Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición primavera 2021.
En países a lo largo de África, las condiciones climatológicas extremas —desde sequías hasta lluvias torrenciales que provocan inundaciones y derrumbes— han destruido hogares y cultivos, resultando en hambruna, migración forzada y una creciente falta de vivienda.
A la vanguardia de los esfuerzos para crear conciencia sobre la difícil situación climática en África está Vanessa Nakate, de 24 años, activista en redes sociales y originaria de Uganda. Nakate obtuvo reconocimiento internacional el año pasado después de ser recortada de una foto de la Associated Press que presentaba a jóvenes activistas climáticas en el Foro Económico Mundial 2020 en Davos, de tal forma que en la foto solo se mostraba a cuatro mujeres blancas, incluida Greta Thunberg.
El activismo de Nakate surgió, comenta ella, de la inspiración de ver el trabajo comunitario realizado por su padre a través del Club Rotario local. En 2018, comenzó a investigar los diferentes problemas que afectan a los ugandeses para saber cómo podía contribuir a la sociedad. Se encontró con el movimiento #FridaysForFuture, fundado por Thunberg en agosto de 2018, que inició como un paro escolar para protagonizar una protesta en contra del cambio climático y después se transformó en una huelga que duró semanas frente al Parlamento de Suecia antes de su elección. Otros pronto se unieron a Thunberg y el movimiento se extendió globalmente utilizando el hashtag #FridaysForFuture.
Vanessa Nakate y otros activistas del cambio climático se manifiestan en el suburbio Luzira de Kampala, Uganda el 25 de septiembre de 2020. Foto de Reuters / Foto de archivo Alamy.
“Me enteré de Greta, [quien fue] una muy buena influencia para empezar manifestaciones por el clima”, dice Nakate. “Simplemente sentí que tenía que levantar la voz porque descubrí los peligros del cambio climático. Estaba muy asustada de salir a las calles y empezar a manifestarme, pero decidí que era algo que impacta la vida de las personas y tenía que empezar a manifestarme cuanto antes”.
El 6 de enero de 2019, Nakate salió a las calles y se manifestó en cuatro lugares públicos de alto tráfico. Ese mismo día lanzó su activismo en línea. Ese año, Nakate llevó sus manifestaciones en solitario al Parlamento de Uganda. También organizó limpiezas comunitarias y dio pláticas sobre el cambio climático a estudiantes de primaria básica. Cuando su cuenta de Twitter alcanzó los 20,000 seguidores (tenía más de 180,000 en enero de 2021), Nakate decidió crear Rise Up (Levántate), que tiene como objetivo amplificar las voces de otros jóvenes activistas climáticos en África. Ella organiza las reuniones dominicales de Rise Up por la plataforma Zoom, en las que dialoga con otros activistas jóvenes del continente y planean estrategias para crear conciencia y lograr cambios sociales.
“Lo que me gusta de Vanessa es su consistencia y pasión por la madre naturaleza”, dice Edwin Namakanga, quien administra las cuentas de Rise Up Uganda en Twitter y Facebook. “Ha inspirado a muchos activistas climáticos”.
El poderoso activismo de Nakate en redes sociales inspiró a uno de sus seguidores en Twitter, Tim Reutemann, experto en finanzas climáticas de la oficina federal para el medio ambiente de Suiza, a volverse un patrocinador económico. Hasta ese momento, todos los proyectos comunitarios y en redes sociales habían sido autofinanciados.
En 2019, se asociaron en un proyecto para equipar escuelas de Uganda con soluciones de bajo consumo energético, incluyendo calentadores modernizados para reducir las emisiones de carbono y paneles solares para llevar electricidad a las escuelas. “El proyecto atiende la injusticia más evidente del cambio climático —ayudar a los pobres más pobres a reducir el uso de leña y la destrucción de los ecosistemas que los sostiene”, dice Reutemann.
Inicialmente, Reutemann proporcionó un total de $15,000 dólares para financiar el equipo y remunerar a Nakate por administrar el proyecto. Las mejoras en cada escuela costaron alrededor de $3,000. Nakate empezó una campaña de microfinanciación colectiva en GoFundMe, a través de la cual reunió más de $20,000, incluyendo donaciones de varias empresas pequeñas y de la actriz Angelina Jolie.
Para diciembre 2020, nueve proyectos de escuela en Uganda recibieron nuevos calentadores de bajo consumo y los paneles solares necesarios.
En la escuela primaria Butega, en Mityana, Uganda, no había electricidad previo a la instalación de los paneles solares —las baterías de los paneles permitieron tener clases en las noches y durante la época de lluvias.
“Ha tenido un gran impacto”, señala Watulo Moses, profesor asistente en la escuela primaria Butega. “Ahora, tanto papás como niños están cómodos porque ya hay luz”.
Nakate y Reutemann esperan encontrar un donante más grande para ampliar el proyecto a cien escuelas en un año. Actualmente, hay 25,000 escuelas ugandesas con necesidad de mejoras.
Hay mucho en juego para Nakate, observadores externos señalan. “Puede ser un reto crear un balance entre el activismo en redes sociales y participar en proyectos en lugares físicos, pero creo que es un buen enfoque”, explica Landry Ninteretse, exresidente de Uganda y actual director africano de 350.org, la organización sin fines de lucro de conciencia climática. Él cree que Nakate debe trabajar con líderes de fe, ONG y otros grupos locales para crear un cambio a largo plazo.
“Estoy orgullosa de lo lejos que ha llegado el movimiento Rise Up”, dice Nakate. “Cada persona tiene una luz dentro de sí y la habilidad para provocar un cambio. El truco está en usar tu voz y tu plataforma, no importa lo pequeña que sea”.
- Senta Scarborough (@sentascar) es periodista premiada, productora nominada al Emmy y guionista.
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Traducción del artículo Africa’s Climate Activist por Carlos Alejandro Calles Guerra. Novelista y coordinador de talleres de narrativa. Ha sido ganador del Premio Nuevo León de literatura, entre otros reconocimientos. Es profesor en el Tecnológico de Monterrey desde 2008.
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