Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2020.
Sarah Price, voluntaria del grupo australiano de rescate de animales silvestres, WIRES (por sus siglas en inglés, Servicio de información, rescate y educación de la vida silvestre en Nueva Gales del Sur), sostiene en una “bolsa para crías” improvisada a una cría de canguro lastimada, en su casa a las afueras de Sídney. Es muy probable que los padres de esta cría hayan perdido la vida en los incendios.
Los devastadores incendios forestales que asolaron 15.6 millones de acres en las regiones del sur y el este de Australia, provocaron la muerte de al menos mil millones de animales, según cálculos conservadores.
Un récord de donaciones de todo el mundo está llegando a organizaciones sin fines de lucro como WIRES, la World Wildlife Fund-Australia, Kangaroo Island Wildlife Park, y el Koala Hospital en Port Macquarie para ayudar a los animales sobrevivientes. Tanto los donantes como los voluntarios comprenden que los humanos no son los únicos refugiados de la creciente crisis climática. —MARCIE BIANCO
- MARCIE BIANCO editoria en SSIR
- Traducción del artículo Climate Refugees por Leticia Neria.