Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición Invierno 2021.
Una organización alemana sin fines de lucro ayuda a exmusulmanes buscando asilo a refugiarse de la persecución religiosa.
Cuando Worood Zuhair renunció al islam, su hermano amenazó con matarla. “Sabía que lo haría”, dice Zuhair. En una ocasión anterior la había golpeado tanto que le rompió la espalda. “Así que hui”. Zuhair dejó su hogar en Karbala, Irak, en mayo de 2015. Se ocultó por varios meses en casas de acogida en Turquía y, después, en Portugal, pero de poco sirvieron porque seguía rodeada de musulmanes que la acosaban y amenazaban.
En febrero de 2016, una amiga le contó de Rana Ahmad, una refugiada saudita viviendo en Alemania que ha dedicado su vida a ayudar a exmusulmanes forzados a escapar de sus hogares.
“Le envié un mensaje a Rana y le pedí ayuda”, dice Zuhair. Ahmad le compró de inmediato unos boletos de tren para viajar de Porto, Portugal, a Colonia, en Alemania, donde Zuhair ha vivido como refugiada desde septiembre de 2016. La bióloga de 33 años sabe que nunca lo hubiera logrado sin la ayuda de Ahmad.
Aproximadamente un año después de ayudar a Zuhair, Ahmad cofundó Säkulare Flüchtlingshilfe, Asistencia a Refugiados Ateos (ARR por sus siglas en inglés), una organización sin fines de lucro. Lo hizo junto con Stefan Paintner y Dittmar Steiner, dos alemanes residentes de Colonia, a quienes Ahmad conoció gracias a su activismo. La ONG tiene como base Colonia, pero ya cuenta con sedes a lo largo del país, en Hamburgo, Stuttgart y Múnich, además de otra en Viena, Austria, y juntas han ayudado a más de setenta refugiados de quince países a encontrar santuario en Europa.
Los ateos representan una creciente minoría entre los refugiados de países islámicos que han emigrado a Europa. Cientos de personas como Zuhair huyen de sus países por miedo a la persecución de sus familias y al procesamiento judicial del gobierno. Doce países islámicos, incluido Irak, de donde procede Zuhair, castigan la apostasía con la pena de muerte. La blasfemia también merece la pena capital en otros seis países, de acuerdo con el reporte “Libertad de pensamiento” emitido en 2019 por la ONG Humanists International.
Pero los problemas para los exmusulmanes no terminan al llegar a Europa. Si se descubre su ateísmo en los campos de refugiados, corren el riesgo de ser torturados y agredidos por otros residentes musulmanes. La mayoría vive con un miedo constante de que su paradero sea filtrado a la familia o a la embajada, pues entonces podrían ser encontrados y asesinados.
Ahmad ha sufrido estas formas de violencia. En 2015 se fugó de Riyadh, Arabia Saudita, para alejarse de su familia musulmana fundamentalista y de la represión de los derechos de la mujer por parte del islam. Ahmad, de 35 años, llegó a Alemania a finales de 2015 y pasó los primeros seis meses en un campo de refugiados a las afueras de Colonia, en donde fue continuamente acosada por otras mujeres musulmanas por no rezar diariamente ni ayunar durante el Ramadán. Cierto día, una mujer musulmana la agredió por vestir pantalones cortos y una camiseta. “Me sentí muy enojada”, dice Ahmad. “No había huido seis mil kilómetros para estar entre las mismas personas otra vez”.
En las semanas siguientes, se comunicó con Mina Ahadi, exmusulmana y activista iraní, quien fundó el Consejo Central de Exmusulmanes. Esta organización trabaja principalmente con ateos iranís y se enfoca en mejorar el respeto a los derechos humanos en Irán. Ahadi ofreció a Ahmad una plataforma pública para hablar de su experiencia, y fue en este evento que Paintner escuchó el discurso de Ahman y, después, le ofreció en renta un departamento para que pudiera alejarse de la hostilidad del campo de refugiados.
Rana Ahmad, confundadora de Atheist Refugee Relief, habla en un evento en Colonia, Alemania, en febrero de 2020.
Crear comunidad
A pesar de la fortuna de Ahmad al encontrar personas que la ayudaron, también notó que los alemanes tenían un gran desconocimiento de las dificultades sufridas por los refugiados ateos. Más allá de la organización de Ahadi, nadie más ayudaba a los exmusulmanes que recién llegaban de diferentes países para asentarse en Alemania.
Al no haber una “comunidad o red confiable” para exmusulmanes que buscaban asilo en Alemania, Ahmad decidió crear una. Encontró a otros que pensaban similar a ella, como Paintner, quien sentía “un afán por hacer algo por los refugiados” después de que más de un millón llegaron a Alemania en 2015. Paintner es un activista por los derechos humanos y apoya a la fundación Giordano Bruno Stiftung (GBS), en donde conoció a Steiner, un programador computacional. Los dos habían hablado sobre cómo ayudar a los refugiados ateos. El encuentro con Ahmad los orientó acerca de cómo proceder.
“Al conocer a Rana entendí lo sencillo que era para mí ser ateo en Alemania y lo peligroso que era para alguien que renunciaba el islam”, recuerda Paintner. “Rana abrió las puertas para la creación de redes de exmusulmanes en países islámicos y esto facilita conectar con aquellos que necesitan una organización como la nuestra”.
Para finales de 2017, el trío había ofrecido asistencia a siete u ocho personas, incluida Zahair. Usaron su propio dinero para apoyar a más refugiados con comida, vivienda y trámites para el proceso de integración.
Alrededor de esta misma fecha, GBS analizaba la necesidad de tener una organización dedicada a la asistencia de los refugiados ateos. Al ver el trabajo de Ahmad, Steiner y Paintner, la GBS decidió invertir 10,000 euros ($12,000 dólares) en su iniciativa, lo que aseguró el financiamiento necesario para iniciar y registrar a ARR como una ONG.
“La ayuda a refugiados en Alemania es provista, en gran medida, por organizaciones religiosas insensibles a lo que significa llevar una vida secular entre grupos dominados por una religión”, dice Michael Schmidt-Salomon, presidente de GBS. “Por esta razón, con frecuencia no son capaces de lidiar adecuadamente con el trauma de los refugiados sin religión”.
Actualmente, ARR depende del trabajo voluntario de sus 76 miembros, de los cuales 43 aportan una cuota voluntaria mínima anual de 60 euros ($70 dólares). Es gracias a GBS; House of Resources, una organización con sede en Berlín; y otros donadores individuales, que ARR cubre el resto de su presupuesto de gastos, que varía entre 20,000 y 40,000 euros ($24,000 y $47,000 dólares estadounidenses).
Amenazas de muerte
El trabajo de ARR comienza cuando alguien buscando asilo se acerca a ellos. Esta organización sin fines de lucro los ayuda a navegar por el proceso burocrático, un reto tremendo para estos individuos porque la Oficina Federal Alemana para la Migración y los Refugiados (BAMF) no considera la apostasía una razón válida para dar asilo. Lo anterior se acentúa si quien busca asilo proviene de un país considerado seguro o si las autoridades no observan una amenaza severa a la vida o los derechos del individuo.
“Hemos notado que las autoridades de la BAMF no están bien informadas acerca de las consecuencias de abandonar la religión en los países islámicos, probablemente a causa de los pocos casos de apostasía que reciben”, dice Paintner.
Por lo tanto, los intérpretes en la BAMF tienen un rol crucial, pues deben comunicar las historias de quienes buscan refugio con autenticidad y convicción. Sin embargo, algunos refugiados ateos han emitido quejas a ARR sobre intérpretes musulmanes que alteran los hechos debido a un conflicto de interés religioso. “Cuando leí la transcripción alemana de la entrevista realizada a un refugiado en la BAMF, encontré que el interpreté había omitido piezas clave de la conversación”, dice Paintner. ARR ha solicitado a la BAMF la presencia de intérpretes no musulmanes, como parte de una lista de acuerdos y consideraciones para los refugiados ateos.
Yahya Mustafa Ekhou, quien huyó de la República Islámica de Mauritania, ha batallado más de dos años para conseguir asilo en Alemania. Incluso tiene la esperanza de que la fetua emitida recientemente contra él, la cual permite a todo musulmán de su país asesinarlo, pueda ayudar con el trámite. “[ARR] ha explicado el proceso a mi abogado y lo mantiene al tanto de las novedades para fortalecer mi caso, por ejemplo, sobre cómo hace poco perdí mi nacionalidad debido a la fetua ”, dice Ekhou. ARR instruye a los abogados sobre por qué el ateísmo es un motivo creíble para solicitar asilo e informa a los refugiados sobre las leyes alemanas.
Esta organización sin fines de lucro también presenta una carta de respaldo ante la BAMF para fortalecer la solicitud de los refugiados potenciales. “Después damos seguimiento al estatus de la solicitud, para que las autoridades sepan que alguien está velando por ellos”, agrega Paintner.
Para Ekhou, el mayor apoyo de ARR llegó cuando fue atacado en un campo de refugiados a inicios del 2020. Paintner pidió permiso a las autoridades del campo para que Ekhou pudiera mudarse. Después, le encontró una vivienda temporal con otro miembro de ARR. Le tomó a Ekhou casi cuatro meses encontrar un refugio seguro, porque una reubicación definitiva requiere de un permiso especial para quienes están en el proceso de solicitar asilo.
El ataque sufrido por Ekhou no es único y ARR está en negociaciones con las autoridades para cambiar las políticas y así facilitar el traslado de aquellos que son amenazados por otros en los campos.
“Hemos solicitado a las autoridades de migración que, por seguridad, repartan a los exmusulmanes que buscan asilo por diferentes partes del país en vez de amontonarlos en el mismo lugar con sus compatriotas”, explica Paintner.
Una vez que los exmusulmanes salen de los campamentos, ARR solicita a la policía la protección de su información personal para prevenir que las familias, las embajadas o militares islámicos puedan encontrarlos.
Esta medida es particularmente necesaria para refugiados que han adquirido fama como activistas. Por ejemplo, Zuhair imparte conferencias a lo largo y ancho del país y tiene un rol muy activo en redes sociales educando a otros iraquíes en temas relacionados a la represión religiosa y la misoginia. En consecuencia, recibe a diario cientos de amenazas de muerte. ARR ha ayudado a Zahair y a otros activistas como ella con la asignación individual de un oficial de la policía, quien está disponible en caso de necesitar su ayuda.
ARR también apoya a los ateos en busca de asilo de otras formas significativas, aunque en apariencia pequeñas. Los miembros del equipo los acompañan a sus citas para asegurar que cuenten con la documentación apropiada, los conectan con doctores y terapeutas, les consiguen cursos de integración y los ayudan con las solicitudes para alquilar una vivienda.
“Es un alivio saber que cuento con el respaldo de alguien en caso de alguna eventualidad”, dice Mohamed Nofal, ateo egipcio en busca de asilo. ARR le obsequió una computadora portátil porque al llegar a Alemania no contaba con los recursos suficientes para hacerse de una.
La pandemia de COVID-19 ha obstaculizado la reubicación de refugiados, señala Paintner. Tampoco ha habido llegadas de nuevos refugiados en los últimos meses debido a las restricciones de circulación entre países.
A pesar de la pandemia, ARR podría asegurar a mediados de 2021 fuentes de financiamiento que les permitirían aumentar sus operaciones a lo largo de Alemania. “Con más fondos habría empleos remunerados y entrenamientos para las autoridades de BAMF y de los campos de refugiados, así como para políticos y ministros”, dice Steiner. Educar a quienes toman las decisiones sería un gran avance hacia los objetivos de la organización, sobre todo los de validar el ateísmo como una razón para dar asilo y formular políticas de seguridad para los refugiados seculares.
“Conforme crecemos como una sociedad más diversa, debemos trabajar en cómo podemos vivir todos juntos”, dice Paintner.
- Priti Salian es una periodista con sede en Bangalore que ha informado desde India, Alemania y Uganda sobre temas en derechos humanos, justicia social y cultura, con un enfoque en discapacidad, género y envejecimiento. Sus artículos han sido publicados por la BBC, The Guardian, National Geographic, Devex, CNN y otros medios.
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Traducción del artículo Safeguarding Atheist Refugees por Carlos Alejandro Calles Guerra. Novelista y coordinador de talleres de narrativa. Ha sido ganador del Premio Nuevo León de literatura, entre otros reconocimientos. Es profesor en el Tecnológico de Monterrey desde 2008.
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