Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Invierno 2021.
Según Charity Navigator, las donaciones corporativas de empresas de todos los tamaños se han incrementado, alcanzando el récord de 20 mil millones de dólares en 2018. Y aunque a muchos líderes empresariales les gustaría que los estadounidenses creyeran que la filantropía corporativa –es decir, donaciones a una organización o fundación caritativa cuya misión es generar impacto social- refleja preocupación social, desde hace mucho tiempo académicos y activistas han expresado escepticismo sobre sus verdaderas motivaciones. Una nueva investigación hecha por cuatro economistas describe cómo las empresas estadounidenses utilizan la filantropía corporativa como una herramienta para buscar influencia política, lo que involucra cantidades mucho más grandes de lo que se entendía hasta ahora.
Marianne Bertrand, profesora de Economía en la Booth School of Business en la Universidad de Chicago; Matilde Bombardini, profesora de Economía en la Vancouver School of Economics de la Universidad de British Columbia; Raymond Fisman, profesor de Comportamiento Económico en la Universidad de Boston; y Francesco Trebbi, profesor de Negocios y Políticas Públicas en la Haas School of Business en la Universidad de California, Berkeley, examinaron las declaraciones de impuestos de fundaciones de caridad exentas de estos pagos financiadas por las compañías Fortune 500 y S&P 500. Bertrand y sus coautores descubrieron que las empresas estadounidenses utilizan las donaciones caritativas para ocultar su cabildeo político.
“Nos guiamos por la idea de que la responsabilidad social corporativa (RSC) no se trata únicamente de compañías tratando de hacer el bien, sino de estas intentado estratégicamente de hacer el bien cuando parece que ellos también pueden beneficiarse”, menciona Bertrand. “Según pudimos ver, el ángulo político estaba poco explorado y pensamos en algo que podía desenredarlo empíricamente.”
Los cuatro economistas revisaron 17 años de registros de cabildeo y de asignaciones a comités del Congreso, y encontraron prueba de que los vínculos entre los intereses de las compañías y legisladores específicos predijeron donaciones de la fundación de una empresa a organizaciones benéficas en el distrito del legislador y en donde el legislador forma parte de la junta directiva. Al identificar “una sólida relación positiva entre las contribuciones caritativas y un canal más directo de influencia política, las contribuciones del comité de acción política (CAP)”, los autores señalan las formas en que los intereses políticos impulsan los donativos donde los requisitos de divulgación son débiles. Su análisis encontró una correlación entre los congresistas que son parte de comités del Congreso que son importantes para una empresa, y las donaciones de la fundación de la empresa a las organizaciones de caridad en el distrito de ese legislador. Cuando un legislador deja sus funciones, las donaciones a su distrito desaparecen hasta que un nuevo congresista se establece, un patrón que se asemeja mucho al incremento y decaída de las contribuciones del CAP.
Según los autores, “6.3 % de las donaciones corporativas pueden estar motivadas políticamente”, pero explican que esta cifra se va a más del doble cuando se utilizan especificaciones menos conservadoras para los donativos de las empresas. En el 2014, las empresas gastaron 18 mil millones de dólares en caridad, lo que hace que “el valor implícito en dólares” de las donaciones motivadas políticamente fueran de al menos 1.13 mil millones de dólares, que es “arriba de 2.5 veces más que las contribuciones anuales de los CAP a candidatos durante 2013-2014, y alrededor del 35 % de los gastos anuales de cabildeo en 2014”. Ya que las empresas dependen de las deducciones fiscales por filantropía, los contribuyentes estadounidenses están subvencionando intereses específicos que aparentan caridad.
“Este es el primer trabajo que coteja las contribuciones caritativas y políticas mediante el uso de un conjunto de datos muy detallado y desglosado”, dice Guido Tabellini, profesor de Economía en la Universidad Bocconi de Milán. “Este estudio es una confirmación importante de que las grandes compañías estadounidenses ejercen una gran influencia política mediante métodos engañosos y cuestionables”.
En uno de los ejemplos, los autores desentrañan la relación entre Joe Baca, miembro de la Cámara de Representantes (2003-2013); la Fundación Joe Baca, creada en su distrito de San Bernardino, California, durante su mandato; y las donaciones de la Fundación Walmart cuando Baca era miembro del Comité de Servicios Financieros de la Cámara. “En ese momento”, explican los autores, “las tiendas Walmart estaban discutiendo con Visa/Mastercard sobre las tarifas a las tarjetas de crédito y múltiples situaciones financieras, según se revela en diversos reportes de cabildeo”. El demostrar que las donaciones de la Fundación Walmart llevaron a Baca a tomar ciertas decisiones podría ser imposible, sin embargo, los autores develan un patrón que destaca un mecanismo que se pasa por alto que permite a las empresas comprar influencias.
“Lo que observamos en nuestro artículo podría ser solo la punta del iceberg”, afirma Bertrand. “Las donaciones a través de fundaciones corporativas no son la única manera en que las empresas pueden donar directamente. Las empresas también pueden dar dinero directamente, así que este va de la tesorería de una empresa a una organización sin fines de lucro específica, lo que lo hace imposible de estudiarse ya que no es posible rastrearlo”.
Marianne Bertrand, Matilde Bombardini, Raymond Fisman, y Francesco Trebbi, “Tax-Exempt Lobbying: Corporate Philanthropy as a Tool for Political Influence” (Cabildeo exento de impuestos: la filantropía corporativa como herramienta de influencia política), American Economic Review, vol. 110, no. 7, 2020.
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Traducción del artículo How Corporate Philanthropy Buys Influence por Leticia Arlet Neria Durán. Como becaria Conacyt, obtuvo su doctorado por la Universidad de St Andrews, Escocia, con una tesis relacionada con el humor y la resistencia política durante la guerra sucia en México. Sus temas de interés son la argumentación, los estudios culturales, de medios de comunicación y la relación de todos estos con la historia.
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