalización formal de las personas en esas condiciones. En segundo lugar, la estructura y el compromiso distribuido no son mutuamente excluyentes. En la ciudad de Nueva York, durante los primeros días de la cuarentena, un grupo progresista dentro de la Federación Unida de Maestros, llamado Movement of Rank and File Educators, se movilizó en línea para liderar las primeras peticiones de cierre de escuelas. Como sugieren este ejemplo y las recientes campañas de petición lanzadas por los miembros del sindicato, el compromiso digital puede ayudar a fomentar una mayor capacidad de respuesta y responsabilidad dentro de las organizaciones de trabajadores establecidas desde hace tiempo, para llegar así a un tipo de sindicalismo más democrático.
United for Respect (Unidos por el respeto), un grupo sin fines de lucro que se centra en mejorar las condiciones de trabajo en el extenso sector minorista de bajos salarios, es una organización que ha experimentado ampliamente con la participación digital y ahora ayuda a formar sobre enfoques eficaces a sindicatos, centros de trabajadores y otras organizaciones de justicia económica en todo el mundo. Originalmente desarrollada como una campaña dentro de un sindicato, United for Respect ha evolucionado desde entonces hasta convertirse en una organización independiente. Muchos grupos se han interesado mucho por el marco organizativo “online-to-offline”, también llamado “O2O”, que aborda una serie de cuestiones, entre ellas cómo crear confianza y cultivar un liderazgo descentralizado en línea y cómo poner en marcha bucles de retroalimentación positivos entre los modos de compromiso online y offline.
Las herramientas digitales presentan nuevas oportunidades y nuevos retos. | Durante la pandemia, las herramientas digitales han servido como apoyo a la organización y movilización de los trabajadores para abordar problemas de salud y seguridad; han ayudado a los trabajadores a obtener la información que necesitan sobre las condiciones cambiantes y a compartir esa información entre ellos; han permitido a los trabajadores mantener un trabajo estable con los apoyos necesarios como el cuidado de los niños, y han facilitado el acceso a las prestaciones y a la asistencia mutua. En algunos casos, también existen importantes vínculos entre estas diferentes dimensiones. Por ejemplo, la prestación de servicios a través de herramientas digitales puede reforzar el valor de una organización y crear vías de acceso para nuevos miembros que luego se comprometen a organizarse a través de canales digitales y de otro tipo.
A pesar de las muchas oportunidades que ofrecen las herramientas digitales para construir el poder de los trabajadores y mejorar las condiciones de trabajo, es importante dejar claro los retos que plantea el uso eficaz de las herramientas y plataformas digitales. Algunas organizaciones, especialmente las que tienen una capacidad limitada, han tenido dificultades para movilizarse rápidamente en línea, y las que lo han hecho se enfrentan a una mayor competencia a raíz de que se encuentran en un espacio digital repleto de eventos, peticiones, llamadas a la acción y solicitudes de donaciones. En un contexto de recursos limitados, las organizaciones de derechos laborales deben priorizar su trabajo cuidadosamente. Estar al día de las tendencias tecnológicas y de las plataformas puede ser difícil, y a algunos les preocupa perder el tiempo con nuevas tecnologías que podrían no cumplir lo prometido.
Para los grupos que han tenido éxito en alcanzar a la gente a través de canales digitales, hacerlo a menudo crea nuevos problemas de capacidad relacionados con la participación de las personas de manera significativa y el avance de estas en una “escalera de compromiso”, un término que describe el proceso en el cual se profundiza la participación de los miembros y constituyentes en las actividades de un grupo. Y para los grupos que crean nuevas herramientas para la organización y otros fines, construir algo que cumpla una función útil es solo el primer paso. Conseguir que la gente la utilice realmente, ser capaz de actualizarla de forma continua e integrar la herramienta en las estrategias organizativas más amplias son preocupaciones importantes. Varios líderes de organizaciones con los que hablamos en el transcurso de nuestra investigación dijeron que incluso los patrocinadores financieros con fines específicos a menudo no comprenden todas las necesidades que existen más allá de la fase de lanzamiento inicial.
Las herramientas digitales conllevan limitaciones inherentes. | Muchos de los organizadores con los que hemos hablado también subrayan el peligro de ver las herramientas digitales como una solución mágica, a pesar de que reconocen y expresan su valor. El arte de organizar online-to-offline sigue en desarrollo y aún quedan preguntas importantes sobre la relación entre el compromiso en línea y el logro de beneficios duraderos para los trabajadores, en parte debido a los desafíos para lograr el compromiso digital. Sin embargo, estas cuestiones también tienen que ver con las limitaciones de lo que las herramientas digitales pueden lograr por sí solas.
Un conjunto importante de limitaciones está relacionado con la persistente brecha digital. El acceso poco fiable a Internet, la escasa alfabetización digital y las barreras lingüísticas afectan de forma más aguda a muchas comunidades marginadas, lo que a menudo limita el alcance de las herramientas y plataformas digitales orientadas a los trabajadores para aquellos que más podrían beneficiarse de ellas. Apoyar al acceso al internet, la formación, la divulgación concertada y el compromiso con la justicia lingüística pueden ayudar a que las herramientas digitales sean más accesibles para quienes se enfrentan a barreras para navegar por los espacios en línea. Tal y como ilustra Contratados.org, este tipo de conciencia debería informar cada fase y aspecto de la participación digital, incluyendo el diseño y el desarrollo en el caso de nuevas herramientas. Dicho esto, ninguna herramienta o iniciativa puede abordar por completo las realidades estructurales más amplias que limitan el acceso a la tecnología, y una dependencia excesiva de la participación digital puede acabar reforzando ciertos patrones de marginación.
El hecho de que las herramientas digitales no pueden resolver por sí solas las grandes desigualdades estructurales y las desventajas del mercado laboral es bastante obvio, pero conviene subrayarlo. Carina ofrece un ejemplo como plataforma de contratación de alto nivel. Ayuda a los trabajadores a encontrar un trabajo más estable; aborda los horarios irregulares y la volatilidad de los ingresos, que son un problema crónico para los trabajadores del sector. También forma parte de una combinación institucional más amplia en el Estado de Washington que ha hecho que los trabajadores de este lugar tengan algunos de los salarios más altos y las mejores condiciones laborales del país. Sin embargo, incluso en el mejor de los casos, la remuneración al personal doméstico en el sistema financiado con fondos públicos sigue siendo abismalmente baja debido a un historial de decisiones políticas con connotaciones raciales, lo que representa otra variación de la misma dinámica que ha dejado al personal doméstico en el mercado privado sin protecciones adecuadas. Ninguna herramienta digital puede contrarrestar el peso acumulado de estas historias. Es importante no obsesionarse tanto de las nuevas tecnologías como para perder de vista las profundas desigualdades que todavía hay que desafiar mediante la lucha política.
El gobierno desempeña un papel importante. | En esta lucha política es fundamental el papel del gobierno, quien tiene el poder de institucionalizar amplias protecciones sanitarias, laborales y de otro tipo. Como se ha puesto de manifiesto en la crisis de la COVID-19, el gobierno de EE.UU. a menudo ha fracasado estrepitosamente en este sentido. Las herramientas digitales que proporcionan servicios y apoyos específicos a los trabajadores suelen responder a las diversas formas en que los actores gubernamentales han abdicado de responsabilidades cruciales o han excluido activamente a grupos enteros de personas de importantes protecciones políticas, a menudo en relación con factores como la etnicidad, el género y la ciudadanía. Alia, que ocupa el vacío creado por la exclusión del personal doméstico del acceso a las políticas de tiempo libre remunerado, es un ejemplo. La participación de los funcionarios a nivel local, estatal y federal será importante para que estas herramientas se conviertan en parte de las estrategias a largo plazo dirigidas a institucionalizar protecciones para todos los trabajadores.
Varios de nuestros casos ilustrativos ofrecen una visión estratégica útil en este sentido. La asociación de Carina con un sindicato estatal y el gobierno del estado fue crucial para llevar los beneficios de la plataforma a los trabajadores a una mayor escala, y los desarrolladores de la plataforma están ahora explorando posibles asociaciones en otras ciudades y estados del país. Como complemento a la construcción de la base de la NDWA y su organización de comunidad entre los empleadores y el personal doméstico, la victoria de la política de beneficios transferibles en Filadelfia es un paso importante hacia la institucionalización de los beneficios de Alia. Esto puede convertirse en un modelo para otras ciudades y estados y puede contribuir a la estrategia a largo plazo de la NDWA de anular la exclusión del personal doméstico de los beneficios y protecciones cruciales a nivel nacional. Y el portal digital de Seattle para denunciar las violaciones de los derechos de los trabajadores, el cual utiliza un modelo de aplicación en el que cooperan con grupos laborales y comunitarios, representa el tipo de colaboración necesaria para revertir la perenne falta de aplicación de las normas y protecciones laborales, un problema que la incertidumbre y las condiciones del mercado laboral derivadas de la crisis actual no hacen sino exacerbar.
La regulación de las principales plataformas digitales también ocupa un lugar destacado a la hora de decidir si las herramientas de este tipo pueden utilizarse para empoderar a los trabajadores y cómo hacerlo. Por ejemplo, prohibir prácticas abusivas de empresas de la gig economy puede contribuir a crear un entorno en el que las alternativas orientadas a los trabajadores se afiancen. Los organizadores también señalan los graves problemas de privacidad, seguridad y desinformación en Facebook y otras plataformas de medios sociales, y la incapacidad de los reguladores para abordar adecuadamente estas cuestiones. Recientemente, el activismo ha arremetido contra la negativa de Facebook a frenar la propagación de desinformación (que ha desempeñado un papel importante en la elección de líderes de derecha en todo el mundo) o a oponerse sistemáticamente a la supremacía blanca explícita y a la incitación a la violencia. Esto pone de manifiesto una tensión básica en el uso de Facebook para la organización laboral: es un espacio en el que muchos trabajadores ya están comprometidos, pero muchos aspectos de la plataforma subvierten los esfuerzos para promover los intereses más amplios de los trabajadores más vulnerables y explotados. Una regulación más sólida podría ayudar a frenar aquellos elementos relacionados a las operaciones del sitio que son dañinas y socavan la participación democrática informada y equitativa.
El futuro del poder de las plataformas digitales
El momento actual presenta tanto peligros como posibilidades, y el compromiso digital seguirá desempeñando un papel importante en la pandemia y en las luchas en curso por los derechos laborales, la justicia étnica y la justicia climática, que trascienden la actual crisis de salud pública. Un reciente informe del Instituto Roosevelt, basado en una encuesta realizada a trabajadores esenciales, reveló que la crisis de COVID-19 puede estar generando un mayor interés en la sindicalización y en la acción colectiva en el lugar de trabajo. Las herramientas digitales de las que hemos hablado ayudarán a determinar si esa energía se traduce en logros significativos y duraderos, y de qué manera. La oleada de protestas en respuesta a la epidemia de violencia policial contra la población afroestadounidense demuestra que no se puede sustituir la movilización en las calles como forma de crear impulso, fomentar la solidaridad y cambiar los corazones y las mentes de los gobernantes. También deja claro que las herramientas digitales serán indispensables para ayudar a coordinar, a narrar y activar a la gente tanto ahora como en el futuro.
La revolución será probablemente transmitida por un livestream. La verdadera cuestión es cómo podemos combinar todas las herramientas de nuestro kit digital y analógico, para desafiar los baluartes del poder corporativo y político que se interponen en el camino del progreso, y construir algo mejor a partir de las cenizas de esta calamidad.
Nota:
El título original en inglés de este artículo es Platform Power to the People, que hace referencia al clásico eslogan “Power to the People”. Al traducirlo al español ha quedado como El poder de las plataformas para el pueblo.
Autores originales:
- Sanjay Pinto es miembro del Worker Institute de la Universidad de Cornell y de la Rutgers School of Management and Labor Relations y dirige la investigación sobre mano de obra de la Ladders to Value Workforce Investment Organization.
- Beth Gutelius es directora de investigación del Centro de Desarrollo Económico Urbano de la Universidad de Illinois en Chicago e investigadora principal del Great Cities Institute.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Invierno 2021. Traducción del artículo Platform Power to the People por Gerardo Piña.
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