Securing Water for Food apoya las innovaciones empresariales destinadas a ayudar a los agricultores de los países en desarrollo a maximizar la producción de alimentos y reducir el uso de agua.
A medida que los monzones anuales de Bangladesh dan paso a la estación seca, surgen grandes bancos de arena cuando retroceden los ríos. Accesibles desde noviembre a marzo, cuando son tragadas por el regreso de las lluvias, estas islas de arena parecieran ser estériles. Pero gracias a lo que el innovador local Nazmul Chowdhury describe como un “momento eureka”, ahora están alfombradas con plantas de hojas verdes, salpicadas por el inconfundible color naranja de las calabazas maduras.
Cerca de 15 000 granjeros empobrecidos y sin tierra, en su mayoría mujeres, cultivan ahora esta tierra que de otra manera sería improductiva, al cavar y rellenar agujeros con semillas de calabaza, composta y estiércol, lo que resulta en alimentos ricos en nutrientes para comer y en excedentes para vender. Chowdhury señala que pronto su ingenioso enfoque “será replicado por al menos dos grandes instituciones gubernamentales” en otras regiones de Bangladesh y, más adelante, “en Nepal, Bután e India”. Se proyecta que beneficie a millones de agricultores, sus familias y a consumidores en todo el sur de Asia.
El éxito de este proyecto, Pumpkins Against Poverty (Calabazas contra la pobreza), sumado a docenas de innovaciones agrícolas en todo el mundo, se debe al apoyo de Securing Water for Food (SWFF), uno de los diez Grandes retos para el desarrollo con los que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID por sus siglas en inglés) y sus socios abordan los problemas globales.
El SWFF, una colaboración entre USAID y sus contrapartes en Suecia, Países Bajos y Sudáfrica, funciona como una incubadora/aceleradora híbrida. Su objetivo es promover productos, técnicas y sistemas innovadores que apoyen la producción de cultivos con uso racional del agua, y que impulsen soluciones a dos de los problemas más urgentes e interconectados: la disponibilidad de agua dulce y la seguridad alimentaria.
Con una población mundial que se estima que alcance los nueve mil millones para el 2050, y con los recursos de agua dulce amenazados debido al cambio climático, la contaminación, la salinización y el agotamiento, producir más comida usando menos agua es indispensable para la supervivencia humana. Sin embargo, el rendimiento de los cultivos está disminuyendo en todo el mundo, especialmente en las regiones más áridas, lo que aumenta la gravedad de la situación y la urgencia de una agricultura más productiva y sostenible.
Los países en desarrollo están en la primera línea de esta crisis, por lo que el SWFF se propuso apoyar y ampliar las innovaciones al servicio de los agricultores de estas comunidades. Ahora, con 40 proyectos en 35 países, el SWFF ha impactado a más de seis millones de agricultores y sus familias, producido más de seis millones de toneladas de alimentos, y ha permitido recolectar y almacenar más de 19 mil millones de litros de agua.
Unir ayuda e innovación
En septiembre de 2013, la USAID y la agencia sueca para el desarrollo internacional se reunieron para identificar los retos más urgentes, y concluyeron que el acceso al agua dulce y la producción eficiente de alimentos justificaban su atención inmediata. Las dos naciones se comprometieron a aportar colectivamente 25 millones de dólares y así crear el SWFF para “ayudar al mundo a producir más comida con menos agua”, explica Ku McMahan, líder del equipo del SWFF en el Laboratorio de Desarrollo Global de USAID. A inicios de 2014, los holandeses se unieron con otros 7 millones, y más tarde ese año, se sumó Sudáfrica.
El SWFF puso en marcha un riguroso proceso para seleccionar a sus primeros 30 ganadores de entre más de 500 innovadores de todo el mundo que buscaban fondos para crecer y ampliar sus proyectos. Según el nivel de madurez de una innovación, el SWFF otorgó entre 500 000 o 2 millones de dólares en el transcurso de un ciclo de financiamiento de tres años a proyectos en todo el mundo.
En vez de seguir el modelo tradicional de ayuda gubernamental, en el que se proporciona financiamiento a los beneficiarios y se les exige simplemente entregar informes de progreso, el SWFF buscó inspiración en otros sitios: incubadoras y aceleradores de empresas. “el SWFF fue inicialmente un experimento”, explica McMahan, basado en la creencia de que “por sí mismo, el financiamiento a subvenciones no iba a ayudar a que avanzaran las innovaciones”, pero el agregar la “asistencia técnica y el desarrollo de capacidades” podría “acelerar el ritmo en que crecían y se ampliaban, así como reducir el número de las fracasaban”.
Su hipótesis resultó ser correcta: aproximadamente uno de cada diez proyectos de desarrollo tiene éxito. A la luz del novedoso enfoque del SWFF, así como su decisión de condicionar el segundo y tercer año de financiamiento a los hitos de crecimiento anual de clientes de los innovadores, el liderazgo del SWFF esperaba una tasa de éxito de entre el 30 y 35 %. Sorprendentemente, el 65 % de los innovadores del SWFF han cumplido o están por cumplir todas sus metas, y casi todos los graduados del SWFF todavía operan de manera sostenible.
Lo que diferencia al SWFF de los modelos de ayuda tradicionales es lo que lo hace tan eficaz. Para preparar a sus innovadores para el éxito, USAID contrató a la consultora de gestión empresarial The Kaizen Company para administrar el Servicio de Asistencia Técnica (AT) del SWFF. Es un sistema diseñado para ayudar a los innovadores a identificar y acceder a apoyo para “superar los retos que inhiben el crecimiento y la sostenibilidad de los ingresos”, dice Kevan Hayes, facilitador de aceleración del SWFF. El Servicio de AT y los innovadores trabajan juntos, con la supervisión de USAID, para determinar qué tipos de asistencia “serán más valiosos para que los innovadores alcancen sus objetivos”, explica Hayes. Después, tras un proceso de licitación formal, se seleccionan proveedores locales para ayudar a los innovadores en una variedad de servicios, como estrategias de marca, marketing, y ventas; desarrollo de modelos de negocio; y planificación estratégica de crecimiento.
Este apoyo sostenido y específico ha demostrado ser eficaz para los innovadores del SWFF. Por ejemplo, el proyecto Pumpkins Against Poverty de Chowdhury inicialmente se fundamentó en un modelo de financiamiento basado en organizaciones de beneficencia. El servicio de AT identificó un modelo empresarial y organizativo que, según Hayes, “daría a la asociación de productores de calabaza [del proyecto] la mejor oportunidad de llevar a cabo una operación sostenible de ingresos y disminuir su dependencia [del] apoyo financiero”. Este cambio fue transformador para Chowdhury, ahora graduado del SWFF, que ha identificado docenas de otros productos agrícolas de alto valor que pueden cultivarse en condiciones igualmente complicadas.
La informática establecida en Sudáfrica Muthoni Masinde, atribuye al SWFF el éxito de su sistema de alerta temprana de sequía, Tecnología de la información y conocimiento indígena con inteligencia (ITIKI por sus siglas en inglés). Antes del SWFF, el autofinanciamiento de Masinde limitaba el despliegue de ITIKI a su propio pueblo, los Mbeere del este de Kenia. La concesión de 500 000 dólares del SWFF a Masinde, junto con una estrategia de marca, ventas y marketing, ha permitido que ITIKI se expanda de Sudáfrica a Mozambique, y ahora está, según ella informa, en “las primeras etapas de la franquicia”.
Uno de los mayores éxitos del SWFF hasta la fecha tiene lugar en la región del Sahel de África Occidental y sus alrededores, donde los agricultores se enfrentan a un grave problema: no hay humedales, saben poco sobre tecnologías del agua y el acceso al capital es muy limitado. Dotada de dos millones de dólares de financiamiento del SWFF y de ayuda para desarrollar su modelo de negocio y forjar las rutas más viables para llegar a sus clientes objetivo, el sistema integrado de acuicultura y producción de cultivos SkyFoz Ltd. ahora alquila estanques y tierras a agricultores en Ghana, Burkina Faso, Sierra Leona, Guinea y, pronto, Liberia.
En solo dos años, SkyFox ayudó a producir cerca de 70 000 toneladas de pez gato y vegetales, que sirvieron a cerca de 75 000 personas. El programa ha beneficiado tan profundamente a sus clientes, extremadamente pobres y en su mayoría mujeres, que SkyFox ha sido invitada recientemente por la Comisión de Valores de Ghana a cotizar en la bolsa alternativa del país (el Mercado Alternativo de Ghana) para pequeñas y medianas empresas. El CEO adjunto, Oliver Ujah, reconoce el apoyo del SWFF para “ayudar a facilitar la asociación y la aceptación de los organismos gubernamentales pertinentes”, relaciones que probablemente resultarán invaluables para el sueño de SkyFox de “poder replicar [su sistema] en cada país de África Occidental entre los próximos cinco y diez años”.
Ampliar el impacto global
Siete años después de que comenzara el experimento del SWFF, McMahan está entusiasmado con el lanzamiento de un nuevo Gran desafío para el desarrollo: Agua y energía para la alimentación (WE4F por sus siglas en inglés). Con un presupuesto más robusto de 61 millones de dólares debido a los compromisos de financiamiento adicionales de Alemania y la Comisión Europea, WE4F se basará en los éxitos del SWFF, que está a punto de concluir, y aprovechará lo que McMahan considera “lecciones aprendidas” para ampliar el alcance global.
Por ejemplo, reconocer que “ser más local es más eficaz” y “conduce a una escala más rápida”, McMahan informa que una novedad clave será la incorporación de “Centros regionales de innovación” en lugares estratégicos en África Occidental, África Oriental, Medio Oriente y el Sudeste Asiático. Uno de los principales objetivos de estos centros es promover un Centro de AT más eficaz y con mayor capacidad de respuesta, al estar más cerca del terreno y más vinculado con las comunidades atendidas.
Los centros regionales también fomentarán el progreso a un nivel superior. McMahan reconoce que “como gobiernos donantes, tenemos un papel que desempeñar”. Al trabajar localmente, menciona, “podremos hace más” desde una perspectiva “política y de defensa”, y en última instancia “tener mucho más impacto”.
Otra forma en la que el WE4F expandirá la huella mundial del SWFF es al financiar y acelerar innovaciones más maduras que están preparadas para una rápida ampliación y financiamiento externo. El hecho de que varias innovaciones del SWFF, incluidas ITIKI y SkyFox, reciban el apoyo al siguiente nivel del WE4F, subraya el legado del SWFF.
También lo hace el impacto continuo de las innovaciones del SWFF alrededor del mundo. Por ejemplo, los agricultores sin tierra que cultivan calabazas en los bancos de arena temporales de Bangladesh han experimentado, según McMahan, “un movimiento significativo … para salir de la pobreza” y han podido comprar tierra, comenzar nuevos negocios y educar a sus hijos. De hecho, informa, las entrevistas con más de 500 agricultores de todo el mundo muestran “consistentemente que cuando los agricultores ganan más dinero, suelen gastarlo en enviar a sus hijos a la escuela”.
Con el WE4F preparado para ampliar el impacto del SWFF, la próxima generación de innovadores está en el horizonte.
Autora original:
- Ariane Sims es la fundadora/propietaria de Seven Generations Law y una escritora centrada en la sostenibilidad, la conservación y la justicia social.
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Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2020.
- Traducción del artículo Driving Water-Scarce Food Solutions por Leticia Neria.
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