Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Invierno 2021.
La industria de la moda tiene un problema de contaminación: reutiliza menos del 1% de las toneladas de textiles que produce. ¿Cómo lo resolvemos?
La industria de la moda tiene un problema de contaminación. Esta industria mundial de 2.5 billones de dólares aporta entre el 20 y el 35 por ciento de los flujos de microplásticos al océano y reutiliza menos del 1 por ciento de los 53 millones de toneladas de textiles que produce anualmente.
Para hacer frente a este problema, Fashion for Good, con sede en Ámsterdam, creó el Good Fashion Fund (GFF), el primer fondo de inversión centrado exclusivamente en el fomento de las colaboraciones entre la moda y la tecnología.
Presentado en septiembre de 2019, el GFF es uno de los tres programas de Fashion for Good que aprovechan la tecnología para transformar la industria de la moda y hacerla más sostenible sin sacrificar los beneficios.
Uno de ellos es una aceleradora de empresas; el segundo es un centro de información; y el tercero, el GFF, invierte en la aplicación de tecnologías de vanguardia para ayudar a los fabricantes de textiles y prendas de vestir del sudeste asiático (concretamente, India, Bangladesh y Vietnam) a escalar al tiempo que reciclan y utilizan menos energía.
Fashion for Good ha destinado un total de 60 millones de dólares para el GFF, con un rango de inversión de entre 1 y 5 millones de dólares por beneficiario, que repartirían en un periodo de tres a siete años. Los préstamos están destinados a los pequeños y medianos fabricantes, que por lo general carecen tanto de las finanzas como de los conocimientos necesarios para hacer sostenibles sus procesos de producción.
Para el director de la GFF, Bob Assenberg, la unión particular del fondo entre la tecnología respetuosa con el medio ambiente y la producción textil llena un vacío importante en la industria.
“A diferencia de otras industrias, gran parte del trabajo en el sector de la confección se sigue realizando mediante mano de obra”, explica, “por lo que los cambios en la adopción de nuevas tecnologías son relativamente menores”.
Entre las iniciativas que se están estudiando actualmente para el GFF figuran la estadounidense SeaChange Technologies, que ha creado un sistema de tratamiento de aguas residuales en un solo paso para los fabricantes de textiles y prendas de vestir; la israelí Sonovia, que utiliza una tecnología basada en ultrasonidos para hacer que las fibras textiles sean más duraderas y reutilizables; y la holandesa DyeCoo, que ha desarrollado un proceso de tintura sin agua.
También se está considerando la posibilidad de invertir en Yee Chain International, un fabricante de tejidos y espumas de caucho con fábricas en Taiwán, Vietnam, Indonesia y China. La empresa quiere innovar para “reducir esos costos” y ser “más amigable con el medio ambiente”, dice Martin Su, responsable de sostenibilidad de Yee Chain.
The Good Shop, que forma parte del museo de la moda en Ámsterdam de Fashion for Good, es una experiencia de un espacio comercial construido temáticamente para reflejar los problemas a los que se enfrenta la industria de la moda. Foto cortesía de Presstigieux.
“El Good Fashion Fund se adapta a nuestros objetivos fundamentales de ser más circulares [eliminar residuos y reutilizar recursos] en nuestras operaciones”, dice Su. Para Fashion for Good, la inversión del GFF en soluciones sostenibles abarca “cinco bienes” que los fabricantes de ropa, en un plan de acción conjunto, deben acordar cumplir para recibir un préstamo del GFF. Este plan hace sugerencias para mejorar sus cadenas de suministro en estos cinco bienes: materiales buenos que sean seguros y estén diseñados para el reciclaje y la reutilización; una economía buena que sea circular y beneficie a todos; energía buena que sea renovable y limpia; agua buena que sea limpia y esté disponible para todos; y vidas buenas, que garanticen condiciones de vida y de trabajo seguras y dignas para los empleados.
“Si los fabricantes no aplican el plan de acción durante la vigencia de su préstamo, tenemos derecho a declarar un caso de incumplimiento” y tenemos derecho legal a un reembolso del saldo pendiente, dice Bernadette Blom, jefa de relaciones con los inversores del GFF.
Los dos principales inversores son el socio fundador de Fashion for Good, la Fundación Laudes, y la incubadora “techstyle” de Hong Kong The Mills Fabrica.
“Decidimos convertirnos en inversores del Good Fashion Fund para impulsar la adopción de tecnologías sostenibles en los fabricantes y sus cadenas de suministro”, afirma Alexander Chan, codirector de The Mills Fabrica. “Esta misión social está bien coordinada con nuestra propia visión de crear una plataforma de innovación abierta en la que innovadores, marcas, fabricantes e inversores puedan unirse para impulsar la industria”.
Sin embargo, Blom señala que encontrar “inversores afines” que confíen en el modelo no probado de GFF ha sido el mayor reto de la organización.
COVID-19 ha agravado este reto. La pandemia mundial ha desestabilizado la industria de la moda y, en consecuencia, ha retrasado los planes del fondo con los posibles fabricantes. Una de las principales razones de estos retrasos, explica Assenberg, es que “la mayoría de los fabricantes están centrados en recuperar la normalidad en sus operaciones y en dar prioridad al bienestar de sus trabajadores.”
Pero Assenberg sigue siendo optimista y cree que los planes de acción se reanudarán a finales de este año, una vez que los fabricantes reanuden la producción. Atribuye su perspectiva positiva al hecho de que todos los inversores originales han permanecido a bordo, y juntos continúan las conversaciones con su red de fabricantes sobre los objetivos de sostenibilidad a largo plazo.
“El Good Fashion Fund”, dice, “tiene la paciencia de trabajar en este tipo de situaciones”.
Autores originales:
- Payal Mohta es una periodista independiente con sede en Mumbai, India. Su trabajo se ha publicado en medios como The Guardian, Al Jazeera y el South China Morning Post. Puedes leer su trabajo en www.payalmohta.com.
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Traducción del artículo The Future of Fashion por Gerardo Piña.
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