Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2020.
Los arrecifes de coral se encuentran entre los ecosistemas más diversos y rentables del mundo. Aunque cubren menos del 1 % de la superficie del planeta, ayudan a sostener aproximadamente al 25 % de las especies marinas, y de ellos depende el empleo, el sustento y el ingreso de más de 500 millones de personas. Los arrecifes de coral también protegen las costas y albergan animales y plantas con gran potencial medicinal para tratar enfermedades humanas.
Pero estos beneficios están amenazados. En los últimos 30 años, la mitad de los arrecifes de coral han muerto, y los científicos estiman que el 90 % podría desaparecer para el 2050. El aumento de la acidez de los océanos dificulta el crecimiento de los corales y los hace más vulnerables a las enfermedades. Las temperaturas más cálidas del agua han provocado el blanqueamiento de los corales; el aumento del nivel del mar hace que los corales se sumerjan más, lo que dificulta que las algas que sustentan la vida del coral obtengan la luz solar necesaria; los huracanes y ciclones, que ocurren con mayor regularidad y fuerza, pueden desgarrar y dañar los arrecifes.
“La degradación de los arrecifes de coral es una de las amenazas más graves que enfrentan la humanidad y la vida salvaje en todo el mundo”, dice Sam Teicher. Él y su socio, Gator Halpern, se esfuerzan por revertir esta tendencia. Su organización, Coral Vita, se enfoca en la restauración de arrecifes y busca incorporar a interesados locales y brindar oportunidades educativas durante el proceso. A través de su empresa con fines de lucro, esperan crear un mercado para la restauración de arrecifes. Coral Vita ha llamado la atención de clientes potenciales, como operadores de ecoturismo y cruceros. Y ganó decenas de miles de dólares en sus primeras etapas al conseguir que particulares adoptaran un coral.
La empresa utiliza una técnica pionera llamada microfragmenting (microfragmentación), la cual les permite cultivar corales en granjas terrestres hasta cincuenta veces más rápido de lo que crecen de manera natural, meses en vez de décadas. Coral Vita cultiva una colonia de coral y la corta en fragmentos, provocando que se curen a través de la reproducción. A continuación, las piezas se plantan una junto a la otra en tanques, donde se fusionan nuevamente. Tras cultivar el coral, el equipo lo trasplanta a arrecifes de coral dañados o agotados.
La empresa, fundada en 2015, tiene una instalación en Freeport, Grand Bahama, para la que Teicher y Halpern recaudaron poco más de dos millones de dólares para financiar su creación y mantenimiento. Recaudaron el dinero a través de una combinación diversa de inversionistas ángeles y de impacto, y de capitalistas de riesgo, desde el jugador de béisbol de las grandes ligas Max Scherzer y su esposa, Erica May-Scherzer, hasta el alma mater de los cofundadores, la Universidad de Yale. Pero el huracán Dorian en agosto de 2019 retrasó el crecimiento de Coral Vita; si bien su infraestructura sobrevivió a los embates de la tormenta, la empresa perdió todo su coral, y desde entonces se han replantado nuevos corales.
Coral Vita no solo se dedica a restaurar corales. Ya que sus granjas en tierra son más accesibles que los arrecifes del océano, ellos también funcionan como centros de educación y puntos ecoturísticos. La compañía se ha asociado con la Autoridad Portuaria de Grand Bahama y la Compañía de Desarrollo de Grand Bahama, así como con los principales institutos que realizan investigaciones sobre los corales, como el Laboratorio Marino Mote en Sarasota, Florida, y el Laboratorio de Corales Gates en Kaneohe, Hawaii. Coral Vita también ha desempeñado un papel en la promoción de políticas públicas, como colaborador en la reciente Cumbre de las Naciones Unidas sobre Soluciones basadas en la naturaleza para la acción climática, una iniciativa en la que se utiliza la naturaleza para mitigar algunos de los efectos dañinos del cambio climático.
La empresa ya ha lanzado su segunda ronda de recaudación de fondos que busca reunir otros dos millones de dólares para así poder expandir sus instalaciones de Grand Bahama este año, con el objetivo de convertirse en la mayor granja en tierra del mundo. Después de ampliar sus instalaciones, buscan también implementar su modelo en otras partes del mundo.
Si bien la granja en tierra de Coral Vita ofrece ventajas únicas, tiene sus factores de complicación. “El mayor inconveniente es el espacio y la escala”, menciona Jessica Levy, directora del programa de restauración de arrecifes de la Fundación para la Restauración del Coral (Coral Restoration Foundation), que utiliza principalmente la agricultura de campo en el océano. “La escala a la que se puede trabajar siempre estará limitada en una granja en tierra. Solo se puede construir en una cantidad limitada de propiedad. Sobre el terreno, tu límite es el fondo marino y los permisos con los que estás trabajando.
Teicher también reconoce que los costos de capital iniciales de la agricultura basada en tierra, adquirir equipos y construir infraestructura, son considerablemente más altos que los de la agricultura en campo. Pero sostiene que las granjas de Coral Vita resultan rentables a medida que crecen. También sugiere que son más fácilmente escalables, tanto en términos del modelo de negocio como porque las granjas en tierra están protegidas de las interrupciones que muchas granjas en el terreno no lo están. Con las “granjas océanicas”, explica, “se debe bucear para cuidar los corales, lo que lleva tiempo por no mencionar que, si hace un mal día, no puedes salir a buscarlos”.
Teicher también subraya que la restauración no es una solución al cambio climático. “Al final del día, nuestra compañía no debería existir”, dice Teicher. “No deberíamos vivir en un mundo donde tenemos que cultivar corales para restaurar arrecifes moribundos. En el fondo, lo mejor que se puede hacer es protegerlos”.
- Natasha Noman es una periodista que ha trabajado como escritora, productora y presentadora para medios como Mic, Bloomberg, NBC y Brut America. Actualmente está cursando una Maestría en Filosofía en Estudios del Sur de Asia en la Universidad de Oxford.
- Traducción del artículo Farm to Table Corals por Leticia Neria.