Los cambios en las admisiones universitarias que mejoran las perspectivas de las familias de bajos ingresos, podrían impulsar la igualdad económica.
Raj Chetty, profesor de Economía en la Universidad de Harvard y director de Opportunity Insights, un grupo de investigación y políticas públicas con sede en Harvard que analiza macrodatos, ha dedicado gran parte de su carrera a analizar la movilidad intergeneracional: hasta qué medida los resultados económicos de las personas están determinados por los de sus padres. En un artículo de 2011 publicado en el Quarterly Journal of Economics, Chetty dirigió un grupo de investigadores que examinaron los efectos de la calidad de los jardines de infantes en los resultados de los estudiantes a largo plazo. Su equipo examinó a detalle los datos del Proyecto STAR, un estudio de 12,000 niños de jardines de infantes en Tennessee, realizado en la década de 1980. Entre varias medidas que utilizaron para determinar el éxito, estaba si los estudiantes habían asistido a la universidad y dónde.
Al final del proyecto, el equipo había encontrado nuevas preguntas de investigación; pero no sobre el jardín de infantes, sino sobre la universidad. Al observar los resultados desprendidos de sus propios datos, vieron la oportunidad de explorar las diferencias entre las universidades, especialmente en lo que respecta al acceso y los resultados de los estudiantes, dos elementos clave de la movilidad intergeneracional.
Un nuevo estudio de Chetty; John N. Friedman, profesor de Economía y Asuntos Políticos e Internacionales de Brown University; Nick Turner, economista principal de la Reserva Federal, así como Emmanuel Saez y Danny Yagan, ambos profesores de Economía en la Universidad de California, Berkeley, se ha estado preparando desde el estudio sobre el jardín de infantes de 2011. A través de datos obtenidos con el acceso confidencial a los registros fiscales anónimos del IRS, el grupo calculó los ingresos de los padres de los estudiantes en varias universidades y siguió los ingresos de los estudiantes después de graduarse.
Los investigadores se preguntaron: ¿Qué dicen los datos acerca de la movilidad intergeneracional? ¿Qué porcentaje de los estudiantes de las universidades más selectivas provienen de familias ricas? ¿Cómo les va a los hijos de familias con bajos ingresos en las admisiones universitarias? ¿Qué sería necesario para que asistieran a las universidades más selectivas en mayor proporción? En lugar de considerar solo los ingresos promedio, analizaron toda la distribución para obtener una imagen completa y matizada de los ingresos de los padres y de los estudiantes después de graduarse. Los investigadores encontraron que incluso realizar cambios menores en el proceso de admisión universitaria impulsaría la movilidad intergeneracional.
Para investigar si las diferencias en la preparación conseguida al final del bachillerato explican las disparidades en la fracción de estudiantes que asisten a escuelas selectivas, Chetty y sus colegas se preguntaron si dos estudiantes de diferentes orígenes familiares, pero con las mismas puntuaciones de SAT/ACT, tenían la misma probabilidad de asistir a una escuela selectiva. Por ejemplo, al observar a todos los estudiantes que obtuvieron un puntaje de 1080 en el SAT, encontraron que el 75 % de la quinta parte de las familias más ricas asistía a un colegio selectivo, en comparación con solo el 51 % del quintil más pobre de las familias. Concluyeron que esta discrepancia entre los estudiantes de altos y bajos ingresos no era solo un reflejo de las diferencias en la preparación académica y las experiencias educativas del K-12, sino algo relacionado con los procesos a través de los cuales los estudiantes solicitan, son admitidos y eligen una universidad.
“Deberíamos poder solucionar este problema”, dice Friedman. “No se trata de que no haya suficientes chicos que saquen 1080, lo cual es un problema aparte que también debe abordarse, sino de cómo el departamento de admisiones maneja a los estudiantes que sí tienen puntuaciones similares”.
Al observar a las universidades “Ivy-Plus” —las ocho universidades de la Ivy League más la Universidad Duke, el MIT, la Universidad Stanford y la Universidad de Chicago— los investigadores descubrieron que los estudiantes que provenían de entornos de clase media y baja estaban muy subrepresentados. Hay más estudiantes que proceden de familias situadas en el 1 % de los ingresos más altos que de familias situadas en la mitad inferior de la distribución de ingresos.
Las posibilidades de movilidad de los estudiantes de bajos ingresos en las universidades Ivy-Plus son enormes, porque los graduados tienen altas perspectivas de ingreso. En el caso de los estudiantes con bajos ingresos, el equipo descubrió que los departamentos de admisión podrían reducir las brechas de movilidad intergeneracional en más de un 25 % al simplemente proporcionar preferencias basadas en las necesidades: los mismos tipos de ventajas que ya se conceden a los estudiantes de legado y a los atletas. Si las universidades igualaran los niveles de asistencia de los estudiantes de clase media, condicionados a los puntajes de los exámenes, la fracción de estudiantes del llamado segmento intermedio no atendido crecería del 28 % al 38 %.
“Cada año es una oportunidad para marcar una enorme diferencia”, dice Friedman. “Los datos no apuntan a lo que la gente denomina, en ocasiones, el modelo de la edad mágica”, agrega, refiriéndose a varios estudios que se han centrado en el jardín de infantes o en el último año del bachillerato como momentos críticos en los que se ganan o pierden los logros educativos.
“Este es el estudio reciente más importante —y definitivo— sobre la desigualdad económica en el acceso a las universidades selectivas”, dice Sean Reardon, Profesor de Pobreza y Desigualdad en la Educación de la Stanford Graduate School of Education (Escuela de Educación de Standford). “Revela el importante papel que desempeñan las prácticas de admisión en la limitación de la movilidad económica y sugiere que cambiar las políticas de admisión en las universidades selectivas podría conducir a una mayor igualdad educativa y económica”.
Raj Chetty, John N. Friedman, Emmanuel Saez, Nicholas Turner, y Danny Yagan, “Income Segregation and Intergenerational Mobility Across Colleges in the United States” (Segregación de ingresos y movilidad intergeneracional en las universidades de Estados Unidos), Quarterly Journal of Economics, vol. 135, no. 3, 2020, pp. 1567-1633.
Autora original:
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición otoño 2020. Traducción del artículo Fighting Epidemics, Old and New por Leticia Neria. |