Cuando los estudiantes de grupos subrepresentados solicitan becas educativas, se enfrentan a la elección entre las que no tienen restricciones y las dedicadas a apoyar a su grupo demográfico específico. Las universidades y las fundaciones financian estas últimas para atraer a más minorías y a estudiantes de bajos ingresos o desfavorecidos, con el objetivo adicional de ayudar a la universidad a reclutar un alumnado más diverso.
El problema es que cuando hay becas de diversidad, es más probable que los solicitantes pertenecientes a las minorías opten aplicar a estas, incluso si hay becas de mayor cuantía disponibles como becas no restringidas. Un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha encontrado que los solicitantes pueden optar no competir por una beca que ofrece más dinero porque creen que tal vez tienen más posibilidades de ganar una beca de diversidad.
“Las becas de diversidad pueden llevar a los solicitantes de grupos marginados a ser menos propensos a solicitar becas no restringidas, haciendo a esos grupos de solicitantes considerablemente más blancos y más masculinos”, escriben los investigadores.
Tres estudiantes de psicología ––Adriana Germano, Sianna Ziegler y Laura Banham–– y la profesora de psicología Sapna Cheryan realizaron la investigación. Su estudio consistió en cuatro experimentos, uno de los cuales analizaba las becas para minorías raciales y los otros tres se concentraban en las becas para mujeres. Para el primer experimento, las investigadoras utilizaron una muestra de personas pertenecientes a grupos subrepresentados entre los estudiantes universitarios, principalmente autoidentificados como negros, latinos y nativos americanos. A través de una serie de preguntas, los participantes revelaron si eran más propensos a solicitar una beca sin restricciones de mayor cuantía, o una beca de menor cuantía que fuera solo para solicitantes pertenecientes a una minoría o abierta a todo el mundo.
Las investigadoras encontraron que, aunque los participantes preferían solicitar las becas que otorgaban más dinero, era significativamente menos probable que solicitaran la beca sin restricciones mejor pagada cuando la beca más pequeña se presentaba como una beca de diversidad. “Los participantes se sintieron más aptos y con más posibilidades de obtener la beca de diversidad que aquella sin restricciones”, escriben. Los mismos resultados se mantuvieron cuando los participantes eran solo mujeres y estaban considerando solicitar una beca sin restricciones o una abierta solo a mujeres.
El experimento final puso a prueba estos hallazgos en circunstancias reales. Se invitó a mujeres estudiantes a presentar ensayos para un concurso de becas abierto a todos los estudiantes o solo para mujeres, con un premio monetario para los ganadores. En este caso, nuevamente, los resultados fueron iguales a los de los escenarios hipotéticos: “incluso con dinero real en juego y completando solicitudes para becas verdaderas, cuando se ofrecía una beca de diversidad, era más probable que las mujeres dieran prioridad y completaran las solicitudes para las becas de diversidad que para las becas más grandes sin restricciones”.
El estudio evaluó una serie de razones por las que los solicitantes serían más propensos a elegir las convocatorias de becas de diversidad que las abiertas para todos, pero el mejor predictor fue el adecuado, “la percepción de que la beca de diversidad es una buena opción para alguien como ellos”. Esta conclusión se mantuvo incluso cuando se tuvieron en cuenta otras condiciones.
Las investigadoras se interesaron en esta cuestión tras escuchar a sus colegas hablar sobre cómo ellos mismos habían solicitado becas de diversidad en lugar de becas sin restricciones, dice Germano. Ella obtuvo su doctorado en la Universidad de Washington en 2021 y ahora es investigadora postdoctoral en la Columbia Business School. “Teníamos curiosidad por saber si otros solicitantes de grupos marginados tomarían la misma decisión y, de ser así, por qué”, comenta.
Aunque las becas de diversidad claramente están cumpliendo su objetivo de alentar a los solicitantes de grupos marginados a buscar financiamiento para la educación superior, la interacción entre estas becas y las de acceso abierto tiene un impacto, menciona Germano.
“Cuando los solicitantes de grupos marginados son más propensos a postularse a becas de diversidad que a las no restringidas, el grupo de solicitantes de las becas no restringidas se inclina hacia los hombres y los blancos”, afirma.
Al interpretar los resultados, dice Germano, es importante no asumir que los solicitantes de grupos subrepresentados están “tomando la decisión equivocada” cuando eligen solicitar primero una beca de diversidad. En vez de ello, sería más útil pensar en formas de resolver este problema sin que la carga recaiga sobre los solicitantes. Algunas de las ideas que proponen las investigadoras incluyen el “crear una entrada automática en los grupos de becas sin restricciones y de diversidad, y hacer que las becas sin restricciones valoren más explícitamente las experiencias diversas de los solicitantes”.
“Este artículo ilustra de manera convincente la importancia de estudiar las consecuencias de las iniciativas de diversidad bien intencionadas”, menciona Aneeta Rattan, profesora asociada de comportamiento organizacional en la London Business School. “Muestra cómo las organizaciones y las instituciones pueden crear programas que, finalmente, socavan sus objetivos de diversidad”.
Adriana L. Germano, Sianna A. Ziegler, Laura Banham, y Sapna Cheryan, “Do Diversity Awards Discourage Applicants From Marginalized Groups From Pursuing More Lucrative Opportunities?” (“¿Las becas de diversidad disuaden a los solicitantes de grupos marginados de buscar oportunidades más lucrativas?”) Psychological Science, vol. 32, no. 9, 2021.