Existe una brecha en el uso de datos entre el sector comercial y social. Se aboga por construir un ecosistema completo de datos, invertir en líderes comprometidos, aprovechar la cercanía a los problemas, basarse en la misión, y colaborar para lograr un impacto positivo.
Como director ejecutivo fundador del Centro para la Innovación Social, puesto en marcha por la revista Stanford Social Innovation Review, es difícil creer que nos encontremos en su vigésimo aniversario, y es aún más difícil creer cuánto ha cambiado el mundo desde mi primer día en el trabajo.
Un agente clave de ese cambio ha sido la velocidad de los avances tecnológicos y el crecimiento exponencial de los datos. Llámesele la Cuarta Revolución Industrial o la era de los datos, la base de cómo trabajamos y vivimos como individuos, comunidades y países en todo el mundo ha cambiado para siempre.
En los últimos años, he estado pensando en cómo la era de los datos ha afectado el mundo que visualizábamos cuando abrimos el centro. La visión inicial del proyecto era crear “una comunidad que reuniera varios sectores para construir activamente un mundo más justo, sostenible y próspero”.1 Dicha visión sigue valiendo la pena. Sin embargo, como emprendedores sociales, activistas, filántropos, proveedores sin fines de lucro y administradores gubernamentales, debemos preguntarnos: si realmente vivimos en la era de los datos, ¿estamos construyendo el tipo de organizaciones y sistemas que garantizarán un futuro justo, sostenible y próspero para todos?
No cabe duda de que la intención de todos es que la respuesta a esa pregunta sea una afirmación rotunda. Sin embargo, la realidad es que no vamos a la par de los cambios que la era de los datos está generando en la sociedad y en las organizaciones de cambio social. Verdaderamente, para crear el mundo que deseamos, la estructura y las normas del sistema de impacto social deben cambiar de fondo.
El sector del impacto social no está desarrollando la capacidad suficiente para aprovechar el poder de la era de los datos, pues se enfoca en el pasado y no en el futuro. Si no llevamos a cabo un cambio intencional que nos haga enfocarnos más en el futuro, los próximos 20 años retrasarán aún más al sector y a quienes beneficia. Nos corresponde a todos recordar la poderosa obra de arte de Alicia Eggert, aquella que captura la realidad que estamos viviendo: “El momento presente solía ser el futuro inimaginable”. Los datos son una forma de poder. Y la triste realidad es que el poder está cada vez más en manos del sector comercial y no de las organizaciones que buscan crear un mundo más justo, sostenible y próspero. Un año después de mi gestión como directora de impacto global en Splunk, me obsesioné con la nueva era introducida por el uso de datos. Me preocupaba, en específico, el surgimiento de una brecha dentro de los mismos, la cual definí como “una disparidad entre el aumento del uso de datos para crear valor comercial y su uso comparativamente bajo para resolver retos sociales y ambientales”.2
Necesitamos enfrentar el hecho de que la base fundamental de la sociedad está cambiando y el sector social no. Dicho cambio se explica en el nuevo libro de Eric Schmidt, Henry Kissinger y Daniel Huttenlocker, The Age of AI (La era de la IA). En él, se expone que estamos avanzando hacia una coexistencia entre la humanidad y las máquinas. Desde un contexto histórico, la evolución de los humanos comenzó en la era de la fe y llegó hasta la era de la razón. Ahora, el futuro inminente es la era de las personas y las máquinas. El mundo que nos rodea estará cada vez más lleno de sistemas inteligentes parecidos a los humanos, pero que no son humanos. La sociedad, especialmente el sector social, debe adelantarse a las implicaciones que esto conlleva y prepararse para el impacto, tanto bueno como malo, que tendrá en la sociedad. Después de todo, ¿quién mejor para ver por la parte de las “personas”, dentro de este fenómeno de “las personas y las máquinas”, que el sector social?
Para abordar de manera efectiva este futuro repleto de información, el sector de impacto social debe construir un ecosistema completo de datos que sirva para esta y la próxima etapa en el tiempo. La forma de hacerlo es invirtiendo en aquellas áreas donde, actualmente, hay un rezago con respecto al sector comercial. Consideremos las siguientes carencias:
- Las organizaciones sin fines de lucro carecen de muchos de los recursos financieros y técnicos que necesitan para hacer pleno uso de los datos; a menudo, esto se debe a la falta de financiamiento.
- El talento técnico y de manejo de datos del sector es un desierto comparado con el del sector comercial.
- Si bien el sector cuenta con abundancia de datos de producción y prestación de servicios, dichos datos están bloqueados o no pueden ser usados en su estado actual.
- El sector carece de plataformas de datos vivos (centros de colaboración y refinerías de datos) que puedan hacer uso de los datos de todo el sector, de tal forma que ayude a mejorar la prestación de servicios, maximizar el impacto y crear una innovación radical.
El crudo estado de la disparidad en habilidades, infraestructura y competencias, en el manejo de datos del sector, muestran su terrible estado actual. Para que este ocupe un lugar de poder, debe entrar con fuerza al escenario de la era de los datos e invertir tiempo, talento y dinero a fin de suplir estas carencias.
Independientemente de nuestra posición de rezago, el sector social tiene una oportunidad increíble y una capacidad única para llevar el poder de los datos hacia lo novedoso e inimaginable. La buena noticia es que ya se está realizando un trabajo clave en el sector, que facilitará la construcción del tipo de ecosistema de datos de impacto necesario para entrar a la era de los datos.
El marco y los términos utilizados para describir este trabajo son muchos: datos para el bien, ciencia de datos para el impacto, datos abiertos, tecnología de interés público, lagos de datos, datos éticos y ética de inteligencia artificial.
Ahora, si bien tales piezas individuales son importantes, no son suficientes. A fin de explotar por completo el poder de los datos y crear un mundo más justo, sostenible y próspero, debemos ser lo suficientemente audaces para construir el ecosistema completo y no conformarnos con el trabajo a cuentagotas. Para lograrlo, debemos comenzar por identificar los activos que tenemos y generar un desarrollo a partir de ellos.
Activos de datos a desarollar
La gente | En el campo de la innovación social, hay líderes dedicados, comprometidos con el uso de datos para la generación de impacto, que lo han estado haciendo durante muchos años. Necesitamos apoyarlos mediante inversiones a escala en su trabajo. La lista de personas que lideran el camino crece constantemente; entre ellas se encuentran, por mencionar algunos, Stefaan G. Verhulst, Joy Buolamwini, Jim Fruchterman, Katara McCarty, Geoff Mulgan, Rediet Abebe, Jason Saúl y Jake Porway.
Si bien este es un primer paso importante, debemos asegurar que dicho trabajo no permanezca aislado en las organizaciones o a nivel de campo. De hecho, una de las habilidades principales, para todas las ocupaciones del futuro, será tener una competencia básica en el trabajo con datos. Por lo tanto, el personal de programas, comunicaciones, finanzas y recursos humanos en todos los niveles deberá contar con dichas habilidades. Y, por supuesto, el atraer talento altamente calificado en el campo de los datos al sector de impacto debe convertirse en prioridad, financiarse y dejar de considerarse parte de los gastos generales.
Cercanía | El sector social está comprometido directamente con la solución de problemas sociales, y tal cercanía conlleva una comprensión profunda de verdades intangibles o de hechos ocultos que no siempre se perciben claramente en los datos, pues, aunque estos pueden revelar un problema, son los líderes y el personal del sector social quienes tienen la capacidad de ver cuál es la causa y la mejor manera de abordarlo.
También, pueden ver el efecto verdaderamente real, y a menudo bastante crudo, que el problema ejerce sobre las personas involucradas.
Asimismo, esta cercanía trae consigo el potencial de unir los datos y la realidad humana. De acuerdo con lo que Jake Porway escribió el año pasado, existen tres actividades centrales que los actores del sector social pueden realizar para aprovechar al máximo su cercanía: observar el mundo hoy, razonar sobre cómo podrían cambiarlo nuestras acciones y actuar para que se vea un poco más parecido a la meta de estado que buscamos.3
Con la ayuda de un ecosistema de datos robusto, podemos expandir nuestra capacidad de observación al agregar información en una escala donde las personas no podrían hacerlo solas. Esto nos permite pasar a la etapa de la razón con una interpretación de los datos anclada en la experiencia humana. Por último, al expandir nuestras observaciones y razonamientos, aumentamos la probabilidad de un mejor resultado en la etapa de acción.
Propósito | Las organizaciones sin fines de lucro se construyen en torno a la misión y los valores. Esa es la razón por la que fueron creadas en primer lugar y es lo que guía su trabajo día con día. Dicha base ayudará a garantizar que el ecosistema de datos esté impulsado por una misión y guiado por valores.
Si actuamos con rapidez, podemos atraer el talento de la fuerza laboral inmersa en la tecnología que constituyen las generaciones millennial y Z. Hay investigaciones recientes que muestran que esto es posible: los millennials le serían más leales a una empresa que los ayudara a contribuir con los problemas sociales y ambientales, y la generación Z es la primera en darle prioridad al propósito y no al salario.4 Mientras el sector comercial está tratando desesperadamente de agregar propósito, el sector social está a años luz por delante en ese aspecto.
Paciencia | El sector social sabe que el cambio no llega a tiempo para los informes trimestrales de los accionistas; sin embargo, le da más importancia al impacto que al valor financiero. Sabemos que las inversiones en la sociedad y el medio ambiente pueden no ver un retorno en muchos años o, incluso, generaciones. Ese es un superpoder y nos da ventaja frente al sector comercial. Dicho lo anterior, tampoco es razón para excluirlos. De hecho, debemos comprometernos con el sector comercial, a manera de socios, si queremos cerrar la brecha en los datos y construir un ecosistema de impacto basado en ellos.
Con tantas crisis globales ya en marcha, necesitamos gente de todos los sectores de la sociedad, expertas en solucionar problemas, para aprovechar el poder de los datos y lograr un impacto social y ambiental positivo. En nuestro artículo de SSIR de 2008 “Redescubriendo la innovación social”, Jim Phills Jr., Dale Miller y yo explicamos: “finalmente, creemos que la implicación más importante es la importancia de reconocer el papel fundamental de la dinámica intersectorial: intercambiar ideas y valores, cambiar los roles y las relaciones, y combinar los recursos públicos, filantrópicos y privados”. 5
Hoy en día, este enfoque sigue siendo válido. Necesitamos reunir a personas de todos los sectores de la sociedad para trabajar juntas. Pero, así como nosotros no podemos esperar a que el sector comercial nos invite a la mesa de los datos, tampoco podemos quedarnos sentados y esperar que vengan a sentarse a la mesa del cambio social. Es hora de que el sector social empiece a impulsar el poder de los datos, junto con el sector comercial, y marche hacia un futuro justo, sostenible y próspero para todos.
- Notas
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1 La visión inicial del Centro para la Innovación Social se cita de una presentación que elaboramos en la fundación.
2 Kriss Deiglmeier, “The ‘Data Divide’ is a New Form of Injustice. Ending it Could Help us Meet Humanity’s Greatest Challenge,” (La “brecha de datos” es una nueva forma de injusticia. Ponerle fin podría ayudarnos a enfrentar el desafío más grande de la humanidad), Forbes, 6 de octubre de 2022.
3 Jake Porway, “Funding Data and AI That Serve the Social Sector” (Financiamiento de datos y AI que sirven al sector social), Stanford Social Innovation Review, May 16, 2022.
4 Afdhel Aziz, “The Power of Purpose: The Business Case for Purpose (All the Data You Were Looking For Pt 2” (El poder del propósito: El argumento empresarial a favor del propósito (todos los datos que estabas buscando) ), Forbes, March 7, 2020.
5 James A. Phills, Jr., Kriss Deiglmeier & Dale T. Miller, “Rediscovering Social Innovation” (Redescubriendo la innovación social), Stanford Social Innovation Review, Fall 2008.
Autores Originales
- Kriss Deiglmeier es la directora global de impacto de Splunk Inc., una empresa de software para análisis de datos. Antes de unirse a Splunk, fue directora ejecutiva de Tides Network, directora ejecutiva del Centro para la Innovación Social de la Escuela de Negocios de Stanford y directora de operaciones en Juma Ventures
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Primavera 2023.
- Traducción de Leslie Cedeño
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