Cuando Suntae Kim era estudiante doctoral en la Universidad de Michigan, Ann Arbor, se interesó por formas alternativas de negocio que no se centraran únicamente en maximizar el valor para los accionistas. Después de que Kim comenzara a hacer un trabajo de campo en una incubadora de negocios con ánimo de lucro en las cercanías de Detroit, que estaba comprometida con la “revitalización sostenible” de la ciudad y que obtenía ingresos del alquiler de espacios de trabajo a pequeñas empresas, sus asesores le sugirieron que realizara un estudio de caso comparativo para identificar qué era diferente o especial en su desarrollo impulsado por el emprendimiento.
Kim encontró un acelerador de negocios sin fines de lucro comparable, propiedad de una empresa con sede local, cuya misión era “convertir a Detroit en el próximo Silicon Valley”. Kim, que ahora es profesor de Administración y Organización en la Escuela Carroll de administración del Boston College, tiene un nuevo artículo con Anna Kim, profesora de Administración para la sostenibilidad en la Universidad McGill de Montreal, que evalúa la evolución y transformación de las ideas en las dos empresas.
Inicialmente, los autores seleccionaron las dos organizaciones para comparar el emprendimiento social con la empresa convencional. Utilizan seudónimos para referirse a las dos empresas: llaman a la primera GREEN y a la segunda ACCEL. Pero la dicotomía que buscaban trazar se difuminó; ACCEL expresaba preocupaciones sociales y medioambientales, mientras que GREEN tenía fines de lucro. Los autores se dieron cuenta de que lo que distinguía a las dos organizaciones era la búsqueda del crecimiento empresarial en formas contrastadas que resultaron en diferentes impactos locales en Detroit, una ciudad con escasos recursos y un alto índice de pobreza.
“Las empresas que surgieron de ACCEL crecieron de forma rápida y amplia”, afirma Suntae Kim, “lo que puede describirse como temporalmente comprimido y espacialmente amplio. Estas empresas pronto dejaron Detroit, escalando a nivel nacional o mundial”. Por el contrario, las empresas que se originaron en GREEN “fueron de escala-profunda", explica Kim, “o espacialmente enfocadas, sin nunca salir de Detroit, y temporalmente extendidas”. Las empresas que procedían de GREEN no experimentaron un crecimiento explosivo, sino que crecieron durante un periodo más prolongado, persistieron por más tiempo y tuvieron un mayor impacto económico local.
Los autores realizaron una investigación etnográfica ––una combinación de observación de los participantes y entrevistas–– y recopilaron datos de archivo, como artículos de prensa y publicaciones en redes sociales, para seguir la trayectoria de cada organización y evaluar el impacto que cada una creó. En Detroit, como en muchos otros lugares del país y del mundo, los esfuerzos por crear “el próximo Silicon Valley”, o la prosperidad de alto crecimiento respaldada por el capital de riesgo, han demostrado ser mínimamente eficaces.
“Investigaciones recientes han encontrado que la creación de empresas de alta tecnología rara vez contribuye a aliviar la pobreza y, en algunos casos, ha contribuido a empeorar la desigualdad”, menciona Suntae Kim. “¿Por qué los éxitos ampliamente celebrados en Silicon Valley, o en Boston, en el Triángulo de Investigación de Carolina del Norte, o en Austin, Texas, han creado prosperidad regional, pero no en lugares que enfrentan desafíos económicos o donde se concentra la pobreza?”
Al analizar el desarrollo de ideas en GREEN y ACCEL, los autores encontraron que la obtención de financiamiento desempeñaba un papel crucial. ACCEL se basó en el financiamiento a través de la inversión de capital de riesgo como su modo principal para obtener recursos, lo que significó dar forma a las ideas para mantener el flujo de capital de los inversores que priorizaban los máximos rendimientos lo más rápidamente posible. La necesidad perpetua de sobrevivir hasta la siguiente ronda y aumentar la valoración significaba que estos empresarios fueran recompensados por la escalabilidad, o la capacidad de replicar una idea de forma rápida y amplia.
Mientras tanto, en GREEN, la forma de obtener recursos era el bricolaje, un concepto antropológico utilizado por los estudiosos del emprendimiento para describir la reutilización de recursos fácilmente disponibles. Por ejemplo, una empresa de alimentos afroestadounidense que comenzó en GREEN recurrió a los espacios de cocina autorizados y subutilizados de las iglesias y guarderías de Detroit para preparar comida, y se acercó a los agricultores urbanos locales para obtener productos frescos y baratos.
“Sus ideas de negocios estaban infundidas de una orientación para crecer local y específicamente”, menciona Suntae Kim, “y no se enfrentaban a presiones para crecer más allá de Detroit. Y ya que esta empresa desarrollaba relaciones con actores locales, estaban incentivada a persistir”. Si el emprendimiento tiene la intención de revitalizar lugares como Detroit, las empresas de expansión al estilo ACCEL pueden no ser la respuesta.
“Los autores contribuyen a sostener que el emprendimiento basado en recursos endógenos ––bricolaje–– y apuntando hacia un crecimiento lento y constante que se mantiene crea un conjunto de beneficios diversos y sostenibles”, afirma Ana María Peredo, profesora de Ecología Política de la Universidad de Victoria, en Canadá. “El contraste con las intervenciones históricas de grandes cantidades de capital externo, con resultados dramáticamente escalables, pero menos densos que a menudo se exportan, es sorprendente”.
Autores originales:
- Daniela Blei es historiadora, escritora y editora de libros académicos. Sus escritos pueden consultarse en daniela-blei.com/writing. Publica en Twitter esporádicamente: @tothelastpage
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