Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición otoño 2020.
El 9 de junio de 2016, a Deston “Nutter” Garrett, de 19 años de edad, le dispararon en su casa en el vecindario de Oak Park en Sacramento, California. Estaba con un amigo y se pelearon por un video de Youtube.
“Nutter veía a este amigo como su hermano mayor y yo lo veía como mi hijo,” dijo la madre de Garrett, Tanya Bean-Garrett. “Fue una discusión que se salió de control y a mi hijo le tocó el peor final.” Nutter murió dos días después en el hospital. Él fue uno de ocho adolescentes que murieron por homicidio ese año —y uno de 114 adolescentes muertos por homicidio entre 2007 y 2017— en el condado de Sacramento.
Al inicio de 2018, hubo un cambio en esta tendencia. Por dos años, hasta enero de 2020, cuando a un chico de 16 años le dispararon y murió en West Sacramento, hubo cero homicidios de jóvenes en el condado de Sacramento.
El crédito de este cambio se le atribuye a una coalición que ha dado prioridad a los siete vecindarios más marginados de Sacramento: Arden-Arcade, Oak Park, Del Paso Heights/North Sacramento, North Highlands/Foothill Farms, Fruitridge/Stockton, Meadowview y Valley Hi. La coalición está conformada por la Sierra Health Foundation, la ciudad de Sacramento y un consorcio de socios de la Black Child Legacy Campaign (Campaña del legado de los niños negros, BCLC por sus siglas en inglés), quienes han trabajado en conjunto para disminuir la violencia comunitaria por medio de la intervención, educación y una variedad de programas.
BCLC, quien dirige esta coalición, es un movimiento basado en la comunidad que tiene el objetivo de reducir entre un 10 y 20% las muertes de niños negros en el condado de Sacramento para el año 2020. Establecido en 2013 por la Steering Committee on Reduction of African American Child Deaths (Comité directivo para la reducción de las muertes de niños negros) y gestionado por la Sierra Health Foundation, BCLC se enfoca en cuatro factores que desproporcionadamente causan la muerte de niños negros: afecciones perinatales; muerte súbita del lactante; abuso y negligencia infantil, y homicidios de terceros.
Podría decirse que el mayor éxito de BCLC es su esfuerzo por erradicar los homicidios de jóvenes en esos siete vecindarios mediante su iniciativa Healing the Hood. Desde su lanzamiento en julio de 2018, después de un año de terrible violencia, Healing the Hoods ha apoyado a aproximadamente 105 jóvenes en situación de alto riesgo para protegerlos contra la violencia al ayudarlos a crear caminos hacia una vida mejor.
“Esos homicidios por violencia armada arrancan el alma de la comunidad,” comentó la directora de proyecto de BCLC, Kindra Montgomery-Block. “Así que necesitábamos movernos rápidamente para diseñar una estrategia que profundizara en los vecindarios y nos alineara con parte del trabajo que ya se estaba realizando allí y que era bueno.”
Una intervención en la comunidad
En 2017, la Sierra Health Foundation Center —su rama sin fines de lucro— solicitó fondos para asignar más recursos a la prevención de la violencia comunitaria, la cual operaría por medio de una nueva iniciativa: el programa Healing the Hood.
Una cantidad significativa de financiamiento provino de la Board of State and Community Corrections (BSCC por sus siglas) de California. Además, su programa California Violence Intervention and Prevention (CalVIP por sus siglas) otorga subvenciones a organizaciones comunitarias en ciudades que se ven desproporcionadamente afectadas por la violencia. La Sierra Health Foundation realizó la solicitud y recibió la cantidad máxima que da la BSCC (500,000 de dólares) y, con ello, creó Healing the Hood.
“BCLC tiene los dólares del condado, los cuales han sido $1.5 millones al año durante los últimos cinco años. [El] CalVIP fue una subvención de 500,000 de dólares y es una correspondencia de 1:1,” explicó Montgomery-Block. “Así que usamos esta subvención general para apoyar este nuevo trabajo de prevención con el que se interviene en la violencia de pandillas.”
El haber logrado acabar con los homicidios de jóvenes negros durante este periodo de dos años recayó en individuos de los vecindarios, quienes podían actuar como trabajadores de intervención comunitaria (CIW por sus siglas en inglés), en personas como Bean-Garrett, quienes conocen este tipo de violencia de primera mano.
“Ha habido muchas cosas que hemos hecho, pero nada más importante que nuestros trabajadores de intervención comunitaria,” dijo Montgomery-Block.
Los CIW son los ejes del programa. Ellos son “reconocidos [o tienen credibilidad] en las comunidades y cuentan con la confianza y el respeto de las personas con las que es difícil sentirse cómodos,” explicó Chet Hewitt, presidente y director general de la Sierra Health Foundation.
Como parte esencial de Healing the Hood, ellos dirigen programas y servicios vecinales que incluyen capacitaciones laborales, programas para estudiantes que se han metido en problemas en la escuela, servicio comunitario, manejo de casos y mentorías, además de una serie de otras actividades. Hewitt comentó que es la combinación de la capacitación, la experiencia y el conocimiento que tienen los CIW lo que alienta a los jóvenes a confiar en el programa y a sacar provecho de lo que ofrece.
Para identificar qué jóvenes son los que podrían beneficiarse de estos servicios, la BCLC recibió referencias de una serie de fuentes, incluidas las fuerzas de seguridad y las escuelas. Algunas de las personas jóvenes que son difíciles de alcanzar, en términos de conexión y confianza, posteriormente son dirigidas a “una especie de intermediario cultural,” atestigua Montgomery-Block. “Alguien que haya vivido cierta experiencia, un mensaje comunitario”, alguien quien puede servir como un tipo de mentor para que guíe a los jóvenes a través de las ofertas del programa.
Para fortalecer el potencial de alcanzar a la juventud, Healing the Hood estableció, en estos siete vecindarios, lo que llaman “estaciones remotas”u oficinas de campo. Estas oficinas son atendidas por individuos listos para ayudar a los jóvenes necesitados, incluyendo a oficiales de libertad condicional, trabajadores de elegibilidad, trabajadores de servicio social de protección infantil, enfermeras, asistentes para el embarazo y una agencia de capacitación laboral. “Se trata de poner las manos de todos alrededor de una persona joven y descubrir formas para crear caminos que lleven al éxito,” explica Montgomery-Block.
Bean-Garrett recuerda cuando su vecindario era seguro y las líneas que estratifican a la comunidad, principalmente marcadas por las pandillas, no existían. “Antes podíamos ir a diferentes vecindarios y a diferentes escuelas de danza,” comentó ella. “Pero ahora ya no se puede tener nada de eso por el territorialismo.” Ella tiene la esperanza de que el trabajo que la BCLC está haciendo ayudará no solo a frenar la violencia actual, sino a allanar el camino hacia un futuro más brillante y seguro. “Con [BCLC] podemos unir estas diferentes comunidades y a estos diferentes jóvenes,” añade. “Y lo que pasa [es que] cuando se conocen, van a preguntar: ‘¿Por qué es que tenemos que estar en guerra uno contra otro? Ese era el chico que estaba en ese juego de sóftbol.’”
Hewitt conoce la importancia de personas como Bean-Garrett para reducir con éxito el número de homicidios juveniles. “Uno de nuestros oficiales electos dijo, ‘Oh, es solo buena suerte y supresión policial,’ y yo te diré que eso no es lo que ha sido,” dijo Hewitt. “Ha sido una combinación de intervenciones que no solo se enfocan en reducir la violencia armada; es claro que eso es una parte importante, pero nos hemos enfocado en lograr que las personas adquieran un sentido de autosuficiencia y un camino para prosperar.”
Bean-Garrett subraya ese punto y articula las causas fundamentales del mismo: “Estos son niños que no tienen una vida; vienen a la escuela para conseguir una. Estos son niños que tal vez no coman durante todo el fin de semana; estos son niños que tal vez conozcan a alguien que fue asesinado; estos son niños que tal vez estén lidiando con algún tipo de violencia doméstica. Si les fallamos a estos niños,” comentó, “¿A quién tienen?”
Nuevos desafíos, misma meta
Cumplido el objetivo de 2020 de Healing the Hood justo cuando concluye la primera ronda de financiamiento de CalVIP, Hewitt y su equipo están de nueva cuenta en el proceso de solicitar la subvención de CalVIP, así como de solicitar otras subvenciones.
“Esperamos que los datos hablen por su cuenta,” comenta Hewitt sobre la promesa de la segunda subvención de CalVIP. “Pero la esperanza no es una estrategia. Estamos planeando, dado nuestro éxito, que esto es lo que realmente sucederá. Pero si no, volveremos a nuestras filantropías y les mostraremos lo que fuimos capaces de lograr. Iremos de nueva cuenta a las ciudades, iremos de vuelta a los condados, a las personas que se han asociado con nosotros, y los alentaremos para que también aporten más fondos.”
Originalmente, BCLC era un compromiso financiero de cinco años para el condado y, bajo circunstancias normales, la organización habría tenido que volver a presentar su solicitud en marzo. Sin embargo, debido a la COVID-19, a BCLC se le concedió un año de prórroga, lo que ha sido de gran ayuda para mantener su trabajo.
Con la llegada de la COVID-19, han surgido nuevos problemas en Sacramento los cuales Sierra Health Foundation y BCLC están tratando de resolver. “La red de BCLC está brindando respuesta a las familias y jóvenes vulnerables ante la crisis,” dice Montgomery-Block sobre los cambios realizados para navegar en su comunidad ampliada de Sacramento a través de la pandemia. “En este momento, todos se han convertido de manera importante en personal de respuesta a las crisis.”
“Las comunidades en las que nos hemos centrado, donde los problemas eran muy desafiantes y preocupantes, ahora se han agudizado,” explica Hewitt. “Los problemas relacionados con los indicadores de la salud —como las tasas de asma, diabetes e hipertensión, que encuentran su ímpetu sociológico en la vivienda deficiente, la mala calidad del aire y, a veces, una densidad inusual dentro de los hogares porque las familias están compartiendo espacios— han hecho que la COVID-19 sea aún más efectiva como agente de morbilidad y mortalidad.”
Desde el punto de vista operativo, el personal y los voluntarios están ahora en total disposición para ayudar con los apoyos de emergencia y los fondos para prestar servicios a la comunidad de BCLC. La Sierra Health Foundation se ha enfocado principalmente en proveer comida y ayuda monetaria. “Hemos lanzado tres fondos: Donate4Sacramento, Donate4NorCal, San Joaquin Valley Health Found,” dijo Hewitt. “Hemos recaudado casi 5 millones de dólares, los cuales hemos puesto en las manos de las familias. Estamos trabajando con United Way y hemos transferido algunos de los recursos que recaudamos para ellos, y están haciendo pagos de 400 dólares a más de 200 familias. Hemos reabastecido los bancos de alimentos para comprar cajas de alimentos con las que se podrán alimentar a 2,000 familias a la semana durante las próximas ocho semanas.” La organización también se está enfocando en ayudar a la población de inmigrantes, quienes no son elegibles para los programas de asistencia federal.
A pesar de la confusión provocada por la pandemia, solo ha habido dos homicidios de jóvenes en el condado de Sacramento en un lapso de dos años y medio, incluso cuando las oportunidades de ayuda en persona han disminuido. La gente joven que estaba siendo dirigida antes del coronavirus continúa siendo guiada y los CIW todavía están trabajando. “El objetivo se mantiene igual,” comenta Montgomery-Block, independientemente de la pandemia. “Detener las muertes de jóvenes a causa de la violencia armada. Ninguna muerte de jóvenes por violencia con armas de fuego equivale al éxito.”
- Elena Sheppard (@eleshepp) es una escritora de Brooklyn. Para saber más de trabajo en elenasheppard.com.
- Traducción del artículo Saving Black Youth por RNH.