Este artículo es contenido original de la revista de Stanford Social Innovation Review publicado en la edición verano 2021.
(Foto de iStock / adamkaz)
En 2018, los progresistas aún se recuperaban de la alguna vez insondable realidad de una presidencia de Donald Trump. Pero fue en ese momento cuando Alicia Garza decidió apostar por la esperanza. Fundó el Black Futures Lab (Laboratorio de Futuros Negros) para centrar las necesidades y demandas políticas de las personas Negras.
“Si hemos aprendido algo de la elección [de 2016], es que los compañeros Negros impulsan el poder político progresista en este país, pero rara vez se benefician de los frutos de nuestro trabajo”, dijo Garza en una declaración de 2018 publicada tras el lanzamiento del laboratorio.
La organizadora, quien lleva muchos años en el Área de la Bahía, ganó prestigio internacional con el movimiento Black Lives Matter, pero quería dar cuenta más directamente de las necesidades políticas de las comunidades Negras. En 2014, Garza tuvo un papel fundamental en convertir la ira pública provocada por los disparos de la policía a personas Negras desarmadas, en una red mundial de organizaciones dirigidas por Negros. El activismo basado en la indignación ante el statu quo tenía ciertamente su lugar. Pero también tuvo su precio. El agotamiento era grande, la energía era baja, y la esperanza de un cambio estructural real podría ser efímera.
La cofundadora de Black Lives Matter, Alicia Garza, ha lanzado el Black Futures Lab con la intención de construir el poder político de la comunidad Negra
(FOTO CORTESÍA DE BLACK FUTURES LAB)
El Black Future Labs tiene como objetivo trabajar con grupos de defensa y legisladores para promover políticas locales, estatales y federales que apoyen a las comunidades Negras. Pero su objetivo real es mucho más amplio: se centra en el horizonte naciente, donde las personas Negras podrían no solo pelear por un mundo libre de violencia policial y oportunidades equitativas, sino ir un paso más allá y verlo, escucharlo y planificarlo. Para imaginar este grupo, Garza y su pequeño grupo de media docena se embarcaron en un ambicioso plan para preguntar directamente a las personas Negras sobre lo que tenían y lo que querían. A esto lo llamaron el Proyecto del Censo Negro.
Aunque no están relacionados con el censo de los Estados Unidos, el Proyecto del Censo Negro tenía un objetivo similar de tratar de capturar la realidad de la vida cotidiana de los Negros en 2018. Si bien no alcanzaron la meta inicial de 200 000 respuestas, las 30 000 respuestas que reunieron fueron instructivas. Con la ayuda del think tank progresista, Demos y la empresa de investigación SocioAnalytica publicaron sus hallazgos en 2019. Una de las conclusiones fue que las personas Negras eran votantes muy comprometidos que estaban altamente involucrados en la búsqueda de soluciones para los problemas más profundos de su comunidad. Eran ignorados con demasiada frecuencia por personas, en su mayoría blancas, que tenían el poder de cambiar las cosas.
Esos resultados iniciales allanaron el camino para el trabajo posterior. En general, el 52 % de los encuestados dijeron que los políticos no se preocupan por las personas Negras, pero eso no detuvo su participación política. En total, casi 3 de cada 4 encuestados dijeron haber votado en la elección presidencial de 2016, el 40 % declaró haber ayudado a registrar a los votantes, y 6 de cada 10 de las mujeres Negras declararon estar comprometidas políticamente. Desde la elección presidencial del 2020, Black Futures Lab ha estado trabajando estrechamente con una red de grupos de defensa y legisladores para ayudar a dar forma a una agenda nacional de justicia racial sobre la ampliación de los derechos del voto y combatir los esfuerzos de supresión de votantes.
El laboratorio está patrocinado fiscalmente por la Asociación Progresista China, un grupo de derecho de los inquilinos y trabajadores con sede en San Francisco. Su trabajo inicial fue financiado por casi una docena de fundaciones, entre ellas las asociaciones Akonadi, Carnegie, y NoVo. En noviembre de 2020, la Fundación William y Flora Hewlett otorgó al grupo 925 000 dólares para continuar su trabajo.
En febrero, mientras Estados Unidos se tambaleaba con una serie de desastres agravados, entre ellos la pandemia de COVID-19 y las mortales tormentas invernales en gran parte del sur de Estados Unidos, el Black Futures Lab publicó un plan denominado el Black Mandate (El Mandato Negro). El plan se enfocó en cómo abordar las crisis concomitantes que enfrenta la América Negra, incluida la continua violencia supremacista blanca, los efectos físicos y económicos desiguales de la pandemia de COVID-19, y los cortes de agua y electricidad por las gélidas temperaturas en gran parte del sur. Ese plan incluye la ampliación de los pagos a la Seguridad Social, la reducción de la deuda, la distribución equitativa de la vacuna de COVID-19, y detener las deportaciones. El plan también prevé pagos directos mensuales a los hogares afectados por la pandemia.
“El Black Mandate representa los primeros pasos que nuestros líderes deben dar para comenzar a cumplir su promesa de alcanzar progreso”, menciona Keauna Gregory, directora política de Black Futures Lab.
El optimismo de Black Futures Lab también se expresa en su persistente enfoque en la alegría. El arte y la cultura son clave en su compromiso con las comunidades Negras en todo Estados Unidos, y durante la pandemia el grupo ha organizado proyecciones de películas semanales y bailes virtuales. Después de las elecciones, una invitación reciente lo expresaba así: “¡Los votantes Negros marcaron la diferencia y es porque los organizadores Negros se esforzaron!”.
Ese trabajo, por interminable que parezca, apenas está comenzando.
- JAMILAH KING es una escritora que vive en Brooklyn, reportera de Mother Jones y presentadora del Mother Jones Podcast.
- Traducción del artículo The Black Mandate por Leticia Neria.